Un poco
de optimismo agosteño. A pesar de la mala situación política, que
nosotros mismos nos hemos buscado, porque a veces los pueblos se
equivocan, España es extraordinaria, de norte a sur y de este a oeste,
uno de los países con mayor calidad de vida del mundo. Pero preferimos
inventarnos un funeral por fijaciones ideológicas.
El
brillante novelista barcelonés Eduardo Mendoza, el premio Cervantes de
2016, tiene dos registros. En su formato serio ha escrito novelas tan
redondas como La verdad sobre el caso Savolta, su ópera prima de
1975. Pero Mendoza también gasta una veta gamberra y de vez en cuando le
da por el astracán. En 1991 escribió Sin noticias de Gurb, una
hilarante marcianada, donde contaba las andanzas de un par de
alienígenas por la feria de las oportunidades de la Barcelona
preolímpica. Si el marciano Gurb retornase ahora a España, tras 32 años
de ausencia, lo primero que haría es ponerse al día, y para ello le
echaría un ojo a nuestras televisiones y prensa.
La
primera conclusión a la que llegaría el bueno de Gurb es que España ya
no es el paraíso que él conoció. Ahora el país se ha convertido en una
caldera más hirviente que el infierno de Dante, según le cuentan
puntualmente en todas las televisiones unos periodistas y expertos con
careto de máxima alarma. La «emergencia climática» es tal que mientras
los chinos manchan a destajo, los panolis de los españoles tendrán que
pagar peajes en autovías que hoy son gratis, a fin de que utilicen menos
al coche y eviten así la destrucción del planeta Tierra. Al parecer las
temperaturas son increíblemente anómalas en España, prefacio de un
inminente apocalipsis climático, y hasta se registran sequías y
restricciones de agua en algunos puntos del país. Pero Gurb se sube a su
nave, se da unos voltios sobre la Península y sus conclusiones son
asombrosas: en este agosto en el Norte hace ni fu ni fa, como siempre; y
en la España meridional Lorenzo casca sin piedad, como siempre. Por
supuesto, hay restricciones de agua puntuales, sí, como ocurrió tantas
veces en los años sesenta, ochenta, noventa…
Gurb
sigue empollándose la prensa y los telediarios. Cuentan que Eva Amaral,
una cantante que estuvo muy de moda hace unos años y que busca volver a
los focos, se ha despechado en un concierto, en un gran tetazo
reivindicativo para defender la libertad y dignidad de las mujeres
españolas. Gurb, muy preocupado, baja a la calle a echar un ojo,
temeroso de encontrarse a las españolas machacadas por hordas de
machistas ultras, o bañándose en las playas en burkini por imperativo de
un nuevo rigorismo. o enclaustradas en plan pata quebrada y en casa.
Pero lo que se encuentra es con uno de los mejores países del mundo para
ser mujer y donde, como debe ser, disfrutan de idénticos derechos que
los hombres y hacen lo que les da la gana con plena naturalidad.
Gurb
continúa informándose. Otro tema del momento es que el Gobierno de
España depende de un tal Puigdemont, que al parecer es un prófugo de la
justicia española que está escapado en Bélgica. «Un tío que manda tanto
debe tener muchísimo apoyo», se dice un reflexivo Gurb. Pero al estudiar
los datos electorales, el marciano descubre perplejo que el tipo que va
a decidir el futuro de España es un gachó que odia a ese país, que está
obsesionado por destruirlo y que en las últimas elecciones generales,
el 23 de julio, rascó solo 392.000 votos, frente a los ocho millones del
partido que ganó las elecciones, que sin embargo parece ser que no va a
mandar un pijo ni pintar nada. «Curiosa democracia», suspira Gurb.
Las
televisiones le cuentan ahora que Finlandia ha sido elegida por sexto
año consecutivo por la ONU como el país más feliz del mundo, mientras a
España la han colocado en el puesto 37. Gurb, que es un extraterrestre
muy viajado, sabe que eso es una coña marinera, que en Finlandia el
clima es atroz, la tasa de suicidio mucho más alta que en España, la
comida bastante peor; la vida familiar, raquítica y la frialdad
emocional, desoladora. Pero los españoles, que saben que tener buena
opinión de tu país es poco «progresista», se tragan el informe de la ONU
sin pestañear, como si fuese la biblia, y sus medios pregonan que en
Finlandia se vive infinitamente mejor que en terrible España, cuando es
uno de los tres países que más turistas recibe del planeta y el segundo
con mayor longevidad.
Gurb
está decepcionado. Esta España no es la que él conoció a finales del
siglo pasado. Se ha agilipollado y le ha dado por inventar dramas que no
existen, crearse problemas políticos artificiales y no reconocer sus
grandezas, cuando en realidad sigue siendo un país formidable. Así que
se sube a su nave y se da el piro, rumbo a destinos donde la monserga
ideológica no haya acorralado todavía al sentido común.
https://www.eldebate.com/opinion/20230814/cansino-melodrama-regresismo_133886.html
Los alarmistas siguen ganando terreno, lo peor es que quienes los siguen les creen y viven mal y angustiados por lo que pueda venir. Un abrazo Susana!
ResponderEliminarAlgunos niños lo pasan muy mal. Un beso
EliminarEl peor enemigo de España son los españoles, Susana, los que más se dejan oír por todas partes, pero, ya sabes: "mira si es fuerte España que, a pesar de los españoles, el País sigue en pie"
ResponderEliminarDe milagro, diría yo. Un beso
Eliminarhttps://sintrabloguecintia.blogspot.com/
ResponderEliminarblogwalking!
Gurb se comía 100 kilos de churros en una asentada o se transformaba en Marta Sánchez. A mi me encanta Eduardo Mendoza. Leí la ciudad de los prodigios y es una de mis libros favoritos. Seguramente Gurb ya ha regresado a la tierra varias veces con noticias para su planeta. A lo mejor vienen millones de Gurb y nos suplantan a ti y a mi para publicar en nuestros blogs artículos que nos pueden comprometer mientras Susana y Buscador circulan por la galaxia subidos en una nave espacial para no sé que experimento alienígena. Todo puede ser. Mientras sigamos vivos, yo me apunto a esa aventura.
ResponderEliminarUn saludo
Estaría muy bien. Un beso
EliminarViva España! ♥
ResponderEliminarViva. Un beso
EliminarYo quisiera conocer España es un hermoso pais. Te mando un beso.
ResponderEliminarSí que lo es. Muy variado. Un beso
Eliminar