Estaba durmiendo en mi habitación y me llamó una periodista española. Me dijo que querían ayudarme a salir de Afganistán. Cogí una bandera de mi país y me despedí de mis padres". En esos momentos Khadija Amín no lo sabía, pero, tras esa llamada, su vida cambiaría radicalmente. En menos de una semana, Amin pasó de ser la cara de los informativos de la mañana de la televisión pública afgana a convertirse en una refugiada en España. ¿La razón?, el regreso de los talibanes al poder después de 20 años.
Ni siquiera hizo falta el uso de la fuerza. En el mes de agosto del 2021, los talibanes fueron tomando, en cuestión de días, un país entero. Todo se gestó un año antes, en el 2020, cuando Estados Unidos — el mismo país que se gastó millones de euros en tratar de democratizar el país — cedía Afganistán a los talibanes. Este proceso quedaría estampado en cuatro páginas firmadas en Doha. En ellas se explicaban los detalles de la retirada estadounidense a cambio de devolver el poder a los talibanes si estos "prometían", a su vez, romper con Al-Qaeda. Así, la guerra más larga de EEUU llegaba a su fin a costa de la declaración de otra: la guerra contra las mujeres.
Dos días después de la toma de Kabul, el Emirato Islámico celebró una rueda de prensa para explicar en qué consistiría el nuevo proyecto político de un país que se despedía de la democracia y, con ella, de los derechos fundamentales. Especialmente los de las mujeres. Ya durante el mandato talibán de inicios de los años 2000, las mujeres vivían relegadas a la esfera privada. Dos décadas después, una vez los talibanes regresaron al poder, el portavoz de los insurgentes lanzó un mensaje al mundo en el que afirmaba que permitirían a las mujeres "que trabajen y estudien dentro del marco de la ley islámica (...) nuestras mujeres son musulmanas y estarán contentas de vivir bajo la sharía", afirmó.
Para los talibanes, sin embargo, ese marco dentro de la ley islámica no permite a las mujeres realizar ningún tipo de trabajo. Solo los destinados a la sanidad, ya que las mujeres pueden ser tratadas en las consultas médicas únicamente por otras. En caso de que un hombre les atienda sería haram (pecado).
Foto: Tras la toma de Kabul por parte de los talibanes, se procedió a eliminar el rostro de mujeres en las calles. (EFE)
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En su interpretación del islam, las mujeres tampoco pueden estudiar. Solo se les está permitido formarse hasta los 12 años. "Hice una entrevista a una niña que iba a cumplir los 13. Una niña de 12 años tiene que jugar y estudiar. Lloraba muchísimo porque no quería dejar los estudios. ¿Por qué no nos dejan estudiar?, me preguntaba. Se les está robando el futuro a las niñas y nadie hace nada. Han eliminado, incluso, los programas educativos que antes se emitían en la radio para las niñas. No quieren que aprendan", lamenta Amín.
La guerra de los talibanes contra la educación de las mujeres y su acceso a la vida laboral no es una novedad. En los países donde los talibanes han tenido y continúan teniendo presencia, los ataques contra las mujeres se han contado por cientos. Uno de los más sonados fue el caso de la pakistaní Malala Yousafzai, quien sufrió varios disparos por parte de dos talibanes cuando se encontraba de camino a la escuela. Desde entonces, Yousafzai se ha convertido en uno de los símbolos de defensa del acceso a la educación de las niñas."La educación es un poder para las mujeres y eso es por lo que los terroristas le tienen miedo a la educación. Ellos no quieren que una mujer se eduque porque entonces esa mujer será más poderosa", defendía años después del ataque en una entrevista en The Daily Show.
placeholder La periodista afgana Khadija Amin en Madrid.
La periodista afgana Khadija Amin en Madrid.
Un año antes de llegar al poder en Afganistán, una vez firmados los Acuerdos de Doha, los talibanes publicaron una lista de mujeres a las que querían matar por considerarlas infieles. Su pecado había sido trabajar, formarse y empoderar a otras. Entre estos nombres se encontraba el de Khadija. "Mis compañeros cámaras no querían salir conmigo a hacer reportajes por miedo a que les pudiesen matar. Decían que yo era peligrosa. Salía por la mañana a trabajar y no sabía si iba a volver a casa", recuerda. "Después de los acuerdos de Doha, los talibanes no asesinaban a extranjeros, asesinaban a afganos, concretamente a las mujeres, porque veían que estábamos mejorando en derechos. Cuando empecé mi profesión sabia que me podía pasar algo. Más aún siendo presentadora".
Han pasado más de 1.000 días desde que un millón y medio de niñas afganas no pueden acceder a la educación, según los datos ofrecidos por Unicef. Al no poder acudir a las escuelas, estas se han visto obligadas a casarse o bien a quedarse en casa al cargo de las tareas del hogar, lo que ha deteriorado gravemente la salud mental de las adolescentes en un país en el que los trastornos psicológicos continúan siendo temas tabús. "Las mujeres están totalmente desesperadas. Dicen que en Afganistán no tienen ningún futuro. Esto ha agravado peligrosamente su salud mental", indica con el semblante serio.
Foto: Las periodistas de la estación de radio 'Mujeres en Kandahar'. (EFE/M. Sadiq)
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A pesar de que Afganistán, antes del regreso de los insurgentes, ya vivía un contexto machista, las cifras en educación alcanzaron uno de sus mejores resultados gracias a la lucha de las mujeres afganas y al proceso de democratización en el que el país se vio envuelto. Desde el 2001 hasta el 2018, el número de alumnas matriculadas creció de 0 hasta alcanzar los 2.5 millones, de acuerdo con los datos de la Unesco. En agosto del 2021, el mismo mes en el que los talibanes tomaron Kabul, cuatro de cada diez estudiantes de primaria eran niñas. En cuanto a la educación superior, la presencia femenina aumentó casi 20 veces, a más de 100.000 alumnas. Ahora, todas estas cifras han quedado reducidas hasta casi desaparecer por completo. Los talibanes van cortando las raíces que un día se plantaron y que permitieron poco a poco florecer las libertades de un país que ha quedado en pausa.
A la prohibición de la educación se le sumó también el impedimento de poder ir a los parques, de pasear solas, de descubrirse la cara, de ir a los salones de belleza o de acudir a los baños públicos. Por si estos vetos no eran ya lo suficientemente denigrantes, hace apenas una semana, los talibanes anunciaron una nueva prohibición que erradicaba ya de por sí a la mujer como sujeto: eliminar su voz en los espacios públicos.
Como respuesta a esta imposición, son decenas las mujeres que, tapadas en un burka, difunden vídeos cantando. "Desde que los talibanes intentaron silenciarnos, hemos alzado nuestras voces en desafío, cantando por la libertad y la igualdad. Nos negamos a que nos borren. Hago un llamamiento a todas las mujeres del mundo para que se unan a nosotras en solidaridad. Juntas somos imparables", escribía una activista afgana en X. Para Amín, sin embargo, estos vídeos, a pesar de que los considera muy valientes, "no van a cambiar nada hasta que los talibanes no se vayan del país o haya un cambio de gobierno".
Khadija tiene a gran parte de su familia en Afganistán, incluida su hermana. Puede comunicarse con ella gracias a las redes sociales. A pesar de esto, Amin tiene miedo de que los talibanes prohíban a las mujeres conectarse a la red."Tememos que un día corten el internet también a las mujeres. Gracias al internet las mujeres pueden enviarnos mensajes. Para la mentalidad de los talibanes, las mujeres somos personas que provocamos a los hombres con nuestra voz, con nuestro maquillaje, con nuestra ropa. Por eso quieren prohibirnos todo. Para ellos, nosotras, [las mujeres] somos las culpables de todo. Temen incluso que por nosotras pierdan el paraíso".
Blanquear el Emirato a través del turismo
La casi erradicación de las mujeres en la vida pública afgana choca frontalmente con otros datos: el aumento del turismo en el país. Según el jefe de la Dirección de Turismo de Kabul, 2.300 personas visitaron el país en el año 2022. Una cifra que ascendió a los 7.000 en el año 2023. Estos números suman un total de más de 10.719 turistas que han viajado a Afganistán desde la toma de Kabul. Para las mujeres afganas, estos datos son inexplicables.
"Las mujeres afganas no pueden ni salir de sus casas. ¿No tienen los turistas otro lugar en el mundo al que ir?", se pregunta Amín. "Los talibanes están ganando mucho dinero con el turismo y ellos, los turistas, los blanquean. A los extranjeros que van a Afganistán les tratan muy bien, pero eso nos enfada mucho porque no es la realidad. Es injusto que tu vayas de vacaciones cuando las mujeres viven encerradas en su país. Para las mujeres afganas es un insulto que vayas de visita mientras ellas viven encerradas".
Afganistán ahora es una cárcel sin barreras físicas. Las tierras verdes y áridas que Khadiya recuerda se han transformado en una jaula. El miedo a las represalias por no cumplir las imposiciones de los hombres que gobiernan se han convertido en el arma más efectiva. Las mujeres, que podían vivir libremente y elegir su futuro, han visto como de un día para otro su presente y su futuro se han roto. Las afganas ya no tiene sueños porque simplemtente no pueden ."Nunca pensé que un día tendría que irme de Afganistán. Yo tenía objetivos muy grandes para mi futuro. Quería ser ministra de Defensa porque quería demostrar a los hombres que una mujer también podía estar al frente de ese Ministerio. A las mujeres que trabajaban en los Minsiterios las insultaban mucho. Los hombres no iban a dejar a las mujeres llegar hasta ahí. Pero era mi sueño".
Mientras apura el café, la presentadora afgana mira a un punto perdido. Recobra la postura y no duda en lanzar un mensaje dirigido a quien quiera escuchar o a quien se sienta con la responsabilidad de poder cambiar las cosas. "No olvidéis a las mujeres afganas. Estamos olvidadas por parte de los Gobiernos. Si no hablamos de Afganistán ni de las muejres afganas, el mundo va olvidar a miles de niñas y de mujeres. El apartheid de género está en Afganistán. Los Gobiernos, que ya no tienen intereses en Afganistán, nos han olvidado. Abandonaron nuestro país. En las negociaciones de los acuerdos de paz ni siquiera había mujeres. Pactaron directamente con ellos [los talibanes]. ¿Cómo pudieron confiar en ellos y dejarnos?".
https://www.elconfidencial.com/mundo/2024-09-04/mujeres-afganistan_3951860/