El que escandalice a uno de estos pequeños que creen, más le valdría que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar. Si tu ojo derecho te induce a pecar, sácatelo y tíralo. Más te vale perder un miembro que ser echado entero en la “gehenna”. Si tu mano derecha te induce a pecar, córtatela y tírala, porque más te vale perder un miembro que ir a parar entero a la “gehenna”.

sábado, 30 de septiembre de 2023

Ser conservador o progresista

 Me llega este texto que no tiene desperdicio 


QUÉ SIGNIFICA SER CONSERVADOR Y SER PROGRESISTA.


Según la Secta, un conservador es una persona mala que ha progresado en la vida y que, por puro egoísmo, quiere conservar las cosas tal y como están: inamovibles. El progresista, en cambio, es una buena persona que sólo desea progresar. Progresar él, por supuesto. Y su familia, y sus amigos, y sobre todo sus votantes y trovadores. Pero también desea que progrese la sociedad en su conjunto. 


Yo, lo reconozco, soy un progresista chapado a la antigua, de la época de Marcelino Camacho, de cuando la Caja de Ahorros regalaba cacerolas y el médico te desaconsejaba el tabaco fumándose un puro. Porque para catalogar hoy a alguien de “progresista” debe cumplir, obligatoriamente, algunos supuestos básicos que yo, afortunadamente, no cumplo ya.


Es imprescindible, por ejemplo, que un progresista de ahora sea también nacionalista. Antes, en mi juventud, ser de izquierdas y nacionalista era absolutamente incompatible: por algo nuestro himno se llama “La Internacional”, y no “La Nacional”. Después, al progresar el progresismo progresista, ya fue posible ser ambas cosas a la vez. Más tarde, incluso se hizo obligatorio el “nacionalismo de izquierda”. Y por último, en estos días de absoluto progresismo absolutista, quien no acepte la autodeterminación y la independencia de alguna parte de España para que allí coman aparte, y coman más, y coman mejor, es un fascista de mil pares de cojones. Cagoentóloquesemenea y mitad del cuarto más. Si eso no es progresar, que venga Dios y lo vea.


Para ser progresista en España es imprescindible, además, convertir el Parlamento en una torre de Babel, en una especie de ONU. Al Parlamento, como su propio nombre indica, se viene a parlamentar: o sea, a charlar. Y nada mejor para entenderse que unos auriculares para cada señoría, y un ejército de traductores por cinco millones de euros al año. Eso son, aproximadamente, 76 médicos, o 102 enfermeras, o 203 conductores de ambulancia o 98 maestras. Pero dónde va a parar. Es mucho más progresista que sus señorías progresen en idiomas, que progresar todos juntos en disminuir las listas de espera al especialista, las tardanzas de las ambulancias o las ratios escolares. Cagoensanpitopato.


Ah. No podemos olvidar tampoco que, para ser progresista en España, además de exigir auriculares y traductores en Madrid, debemos sancionar severamente a los comerciantes catalanes que rotulen en español en Barcelona. Es más, si somos dirigentes de un partido progresista español o de un sindicato progresista, habremos de manifestarnos en las calles de Barcelona, cogidos de la mano de Junqueras, para protestar por las clases de castellano en las aulas. Y es que no hay nada más progresista que abominar de Cervantes y cagarse en Sancho Panza. Cagoentóloquesemenea y mitad del cuarto más.


Un progresista fetén debe aceptar, sin abrir la boca, que en el sistema educativo público se lea “La Celestina” para poder sacar conclusiones sobre los derechos LGTBI, y no sobre la literatura del siglo XVI. Un progresista fetén debe aceptar, acríticamente, que en el sistema educativo público ya no se estudie el reinado del fascista Felipe II, ni se hable del genocida Cristóbal Colón. Un progresista fetén debe aceptar que, en el sistema educativo público, el abordaje de la guerra civil se centre en el asesinato del poeta García Lorca, en el problema de las fosas comunes y en los collares de doña Carmen Polo de Franco. A un progresista fetén deben interesarle las ecuaciones diferenciales logarítmicas en la medida que empoderan a la mujer, castigan al heteropatriarcado opresor y ayudan a resolver conflictos en la Alianza de Civilizaciones, pero no en la medida que sirven para construir rascacielos o lanzar cohetes a la Luna. Aunque eso sí: un progresista fetén enviará a su hijo a la mejor enseñanza privada para ahorrarle el bochorno de los disparates que él mismo, su padre, Director General de Ocurrencias, con su progresismo fetén, ha provocado en la enseñanza pública española. Cagoenmismuelas.

Lo que está pasando ahora en España es exactamente igual. Nadie es ciego. Ni tonto. Todos vemos lo que hay: un partido socialista y un partido comunista amancebados con lo más fascista del fascismo catalán, y con lo más fascista del fascismo vasco. Digo con los plutócratas excluyentes de Puigdemont, con los proetarras excluyentes de Bildu y con las locas del coño de Podemos. Lo mismo que cuando Stalin y Hitler se aliaron. Pero el líder de hoy, tan sagrado ahora como entonces lo era Stalin, desde La Moncloa o desde Galapagar, ya sabe bien lo que hace. Y en sus manos me pongo.


¿Pagaremos las consecuencias? Por supuesto que sí. A un precio desorbitado que no quiero ni imaginar. Y cuando digo precio, no hablo sólo de dinero. 


Pero bueno. Hay que llorar con un solo ojo: al menos… no nos gobierna el PP.


Firmado:


Juan Manuel Jimenez Muñoz.

Progresista de los de antes, de cuando los tomates sabían a tomate.

viernes, 29 de septiembre de 2023

Tik tok o Tok tok

 Hay una escena de regreso al futuro en que Doc le da unos golpecitos en la cabeza al protagonista y le dice: Tok tok, ¿hay alguien ahí?. Se refiere a su cerebro. A mí Tik tok me parece también una manera de freírse el cerebro. Ver videos de treinta segundos sobre cosas sin ningún sentido ni importancia te tiene que afectar. Porque hay gente que se pasa así horas y horas y al final no saca ninguna enseñanza, ninguna conclusión. Ha sido como no hacer nada en absoluto.

Por desgracia ahora muchos adolescentes se enganchan al tik tok, y ya no leen, ni hacen ejercicio, ni se relacionan, ni siquiera ven una película. Porque le decía yo a mis hijas el otro día que, incluso de la serie más mala puedes sacar una enseñanza, o del libro más tedioso. Pero, ¿qué puedes aprender de un video de gente haciendo cosas, o animalitos (que conste que me encantan), que no aportan nada a tu vida. Además resulta que la aplicación es china y tal vez precisamente lo que pretenden es eso, que no pensemos.

jueves, 28 de septiembre de 2023

Hicieron llorar a mi hija en la jornada mundial de la juventud

 

(Austin Ruse en Crisis Magazine)-Hace unas semanas, mi hija Lucy recorrió 100 kilómetros del Camino. La experiencia fue transformadora. Todas las fotos que me enviaba eran de alegría, de pura alegría. Tengo una foto de ella bailando en el Camino que me hace llorar cada vez que la miro.

Su grupo estaba formado por unas 100 chicas de Estados Unidos bajo la atenta mirada de las numerarias del Opus Dei. No fue solo un paseo, sino un retiro, algo que nunca olvidará. Había un poco de fervor patriótico. Nuestras chicas agitaban de vez en cuando banderas estadounidenses y coreaban: «¡USA, USA!». Se podría pensar que, en la antiestadounidense Europa, esto no gustaría. Pero no fue así. A menudo recibían grandes sonrisas, cánticos y bocinazos. Quizá no de los franceses.

Su grupo fue a Fátima, donde caminaron de rodillas, en sus rodillas ensangrentadas. Y luego fueron a la Jornada Mundial de la Juventud en Lisboa.

Dice que le encantaron las dos experiencias, pero que le gustó más el Camino. El Camino fue un retiro; fue incluso místico. La Jornada Mundial de la Juventud, bueno, no tanto.

Lo peor de la Jornada Mundial de la Juventud fueron las bailarinas con tops que bailaban al son de música tecno delante del papa. Mi hija estaba realmente horrorizada. 

Y luego vino la vigilia que duró toda la noche. Lucy esperaba pasar horas delante del Santísimo Sacramento y luego, quizá, dormir unas horas. Lo tenía todo planeado. Y entonces, en lugar de adoración toda la noche, sacaron el Santísimo Sacramento y se lo llevaron al cabo de solo treinta minutos. Lucy lloró. Una de los numerarias tuvo que consolarla. De hecho, para entonces, sus emociones estaban a flor de piel por la falta de sueño y el cansancio de haber caminado tanto. Pero estaba realmente destrozada porque se habían llevado el Santísimo Sacramento. ¿Por qué?, preguntó. ¿Por qué lo hacen?

Y entonces, ocurrió algo verdaderamente espantoso; sustituyeron el Santísimo Sacramento por un documental propagandístico sobre el «cambio climático». Sí, el cambio climático. Propaganda de izquierdas a todo volumen. Mi hija y las demás estaban horrorizadas. ¡Qué oportunidad perdida de tener el Santísimo expuesto en compañía de más de un millón de jóvenes durante toda la noche! A pesar del estruendo de la propaganda se durmió, pero un sacerdote DJ la despertó horas más tarde. Vale, le gustó el sacerdote DJ. 

Hemos visto informes de cómo el Santísimo Sacramento fue maltratado en la Jornada Mundial de la Juventud, prácticamente de forma sacrílega. Un sacerdote que conozco dice: «Realmente no es posible tener una misa reverente para un millón de personas».

Un colega mío llevó a un grupo de jóvenes de Nueva Jersey a Lisboa, y le impresionó la falta de respeto general que vio entre los jóvenes. Estaba claro que no se había hecho ningún esfuerzo por generar una atmósfera de reverencia. Al igual que el maltrato del Santísimo Sacramento, esto es culpa de quien lo organizó. Podría haber habido un ambiente respetuoso si los organizadores lo hubieran querido y fomentado. Parece que no fue así. Mi hija dijo que parecía que querían una rave católica. 

Mi hija dijo de las bailarinas en top: «Esto no es lo que quiere la juventud. Esto no representa adecuadamente a la juventud ante el Ppapa». Era como si el tío de alguien intentara ir a la última para los niños. Es vergonzoso para todos los que están implicados.

Mi colega dijo que la mejor Jornada Mundial de la Juventud a la que asistió fue la de Colonia (Alemania), presidida por Benedicto XVI, y que, después de su partida, hubo adoración durante toda la noche con un millón de jóvenes. Fue increíble.

¿Por qué esta gente tiene tan poco respeto por los jóvenes? ¿Creen que los jóvenes no quieren más que bazofia?

Nos preocupa, por supuesto, que el próximo Sínodo esté siendo organizado -si no exactamente por las mismas personas- exactamente con el mismo espíritu. Ves el logo del Sínodo y lo infantil que parece todo; lo dolorosamente moderno que tu tío está tratando de ser para los niños, llevando patillas y pantalones de campana, siendo guay.

Me hago eco de quienes dicen que esto huele bastante a las «pancartas de fieltro y las guitarras» que creíamos extinguidas hace unas décadas. Es casi como si no creyeran en la Presencia Real, o se avergonzaran de la Presencia Real y otras prácticas apestosas que antaño cautivaban a nuestra fe y a los fieles.

Mi hija ha tenido un viaje transformador a Europa, en el que ha recorrido el Camino y en el que ha salido de la Jornada Mundial de la Juventud solo ligeramente magullada, pero todavía encendida por la fe. Los mediocres que la han organizado no han podido apagar ese fuego, por mucho que lo han intentado.

 https://infovaticana.com/2023/08/27/hicieron-llorar-a-mi-hija-en-la-jornada-mundial-de-la-juventud/

miércoles, 27 de septiembre de 2023

Rusofobia e hispanofobia

 Luis Fraga 17 de agosto de 2023


Dos historias que corren casi paralelas, dos leyendas lanzadas contra dos grandes naciones... desde prácticamente los mismos 

Quienes visiten la biblioteca del Monasterio de El Escorial pueden ver, cerca del retrato de la bella Isabel de Portugal, varios mapas de Eurasia del siglo XVI y anteriores. España entonces dominaba el mundo, y se entiende que en la más rica biblioteca del Imperio estuviesen los mejores mapas de lo que entonces era el mundo cartografiado. Busque, quien quiera, Rusia en esos mapas de el Escorial. No la encontrará. Se ve, en cambio: “Tartaria”. A los rusos que visitan esa biblioteca esto les hace mucha gracia.


¿Rusofobia? No. No había rusofobia en el siglo XVI porque lo que hoy conocemos por Rusia no existía. Había, en cambio, una fortísima hispanofobia alentada por holandeses, ingleses y franceses, a la sazón los enemigos de España. Hispanofobia. Una Leyenda Negra creada por un solo motivo: que España era la potencia dominante en el mundo y que, además, defendía la fe de Roma frente a las dogmáticas herejías anglo-teutónicas contra Roma que habían surgido en el peculiar (y más tarde demasiado prepotente) Norte de Europa.


Sabido es que la Leyenda Negra sobre España es, sin duda, la primera y más intensa y prolongada operación de propaganda internacionalmente orquestada contra una gran nación. Campaña que duró varios siglos e incluso se mantiene en la actualidad, empujada por Hollywood y los medios anglosajones, contra todo lo hispano en Hispanoamérica, la heredera de España. Pero esa hispanofobia, esa guerra cultural de siglos contra todo lo hispano, ha tenido éxito. Y, lo peor, hasta algunos españoles descerebrados (y hasta algunos rusos o ucranianos descerebrados, o diversos necios en otros países) han acabado por creerse todas las mentiras vertidas contra España y todo lo hispano.


Mentiras, en efecto. “España fue brutal, sanguinaria y genocida”, dicen los propagandistas. Falso del todo. España creó su imperio sobre la idea del respeto a los habitantes locales de las tierras conquistadas. ¿Genocidio? Los españoles nos supimos mezclar, en ejemplar mestizaje y en plano de igualdad, con los habitantes locales. En cambio, el genocidio norteamericano sobre los indios de América fue real. O el genocidio inglés en la India y Asia. O el más cruel genocidio de todos: el de Bélgica en el Congo.


Mientras tanto, España creaba universidades y hospitales e instituciones de Justicia en unas Américas que nunca fueron colonias (como sí lo fueron las de belgas, holandeses, británicos o franceses), sino virreinatos de verdad, al noble y sólido estilo de la ejemplar Roma, con igualdad de derechos en ciudadanía compartida con las nuevas Españas. Mientras, en la metrópoli de la Península se desarrollaban grandes controversias intelectuales (embrión de lo que luego se llamó “derechos humanos”) sobre el trato a los nuevos españoles allende el océano. Y cada virrey, gobernador o alcalde que regresaba de América era sometido a riguroso “juicio de residencia” a su llegada a lo Península para comprobar su rectitud en el trato con la gente en sus respectivos virreinatos. Un montón de basura y de mentiras: en eso consiste la intensa campaña de hispanofobia que urdieron durante siglos los enemigos de España y en especial los anglosajones.


Y ahora le ha tocado el turno a Rusia. Desde la leyenda negra contra España, nunca en la historia se han vertido contra una gran nación tantas mentiras, difamaciones y falsedades como en nuestros días contra Rusia. Con una diferencia, por lo menos: todo se acelera con la importancia decisiva de las nuevas tecnologías informáticas, con el cine, los medios televisivos y la prensa escrita controlados por los actuales grandes grupos anglosajones. En Hollywood la manipulación es constante: siempre los rusos (o los hispanos) son los malos de la película. En las redes sociales, sucede algo parecido, aunque en ellas Rusia (y también España) se defiende algo mejor. Y de los medios mainstream mejor ya ni hablar: es vergüenza ajena lo que uno siente ante la inmensa manipulación para bobos que ejercen sin rubor, con sus mensajes y su propaganda constantemente vomitados.


Orígenes de la rusofobia


Pero ¿de dónde sale tanta rusofobia? Volvamos por un momento a la biblioteca de El Escorial. “Tartaria”, se lee allí para el lugar geográfico que ahora ocupa Rusia. Pero mientras Felipe II construía su monumental monasterio y palacio, Rusia (entonces no se llamaba así, sino que su nombre era Principado de Moscú) invade la verdadera Tartaria musulmana de los tártaros. Y lo hace con Iván IV, el Terrible. Terrible, cruel y brutal, en efecto, pero uno de los más grandes zares que Rusia ha tenido. Un zar que, como nosotros los españoles en la Reconquista contra el Islam, vence a los musulmanes tártaros (a los de Kazán, pero también a los de Crimea), inicia la expansión a Siberia y construye la bellísima catedral de San Basilio, esa de vistosos colores, símbolo de Moscú, que vemos en las postales de la Plaza Roja.


¿Empieza entonces la rusofobia? Tal vez sí, pero de modo incipiente, y no porque Iván fuese terrible, sino porque Rusia empezaba a hacerse grande. Iván el Terrible fue cruel, excesivo, desequilibrado y brutal; asesinó o encarceló a la mayoría de sus múltiples mujeres, mató a bastonazos a su propio hijo y heredero, y era su costumbre decapitar, empalar o torturar hasta la muerte a sus enemigos internos y prisioneros de guerra. Pero, salvo algunas crónicas antirrusas de aquellos países o etnias a las que Rusia había derrotado en batalla, apenas surgió entonces una gran operación de propaganda contra Rusia. ¿Por qué? Porque Rusia, con todo, poco contaba en Europa. Se expandía hacia Asia. Eso en Europa no importaba.


Mientras tanto, España crecía y se consolidaba en América y el Pacífico (en competencia con ingleses, franceses, holandeses y portugueses), defendía sus territorios europeos y guerreaba en Flandes. Y eso sí que preocupaba a ingleses, holandeses y franceses, que urden mediante la Leyenda Negra la inmensa propaganda antiespañola. España, a diferencia de Rusia, sí contaba. Y dominaba el mundo. Había que acabar con ella.


La verdadera rusofobia tal vez tiene su primer embrión con los triunfos militares del terrible Iván, pero la verdadera campaña de propaganda empieza a orquestarse siglo y medio después. Es por lo tanto un proceso mucho más reciente. Y, mire usted por dónde, tiene como principales instigadores a los mismos que perpetraron la difamación contra España. Primero, Inglaterra y Francia. A los que en el siglo XX se suman los continuadores y aliados de los británicos: los Estados Unidos.


 ¿Cuándo empieza la verdadera rusofobia? Cuando Rusia empieza a mirar hacia Europa. Es decir, en el siglo XVIII, siglo y medio después del terrible Iván. Reina entonces Pedro I el Grande, el gran reformador y el verdadero padre de la Rusia actual. De hecho, es este zar quien cambia el nombre al Principado de Moscú y resucita “Rusia”, de la Rus de Kiev del siglo IX, y quien moderniza Rusia, la europeíza, funda y construye Petersburgo y traslada la capital desde Moscú a su nueva ciudad. Más cerca de Europa occidental.


El zar Pedro no fue menos terrible que su maestro Iván: Ejecutó a todos los que se opusieron a sus reformas y también dio muerte a su propio hijo, aunque ahora no ya a bastonazos sino a latigazos. Pero, de nuevo, la campaña de rusofobia, que británicos y franceses comenzaban entonces, no se debía al fuerte carácter del zar, sino a sus logros militares, sobre todo cuando en Poltava vence a la entonces poderosísima Suecia.


Subrayemos de nuevo el paralelismo con España. Nuestros enemigos seculares fueron Francia y la Pérfida Albión. Son ellos quienes habían iniciado, dos siglos antes, la campaña de hispanofobia. Y es nuestra nefasta acción defensiva, junto con las traiciones (de Inglaterra, por un lado, y de Francia y de los abyectos Borbones Carlos IV y Fernando VII, por otro) lo que destruyó a España y su Imperio con las guerras napoleónicas a principios del siglo XIX. Pero la campaña antiespañola proseguía, implacable, en un mundo ya dominado por franceses y británicos. Aún les quedaba robarnos Cuba, Puerto Rico, las Filipinas y nuestras islas del Pacífico. Lo harían, casi un siglo después, los sucesores transatlánticos de los británicos.


Con España casi exhausta, franceses y británicos unen esfuerzos contra el nuevo enemigo: Rusia. Ya con Napoleón, éste publica en Francia uno de los primeros fake news de la Historia moderna: un testamento de Pedro el Grande en el que propagandísticamente se refiere un supuesto plan ruso para invadir Europa. El documento era una falsificación. Rusofobia. Por no hablar de los infantiles esfuerzos de los listísimos ilustraditos tipo Diderot, que a españoles y rusos nos calificaban de pueblos “barbaros y soeces” mientras ellos, pomposos poseedores de la verdad, eran la Ilustración que al parecer iluminaba al mundo.


Se intensifica la rusofobia


A partir del siglo XIX todo se intensifica contra Rusia. Motivo: que Rusia ya cuenta en Europa, y mucho. No nos extendamos (sería largo) en la guerra de Crimea. Siglo XIX. Gran traición a Europa de franceses y británicos. Se alían con los otomanos musulmanes para vencer a Rusia. Y lo consiguen, tanto en lo militar como en lo propagandístico.


El siglo XX, el más atroz en número de millones de muertos en todos los tiempos, es esencial para entender la rusofobia actual. Y a franceses (ya en retroceso) y británicos y norteamericanos (en claro ascenso tras derrotar a España en 1898 y robarnos el resto del Imperio) se suma un nuevo enemigo de Rusia: Alemania. Facilita Alemania, en efecto, el regreso del nefasto Lenin a Rusia. Surge el comunismo. Surge la URSS. Guerra Mundial. Alemania se lanza a invadir Rusia. Millones y millones de muertos. Guerra Fría, después. Más rusofobia. Propagandísticas novelas y películas americanas o inglesas sobre espías y conspiradores rusos (los “malos”, siempre) que al parecer pretendían acabar con el mundo. Miedo a la hecatombe nuclear. Proliferación de refugios atómicos. Rusofobia multiplicada por mil.


Implosión de la URSS a partir de 1989 por el sencillo hecho de que el comunismo no funcionaba. Convulsiones en la Rusia de Yeltsin que hacían cantar victoria a los enemigos de Rusia.


Pero no. En esto llega el ahora demonizado Putin. Toma las riendas. Y aquí viene lo significativo: el mundo ha cambiado. Lo domina, tras el desmoronamiento de la URSS, una sola potencia: los USA. Pero Rusia igualmente ha cambiado. Y el tipo de rusofobia, también. Porque si antes la rusofobia, sobre todo con la URSS, se debía al miedo, fundado o no, a que Rusia nos invadiese a todos, ahora los motivos son otros, y tal vez mucho más fuertes y muy distintos, y sin duda también mucho más profundos.


¿Qué ha pasado? Veamos. La hegemonía de los USA tras el hundimiento de la URSS nos llevaba a un mundo unipolar, homogeneizado, que sumisamente se desenvuelve con los valores y principios de los Estados Unidos. Valores y principios hipócritamente usados como arma para asegurar no ya el dominio militar, sino el más importante: el dominio mental. Y eso es lo nuevo.


Rusia, entonces, se niega a pasar por el aro. Ni ideología Trans, ni doctrina LGTBIQ+, ni matrimonio homosexual, ni puertas abiertas para inmigrantes (ya tienen suficiente con los ciudadanos de otras naciones de la antigua URSS), ni wokismo, ni otras invenciones ni puritanismos de las ideologías predominantes en los USA, que con tantos medios apoyan individuos superricos como Soros, Gates, el inquietante Foro de Davos o sus primos Bilderberg y similar caterva de opulentos mercaderes que sólo quieren aumentar su fortuna en un mundo nuevo, el del pretendido Big Reset, al que esos magnates aspiran para agrandar su poder mientras las desigualdades sociales aumentan. Pero Rusia se planta. Renuncia a estas nuevas ideologías. No traga.


Y es que Rusia aborrece todos estos cuentos que no se sabe adónde llevan. Y sigue otro camino: la Tradición. Revolución conservadora. Reconstrucción de iglesias, que se llenan los domingos. Familias tradicionales. Valores tradicionales. Otro camino. Inaceptable para el “nuevo orden mundial” que los USA y sus magnates intentaban imponer. Inaceptable para los grupos mediáticos anglosajones que en el llamado “Occidente” se mueven. Por ello, la rusofobia es más fuerte ahora que nunca. Y ya no digamos tras la invasión de Ucrania. Rusia es ahora el enemigo que batir.


Compleja situación, y ello con una tremenda guerra por en medio ahora en Ucrania. Guerra peligrosísima —por las armas nucleares— que será muy larga. Guerra que, por desgaste en el largo plazo y no por otra causa, se saldará con una derrota del enemigo de Rusia (la OTAN, que no Ucrania) y la posible partición del país.


Y la rusofobia, insistamos, en niveles que nunca hasta ahora se han conocido, ni siquiera durante la URSS y la Guerra Fría.


Todo lo ruso es cancelado. Su música. Su literatura. Estatuas derribadas

Todo lo ruso es cancelado. Su música. Su literatura. Estatuas derribadas. Sanciones por la mañana y por la tarde. Listas negras. Censura en Europa a medios de comunicación rusos, ahora cerrados por decreto. Vuelos cancelados. Negocios y exportaciones prohibidas. Medios de comunicación mainstream en Europa y los USA que un día sí y otro también lanzan mentiras que nadie en su sano juicio puede creerse. Discriminación contra los rusos a la orden del día. Cientos de ciudadanos rusos con sus cuentas bancarias en Europa canceladas o bloqueadas por el único motivo de ser rusos. Un desastre.


Responsabilidades de Rusia


Ahora bien: Rusia también tiene su cuota de responsabilidad en ese desastre. En buena parte, ellos mismos se lo han buscado. ¿Por qué? Porque carecen de lo que en España llamamos “mano izquierda” y los italianos denominan “finezza”. Rusia ni ha sabido ni ha querido mostrar su lado bueno. A su población, gente excelente y nada antieuropea, le cuesta entender que en el Kremlin se hayan cerrado en sí mismos. Herencia de tiempos soviéticos.


Regresemos a la comparación con España. Nuestra nación, tras las convulsiones del siglo XX, supo, con la democracia, desarrollar una ingeniosa política de soft power (factor que Rusia es incapaz de entender) en un mundo que poco a poco va olvidando la Leyenda Negra. Destacan en ello nuestra política en la UE, nuestra cooperación al desarrollo y al fortalecimiento institucional, las Cumbres Iberoamericanas, y la “Secretaría General Iberoamericana” (SEGIB), que propuso y puso en marcha Aznar. España ha dominado, hasta Aznar, la buena tarjeta de visita y de dar una razonable imagen en el mundo. Y también hacia Rusia, por cierto: ningún país en la UE ha apoyado más el que a los ciudadanos rusos se les facilite y hasta se les levante la exigencia de visados, por poner un ejemplo de gesto amistoso hacia Rusia. Gesto no correspondido por Moscú hacia los españoles, dicho sea de paso. Mostrar un rostro amable. Ésa es la clave. Así de sencillo. A Rusia, en cambio, no le da la gana hacerlo. Ése es su talón de Aquiles. Su principal error.


Pese a contar con excelentes diplomáticos, se hacen los antipáticos. Como si estuviesen orgullosos de ello para ejercer de chico malo en el patio del colegio.


“Si no consigues que te quieran, consigue al menos que te teman”, parece ser su máxima

“Si no consigues que te quieran, consigue al menos que te teman”, parece ser su máxima. Enorme despropósito. Hay muchos ejemplos de ello. Recordemos a Iván el Terrible y al cruel Pedro el Grande. Rusia no consigue quitarse de encima el aire a brutalidad que desde sus inicios le ha acompañado. Veamos sus declaraciones públicas en la actualidad: inteligentes, pero innecesariamente agresivas. Veamos su ya mencionada política de visados para europeos: hostil y paranoica y sin mucha cabeza. Veamos su reacción institucional ante la mordacidad antiespañola de los medios estatales rusos en el Golpe de Estado independentista en Cataluña: melifluas obviedades pretendidamente neutras emitidas fríamente desde el Kremlin. Tenues declaraciones que no les ganaron simpatías en España. Berlín, Paris y hasta Washington fueron más contundentes contra el separatismo catalán.


En Moscú no se entiende el soft power. La proyección en el mundo de sus virtudes parece limitada a costosos espectáculos de cosacos, balalaika, coros de monjes, ballet, y toda esa parafernalia. Bella parafernalia, sin duda, pero de escaso rendimiento publicitario. Más hicieron por su imagen en el mundo con el Mundial de Futbol o la Olimpiada de Sochi, eventos deportivos sin embargo ensombrecidos por los casos de dopaje. Pero el soft power es otra cosa. Finezza, repitámoslo, es la palabra italiana que lo define. Saber quién te apoya y quién no, y cuidar más las formas con quienes están contigo. Y explicar mejor las cosas. Y buenas campañas en los medios y en países extranjeros.


Rusia, en suma, tiene su parte de responsabilidad en la rusofobia que ahora todo lo invade. ¿Aprenderá Rusia de sus errores? La esperanza de ellos es ganar esta guerra. Y quien vence, al parecer convence. Pero si aprenderán o no es una cuestión que queda abierta.

https://elmanifiesto.com/mundo-y-poder/273672027/Rusofobia-e-hispanofobia-historias-casi-paralelas.html

martes, 26 de septiembre de 2023

Me doy con un canto en los dientes

 Durante algo más de un año he estado publicando artículos en Forum Libertas. Luego dejaron de hacerlo. Podéis buscarme en la pestaña de colaboraciones. No sé por qué ya no aceptan mis escritos, pero ya me he cansado de intentarlo. He colocado alguno en otros medios. Supongo que pasó mi momento.

Como dice el título, me doy por satisfecha, qué remedio. Los artículos que me sobraban los iré publicando aquí. Al menos he tenido una oportunidad  de difundirlos.  

No es periodismo, Évole, por Eduardo Inda

El fin de los asesinatos de ETA fue una extraordinaria noticia en sí pero nunca se nos ha explicado bien qué pasó, cómo fue, qué se les entregó a cambio para que abandonasen el tiro en la nuca, los coches-bomba, los secuestros, las extorsiones y las palizas. Bueno, las palizas, no, a día de hoy te puede caer una ensalada de palos si circulas con una bandera de España por cualquier localidad del País Vasco o Navarra o si te reconocen como constitucionalista. Sé de qué hablo porque le ocurrió a un servidor en Alsasua con motivo de la entrevista que hice a Pablo Casado en el barucho Koxka en el que propinaron una paliza a dos guardias civiles.

En honor a la verdad tampoco es imprescindible ser un lince para colegir que el fin de los tiros y las bombas respondió a un do ut des de manual: vosotros, ETA, dejáis de matar y a cambio, yo, José Luis Rodríguez Zapatero, os legalizo, os blanqueo y os voy excarcelando como quien no quiere la cosa. Esto último es lo que aconteció con el Tribunal Constitucional digitado por Zapatero otorgando el nihil obstat a la legalización de esa Sortu que era y es lo mismo que Batasuna y Bildu, que eran y son lo mismo que ETA. Los mismos txakurras con distintos collares. Unos mataban y otros relativizaban los asesinatos en las instituciones sufragadas con nuestros impuestos.

Más tarde llegaron las excarcelaciones y ahora los acercamientos de las peores bestias de la banda como Henri Parot, con ocho decenas de víctimas mortales a sus espaldas, o ese más que presunto votante de Pedro Sánchez que es Txapote, el malnacido que secuestró y asesinó a cañón tocante a nuestro santo laico, Miguel Ángel Blanco, a Fernando Múgica y a Goyo Ordóñez, entre otros. Saldrán del hotel rejas más pronto que tarde. Tiempo al tiempo. Lo verán nuestros ojos con una mezcla de rabia e impotencia pero sin una pizca de inocencia. El mérito de esta aberración tiene incuestionables nombres y apellidos: José Luis Rodríguez Zapatero y Pedro Sánchez.

Unos mataban y otros relativizaban los asesinatos en las instituciones sufragadas con nuestros impuestos

Pero como meter en la vida pública a los asesinos materiales o intelectuales de 856 conciudadanos como si nada hubiera pasado cantaba un huevo, se pusieron manos a la obra a una lenta pero incansable campaña de blanqueamiento de ETA que llega a nuestros días con la indigna colaboración de los medios de comunicación de izquierda, extrema izquierda y algunos que se autoadscriben al centroderecha. Por una lado está la hoja de ruta política y por otro la mediática: la segunda limpia el reguero de basura ética, legal y moral que deja a su paso la primera.

Compendio de cuanto afirmo es esa felpudesca entrevista de Jordi Évole al histórico número 1 de la organización criminal, José Antonio Urrutikoetxea, alias Josu Ternera, en NetflixLa plataforma de pago debería haber antepuesto el respeto a los cientos de miles de víctimas de ETA —muertos, heridos, secuestrados, extorsionados y exiliados—, y a los españoles de bien en general, a los descomunales ingresos que generará el morbo de contemplar en acción al hijo de perra responsable de atrocidades como la de esa casa cuartel de Zaragoza de 1987 en la que segó la vida de 11 personas, cinco de ellas niñas. 

Los que mantenemos indeleble en nuestra memoria la imagen de los cinco ataúdes blancos tras el bombazo de Zaragoza ni perdonamos a Josu Ternera ni olvidaremos jamás la indignidad perpetrada por el propagandista de extrema izquierda Jordi Évole. La libertad de expresión es cuasiinfinita pero, como tal, finita. No vale todo. Un malnacido que jamás ha purgado en España sus centenares de crímenes se merece nuestro desprecio, no una charla tan mínimamente crítica o distendida como la que se podría llevar a cabo con Valentí Fuster, el padre Ángel, José Andrés, Rafa Nadal, María Blasco, Penélope Cruz o Juan Luis Arsuaga. 

Un malnacido que jamás ha purgado en España sus centenares de crímenes se merece nuestro desprecio

A mí no me podrá acusar el nuevo amigo del asesino de las cinco criaturas de Zaragoza de no saber de qué hablo porque no he visto pero he oído desde el minuto 1 hasta el 90 esta aberración en forma de tête-à-tête. Y constituye una retahíla de indignas equidistancias entre un asesino en serie y sus víctimas. El colmo de la maldad del charnego indepe de Cornellá lo representa su negativa a llamar «asesino» a su asesino entrevistado. «¿Asesino? No nos corresponde entrar en esas calificaciones», apostilló el periodista en rueda de prensa. Lo califica sencillamente de «militante fanático». 

El atentado de la casa cuartel de Zaragoza, con 11 fallecidos, y el de Hipercor en Barcelona, con 21, deben resultar para Jordi Évole pecadillos fanáticos. Me provoca vómitos escucharlo y más tener que reproducirlo. Especialmente cuando roza el elogio con el capo di tutti capi de ETA: «Es un militante que pone a la organización por encima de todo». El productor de esta entrevista que ningún español decente debería visionar se queda con la cínica condena del asesinato de Miguel Ángel Blanco. Y haciendo las veces de manager de Josu Ternera se permite el lujo de darnos lecciones de deontología periodística: «Ése debería ser el titular».

«¿Asesino? No nos corresponde entrar en esas calificaciones», apostilló el periodista Évole en rueda de prensa

Que Josu Ternera es uno de los grandes representantes del Diablo en la tierra ya lo sabíamos. El sanguinario etarra no se esconde, defiende sus asesinatos o los relativiza al más puro estilo de los jerarcas del nazismo y, consecuentemente, no muestra arrepentimiento ni efectúa el más mínimo acto de contrición. Es despreciable pero no un fariseo. Es malo y lo reconoce. Sus palabras, como era de esperar, son una sucesión de ignominias. Para muestra, un botón: compara los 532 días que pasó bajo tierra José Antonio Ortega Lara con las condenas de prisión de sus correligionarios tras juicios con todas las garantías legales. Ahí va otro: «Los guardias civiles que murieron en atentados de ETA ya sabían su función, ¿no decían todo por la patria?». Vileza nivel Dios, casi tanta como hacer de altavoz de ella. 

Évole puede entrevistar a quien le dé la gana, faltaría más, pero no debe hacerlo a quien se ríe de sus víctimas, a quien jamás ha pedido perdón, a quien banaliza sus atrocidades al más puro estilo Eichmann. Ningún periodista serio y decente se atrevió jamás a facilitar una apología de las cámaras de gas a este indeseable, a Rudolf Hess, a Klaus Barbie, a León Degrelle —el ídolo de Jorge Verstrynge— o, si hubiera tenido posibilidad, al mismísimo Josef Mengele. A los demás apóstoles de Adolf Hitler fue imposible porque, a Dios gracias, fueron ahorcados en el gimnasio del Palacio de Justicia de Núremberg. 

A este respecto no está de más recordar que el Tribunal Constitucional condenó a Degrelle por negar la existencia del Holocausto en una entrevista en la desaparecida revista Tiempo. Los magistrados recordaron que el derecho a la libertad de expresión tiene también su perímetro: permite incluso la mentira o la distorsión de los hechos históricos pero no «los agravios a la dignidad de los afectados». En una democracia de calidad la Fiscalía ya estaría empurando a Josu Ternera por su sinfín de vilezas y la sociedad civil habría puesto la cruz a Évole hace tiempo, concretamente, desde que hizo manitas en directo con otro ex número 1 de ETA, Arnaldo Otegi.

En una democracia de calidad la Fiscalía ya estaría empurando a Josu Ternera por su sucesión de vilezas

En países con un alto sentido de la dignidad, caso de Francia o Alemania, está directamente prohibida la apología del nazismo y los partidos de esta ideología. Y desde luego se persigue sin piedad a quienes trivializan la Shoah o los gulags soviéticos. Aquí Josu Ternera se mofa de las personas que cayeron víctimas de sus órdenes y no pasa nada porque hay que seguir blanqueando a una ETA que, además, ahora es socia preferente del presidente del Gobierno. Concluyo con dos pertinentes preguntas al entrevistador-blanqueador: ¿Harías lo mismo, Jordi Évole, si una de las víctimas mortales de la casa cuartel de Zaragoza fuera tu hijo? ¿Te imaginas cómo se deben sentir los padres —los que sobrevivieron—, los hermanos, los tíos o los primos de esas cinco niñas cuya vida fue arrasada por tu despreciable nuevo amigo? Como tu vesania no tiene límites, imagino que pronto harás un completo a Txapote y a Henri Parot. Pero nunca conseguirás que parezcan hermanitas de la caridad o San Francisco de Asís. Te lo impedirá nuestra memoria histórica.

In memoriam: 

—Silvia Pino Fernández.

—Silvia Ballarín Gay.

—Rocío Capilla Franco.

—Miriam Barrera Alcaraz.

—Esther Barrera Alcaraz.

(Las niñas del cuartel de Zaragoza)

https://okdiario.com/opinion/no-periodismo-evole-infamia-victimas-11613477

 

lunes, 25 de septiembre de 2023

Manual básico para padres

 Ültimamente se lleva mucho que el padre o la madre lleven a su hijo encima con una mochila de bebés. Resulta muy amoroso, pero tal vez no se han planteado que el cochecito es mucho más seguro, porque si se tropiezan y caen, y sobre todo si llevan bolsas, caerían directamente sobre el niño. 

También he visto, padres que le dan instrucciones a su hijo para que cruce la calle corriendo. Eso no se debe hacer nunca, porque un coche que viene deprisa no tendría tiempo para ver a un niño pequeño.

La gente no es muy consciente de lo que poco que dura la infancia y veo a padres que pasean al niño en cochecito pero van mirando el móvil todo el tiempo. Luego echarán de menos esos momentos que no disfrutaron.

Por supuesto, un niño que llora o alborota es muy molesto, pero darles el móvil tiene graves consecuencias físicas y psicológicas Los niños también tienen que aburrirse y aprender a comportarse en sociedad.

Hay madres que amamanta y, en cuanto el bebé empieza a llorar, lo ponen en el pecho. Un bebé llora por muchas razones, no sólo por hambre. Y también es bueno que llore de vez en cuando.

Hemos pasado de un lado a otro. De no hacer caso a los bebés a hacerles demasiado. Son cosas en que antes lo abuelos asesoraban a los padres, pero como ahora la familia no está unida, no sucede como antes.

Sin embargo, el sentido común y el instinto maternal y paternal debería suplir estas carencias, y ante todo, no dejarse llevar por las modas en algo tan importante como la crianza. Los hijos son el mayor tesoro que te da la vida y tenemos el deber sagrado de protegerlos.

sábado, 23 de septiembre de 2023

Alma de cántaro

 Se dice de la persona que es muy inocente. Yo nací así y con el tiempo he intentado firmemente dejar de ser de esa manera, porque no se lleva uno más que decepciones. Pero es inútil, sigo siendo un alma de cántaro. Siempre espero lo mejor de los demás. A pesar de que les vea venir y que note enseguida si algo no concuerda. Aún así espero que sean imaginaciones mías. Quiero ser yo la equivocada. No quiero reconocer nunca que algo va mal.

Creo que no estoy hecha para este mundo. Eso no quiere decir que no tenga culpa. Me enfado, me desespero y he llegado a odiar. No soy un ejemplo a seguir. Si lo llevara con resignación sí que podría presumir de alma pura, pero estoy demasiado quemada. No pretendo que los demás piensen como yo o hagan lo que yo hago. Sólo querría aceptar las cosas como son. Tantos años de psicólogo y todavía no lo he conseguido.

viernes, 22 de septiembre de 2023

El cambio climático y el fútbol

 Hoy nos vamos a dar el gustazo de disfrutar de la libertad de expresión. De gozar con la sensación de ser libres que nos provoca el disentir del nuevo yugo dictatorial que supone el dogma oficial del cambio climático. Y es que tenemos que celebrar por todo lo alto la publicación del libro Premoniciones. Cuando la alerta climática lo justifica todo, escrito por los eminentes profesores Alfonso Tarancón y Javier del Valle, aporta método científico al estudio de las frecuentes modificaciones y variaciones climáticas.

La historia nos enseña y nos habla de la soledad de los científicos que utilizan formas de trabajar que hacen honor a su nombre y actividad. Y que acaban con el consenso preestablecido manteniendo la verdad científica frente a cualquier dogma anterior. Así vimos a Galileo Galilei, padre de la ciencia moderna, condenado por la Inquisición católica italiana a abjurar de sus investigaciones por mantener la teoría de Copérnico de que la Tierra giraba alrededor del Sol. Y al español Miguel Servet, descubridor de la circulación sanguínea pulmonar, condenado a morir en la hoguera por la Inquisición luterana de Calvino; podemos decir que a partir de él, se comenzó a pensar que no se puede ir matando a alguien por sus ideas. Estoy seguro de que los profesores Tarancón y del Valle serán despellejados verbalmente en plaza pública por parte de la inquisición climática, pero deseo de verdad que los males no pasen de ahí y anticipadamente me solidarizo con ellos.
Según las predicciones que hemos estado escuchando, hoy en día por las calles de Alicante sólo debieran pasear las sardinas. Este mismo año, en el carnaval de Venecia todos habrían ido disfrazados de pez, salvo algún original que iría de tortuga. Las Maldivas se han enfrentado al mandato oficial abriendo un nuevo aeropuerto, cuando desde el 2018 íbamos a poder acceder solamente en batiscafo. Frente a esas pintorescas premoniciones este libro aporta método científico, seriedad y reclama un debate serio y profesional frente a la creencia impuesta. Pero es que además ofrece conclusiones que todos podemos comprender. Creo que nos parecerá lógico que el sol, su actividad y sus manchas, por ejemplo, sean más influyentes que el hombre en las históricas variaciones climáticas. Y es que al clima desde el inicio de los tiempos le da por ir cambiando.
Pienso yo que si todo esto de nuestra responsabilidad en las modificaciones que nos ocupan fuera cierto, el primer mensaje que nos enviarían las élites y los de las agendas sería: no compren ustedes nada chino, ya que es el país más contaminante. En lugar de eso, llegan con sus jets privados, se reúnen a fantasear sobre el clima frente a un Dry Martini (removido, no agitado) y nos regañan porque vamos en coche y en avión. ¡Oiga, regañen ustedes a China!
Resulta curioso, más bien insultante, que todo lo que tenga que ver con la alerta climática sea financiado con dinero público. No hay calentamiento sin pasta. Estudios, coches, instalaciones de placas solares; lo que sea. Todo se lleva una buena parte del dinero de los ciudadanos. Porque hay que decir que el dinero público es de los ciudadanos. No se puede utilizar como si no tuviera dueño, lo tiene y somos todos nosotros; lo que es público es la plaza en la que me van a poner a caldo por decir estas cosas. Estamos ante una ciencia politizada, con intereses económicos y que ha utilizado datos sesgados en las series estadísticas. En cualquier caso, si no son ciertas las causas atribuidas a un fenómeno, difícilmente pueden ser útiles las medidas implementadas para combatirlo. Salvo que se trate de convertir ese fenómeno natural en un negocio, claro.
Por otro lado, tampoco nos viene mal que la actividad solar, las variaciones en la inclinación del eje terrestre y las oscilaciones de la órbita que describe la Tierra, nos premien con un gradito adicional. Al precio que está el combustible de las calefacciones fruto del disparate energético, hasta se agradece.
Y todo esto nada tiene que ver con la contaminación, contra la que el hombre viene luchando con éxito, desde hace mucho tiempo; con la excepción de China. Es una falsa justificación mercantil, con la que destrozan nuestros campos y, por ende, nuestra fauna. Uno tiene la sensación de que el fundamento de este suicidio colectivo, y por decirlo de alguna forma, es que el portugués que dirige la ONU se ha ido al Algarve, ha metido el dedito en el agua y ha manifestado serio y concluyente:
Epá. Eu acho que isto e moito quente.
Y volviendo al momento de felicitar a los profesores del Valle y Tarancón y de agradecer su seriedad, valentía y honestidad científica, ustedes con toda la razón me preguntarán:
Bueno. ¿Y todo esto qué tiene que ver con el fútbol?
Tengo que responderles que absolutamente nada. Pero tampoco tenemos mucho que ver los hombres con las oscilaciones climáticas y miren la tufarrada que nos dan y lo caro que nos sale el temita.
José Antonio García-Albia
https://www.eldebate.com/opinion/tribuna/20230630/cambio-climatico-futbol_124913.html

jueves, 21 de septiembre de 2023

Lo que ves es lo que hay

 Soy una persona sin dobleces. Digo lo que pienso y pienso lo que digo. Me cuesta mucho mentir y casi nunca lo hago. Lo más que he aprendido con los años es a callarme pero, cuando algo me molesta, se me nota en la cara. Soy un libro abierto. No soporto que hagan daño a algo o a alguien y eso me ha traído muchos problemas en la vida.

Soy de esas personas que piensan que un verdadero amigo es aquel al que le puedes decir todo. Naturalmente  con esa filosofía estoy más sola que la una. Una vez recuerdo que una amiga tenía una niña mayor que pegaba a sus hermanitos pequeños. Se lo dije y no sé más de ella. Dicen mis hijos que es que no sé decir bien las cosas. Afortunadamente  ellos me aguantan igual.

miércoles, 20 de septiembre de 2023

Jmj. La tomadura de pelo sostenible

La tomadura de pelo sostenible ecológico demagógica

El plástico. Qué malísimo según nos explican tan estupendamente los Greta Thunberg de turno. Tan malo, que uno va a cualquier comercio y todo está envuelto en plástico, eso sí, para que se vea su maldad, usted llega a caja, pide una bolsa ¡y se la cobran!. 

El plástico malo. Axioma. No se discute. Tampoco se discute la JMJ de Portugal modélica en su compromiso por la sostenibilidad. ¿Y qué dice el manual de buenas prácticas de la JMJ sobre el uso de plásticos? He conseguido el acceso al manual en lengua portuguesa, que se entiende casi todo. Y en lo del plástico afirma: “Produtos de plástico: evitar a sua utilização e, quando for necessário, preferir os constituídos por plástico reciclado e reciclável. Evitar materiais à base de PVC ou geradores da produção de microplásticos".

El plástico prácticamente demoniaco. Es igual. Llegó el momento de buscar copones para distribuir la comunión en Estoril y, evidentemente de plástico y tapados por film plástico que tiene de ecológico y sostenible lo que servidor de fakir hindú. 

Ya saben que, según la organización, esto se hizo para “transmitir un mensaje de humildad y sencillez". 

Humildad y sencillez. Ya. Los jóvenes han tenido que gastar lo que tienen y lo que casi no para poder llegar hasta Lisboa. Cada joven con su teléfono móvil de última generación. No sé cuántos ornamentos se están confeccionando para los 800 obispos y 10.000 sacerdotes que está previsto que participen en las celebraciones: casullas, mitras, estolas, capas pluviales. Leo también que “se han preparado unos 200 cálices y 6000 píxides para la consagración, la distribución y la conservación del Cuerpo y Sangre del Señor". Me alegro mucho de que se hagan las cosas bien. Sigo leyendo: “Tanto la producción como la confección de los materiales litúrgicos han sido con productos renovales, tal es el caso de la fibra con la que se ha trabajado para la elaboración de las vestimentas, tiene garantía de ser reciclada y es totalmente biodegradable, como el báculo del papa que ha sido hecho con Ébano negro". Son datos publicados por Ecclesia - COPE.

Me parece perfecto. Eso sí, puestos a ser puntillosos, ¿cuántos báculos tiene el santo padre? ¿Otro más para que sea ecológico? Porque leo que el ébano negro es una de las maderas más caras del mundo y, encima, hoy es Clasificada como Vulnerable (VU) en la Lista Roja de la UICN.

Oigan, que a mí me parece perfecto que preparen casullas, cálices, copones, capas pluviales y estolas ad hoc. Encantado con que se preparen altares dignos y los lugares de encuentro se cuiden con esmero. Nada que objetar a que el santo padre lleve el báculo que más le plazca. Pero, por favor, no me cuenten que lo de dar la comunión con boles de Ikea es por sencillez y que todo se hace por respeto a la ecología y apuesta por la sostenibilidad. 

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 https://www.infocatolica.com/blog/cura.php/2308020818-la-tomadura-de-pelo-sostenibl

martes, 19 de septiembre de 2023

El que algo quiere, algo le cuesta

 Éste es un dicho muy evidente. No se puede uno sentar a esperar que las cosas le vengan porque sí. Tiene que poner de su parte. Hay gente que sí que recibe cosas que no ha buscado, pero no son las mayoría. En mi vida, creo que he tenido que pagar por todo lo que he recibido, a veces con sudor y lágrimas. Si me hubiera quedado en mi casa esperando, a estas alturas sería una señora de mediana edad, soltera, sin ingresos y amargada. 

Claro está que algunas de las apuestas que he hecho en la vida no han funcionado y he tenido que dar marcha atrás. Creo que nadie me ha regalado nada. Salvo tal vez mi marido que es el trabajador en nuestra familia. Lo que he hecho en internet ha sido siempre cuesta arriba, acontracorriente, y dedicándole mucho tiempo. El único apoyo que he tenido ha sido psicológico. No ha sido fácil y cada día tengo que volver a empezar, pero son las cartas que me han tocado.


sábado, 16 de septiembre de 2023

Zhao Gao y la leyenda del beso, por Carlos Esteban

 Zhao Gao, primer ministro y hacedor de reyes de la primera dinastía imperial china, los Qin, años después de haber convencido al hijo menor del primer Hijo del Cielo para que alterase el testamento de su padre en su favor, tomó la decisión de acabar con el nuevo emperador y colocar a otro en su lugar.

Pero Zhao no las tenía todas consigo. Había conseguido eliminar a todos sus rivales abiertos; a su cómplice, el anterior canciller, Li Si, le había condenado a la muerte de los Cinco Dolores y había exterminado a toda su familia. Sin embargo, para una operación tan delicada como destronar al propio emperador necesitaba estar absolutamente seguro de la lealtad de todos los ministros de la corte, así que se le ocurrió una curiosa prueba de lealtad. Lo cuentan los Anales del Gran Historiador Sima Qian.

Zhao apareció un día en la corte llevando un ciervo sujeto por unas bridas. Saludó reverente al emperador y explicó que, de camino hacia la corte, había pasado por el mercado de caballos y, viendo un ejemplar tan magnífico, había decidido comprarlo como obsequio para el monarca. Los cortesanos se miraban unos a otros sin entender nada; el emperador soltó una carcajada. «Sin duda mi canciller se equivoca al llamar ‘caballo’ a un ciervo». Pero Zhao insistió en que era el emperador quien debía de estar confundido, creyendo ciervo a un caballo tan soberbio. El Hijo del Cielo miró interrogante a sus ministros. Unos callaron; otros, temerosos de Zhao, dijeron que, en efecto, era un magnífico corcel; otros insistieron, con el emperador, en que aquello era claramente un ciervo.

Al día siguiente, Zhao mandó que comparecieran ante él todos los ministros que habían afirmado que el ciervo era un ciervo y los mandó ejecutar en su presencia, junto a sus familiares. Sólo entonces se sintió lo bastante fuerte como para organizar una asonada, destronar al mismo emperador que él había llevado al trono y poner en su lugar al último de los Qin, Ziying. Desde entonces existe en chino una expresión que, traducida literalmente, es «ver ciervo y decir caballo«.

En la última semana, España ha asistido a un curioso docudrama en torno al presidente de la Federación Nacional de Fútbol, Luis Rubiales, y un beso breve e improcedente que muy públicamente estampó en la boca de una de las jugadoras de la Selección Española de fútbol femenino que acababa de ganar el mundial.

Es absurdo insistir en que no hay caso. Es, además, redundante, porque todo se ha hecho a la vista de todos, todos hemos visto todo y nadie ha advertido ningún problema (salvo el que no se ha comentado sino por E.G. Máiquez, la impropiedad del acto) hasta que se ha dado la consigna de llamar caballo a lo que todo el mundo puede ver que es un ciervo.

Y de nada vale señalar los vídeos o recordar mil y un casos más evidentes que se han dejado pasar sin comentario condenatorio alguno, porque no va de eso en absoluto, e insistir es dejar de ver en qué consiste toda la maniobra, que es una prueba de lealtad. Es ver algo que no ha pasado, que no es, y decir que ha pasado y que es. No hay otra.

Un poderoso puede recibir muchos aplausos de los suyos, contemplar cómo las masas coinciden con sus políticas o con sus interpretaciones de la realidad sin que por ello pueda estar seguro de la lealtad de su gente. Quizá son leales a las ideas; tal vez vean razonables las medidas, puede que, simplemente, prefieran lo que él defiende a todo lo demás. Pero eso puede cambiar en cualquier momento.

No: la lealtad se demuestra diciendo en alto, en público, lo que todo el mundo sabe que es mentira, empezando por quien lo dice. Ahí no cabe que se esté de acuerdo con el líder, o que parezca mejor que los demás: es una confesión de sumisión absoluta, la que supone hacerse cómplice de una mentira obvia.

A esto se suma otro fenómeno propio de todas las revoluciones ideológicas: la espiral de virtud, una proyección de estatus y poder que obliga a adelantar siempre por la izquierda para quedarse en el mismo sitio, demoliendo nuestra civilización y sentido común en el proceso. En una caza de brujas, si no denuncias a nadie de brujería es que la bruja eres tú. Y siempre es posible ser más woke, más progresista.

Hace unos pocos años, un grupo de ya provectos intelectuales de izquierda (recuerdo sólo a Noam Chomsky entre los firmantes) publicaron un manifiesto contra la «cultura de la cancelación», que consiste en procurar la muerte civil de todo el que deje escapar una opinión menos que ultracorrecta. Y es irónico, porque los mismos que ahora temen caer bajo la cuchilla de la última hornada de revolucionarios son quienes hicieron lo mismo con sus retrógrados predecesores. Es la espiral de virtud en funcionamiento.

La revolución no tiene extremos. Es el extremo. A la primera remesa de revolucionarios le sigue siempre una segunda, más radical, que denuncia a los primeros y los manda a la guillotina por reaccionarios, sólo para caer ante una tercera ola aún más extrema, y así sucesivamente, en una enloquecida carrera hacia el más absurdo todavía. Como este proceso no tiene fin en sí mismo, sólo se detiene cuando se acaban las posibilidades físicas de continuar o, más frecuentemente, cuando alguien desde dentro manda parar, habitualmente en medio de un mar de sangre y fuego: Napoleón para la Revolución Francesa, Stalin para la rusa.

https://ideas.gaceta.es/zhao-gao-y-la-leyenda-del-beso/


viernes, 15 de septiembre de 2023

Animales domésticos

 Yo creo que Dios hizo estos animales para enseñarnos lo que es la fidelidad absoluta y el cariño incondicional. Un perro o un gato nunca te abandona, no se enfada contigo hagas lo que hagas, te espera siempre, te busca siempre, te acompaña cuando nadie más lo hace. No se pueden olvidar de ti. Cuando era pequeña no sé qué hubiera sido de mí sin el amor de mi perro. Ahora es mi gatito el que me demuestra cada día lo importante que soy para él.

Las personas seremos más inteligentes pero hemos perdido en el camino precisamente esa ingenuidad, esa gratuidad de los animales domésticos. Por eso creo que en todas las familias debería haber uno de estos peludos. Con ellos los niños aprenden a querer sin condiciones. Claro que hay gente tan obtusa que ni siquiera apreciaría esto. Pero creo que tener un animal y cuidarlo nos hace mejores personas. Nos enseña lo que realmente importa en la vida.

jueves, 14 de septiembre de 2023

Una nueva era

 Presentar a la sociedad un partido nuevo o una propuesta política innovadora dentro de uno tradicional no es nada simple; por eso los políticos profesionales prefieren contornearse hasta acomodar sus ideas y sus pasados a los requerimientos de la coyuntura.

Pero hay momentos históricos que reclaman gestos inusuales, singulares, únicos, y el siglo XXI parece ser uno de ellos. Tras los derrumbes del Muro de Berlín y de la Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas, Occidente sintió que la amenaza comunista había quedado sepultada bajo los escombros. Sin embargo, no fue así y, si bien cambió la configuración geopolítica del mundo, los ideólogos del comunismo continuaron con su prédica, por otras vías y con otros sombreros.

La colonización de las izquierdas se volvió más sutil y hasta mutaron de terroristas a hombres de la democracia, abandonando el uniforme de combate y las armas de guerra y adoptando un postureo que encaja con la pertenencia a formaciones y partidos políticos. Hasta ese sacrificio han hecho, ellos, que siempre arreglaron los desacuerdos a los tiros. Y de guerrilleros algunos pasaron a burócratas del estado y otros, a opinadores internacionales o a prestigiosos militantes de causas conmovedoras. Así, la defensa de los bosques, los animales, los pueblos originarios, el aborto, la eutanasia y el cambio climático se llenaron de voceros de la sociedad civil que poblaron cientos de organizaciones no gubernamentales desde las que influyen, cuando no presionan, a los gobiernos. Y a la par de todos ellos surgieron millonarios financiadores de estas construcciones tras las que se esconden sus verdaderas intenciones.

Los partidos tradicionales no reaccionaron a la infiltración marxista y mientras acomodaban las maltrechas economías de casi todo el planeta, herencia del comunismo, se les colaba la ideología en la cultura y en los colegios. Y un día a esas izquierdas militantes, no les fue suficiente el matrimonio igualitario y el cambio de sexos a niños y adolescentes sin control parental; impusieron el aborto en casi todos los países, triunfaron en la lucha para evitar la independencia energética de las naciones, instituyeron que el globalismo implica ceder las soberanías nacionales al control de una autoridad supra-nacional que determina lo que está bien y lo que está mal, que establece la política migratoria de los países y unas cuantas burradas más. Los 17 puntos de la Agenda 2030 se vienen cumpliendo con fidelidad religiosa y en ellos va el destino de las generaciones futuras.

Los que se dieron cuenta de este despropósito disfrazado de armonía, progreso y buenas intenciones dieron la voz de alerta y obtuvieron el rechazo de sus partidos, cooptados por la ola woke, arrodillados ya a la fe globalista. Así comenzaron a aparecer líderes contestatarios que resistieron el catecismo pagano de esta nueva corriente. Primero fueron ignorados, luego excluidos y actualmente combatidos. No hay pecado mayor para la corporación política que alguien se salga del modelo establecido y del discurso oficial porque expone al resto.

El siglo XXI trajo consigo sonoros descontentos sociales de las clases medias, las grandes constructoras de la prosperidad de los países y, paradójicamente, las grandes ignoradas de la política. Las clases medias llevan en su ADN una genuina aspiración de progreso y sienten satisfacción por sus logros. Son un motor imparable del crecimiento y de la libertad, crean riqueza, aportan prosperidad y no reclaman asistencia del estado porque, precisamente, la ecuación de la que viven es ser mejores para estar mejor. Y por el mismo motivo es que son tan difíciles de manipular para el globalismo.

Los políticos que se dieron cuenta de que esos seres productivos y anónimos eran los auténticos marginados del sistema vigente empezaron a hablarles y a representarlos. Y de pronto aparecieron por millones. Porque las clases acomodadas tienen el respaldo de sus fortunas y las bajas, el de los estados. Pero en las clases medias, que producen en silencio para alimentar la maquinaria burocrática del gasto público, sobre su esfuerzo y su aporte no reparaba nadie.

La super poderosa Matrix de la burocracia reaccionó con furia a ese mensaje que descolocaba a la política tradicional vampirizada que se alimentó durante décadas, y para provecho propio, de ese segmento anónimo y productivo de la sociedad. Reaccionó cuando Donald Trump reconoció, casi por primera vez en la historia, el valioso aporte de los trabajadores rurales del interior profundo de su país; reaccionó cuando Giorgia Meloni anunció sus prioridades de gestión orientadas al trabajo para eliminar el clientelismo. Reaccionó ferozmente cuando Hungría le puso freno a la injerencia de los burócratas de Bruselas, que pretenden imponer la agenda local de los países europeos. También reaccionó la corporación política en España tras el surgimiento de Vox, cuyo discurso hizo énfasis en el rescate de los valores tradicionales que, casualmente, se refugian en las clases medias españolas, orgullosas de su historia.

El Siglo XXI está llamado a ser el siglo de las clases medias y los espacios políticos que lo entendieron han empezado a liderar el cambio. Son los que reconocieron que las izquierdas siguen gravitando para empeorar el mundo y están dispuestos a evitarlo. Será una tarea inmensa pero está en juego un sistema de valores que se asocia a la recuperación del espíritu trabajador y la meritocracia y que implica el definitivo desalojo del socialismo, que no es otra cosa que pobreza y dependencia. Estos aires nuevos ya soplan en Europa, no así en Iberoamérica, que se resiste a abandonar el populismo en sus diversas variedades, que aún cobija ideas y personas indeseables, que tolera y hasta alienta regímenes incompatibles con la libertad. 

A la América hispana le falta forjar espacios políticos sólidos para combatir el globalismo, aprender a crecer con raíces ya que, aunque no es la única manera de crecer, es la única de largo plazo, porque al árbol sin raíces se lo lleva el primer viento. Construir evitando los atajos, desde los sueños, la convicción y los ideales es el modelo a seguir. Europa es la prueba de que se puede; el apoyo que estas nuevas expresiones políticas reciben de sus sociedades es una realidad en crecimiento que se consolida en cada elección. De la firmeza de esos líderes depende el retroceso de las agendas globalistas hasta su extinción y el triunfo de la vida y la libertad. La buena noticia es que el proceso ya empezó.  

https://gaceta.es/opinion/nuevos-partidos-y-nuevos-lideres-para-una-nueva-era-20230623-0550/

miércoles, 13 de septiembre de 2023

Novedades

 No quería contároslo antes, pero mi hija mayor se ha vuelto a romper el ligamento  cruzado de la rodilla y además el menisco. Así que ayer la operaron y está bastante fastidiada. Ha tenido mala suerte y espero que esta vez sea la buena. El problema es que nosotros nos vamos de viaje el jueves, por nuestro treinta y cinco aniversario, y no sé cómo va a estar para entonces.

Mientras tanto, me he dedicado discutir con un energúmeno en Internet que me ha llamado tonta como diez veces. De esos que creen que la única verdad es la oficial que sale en los medios. No sé para qué me molesto, la verdad, si es como hablar con las paredes. Al menos me ha ayudado a no pensar tanto en la operación. Tal vez debería darle las gracias...

martes, 12 de septiembre de 2023

El fútbol femenino por Juan Manuel de Prada

 Fútbol femenino

Por Juan Manuel de Prada

No deshonraremos nuestra prosa escribiendo sobre el beso que ha tenido a los españoles hozando en la pocilga durante todo el verano. Cuando se consigue modelar una piara sinceramente convencida de que los políticos no pueden impedir que se dispare el precio del aceite de oliva pero, en cambio, pueden impedir el apócrifo ‘cambio climático’ (con medidas que, además, sólo sirven para que se dispare el precio del aceite de oliva), se la puede camelar con cualquier distorsión cognitiva demencial. Incluso convirtiendo una muestra espontánea de afecto (muy burda y deshonesta, desde luego), ofrecida en un clima de celebración y euforia, en el más vitando crimen sexual.

A mí el fútbol me aburre horrores; pero, desde luego, fútbol femenino se me antoja un oxímoron semejante a cocina finlandesa. Lo mismo le sucedía a la poeta y deportista Ana María Martínez Sagi (1907-2000), pionera del feminismo y primera mujer directiva del Fútbol Club Barcelona (y de cualquier otro equipo del mundo), quien dedicó sus esfuerzos a evitar que las mujeres se dedicasen a una práctica que exige una constitución física contraria a la del cuerpo femenino (como la gimnasia rítmica exige una constitución física contraria a la del cuerpo masculino). En ‘El derecho a soñar’, la ciclópea biografía que he dedicado a Martínez Sagi, expongo las razones de su aversión al llamado «fútbol femenino». Pero, como dijo Azaña, en España el mejor modo de guardar un secreto consiste en publicarlo en un libro; y hoy son muchos los artículos divulgativos sobre el llamado «fútbol femenino» que presentan a Martínez Sagi… ¡como una de sus promotoras pioneras!

Para Martínez Sagi, el llamado «fútbol femenino» es un «espectáculo bufo»; y las mujeres que lo practican una «pandilla de simples que hacen reír a la gente sensata», por la sencilla razón de que la potencia física masculina es ingrediente constitutivo del fútbol; y, faltando esa potencia, el fútbol se convierte –lo mismo que el rugby o el boxeo– en pachanga grotesca que sólo se puede aplaudir con sorna o con condescendencia. Martínez Sagi considera «deplorable que, por la ignorancia y el poco sentido común de unas pocas, salgamos perjudicadas la mayoría»; pues entiende que, jugando al fútbol, las mujeres no hacen sino servir de escarnio a los hombres más socarrones, de excitación a los más lúbricos y de negocio a los más inescrupulosos. Hoy esta predicción de Martínez Sagi se ha hecho realidad por partida doble. Pues, en efecto, hay quienes hacen negocio con este espectáculo bufo, como antaño lo hacían con el bombero torero. Y, sobre todo, hay una casta política infinitamente más pérfida que utiliza a la «pandilla de simples» que lo practican para sus campañas ideológicas tóxicas, que les aseguran seguir chupando del bote. Pero quienes hoy promueven el llamado «fútbol femenino» serán mañana sus enterradores, dando entrada expedita al sopicaldo penevulvar. No hay mal que por bien no venga.

https://noticiasholisticas.com.ar/futbol-femenino-y-campanas-ideologicas-toxicas-por-juan-manuel-de-prada/

lunes, 11 de septiembre de 2023

Más allá de la vida. La película

Se trata de una película de Steven Spielberg que he visto en Netflics. Dura dos horas pero es un poco lenta y con un final precipitado. El argumento consiste en tres personas distintas y sus experiencias cercanas a la muerte. Es decir, que dos de ellas han estado muertas y han vuelto a la vida y cuentan lo que han visto y lo que todavía ven, en uno de los casos. Me ha llamado la atención porque ya he contado alguna vez que yo soy una de esas personas que han estado en el otro lado.

Era muy pequeña pero me acuerdo. De hecho, morí en un viaje de coche por deshidratación y me reanimaron varias veces. Recuerdo que se estaba bien muerta, que ya no tenía dolía nada ni tenías que respirar. No vi a nadie, pero sí que me sentía realmente bien. No quería volver. Ahora cuando alguien pierde un ser querido les suelo decir esto. Que después de la muerte la persona es muy feliz. Espero que les sirva de consuelo. Para mí si me sirve.

domingo, 10 de septiembre de 2023

Las bragas, por Itxu Díaz

  tan escandalizado que creo que voy a ponerme rojo PSOE. Soy Angels Barceló el día que se enteró en directo de que las elecciones caían en plenas vacaciones. O la Yoli, cuando derrumbó sus rizos sobre la mesa del plató de televisión al ver las imágenes de la espada toledana con cabeza nuclear incorporada del atentado terrorista a la ministra. Es intolerable que después de décadas de educación sexual paseando travelos por escuelas y guarderías, después del "mi tu" y del "sanseacabó" y de la madre que nos parió, siga habiendo jóvenes universitarios haciendo bromas en privado con romperles las bragas a las jóvenas universitarias y siga habiendo personas que se autoperciben mujeres haciendo listas de buenorros musculados en otras conversaciones privadas en las cafeterías de la facultad. Nunca se había visto tal cosa.


Recuerdo en mi época, que a todos nos gustaba la Juana, y todos los chicos nos reuníamos en jaimas en el césped de la universidad, y el líder del grupo iba leyendo la lista de chicas sostenibles y afiliadas al Club Woke: "la Marta, Primero de Carrera", "la Loli, Segundo", "la Tomasa, Primero", y todos escuchábamos atentos en silencio hasta escuchar "la Juana", conocida por su compromiso social y por algunos enormes detalles sin importancia, y entonces agitábamos las manitas con ahínco, para mostrar nuestro compromiso de género, resiliencia, sostenibilidad y sororidad con sus escotes. Y el líder, terminada la encuesta, nos sacaba uno a uno a la pizarra de la jaima, canuto en mano, a exponer los motivos de tal interés por la moza:


"A mí me fascina su amor a la diversidad, su compromiso con el cambio climático, lloré el día que se pegó las manos al BMW del concejal de urbanismo, y que se desplaza siempre en bici para no matar el Amazonas, y que se sepa de memoria El Capital de Marx", decía uno. "Yo quiero a Juana porque tras su mirada de cristal reciclado se esconde una luchadora por la defensa de los derechos de los animales, que siempre llora cuando el grande se come al chico en los documentales de National Geographic", otro más bohemio. "Yo no quiero nada de Juana", decía el más listo, "tiene solo 20 años y tal vez aún no ha encontrado su identidad de género, no quiero predisponerla a que le gusten los hombres, ni coartar su percepción personal, tal vez en Tercero de Carrera decida convertirse en Paco y liarse con la compañera Marta, que también es una, grande, y libre, porque ocupa siempre la primera fila en las manifas contra el machismo del trazado de las autovías".



Por no hablar de cuando una chica en la discoteca se acercaba bailándote, que te separabas, te tapabas los ojos y salías corriendo huyendo de la llamada de la carne, que para algo éramos veganos. Y ella, a su vez, si le gustabas, te dejaba una carta con un mechón de pelo de su perrhijo y te decía: "a las cuatro en la entrada del taller de inmigración y solidaridad con el pueblo saharaui", o "a las doce, botellón antifascista en la plaza de siempre, para corear las consignas del partido y acabar con el facherío".


Y, si al fin conseguías la cita, ella se presentaba con burka, y tú ibas vestido con falda, para no reafirmar los estereotipos de género, y conversabais un rato –en presencia de los agentes de género— sobre la importancia de pasarse a la dieta de la mosca frita para salvar el planeta. Al terminar el taller, la manifa y la conversación, cada uno se iba por su lado, y solo os enviábais mensajes indirectamente, previa censura del Ministerio de Igualdad, para evitar caer por error en el flirteo libre, capítulo número 1 del volumen Cultura de la violación que todos los chicos leíamos en la cama antes de echarnos a dormir.


Ahora todo esto se ha perdido. Los chavales de 20 años están enloquecidos y hacen bromas sexuales, sin darse cuenta de que del chascarrillo al pico hay un pequeño paso, y de ahí a vidas arruinadas por el heterofascismo patriarcal hay una décima de segundo. Y las chicas que presencian estas conversaciones se ríen, con todo su papo, sin siquiera levantar al teléfono y preguntarle a Angels Barceló o la Montero o a la Yoli si se pueden reír o no del chiste. Es todo un despropósito. Creo que es urgente triplicar el presupuesto del Ministerio de Igualdad, crear seis observatorios para vigilar de cerca las amenazas sobre lo que los chicos hacen o dejan de hacer con las bragas, excarcelar a otros doscientos violadores, fundar dos institutos para la reeducación de las chicas machistas, abrir un diálogo entre la ONU y la Asamblea Marciana de Género para evitar que esté escándalo sexual arruine nuestra imagen de mundo feminista-woke en Marte, fusilar a Rubiales, operar de cambio de sexo obligatorio a los alumnos del chat de La Rioja, que la RAE elimine del diccionario la palabra machista "bragas", y nombrar a la Jenni directora general de Picos de Europa.

https://www.libertaddigital.com/opinion/2023-09-08/itxu-diaz-lo-de-las-bragas-7047587/


Fornicar con los reyes de la tierra, por Juan Manuel de Prada

 Durante los últimos meses hemos leído noticias estremecedoras protagonizadas por sacerdotes entregados a formas de vida abyectas. Hemos leí...