El pasado 24 de febrero todas las miradas se centraron en la invasión rusa de Ucrania
y el inicio de la guerra en ese país y sus trágicas consecuencias. Sin
embargo, hay otras muchas guerras que están quedando ‘olvidadas’, como
las que se viven desde hace años en Siria, Yemen, Etiopía…
La guerra en Ucrania ya ha cumplido cuatro meses y no parece que se
vea cercano su fin. Además no se puede olvidar que en algunas zonas (las
provincias de Donetsk y Lugansk, en la región del Donbás) ya se vivía un conflicto entre dicho país y Rusia desde el año 2014.
Entre las guerras ‘olvidadas’ está la de Siria, que comenzó en
2011 y ya ha cumplido once años con un trágico balance: más de 610.000
muertos, de los que más de 160.681 eran civiles -entre ellos, 25.286
niños-; 2,1 millones de heridos; y 13 millones de personas se han
convertido en desplazadas internas en el país o en refugiadas
en el extranjero; según la organización no gubernamental Observatorio
Sirio para los Derechos Humanos (OSDH). Asimismo, se han llegado a
cifrar en más de 200.000 las personas desaparecidas y más de 14 millones
de personas siguen necesitando asistencia, pues el 90% de la población
siria vive bajo el umbral de la pobreza, apunta la ONU.
Un conflicto que también ha destruido la mayor parte del país,
dejando inservibles millones de viviendas y daños en escuelas y en
diferentes instalaciones sanitarias. A pesar de que con el paso de los
años, ha disminuido en intensidad y que vivió una cierta ‘tregua’ con
motivo de la pandemia del Covid-19, el presidente sirio, Bashar al-Assad,
ha logrado dominar gran parte del país, pero las rondas de consultas
entre gobierno y oposición, incluyendo mediadores de varios países
(Rusia, Turquía e Irán), no han conseguido avances significativos que
ayuden al proceso de pacificación y al fin del conflicto, en el que los
grupos terroristas (entre ellos, los yihadistas del Estado Islámico) también siguen presentes.
En Oriente Medio también destaca la ‘olvidada’ guerra de Yemen, que tiene sus raíces en el fracaso de un proceso proceso político que se suponía traería estabilidad al país tras la Revolución Yemení de 2011, que fue parte de la Primavera Árabe y obligó al presidente autoritario Alí Abdalá Salé a entregar el poder a su vicepresidente, Abd Rabbuh Mansur Hadi.
Su comienzo se produjo en 2014 y los analistas esperaban que durara
unas pocas semanas, pero lleva ya ocho años y en los últimos ha habido
una escalada de la violencia, así como la involucración de otros países,
como Irán, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, EEUU, Reino Unido y
Francia. Este conflicto ha provocado ya 233.000 muertes, incluidas
131.000 por causas indirectas como la falta de alimentos, servicios de salud e infraestructura.
Además, de los casi 30 millones de habitantes del país, 24 millones
necesitan asistencia humanitaria y de estos, más de 16 millones sufren
hambre extrema.
Y el conflicto entre Israel y Palestina sigue sin llegar a su
fin, tras varias décadas. Y cada cierto tiempo surgen nuevos brotes de
violencia que hacen que la paz siga siendo una utopía.
En Asia, destacan las tensiones políticas y étnicas que se viven desde hace años en Myanmar
(la antigua Birmania), donde el conflicto interno se remonta a 1948.
Uno de sus últimos puntos álgidos se produjo el 1 de febrero de 2021,
cuando los militares de Ejército dieron un golpe de Estado y tomaron el control del país, tras unas elecciones generales que ganó por amplio margen la líder Aung San Suu Kyi,
derrocando su gobierno democrático e instaurando una Junta Militar.
Desde entonces, podrían haber muerto más de 10.000 personas y se estima
que hay 220.000 desplazadas, según la ONG International Rescue
Committee, a las que se suma que más de 14 millones de personas
necesitan ayuda humanitaria.
En este continente, hace unos meses, en Afganistán acabó la
guerra que comenzó con la invasión del país por parte de EEUU culpando a
los talibanes de los ataques terroristas del 11-S de 2001. Sin embargo,
casi 21 años después, tras miles de muertos, EEUU no logró sus
objetivos y los talibanes han tomado el poder obligando a salir por
patas a todas las fuerzas internacionales.
Y de Asia, el viaje por las ‘guerras olvidadas’ llega a África. En Etiopía,
ya hay miles de muertos y refugiados, crímenes de guerra, asesinatos de
civiles y violaciones masivas, así como millones de personas que
necesitan asistencia alimentaria, debido al conflicto que estalló en la región de Tigray
en noviembre de 2020. El origen se sitúa en una disputa entre
diferentes etnias que llevan casi 30 años intentando convivir y que
controlan las diez regiones del país. En Tigray, se celebraron unas
elecciones locales que Abiy Ahmed Ali consideró ilegales y
estalló uno de los conflictos más cruentos de los últimos tiempos, donde
los rebeldes luchan contra las fuerzas gubernamentales. Recuerden que
Abiy Ahmed Ali recibió el Premio Nobel de la Paz en 2019 por haber sido
quien se convirtió en primer ministro y destituyó a los principales
líderes gubernamentales acusados de corrupción y represión, y acabó con
una disputa territorial que se mantenía con Eritrea. El conflicto en
Tigray está imposibilitando que llegue ayuda humanitaria a varias zonas
del norte del país y ya había más de nueve millones de personas en
situación de emergencia humanitaria y hambruna el pasado diciembre, además, más de dos millones han huido a Sudán.
En República Democrática del Congo, el conflicto se mantiene
desde 1996, con miles de personas refugiadas, hambrientas y muertas;
arrasando campos de cultivo. Se vivió bastante tensión tras la negativa
del presidente Joseph Kabila a dejar el poder tras haber sucedido a su padre en 2001 y también ha habido enfermedades (ébola, cólera sarampión) que han afectado a la población.
En el continente africano también hay diversos grupos yihadistas que intentan dominar distintas regiones en varios países, como Malí, Níger, Nigeria, Burkina Faso, Somalia, Congo y Mozambique.
Esto ha provocado no sólo muertos y heridos en atentados y ataques, así
como miles de personas que han dejado sus hogares y millones de
personas que necesitan ayuda humanitaria. Asimismo, suelen ser
habituales los golpes de Estado: los más recientes han tenido lugar en Chad, Guinea-Conakry, Mali, Níger y Sudán.
En Libia también hay cierta inestabilidad, en la que no
contribuye el aplazamiento de las elecciones que tenían que haberse
celebrado el pasado diciembre. Se mantiene el enfrentamiento entre dos
bandos, que reciben los respectivos apoyos de Rusia y Turquía, países
que habían impulsado un proceso de paz apoyado por la ONU, pero la
guerra en Ucrania tampoco lo pondrá fácil.
Y también está el conflicto, aunque no armado, entre Marruecos y el Sáhara Occidental -que tiene el apoyo de Argelia- y en el que de vez en cuando se aviva la tensión. Por ejemplo, en noviembre de 2020 se rompió el alto el fuego pactado: el Frente Polisario bombardeó puestos militares marroquíes y el reino alauí lanzó más de un millar de misiles contra objetivos saharauis.
https://www.hispanidad.com/publirreportaje/guerra-en-ucrania-no-es-unica-hay-otras-guerras-olvidadas-se-viven-en-siria-yemen-etiopia_12035167_102.html
Más información sobre Ucrania: https://cesarvidal.com/la-voz/editorial/editorial-la-tragica-realidad-de-los-huerfanos-ucranianos-07-12-22
Más crisis humanitarias: https://cesarvidal.com/la-voz/editorial/editorial-crisis-humanitarias-01-02-23