Diario conservador de la actualidad

El que escandalice a uno de estos pequeños que creen, más le valdría que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar. Si tu ojo derecho te induce a pecar, sácatelo y tíralo. Más te vale perder un miembro que ser echado entero en la “gehenna”. Si tu mano derecha te induce a pecar, córtatela y tírala, porque más te vale perder un miembro que ir a parar entero a la “gehenna”.

domingo, 16 de marzo de 2025

Señalar al enemigo

 



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José Javier Esparza

Periodista, escritor e historiador. Director y presentador de 'El Gato al Agua' de El Toro TV.

Señalar al enemigo: ¿seguro que sólo es Rusia?

11 de marzo de 2025

La Unión Europea ha decidido que Rusia es el enemigo. Lo dijo sin disimulo la presidente de la Comisión, Úrsula von der Leyen, y lo ha repetido después el presidente de Francia, Emmanuel Macron. Rusia es el enemigo, amenaza nuestra seguridad colectiva y, por tanto, hemos de armarnos contra ese país. 


Señalar al enemigo es el acto fundamental de lo político, decía Carl Schmitt. No lo inventó él: la misma idea aparece en los tacitistas españoles del XVII, como Álamos de Barrientos. Si lo político consiste en asegurar la supervivencia de la polis, es lógico pensar que lo primero es señalar al que nos amenaza. Lo cual, por cierto, implica reconocer que, por lo general, es el enemigo el que antes te ha señalado a ti, como recordaba Julien Freund. En el nuevo discurso europeo, según parece, se da por hecho que Rusia nos amenaza (nos ha señalado como enemigo) y por eso nosotros tenemos que señalarla a ella. Hasta aquí, todo claro.


No obstante, parece que se está pasando por alto una pregunta previa de la mayor importancia, a saber: quiénes somos «nosotros», es decir, quienes somos esa polis que debe defenderse del enemigo. En términos de política práctica, un enemigo es toda aquella potencia que amenaza la seguridad de tu espacio territorial (las fronteras), la supervivencia económica de tu comunidad o la independencia de tus instituciones. Son esas tres cosas las que configuran materialmente la supervivencia de la Polis. Y en ese sentido, como recordaba recientemente Alexandre del Valle, hay razones para arquear una ceja cuando se señala a Rusia como enemigo colectivo de los europeos. Rusia es, ciertamente, enemigo de Ucrania, cuyo territorio ha invadido contra toda legalidad, y puede ser también percibido como tal por los países bálticos, siempre expuestos tras una frontera demasiado frágil. Pero es mucho más difícil considerar que Rusia sea enemigo de Francia, Italia o España. Puede ser una potencia incómoda e inamistosa, alguien con quien no es grato tratar, gobernada por un sistema que podemos juzgar con los dicterios mas severos, pero un enemigo, en los términos estrictamente políticos de los que hablamos, no es: porque no amenaza nuestra integridad territorial (nunca ha invadido un país de la UE ni de la OTAN), no amenaza nuestra supervivencia económica (antes al contrario, seguimos comprándole masivamente gas) y no ha amenazado la independencia de nuestras instituciones, por más que aquí y allá aparezcan conspiraciones frecuentemente tan fantasmagóricas como aquellos supuestos 10.000 soldados rusos que iban a invadir Cataluña para hacerla «independiente».


Si esto es así, ¿por qué las instituciones europeas deciden que Rusia es «nuestro enemigo»? La clave está en el nosotros. Y es una pregunta de la mayor importancia, porque nos remite al sujeto mismo de la soberanía política. Por decirlo en dos palabras, podemos representar ese «nosotros» como «los europeos» o podemos representarlo como todas y cada una de nuestras naciones individualmente consideradas (por ejemplo, como españoles). Podemos asumir el «nosotros» europeo porque estamos inevitablemente vinculados a pactos como la UE y la OTAN, pero entonces habría que hacerse algunas preguntas suplementarias. Por ejemplo: ¿cabe aquí el Reino Unido? ¿En nombre de qué? ¿De la OTAN o de una Europa que ya no es la UE? Y si es la OTAN, ¿es posible imaginarla sin los Estados Unidos? También por ejemplo: ¿en qué medida amenaza realmente Rusia al conjunto de una Europa así considerada? Los partidarios del rearme suelen aludir a la opinión de los expertos, «los que saben de esto», pero ¿esos quiénes son? ¿Los mismos que han ideado el monstruoso escenario sirio? No parecen juicios muy fiables. Por otro lado, esa táctica de señalar al enemigo y anunciarlo a los cuatro vientos antes de estar preparado para hacerle frente no parece la maniobra más inteligente del mundo. Como esta gente es cualquier cosa menos idiota, necesariamente hay que pensar que nos ocultan el verdadero objetivo. Probablemente se trata de esto: crear una atmósfera de miedo lo suficientemente intensa como para que la ciudadanía acepte sin rechistar los sacrificios económicos y sociales que el rearme exige. Rearme que, a su vez, no vendría causado por la inminente amenaza de que los tanques rusos desfilen por los Campos Elíseos, sino porque los Estados Unidos se han hartado de correr con la minuta del gasto.


Bien. Ahora volvamos a la pregunta esencial: ¿quién es nuestro enemigo como europeos? ¿El que fragiliza nuestras fronteras? Pero ha sido la propia oligarquía de Bruselas la que ha fragilizado nuestras fronteras con una política de inmigración demencial. ¿El que amenaza nuestra supervivencia económica? Pero ha sido la oligarquía de Bruselas la que ha erosionado nuestra potencia económica con las imposiciones de un «pacto verde» que ha multiplicado las trabas al crecimiento. Datos: hace quince años, el tamaño de la economía europea superaba en un 10% al de EEUU, pero en 2022 era un 23% inferior; el PIB de la Unión Europea (incluyendo Reino Unido antes del Brexit) ha crecido en este periodo un 21% (medido en dólares), frente al 72% de EEUU y el 290% de China. ¿Quién es, pues, nuestro enemigo? ¿El que pone en peligro la independencia de nuestras instituciones? Pero la oligarquía de Bruselas lleva años socavando la independencia de nuestras instituciones en países como Polonia o Hungría, tomando partido contra candidatos democráticos como se hizo en su día con Giorgia Meloni, limitando libertades públicas (véase el caso británico, ahora que al parecer vuelven a ser «europeos») o, en el colmo del abuso, amparando la anulación de unas elecciones libres en Rumanía. En términos de política clásica, la oligarquía que en los últimos años ha venido rigiendo las instituciones europeas es un enemigo de los europeos más eficaz que cualquier política extranjera. ¿Y en esa oligarquía hemos de confiar ahora para que señale a nuestro enemigo? La propuesta tiene algo de suicida.


Ahora formulemos la misma pregunta ya no como europeos, sino como españoles, estatuto que, por si alguien lo ha olvidado, sigue siendo el único que nos confiere cierta soberanía como ciudadanos. ¿Quién pone en peligro nuestra integridad territorial? En el exterior, y al margen de la vergüenza de Gibraltar, sólo Marruecos, que es el único país que ha repetido hasta la saciedad su ambición de arrancarnos parte del territorio nacional. ¿Quién amenaza nuestra supervivencia económica? En términos prácticos, todos los que hacen menguar nuestra capacidad para procurarnos alimentos, energía e industria, y aquí solo es posible mirar a Bruselas con la alegre aquiescencia de los gobiernos españoles. ¿Quién, en fin, amenaza nuestras instituciones? Aquí, una vez más, la respuesta no atañe tanto a Rusia como a nuestro propio sistema, empezando por el vigente gobierno. O sea que nuestro enemigo, como españoles, está más dentro que fuera y, desde luego, su amenaza no va a menguar por mucho que nos rearmemos para hacer frente al «peligro ruso».


¿Señalar al enemigo? Sea, pero aclarando antes quién es el que se ha de defender, quién es el que se ha de proteger. Si se trata de los españoles, nuestros intereses objetivos, materiales, están muy lejos de los que predican en Bruselas. Y equivocarse a la hora de señalar al enemigo es el error más fatal que una nación puede cometer.

https://gaceta.es/opinion/senalar-al-enemigo-20250311-0500/

sábado, 15 de marzo de 2025

Muertes irregulares en ontario por eutanasia

El pasado 11 de noviembre de 2024, un ensayo de investigación escrito por Alexander Raikin, publicado en The New Atlantis, sacudió el debate público al revelar que al menos 428 muertes irregulares por eutanasia en Ontario, Canadá, no cumplieron con los requisitos legales.

    El informe denuncia que las autoridades, lejos de tomar cartas en el asunto, han decidido mirar hacia otro lado, sumiendo estos casos en el silencio y ocultándolos del escrutinio público.

Esta revelación no solo cuestiona el funcionamiento del sistema de atención médica asistida en Ontario, sino que arroja sombras sobre la implementación de la eutanasia en Canadá. Las cifras son escalofriantes, pero más aterrador es el hecho de que, pese a las irregularidades, ninguna acción penal se ha tomado contra los responsables.

    ¿Qué implica que un cuarto de los proveedores de eutanasia en Ontario hayan incurrido en incumplimientos legales sin ningún tipo de consecuencias?

La normalización de la irregularidad

El trabajo de Raikin comienza explicando cómo funciona la regulación de la ley de eutanasia en Canadá, un proceso que está controlado tanto por la legislación penal como por regulaciones provinciales y federales.

En principio, la no conformidad con estas regulaciones podría llevar a procesos judiciales e incluso penas de cárcel. Sin embargo, los hallazgos de Raikin muestran un panorama muy diferente: desde 2018, las autoridades provinciales han documentado cientos de «problemas de cumplimiento» con la ley, sin que ninguno haya derivado en una investigación criminal.

El Dr. Dirk Huyer, jefe de la oficina del forense de Ontario, ha sido el encargado de monitorear y velar por el cumplimiento de la ley de eutanasia en la provincia. Según el informe, entre 2018 y 2024, su oficina identificó numerosos casos de «incumplimiento», que van desde salvaguardas rotas hasta casos en los que los pacientes podrían no haber sido realmente capaces de dar su consentimiento. No obstante, en lugar de remitir estos casos a las autoridades correspondientes, Huyer y su equipo se limitaron a mantener «conversaciones informales» con los proveedores o enviar correos electrónicos «educativos».
Incumplimientos desde el comienzo

La historia de la eutanasia en Canadá ha estado marcada por la no conformidad desde sus inicios. En un estudio publicado en 2017, Huyer y sus coautores ya identificaban incumplimientos graves en los primeros 100 casos de eutanasia practicados en Ontario.

    Por ejemplo, sólo el 61% de los médicos cumplieron con la obligación de notificar al farmacéutico el uso de medicamentos destinados para la eutanasia, un requisito fundamental para garantizar la transparencia del procedimiento.

Otro problema recurrente fue el incumplimiento del periodo de espera de 10 días, una medida que estaba diseñada para asegurar que los pacientes tuvieran el tiempo suficiente para reflexionar sobre su decisión. En cambio, los informes documentan casos en los que este periodo fue acortado debido a «solicitudes persistentes» de los pacientes o por «la inconveniencia del momento» para las familias, mostrando así una preocupante laxitud en la aplicación de las salvaguardas.
El silencio cómplice de las autoridades

Quizá el aspecto más perturbador de la investigación de Raikin es la decisión consciente de las autoridades de no actuar frente a los incumplimientos de la ley.

En un video desenterrado por Raikin, el Dr. Huyer admite ante un grupo de enfermeras practicantes que algunos proveedores de eutanasia continúan sin responder a la norma y que persisten en sus prácticas irregulares. Sin embargo, ni siquiera esta admisión ha desencadenado cambios significativos. La decisión de no remitir estos casos a la policía o de no abrir investigaciones judiciales demuestra un preocupante nivel de negligencia institucional.
El caso del Dr. Eugenie Tjan

Uno de los casos más ilustrativos es el del Dr. Eugenie Tjan, una profesional que sigue ejerciendo la medicina palliativa y la eutanasia en Ontario a pesar de haber estado involucrada en uno de estos incidentes de incumplimiento. En este caso, el Dr. Tjan llevó medicamentos incorrectos al domicilio del paciente y demostró no tener la preparación adecuada para llevar a cabo el procedimiento. A pesar de la gravedad de estos hechos, la respuesta de las autoridades fue limitarse a remitir el caso al Colegio de Médicos, sin ningún tipo de repercusión penal.
Consecuencias para los más vulnerables

La falta de acciones contundentes por parte de las autoridades ha creado un sistema donde las violaciones a la ley de eutanasia se normalizan, afectando especialmente a los más vulnerables. El informe de Raikin menciona que un 12% de los casos de eutanasia en pacientes con demencia presentaron problemas de cumplimiento, mientras que un 15% de los casos de eutanasia en personas que no eran terminales también mostraron incumplimientos. Estos datos muestran que los pacientes con enfermedades crónicas o cognitivas están particularmente expuestos a ser víctimas de prácticas negligentes.

Uno de los aspectos más preocupantes es la capacidad de consentimiento de los pacientes.

    La eutanasia en Canadá se aprobó bajo la premisa de que solo podrían acceder a ella aquellos adultos competentes, capaces de dar su consentimiento informado.

Sin embargo, el reporte de Raikin destaca que en muchos casos no fue posible establecer si los pacientes realmente tenían la capacidad para consentir. Esto pone en entredicho uno de los pilares fundamentales del programa de eutanasia canadiense.
El riesgo de la indiferencia

Canadá implementó la eutanasia bajo el supuesto de que sería un proceso altamente regulado y seguro, disponible solo para aquellos que realmente lo necesitaran. Sin embargo, la realidad mostrada por la investigación de Raikin es la de un sistema plagado de incumplimientos, donde la supervisión parece haber sido sustituida por un deseo de evitar la controversia y mantener la apariencia de normalidad.

La investigación de Alexander Raikin revela una cruda verdad: el público ha sido mantenido en la oscuridad sobre las irregularidades en las muertes por eutanasia porque las autoridades han decidido que no hay nada que ver. Esto no solo plantea serias preguntas sobre la implementación y supervisión de la ley de eutanasia en Canadá, sino también sobre el papel de las autoridades responsables de velar por el cumplimiento de las leyes.

El caso de Ontario, que representa un tercio de las muertes por eutanasia en Canadá, es probablemente solo la punta del iceberg. La falta de transparencia y la renuencia a actuar ante las irregularidades sugiere que el sistema de eutanasia canadiense necesita urgentemente una revisión exhaustiva y un compromiso renovado con la rendición de cuentas.

 https://www.forumlibertas.com/el-escandalo-de-las-muertes-irregulares-en-ontario/

viernes, 14 de marzo de 2025

Batalla cultural o restauración de la cultura

En el contexto actual, dos términos parecen dominar el discurso sobre la cultura y la sociedad: la «batalla cultural» y la «restauración de la cultura». Ambos conceptos han ganado prominencia entre pensadores contemporáneos y proponen diferentes enfoques para enfrentar las tensiones y crisis culturales de nuestra época. Aunque comparten la preocupación por la dirección que ha tomado la sociedad occidental, difieren en la estrategia y el tono que sugieren adoptar. Analizar las ideas de los principales exponentes de estas posturas puede ayudarnos a determinar cuál de ellas es más adecuada para abordar los desafíos actuales.
La Batalla Cultural: Combatir o Resistir

El concepto de «batalla cultural» ha ganado relevancia principalmente a través de autores como Rod Dreher y Douglas Murray, quienes sostienen que las fuerzas del progresismo radical han llevado a la cultura occidental a un punto crítico que solo puede revertirse a través de un enfrentamiento directo.

Dreher, en su libro Live Not by Lies (2020), argumenta que la cultura cristiana debe estar lista para resistir y combatir el totalitarismo blando que percibe en el progresismo contemporáneo. Dreher aboga por una especie de «resistencia benedictina», una mezcla de rechazo activo y creación de comunidades resistentes que mantengan viva la fe y los valores tradicionales frente a una cultura hostil.

Douglas Murray, en The Madness of Crowds (2019), propone una estrategia de lucha abierta contra lo que percibe como la creciente irracionalidad de ciertos movimientos identitarios. Murray afirma que la “batalla cultural” implica confrontar sin miedo los dogmas contemporáneos, desenmascarando sus contradicciones y sus consecuencias. En su visión, la cultura occidental está en riesgo de perder su coherencia y significado si no hay quienes estén dispuestos a alzar la voz y luchar contra la narrativa dominante.
Restauración de la Cultura: Sembrar para el Futuro

Por otro lado, la «restauración de la cultura» se orienta más hacia una estrategia de reconstrucción y cultivo paciente. Alasdair MacIntyre, en su influyente obra After Virtue (1981), aunque no es un libro reciente, sigue siendo un pilar de este enfoque. MacIntyre no aboga por una lucha abierta, sino por una restauración de las virtudes y el tejido comunitario, haciendo un llamado a la creación de pequeñas comunidades que vivan conforme a valores tradicionales, como las “nuevas comunidades benedictinas». En este sentido, la restauración de la cultura se centra más en la formación de hábitos y valores que en la confrontación directa.

Otro exponente de esta idea es Patrick Deneen, autor de Why Liberalism Failed (2018), quien sostiene que el problema no es simplemente un conflicto de ideas, sino que el sistema liberal ha llegado a un callejón sin salida por la falta de un verdadero sentido de comunidad y propósito. En lugar de fomentar un enfrentamiento, Deneen defiende una reconstrucción cultural que busque recuperar los elementos fundamentales de la vida comunitaria y el bien común, creando espacios donde se pueda vivir una verdadera cultura alternativa.
Confrontando las Dos Estrategias
La pregunta que surge entonces es: ¿cuál de estos dos enfoques es más adecuado para enfrentar la situación cultural actual?

La «batalla cultural» tiene la ventaja de la inmediatez: moviliza a las personas, las despierta ante la urgencia de la crisis cultural, y plantea una resistencia visible y organizada. En el contexto de una cultura que parece alejarse cada vez más de los valores tradicionales, este enfoque puede resultar atractivo para aquellos que desean un cambio rápido y palpable. Sin embargo, también corre el riesgo de agravar la polarización y de enfocarse tanto en la oposición que olvide el cultivo positivo de una alternativa.

Por el contrario, la «restauración de la cultura» propone un enfoque más lento y profundo. Es una invitación a reconstruir desde la base, fomentando comunidades que encarnen los valores que se desean ver reflejados en la sociedad. Esta estrategia tiene la ventaja de ser sostenible y de no depender de las victorias inmediatas, sino de sembrar para el futuro. Sin embargo, es menos atractiva para quienes sienten que el tiempo apremia y que la cultura está en un punto de inflexión crítico que no se puede permitir el lujo de esperar.
Conclusión: Batalla y Restauración

La respuesta puede no estar en una elección exclusiva entre una u otra, sino en una síntesis de ambas. La «batalla cultural» es necesaria para crear espacios y resistir las presiones que buscan desarraigar los valores fundamentales, mientras que la «restauración de la cultura» proporciona la profundidad necesaria para construir algo genuino y duradero. En otras palabras, es preciso luchar donde sea necesario, pero hacerlo siempre con la mirada puesta en una restauración cultural que pueda construir el futuro. La clave está en no perder el horizonte de la esperanza y el amor que sustenta una verdadera cultura humana, tal como nos recordó San Juan Pablo II en su incansable labor de «restaurar todo en Cristo».

 https://www.forumlibertas.com/batalla-cultural-o-restauracion-de-la-cultura

jueves, 13 de marzo de 2025

Cada cual debe cometer sus propios errores

 Eso lo decía mucho mi padre y tenía razón. Intentas ayudar a tus hijos a no repetir los fallos que tuviste. Les advierte y aconsejas, pero es inútil.

Al final van a hacer màs caso de cualquiera que pase por allí que de ti, por lo menos en mi caso. Y luego te toca ayudarles a recoger los pedazos. Es muy frustrante.

miércoles, 12 de marzo de 2025

La guerra y sus atrocidades

 olo los muertos han visto el fin de la guerra» es una frase atribuida erróneamente a Platón y que en realidad fue de George de Santayana, filósofo y escritor, autor de la más universal frase «aquellos que no pueden recordar el pasado están condenados a repetirlo».
Sacerdotisas en la Antigua Roma

Picotazos de historia
«¡Oh, vergüenza!»: el escándalo de las agapetas que ocasionó la condena de los primeros Concilios

Fernando Prado

Herodoto afirmó que en la paz los hijos llevaban a sus padres a la tumba y durante el tiempo de guerra es al revés.

Mark Twain aportó humor a un asunto muy serio al tiempo que añadía una pizca de crítica a sus compatriotas cuando escribió que «Dios creó la guerra para que los norteamericanos pudieran aprender geografía».

El teórico militar sir Basil Liddel Hart (18951970) declaró que el primer general moderno fue el norteamericano William Tecumseh Sherman quien fue el más tajante a la hora de definirla: «¡La guerra es el infierno!».

Kurt Junger, veterano pluricondecorado de dos guerras mundiales, en su libro Tempestades de acero afirma, desde la experiencia personal, que ningún soldado que lucha hasta el último momento, y viéndose atrapado y sin remedio, puede esperar ni exigir clemencia de aquellos a los que ha estado matando hasta un instante antes.

Y es que es muy fácil legislar y definir cuál deben de ser los comportamientos y qué está bien y qué mal en la tranquilidad de un despacho o un caldeado salón.

Por otro lado, es muy difícil juzgar las actitudes de un individuo que lleva días (o semanas) viviendo a la intemperie, asustado, hambriento, en situación de combate, con la adrenalina bombeando como loca y reaccionando a meses de entrenamiento orientados a reacciones instintivas que permitan la supervivencia del soldado.

Normalmente consiguiendo la eliminación inmediata de la fuente de peligro. El filósofo norteamericano Jess Glenn Gray en su obra Guerreros: reflexiones sobre los hombres en batalla señala cómo la mente deja de registrar, voluntariamente se embota, con idea de proteger la propia cordura.

No es que se acostumbre al terrible espectáculo de la guerra, es que deja de prestar atención, por ello serán imágenes o un recuerdo muy concreto, a veces completamente anodinos, los que desencadenen un cúmulo de emociones que indican que ese soldado debe ser trasladado a un centro de reposo.

Por todo lo anteriormente mencionado es fácil de entender los abusos y excesos que se producen en la guerra y cómo –de manera instintiva al principio, luego en forma de convencionalismo y por último por medio de acuerdos y tratados internacionales– se busca limitar las consecuencias y los comportamientos para evitar la excesiva crueldad.

Así desde el siglo IX, abierta una brecha practicable en la muralla, la fortaleza tenía siete días para rendirse si no recibía ayuda. La ayuda mutua entre antiguos enemigos, supervivientes en el campo de batalla, para poder sobrevivir está sobradamente documentada desde antiguo. Tras la batalla, los supervivientes son hermanos, y se ayudan y se protegen.

La guerra también marca una frontera en el sentido de que se acaba estableciendo una separación maniquea: buenos y malos. Yo soy bueno porque soy yo, así que los de enfrente solo pueden ser malos. Así se pasa a la difamación y deshumanización del enemigo.

Así sucedió, por ejemplo, en las nacientes repúblicas de Sudamérica tras su independencia y que dio lugar a la conocida como segunda leyenda negra española.

Por ello es fácil levantar monumentos y mostrar las víctimas de las atrocidades del enemigo mientras ponemos sordina o restamos importancia a las propias, eso cuando no las justificamos.

Y es que ahora, apenas, están surgiendo muchas de estos actos producidos durante la Segunda Guerra Mundial.

El historiador norteamericano Robert Kershaw es el primero al que he visto mencionar como las tropas americanas arrojaron a los soldados alemanes al río tras la toma del puente de Nimega, durante la operación Market Garden.

O la masacre de Chenogne, donde miembros de la 11ª división blindada de Estados Unidos apiolaron a más de 80 soldados alemanes que se habían rendido.

Lo mismo con el 234º regimiento de la 63ª división en la población de Jungholzhausen; en Treseburg con el 18º regimiento de la 1ª (Big Red One) división, o en Lippech donde el 23º batallón de tanques de la 12ª división blindada no sólo masacró a los prisioneros, también aprovechó para una violación masiva de las mujeres de población, o en Nurenberg donde los restos del 1er batallón del 38º regimiento de la división SS Gotz von Berlichingen fueron asesinados a culatazos por sus captores... y la cuenta sigue.

Y es que el general Sherman tenía razón. La guerra es el infierno.

https://www.eldebate.com/historia/20241125/sobre-guerra-atrocidades_247432.html

martes, 11 de marzo de 2025

La masculinidad tóxica

En el debate actual sobre la masculinidad, uno de los temas recurrentes es la supuesta «toxicidad» de las actitudes y comportamientos masculinos.

¿Significa esto que la masculinidad en sí misma es inherentemente negativa o dañina?

Una masculinidad malentendida

Hoy en día, el término «masculinidad tóxica» se usa para describir comportamientos que se asocian con una masculinidad mal entendida: agresividad desmedida, insensibilidad emocional y una aparente falta de empatía. Sin embargo, esta visión reduce la masculinidad a una caricatura, oscureciendo el papel que muchos valores y actitudes masculinas han jugado históricamente en la sociedad.

La masculinidad no debe confundirse con estereotipos nocivos. La masculinidad real, en su sentido más amplio, incluye valores como la integridad, el coraje, la compasión y la responsabilidad. A lo largo de los siglos, hombres en diferentes culturas han encarnado estos principios en sus papeles como protectores, líderes y padres, contribuyendo de manera fundamental al desarrollo de sus familias y comunidades.

Sin embargo, en lugar de enfatizar estas cualidades positivas, muchas veces se desestima su importancia, lo cual contribuye a una visión simplista y dañina de lo que significa ser hombre en la actualidad.

El impacto de una masculinidad positiva

Una masculinidad saludable no es opresiva ni dominadora; al contrario, es un modelo de comportamiento que fomenta la autodisciplina, el servicio a los demás y el respeto.

Los hombres que cultivan estas cualidades se destacan en sus roles como padres, mentores y amigos, formando una base sólida en la que las familias y comunidades pueden prosperar. En lugar de imponer su voluntad o buscar el control, estos hombres se esfuerzan por liderar con compasión y humildad.

Este modelo de masculinidad también es clave para educar a jóvenes auténticos, con un propósito claro y una capacidad de liderazgo que refleja valores sólidos.

Hoy, más que nunca, es fundamental que los jóvenes cuenten con ejemplos de masculinidad positiva para desarrollar una identidad marcada por la valentía, el sacrificio y el servicio.

El valor de la paternidad en el desarrollo de la identidad masculina

La paternidad es uno de los roles en los que una masculinidad saludable cobra una importancia fundamental.

Los padres no solo son figuras de autoridad, sino también guías y protectores que juegan un papel esencial en el desarrollo emocional y psicológico de sus hijos. La crianza de un padre afectuoso y presente puede ser el fundamento de una vida adulta sana, llena de estabilidad emocional y autoestima.

Cuando los hombres asumen la paternidad desde una masculinidad responsable, contribuyen de manera directa al bienestar de la próxima generación, transmitiéndoles valores y habilidades que les servirán de apoyo en la vida.

Sin embargo, a menudo, el papel de la paternidad se minimiza en la discusión sobre el género. En lugar de celebrar las contribuciones de los padres, se tiende a enfatizar los errores o deficiencias de ciertos modelos masculinos, dejando de lado el impacto positivo que muchos padres tienen en sus hogares.

Otro aspecto fundamental de la masculinidad positiva es la capacidad de liderar desde el servicio, no desde el poder o la fuerza. Esta visión de liderazgo no se enfoca en la dominación, sino en la colaboración y en la búsqueda del bien común.

Este tipo de liderazgo puede y debe ser una característica fundamental de la masculinidad, y no tiene nada que ver con la agresividad o el autoritarismo. Los hombres que lideran de esta manera no solo muestran una profunda madurez emocional, sino que también se convierten en modelos a seguir para sus hijos y sus comunidades.

¿Una masculinidad «tóxica» o incomprendida?

Una visión equilibrada de la masculinidad también resalta la importancia de la colaboración y el sentido de propósito colectivo. Un hombre que vive su masculinidad de manera positiva no se enfoca exclusivamente en sus propios logros o ambiciones, sino que entiende la vida como un esfuerzo compartido.

Si bien algunos comportamientos asociados con el machismo o el abuso deben ser erradicados, no debería confundirse esto con un ataque generalizado hacia la masculinidad en sí misma.

Vivir una masculinidad positiva no significa la ausencia de desafíos. Todo lo contrario: implica enfrentarse a las propias limitaciones y trabajar en el crecimiento personal para poder servir mejor a los demás.

Para muchos hombres, esto significa aprender a gestionar sus emociones, desarrollar la capacidad de perdonar y pedir perdón, y cultivar la empatía. En lugar de ver estos desafíos como signos de debilidad, la masculinidad auténtica los convierte en oportunidades para crecer y fortalecerse.

La verdadera masculinidad no rehúye los momentos difíciles; al contrario, los abraza como oportunidades para fortalecer el carácter y la resiliencia.

Con todo esto en mente, la idea de una masculinidad «tóxica» pierde fuerza, especialmente si consideramos que muchas de las críticas contra la masculinidad se enfocan en comportamientos extremos que no representan la verdadera esencia de ser hombre.

https://www.forumlibertas.com/masculinidad/ 

 

lunes, 10 de marzo de 2025

Difama que algo queda

 Es una gran verdad. Hay muchas historias de personas que han sido acusadas falsamente y se han quedado señalados siendo inocentes.

A mí me han difamado varias veces y eso ha servido para desprestigiarme incluso en mi propia familia. Pero no te puedes quedar en el pasado. Hay que seguir intentando dar tu versión.

Sobre la guerra: https://www.cesarvidal.tv/programa-de-la-voz-de-cesar-vidal-mas-reciente/season:1/videos/como-influye-la-industria-armamentistica-en-la-politica-de-estados-unidos

Escuchar mejor a partir del minuto diez

domingo, 9 de marzo de 2025

Trump y Zelenski en vivo y directo

He visto reuniones de vecindario para decidir quién es el cerdo que lanza colillas de cigarrillos al patio común más tranquila que la reunión entre Zelensky, Trump y Vance. El video pasará a la historia. Y tengo sentimientos encontrados al respecto. Trump llegó a elogiar a Zelensky por su ropa y no estaba claro si lo decía en serio o simplemente se reía de él.

    Incluso Macron, un tipo que escucha un petardo y se queda debajo de la cama, es ahora el mayor desampostador del mundo en la guerra de Ucrania.

Por su parte, el presidente ucraniano da la impresión de sentirse abrumado por la tensión del momento, y probablemente prefiriendo morir en lugar de pasar a un acuerdo. Trump está convencido de que tal guerra es inviable y no está dispuesta a seguir pagando por ella, sin ese significado que esté contento con las actitudes hostiles de Putin, con sus aires de nostalgia soviética.

Puedes pensar que es una locura hacer pública la reunión, frente a los medios de comunicación. Y lo es. Pero Trump puede haber visto en privado una actitud diferente a la de Zelensky que la que ofrece al público, que es algo que sucede a menudo con los líderes políticos. Y tal vez la mejor manera de dejar las cosas claras es este ejercicio de transparencia casi pornográfica. Sin embargo, todo habría quedado mejor si la reunión hubiera terminado con un acuerdo, no con un portazo a la puerta.

Por otro lado, puede que no sea una gran idea dejar que los enemigos de Estados Unidos vean en casa, comiendo palomitas de maíz, el funcionamiento interior de la diplomacia de la Casa Blanca, sus formas de negociar, sus fortalezas y debilidades. Sea como sea, ya es público, y su impacto es como el de un fuerte golpe en el tablero del juego geoestratégico del momento.

No me gusta el arrinconamiento de Zelensky como invitado, dos contra uno y con un idioma que no domina. Tampoco me parece brillante su actitud, su determinación de ser inamovible, o su estrategia de amenazar a Estados Unidos con un futuro sombrío si no apoyan a Ucrania. Tal vez el único momento gratificante de la pelea es cuando Trump advierte a Zelensky que no está en posición de decir cómo se sentirá o no la nación estadounidense si pierde la guerra.

En ese tema más inspirado, sin embargo, hay otro detalle espeluznante: Trump acorrala físicamente a Zelensky e incluso apoya su mano sobre su hombro mientras le gritan que sea respetuoso con Estados Unidos. La diplomacia es importante, porque como el propio presidente republicano observó con razón, a menudo el peor inconveniente para poner fin a una guerra es el rencor o el odio personal entre los líderes de los contendientes. Y con un ambiente tan tenso en la reunión, es obvio que la diplomacia murió al calor del momento.
Trump y Vance regañan a Zelensky

Trump ha enviado a Zelensky a la cama sin cenar, no ha habido ninguna firma de ningún acuerdo y, de momento, el único que está feliz y se ríe de la cabeza es Putin. Eso tampoco es una buena noticia para el mundo libre. Sé que Trump tiene una habilidad asombrosa para volver a encarrilar las negociaciones, pero esta vez la sensación es que ni Zelensky ni él podrán sentarse a hablar de nuevo. Eso tampoco es una buena noticia para el mundo libre, porque existe una necesidad urgente de detener esta estúpida guerra.

Vance, que nos ha dado varios discursos extraordinarios desde que entró en la Casa Blanca, sonó un poco ridículo pidiendo a Zelensky que respetara a Estados Unidos. Obviamente debería estar agradecido, pero el vicepresidente de la nación más poderosa del mundo no puede exigir cortesía básica y buenos modales como requisito para un acuerdo cuando lo que está en juego es una guerra. La causa ucraniana es buena o mala, independientemente de si Zelensky dice gracias o viene a la Casa Blanca disfrazado de YouTuber.

A medida que pasan los días, lo único que quedará claro de esta histórica reunión abierta es que no es una buena idea tener reuniones importantes a la intemperie, y que Trump realmente quiere poner fin a esta maldita guerra. Curiosamente, los pacifistas europeos y americanos habituales, los que están indignados cuando Israel responde a los ataques terroristas en Gaza porque es una paz, están felices de que todo el mundo vaya a esta guerra en Europa. Eso es otra cosa que me parece sospechoso. Incluso Macron, un tipo que escucha un petardo y se queda debajo de la cama, es ahora el mayor desampostador del mundo en la guerra de Ucrania. Sospechoso.

 https://spectator.org/trump-and-zelensky-loud-live-and-with-popcorn/

sábado, 8 de marzo de 2025

Tráfico de fetos en Planned Parenthood

Recientemente han salido a la luz una serie de correos electrónicos que han expuesto un grave atentado ético que involucra a Planned Parenthood y la Universidad de California en San Diego (UCSD).

    En estos correos se relatan datos sobre la «recolección de fetos abortados» para propósitos de investigación.

Los correos electrónicos obtenidos, los cuales fueron solicitados por el Centro para el Progreso Médico (CMP) a través de una solicitud de registros públicos, muestran la manera en que se habla de los fetos y los tejidos fetales como si se tratara de pura mercancía.

El New York Post, informa que los fetos, incluyendo aquellos de hasta 23 semanas de edad gestacional, eran tratados como simples «muestras» provenientes de abortos efectivos, en lugar de ser considerados seres humanos con potencial de vida.
Los correos electrónicos

Según un comunicado de prensa del Centro para el Progreso Médico (CMP), las conversaciones por correo electrónico comienzan con un Plan de Investigación con abundantes supresiones presentado a la Junta de Revisión Institucional (IRB) de la UCSD y aprobado en 2018.

Según el documento de (CMP) que puedes consultar aquí,

    se recolectarían tejidos de fetos entre las 4 y 23 semanas de edad gestacional provenientes de mujeres que se sometían a interrupciones quirúrgicas de aborto del embarazo en Planned Parenthood de San Diego, incluyendo fetos «viables no anómalos».

Cabe destacar que la mayoría de los bebés sanos nacidos a las 23 semanas pueden sobrevivir con atención médica moderna.

Además, la presentación a la IRB indica que los datos clínicos recolectados incluirían evidencia de actividad cardíaca fetal por ultrasonido inmediatamente antes del procedimiento de dilatación y evacuación.

    Se esperaba recolectar muestras fetales de hasta 2.500 pacientes.

En correos electrónicos contemporáneos al Plan de Investigación, un trabajador dedicado a esta «recolección de fetos» menciona que las muestras mayores a 12,5 semanas requerían el uso de un medicamento dilatador administrado tres horas antes del procedimiento, conocido como Cytotec o Misoprostol.

Este medicamento, comúnmente usado en abortos químicos, fuerza las contracciones para inducir el parto.

    El uso de altas dosis de Misoprostol sugiere que no se trataba de procedimientos estándar de desmembramiento, sino de abortos de nacimiento parcial o partos completos de bebés prematuros vivos.

David Daleiden, fundador del CMP, señaló que Planned Parenthood utilizaba dosis altas de Misoprostol para dilatar a mujeres cuyos fetos serían recolectados, lo cual indicaba la probabilidad de abortos intactos.

    Daleiden acusó a UCSD y Planned Parenthood de prácticas que podrían constituir delitos federales, incluyendo la venta de partes del cuerpo y el aborto por nacimiento parcial.

Otros correos electrónicos indicaron la logística de la «recolección de fetos». En uno de estos, un investigador de UCSD preguntó si los fetos se llevaban al laboratorio para la disección o si esta se realizaba en la clínica. Además, se mencionó la participación de terceros en la coordinación de la «recolección», lo cual ilustra la organización detallada del proceso.
El macabro proyecto

El contrato entre Planned Parenthood y UCSD, denominado «Acuerdo de Transferencia de Materiales Biológicos», estipula que Planned Parenthood retiene los derechos sobre los «materiales patentados», incluidos todos los derechos de propiedad intelectual sobre los tejidos fetales donados.

Las mujeres que decidieron acabar con su embarazo firmaban un consentimiento para donar el feto para fines de investigación, aunque las implicaciones completas del uso de estos tejidos no estaban completamente claras.

La traducción del formulario de consentimiento al español parece ser otro punto de controversia. Según el CMP, el documento en inglés menciona que la sangre, el tejido o sus derivados podrían tener un valor terapéutico o comercial significativo, lo cual estaba ausente en la versión traducida.

Esta omisión podría constituir un acto de discriminación racial, según afirman, ya que implica que a las mujeres hispanohablantes no se les informó completamente sobre el destino potencial del material fetal donado.

    Los documentos también dejan claro que, a pesar de que la venta de tejido fetal es ilegal, la donación no lo es.

Sin embargo, el contrato entre UCSD y Planned Parenthood permitía a este último retener los «derechos de propiedad intelectual» relacionados con el tejido fetal.

El tema es tan escandaloso que Daleiden incluso ha alegado que las prácticas de Planned Parenthood y UCSD podían caer bajo la categoría de abortos por nacimiento parcial y venta de partes del cuerpo, lo cual estaría tipificado como delito federal. Además, acusó a estas instituciones de llevar a cabo asesinatos por encargo.



 

https://www.forumlibertas.com/trafico-de-fetos-planned-parenthood/

viernes, 7 de marzo de 2025

Por qué todos tenemos una silla llena de ropa, por Itxu Díaz

  vivido en una docena de casas en diferentes ciudades. He conocido a gente de docenas de países diferentes, chicos que comen insectos, gente que no tiene teléfonos móviles, solteros adictos a Tinder y hermosas familias numerosas con casas llenas de niños clasificados por altura y color de pelo.

He llegado a la conclusión de que el sillón mullido es el verdadero nexo cultural de Occidente, lo que une a las naciones, lo que hace a todos los hombres iguales.

He viajado hasta los confines de la Tierra y he vuelto. He bebido millones de libros que han viajado a través de siglos y culturas. Y puedo asegurarles que no hay secreto mejor guardado, ni tabú más grande, ni misterio más universal: ¿por qué demonios todo el mundo tiene siempre una silla llena de ropa en un rincón del dormitorio? ¿Y por qué se la ocultamos a los demás? ¿Nos avergonzamos de ello?

En esas charlas entre amigos, bendecidas con vino, siempre salen a la luz los secretos más oscuros. Se oye hablar de infidelidades, corrupción, conspiraciones políticas y cosas por el estilo. Pero nunca se ha oído a nadie confesar que tiene una maldita silla con una montaña enorme de ropa al lado de la cama, y ​​que no es una obra de arte contemporáneo.

Esta semana he estado reorganizando mi casa. Ya sabéis, he movido muebles, camas, sofás, he reorganizado todos los armarios y he reorganizado mi estantería. Cuando he acabado, la casa estaba impecable, parecía nueva, estuve tentada de sacarle fotos y subirlas a Instagram como si fuera la reencarnación de Marie Kondo. Pero, tras apenas cinco minutos, he entrado a toda velocidad en mi reluciente habitación, he girado la cabeza y ¡ahí estaba! La silla con una pila de un metro de ropa enredada estaba allí.

Estaba allí en el pasado. Hay una trampa explosiva a la entrada de mi habitación que solo se activa con la presión de un tacón femenino, y que emite una pregunta inmediata: “¿Por qué tienes toda esa ropa ahí?” Harta de la pregunta, como socióloga me he visto en la necesidad de realizar un estudio. Aunque el origen de la silla es incierto, la mayoría de la gente afirma que crece verticalmente por tres razones: “Me la pondré mañana”, “no está limpia pero tampoco está sucia”, “ya ​​no es de mi talla, pero tal vez adelgace”.

La silla representa un limbo en nuestros hábitos de higiene. Es temporal pero eterna. No somos capaces de prescindir de ella, ni entendemos por qué se reproduce en cuanto salimos de casa. Personalmente, a estas alturas de mi investigación, me inclino a creer que la silla se pone en modo Toy Story cada vez que no la estamos mirando. Por este motivo he instalado una cámara web que graba las 24 horas del día, los 7 días de la semana, enfocando la silla (seguiré informando).

Si tienes una pila de ropa en una silla (y la tienes) y quieres deshacerte de ella, tengo malas noticias: es imposible. No puedes dejar esa ropa en el armario porque tú y yo sabemos que no está completamente limpia, y la ropa que no está completamente limpia puede contener microorganismos letales y contagiosos que podrían hacer que toda la ropa limpia del armario se vuelva casi limpia, y entonces tendrías una silla con ropa casi limpia y un armario con ropa casi limpia, y todas las mañanas cuando te vistieras tendrías picores por todo el cuerpo.

Colgarlos en el perchero no es una opción. Hay abrigos en el perchero. La ropa casi limpia que entra en el territorio del perchero sería algo así como si un terrorista de Hamás, armado hasta los dientes, caminara por Jerusalén. Los abrigos están en el perchero y no en un armario porque no están limpios ni sucios, simplemente están . Pero la ropa en la silla no es así, a veces está limpia, pero hoy no.

La solución definitiva es tirar todo lo que hay en la silla en un cesto para “ropa intermedia”, pero: ¿qué clase de psicópata no diagnosticado tiene un cesto para “ropa intermedia”?

Hace poco que he empezado una terapia para el conocimiento mutuo entre la silla y yo. Abrazo la silla por la mañana, golpeteo cariñosamente el montón de ropa al pasar junto a ella e incluso hago promesas que no cumplo: “¡Pronto te compraré una mesa para que te haga compañía!”. Todos sabemos que, si le compro una mesa, además de la silla con un montón de ropa, tendré una mesa con un montón de ropa.

El verdadero significado de la silla

Utilizando elaboradas técnicas de análisis sociológico, he llegado a la conclusión de que el sillón repleto de ropa es el verdadero nexo cultural de Occidente , lo que une a las naciones, lo que hace iguales a todos los hombres y, en definitiva, una fuente de orgullo como el himno nacional, el ejército y nuestra bandera. Créanme. El sillón repleto de ropa no es un fracaso. Es una declaración, una declaración a la altura de la Independencia de 1776, una declaración definitiva: “Tengo cosas más importantes que hacer”.

 https://spectator.org/why-we-all-have-a-chair-full-of-clothes/

Señalar al enemigo

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