Afortunadamente,
ayer se conmemoró en Madrid a las víctimas de las chekas que fueron
ejecutadas sumariamente y sin la más mínima garantía procesal en una
suerte de prisiones regentadas por diferentes partidos políticos de
izquierda entre los que estaba el Partido Socialista. Ya iba siendo hora
porque eso fueron puros asesinatos.
Porque
lo que vemos en nuestro día a día es que se descalifica a cualquiera
que tuvo entre sus mayores a personas partidarias del régimen del
general Franco. Y lo digo yo que no lo tuve y que mi bisabuelo, Gabriel
Maura, ayudó económicamente al alzamiento, pero sólo hasta 1938 en que
comprendió que el objetivo del general Franco –a corto plazo– no era la
restauración de la Monarquía. La causa por la que él apoyaba a Franco. Y
desde entonces fue perseguido por sus escritos que él publicaba,
encuadernados con un elegante cordón y distribuía entre sus amigos. Hace
menos de un mes, Santiago Tamarón me regaló uno de esos opúsculos que
procede de la biblioteca de su padre: «Rezago de España en el movimiento
de Europa» con sus páginas cosidas por un cordón azul celeste.
Los
que sí estuvieron durante décadas viviendo con normalidad el régimen
político español están tan acoquinados por el acoso mediático que casi
nunca son capaces de reaccionar y decir a sus acosadores tres o cuatro
cosas elementales. Por ejemplo, que cualquiera que fuesen los errores
que se pudieran cometer durante el régimen del general Franco –y es
imposible no cometerlos si se está en el poder casi 40 años– para poder
juzgarlos hay que preguntarse por qué se produjo el alzamiento militar.
Cuáles fueron las condiciones de la vida en España que llevaron a una
rebelión contra el caos y la anarquía que vivió nuestro país entre 1931 y
1936. Ya casi nadie quiere recordar cómo fue la sublevación armada de
la izquierda contra la victoria electoral de la CEDA. Y por supuesto,
está prohibido recordar lo que ayer reivindicó en Madrid la asociación
«Pie en Pared», con la participación de Esperanza Aguirre.
En Madrid
hubo 345 chekas por las que pasaron casi 4.000 víctimas que acabaron
siendo asesinadas. Sólo en la cheka en la que ayer se hizo este homenaje
a las víctimas de aquella barbarie, la cheka dirigida por Agapito
García Atadell en el paseo de la Castellana, fueron asesinadas 800
personas. Son ochocientas víctimas que, como las otras más de 3.000
personas asesinadas sin más delito que pensar diferente, no podrán ser
reivindicadas nunca por las leyes de la desmemoria que impone este
gobierno sectario.
Esta
inmensa cantidad de sangre vertida por asesinos de la izquierda explica
muy bien por qué en 1977 la izquierda quiso volver en son de paz,
aceptar el perdón que ya había suplicado Manuel Azaña en los últimos
meses de la Guerra Civil –«paz, piedad, perdón»– y dejar atrás lo que
había ocurrido en la guerra. Porque sabían que tampoco eran inocentes. Y
que muchos de ellos habían disfrutado del régimen de Franco como nadie.
Y si no, podemos ir haciendo el listado de dirigentes de ERC cuyos
padres y abuelos fueron alcaldes, concejales y otros cargos públicos
durante el régimen anterior. Empezando por uno que se llama Pere
Aragonès i Garcia.
https://www.eldebate.com/opinion/20230419/chekas-madrid_108879.html
Enfrentamientos entre el poder y la rebelión tienen responsabilidades compartidas a la hora del crimen, y muchas veces se hace justicia sólo para uno de los dos lados, un abrazo Susana!
ResponderEliminarEs muy cierto. Un beso
EliminarLa continuada manera de andar modificando la historia por parte de la izquierda es algo nada edificante para una sociedad que ante tantas manipulaciones cada vez cree menos en los mensajes de sus políticos.
ResponderEliminarUn horror, Susana.
Beso.
Tremendo y doloroso período de la Historia.
ResponderEliminarVengo a agradecerte tu visita y comentario en casa y a darte la bienvenida, Susana. Un saludo.
Muchas gracias. Un beso
EliminarTerrible. Así es un país dividido. Te lo dice un venezolano
ResponderEliminarEs un hecho terrible te mando un beso.
ResponderEliminarEs la parte de la historia que está borrando en España. Besos
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