El que escandalice a uno de estos pequeños que creen, más le valdría que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar.
Si tu ojo derecho te induce a pecar, sácatelo y tíralo. Más te vale perder un miembro que ser echado entero en la “gehenna”.
Si tu mano derecha te induce a pecar, córtatela y tírala, porque más te vale perder un miembro que ir a parar entero a la “gehenna”.
Hablando con mi psicóloga el otro día me decía que los jóvenes españoles están muy perdidos. Por una parte las chicas quieren ser empoderadas e independientes, pero por otro lado quieren que los hombres colaboren. Por su parte, los chicos ya no se sienten responsables de sus relaciones, ni de las consecuencias que puedan tener y desde luego rechazan todo compromiso. Por supuesto, no quieren casarse, por miedo a que les acusen de maltrato.
Así van dando palos de ciego, como las relaciones abiertas o lo que llaman poliamor, que no es amor ni es nada. No es de ecstrañar que la familia esté en peligro, porque supone un acuerdo a largo plazo que ninguno está dispuesto a firmar. Lo que me choca es que esos chicos son hijos de una generación como la mía, que teníamos las ideas mucho más claras. Se ve que entre internet y los medios de comunicación no han conseguido más que complicar lo sencillo.
Blanquear la pobreza: no tendrás nada y serás feliz
Tomando como base argumental
algunos de los puntos de la Agenda 2030 y amparándose en proclamas
aparentemente solidarias en términos de sostenibilidad, son varios los
medios que parecen haber caído en la romantización vergonzante de lo
precario
La Agenda 2030,
el plan de acción “a favor de las personas y el planeta” que fijaba 17
objetivos de desarrollo sostenible (entre los que se incluyen el empleo
pleno, reducir la desigualdad o la igualdad de género), se aprobaba en 2015 con el apoyo de todos los Estados miembros de la Organización de las Naciones Unidas. Sus
cinco ejes (las cinco P del desarrollo, las llaman) bien podrían pasar
por extractos del discurso de una Miss Alabama cualquiera al recibir corona y cetro: poner fin a la pobreza y el hambre, proteger el planeta,
progreso y prosperidad para los seres humanos, la paz en el mundo y,
todo ello, gracias a la participación colectiva. Solidaridad y buen
rollo a todo lo que da la máquina.
La crítica feroz al capitalismo
como culpable de todo mal en nuestra sociedad se añade también a esa
agenda y son precisamente las élites del sistema económico las que
parecen más empeñadas en imponer a los demás, a todos, su moralidad. Que
pasa, parece ser, por cambiar y condicionar nuestros hábitos y nuestros deseos para ajustarnos a los suyos.
Y si el cumplimiento de esa agenda necesita de nuestro empobrecimiento,
pues lo harán. Pero convenciéndonos de que somos nosotros los que hemos
decidido hacerlo libremente y que, además, nos va a gustar y es por nuestro propio bien. Utilizando su propio lenguaje, podríamos decir que lo que están haciendo es blanqueando la pobreza. Solo habría que echar un vistazo rápido un día cualquiera a los diarios para sacar nuestras propias conclusiones:
El coliving es cool
Ya no se comparte apartamento porque los sueldos son precarios,
los alquileres desorbitados y no queda más remedio si uno quiere dormir
a cubierto sin seguir en casa de los padres a los cuarenta. Ahora es
porque se crean sinergias y se tejen redes de contactos entre
residentes. Es una cosa moderna para gente emprendedora, resiliente y
creativa que va del coliving al coworking y vuelta. Y no necesita nada porque lo tiene todo.
El friganismo no es miseria
Es una nueva tendencia sostenible que consiste en coger comida de los
contenedores. Rebuscar dentro de la basura ya no es hurgar en los
desperdicios, es hacer dumpster diving. Y no eres pobre, eres un
tipo concienciado y éticamente admirable que ha dejado de formar parte
de un cruel sistema capitalista que pretende que intercambies dinero por
alimentos.
No debemos tener hijos, ni coche, ni viajar en avión, ni comer carne
El planeta está malito, lo chillaba Greta desgañitada
y cundía el pánico. Hay que reducir emisiones y las cuatro maneras más
eficaces de hacerlo son estas: debemos dejar de consumir carne y
hacernos veganos, renunciar al transporte privado y no utilizar el coche
para nuestros desplazamientos, evitar viajar en avión y dejar de tener
hijos (emiten demasiada polución climática y eso es un desastre. Ser
padre es una irresponsabilidad y nada ecosostenible). Vivir nos está matando.
No es una cochinada, ni porque no haya otra cosa que llevarse a la
boca. Es porque gusta y porque es saludable. Tienen proteínas,
aminoácidos de esos y nutrientes. Además son ecológicos y sostenibles.
Todo son ventajas. Y no se les considera carne. Reutilizar la ropa ya no
es necesidad ni capricho, ahora es tendencia y respuesta ética a una
problemática insostenible de sobreproducción. No es necesidad económica,
es estrategia estética de la mano de la conciencia social.
Rescatar semillas de la basura orgánica y plantar tu propia, qué sé yo,
escarola o cebolla, ya no es ahorrar o hacer tus pinitos en la
horticultura: es evitar los canales de comercialización poco
sostenibles.
No salir los fines de semana (nesting) reduce la ansiedad
Tender al aire libre (sundrying) reduce las emisiones, hacer
la colada fuera de casa es concienciado y moderno, ducharse juntos
ahorra agua, calentar la casa sin calefacción con trucos caseros es
ecosostenible, si encadenas contratos basura uno detrás de otro eres un job hopper con mini jobs y no un pringado… Podríamos seguir, pero como ejemplo sería suficiente.
Puede usted abrir la prensa diaria y encontrar uno o varios de estos
artículos y hacer su propia selección de entre aquellos que se dedican,
en realidad, a disfrazar las dificultades económicas y vitales de toda una generación (precariedad
laboral y económica, complicado acceso a la vivienda…) y presentarlos
como moda y tendencia. Problemas reales tratados de manera superficial y
frívola presentados como estrategias éticas u opciones estéticas, como
una filosofía de vida moralmente admirable y a imitar: son ricos en
valores éticos, luego ser pobres no está tan mal. El nuevo capitalismo es ese, el moral. Se glorifica la pobreza y el salario es emocional. ¿Qué podría salir mal? Alertaba
precisamente Quintana Paz en uno de sus artículos de las amenazas de
este nuevo capitalismo: la intromisión en nuestras libertades y la
imposición a los ciudadanos de una moral muy concreta, de una agenda
ideológica que se sitúa por encima de sus decisiones, de sus votos y de
los propios representantes democráticos. Se apuntan a ello empresas y organizaciones
y, convencido de estar haciendo lo correcto y admirable, el ciudadano
de a pie en realidad traga con más precariedad y con más dificultades
que, gracias al trabajo concienzudo de determinados medios, no solo se
normalizan sino que son trendy: No tendrás nada y serás feliz.
Cuando me preguntan por qué sabía algo, no sé qué contestar. Simplemente lo sabía. Creo que tengo un gran depósito de sentido común y eso me hace ver las causas y las consecuencias de las cosas. Como dice la frase, me parece evidente. No suelo equivocarme con las situaciones, pero sí que me he equivocado mucho con las personas. Siempre para mal, me temo. Varias veces he confiado demasiado en personas que me han decepcionado, e incluso se han vuelto contra mí.
En mis comienzos caí bastante en la trampa de creer en la amistad incondicional de personas que apenas conocía. Luego surgía algún desacuerdo y todo quedaba en agua de borrajas, en nada. Alguna vez incluso no llegué a saber nunca lo que había pasado. Por eso ahora sigo defendiendo mis ideas con igual empeño, pero ya no me atrevo a confraternizar demasiado. Como en la vida real, en internet, tampoco he tenido mucha suerte con las relaciones personales.
La ONU impulsa un informe para despenalizar la pedofilia
Carlos Esteban
Está mal que yo lo diga, pero los soberanistas siempre tenemos razón.
O, si lo prefieren así, los acontecimientos siempre han acabado siendo
como preveíamos y advertíamos, lo que hace parecer todas nuestras
profecías, denunciadas invariablemente como conspiranoias, como meros
«spoilers».
Siempre, por ejemplo, hemos dicho que iban a por los niños,
y habría que estar ciego para no verlo en los últimos acontecimientos,
desde las declaraciones de la ministra española de Igualdad, Irene Montero, sobre la ley del «sólo sí es sí» hasta los espectáculos de «dragqueens» para niños en Estados Unidos.
Y ahora es el epítome del globalismo, la propia ONU, la que nos da la razón. La ONU está impulsando un informe que declara que la pedofilia es un derecho humano.
El informe en cuestión es obra de dos organismos de Naciones Unidas y
en él se dibuja una agenda para despenalizar toda actividad sexual
«consensuada», incluso entre adultos y menores.
Bajo la hojarasca habitual de ampliación de los «derechos humanos»,
el informe describe una estrategia que legalizaría la pedofilia en la
práctica.
Según la cadena norteamericana Fox News, «expertos legales
internacionales» que trabajan para la Comisión Internacional de Juristas
(CIJ), con sede en Ginebra, junto con ONUSIDA y la Oficina del Alto
Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH),
adelantaron estas sugerencias en un informe reciente titulado Los
Principios del 8 de marzo para un enfoque basado en los derechos humanos
del derecho penal que prohíbe conductas asociadas con el sexo, la
reproducción, el uso de drogas, el VIH, la falta de vivienda y la
pobreza.
El informe pide que se despenalicen los delitos relacionados con
«sexo, consumo de drogas, VIH, salud sexual y reproductiva, falta de
vivienda y pobreza».
El documento no ofrece una edad sugerida para el consentimiento
sexual, pero establece que «la conducta sexual que involucre a personas
por debajo de la edad mínima de consentimiento sexual prescrita a nivel
nacional puede ser consentida de hecho, si no de derecho».
También se sugiere en el informe que los abogados, los jueces y las
fuerzas del orden deben tener en cuenta «los derechos y la capacidad de
las personas menores de 18 años para tomar decisiones sobre la
participación en una conducta sexual consentida y su derecho a ser
escuchados en los asuntos que les conciernen».
«De acuerdo con sus capacidades evolutivas y su progresiva autonomía, las personas menores de 18 años deben participar en las decisiones que les afecten,
teniendo debidamente en cuenta su edad, madurez e interés superior, y
con especial atención a las garantías de no discriminación», añade.
En un comunicado de prensa adjunto, Ian Seiderman,
director de Leyes y Políticas de la CIJ, señaló que «el derecho penal es
una de las herramientas más duras a disposición del Estado para ejercer
control sobre las personas… como tal debería ser una medida de último
recurso. Sin embargo, a nivel mundial, ha habido una tendencia creciente hacia la sobrecriminalización».
Y agregó: “Debemos reconocer que estas leyes no sólo violan los
derechos humanos, sino también los principios fundamentales del derecho
penal en sí mismos”.
Lo agruparon allí con todo lo demás, incluido el aborto, que según el
informe «debe quedar completamente fuera del alcance de la ley penal»,
además de hacer que los castigos sean menos severos para las mujeres
embarazadas que consumen drogas o alcohol cuando saben que están
esperando un hijo.
He visto cosas que no creeríais. Basta haber nacido en 1969 para
venir de más allá de Orión. En mi primera adolescencia todavía las
chicas en las inaugurales pandillas nos decían, dulcemente desafiantes,
que ellas pensaban trabajar, y algunos amigos entraban al trapo, y
discutían. Yo, jamás; porque mi abuela había sido empresaria y mi madre era farmacéutica. Pero
recuerdo aquellas discusiones burbujeantes de pelar la pava a la puesta
de sol. Treinta años después, ellas, las mismas, confiesan que están
aburridas de sus trabajos; y ellos, los mismos, ahora sus maridos, les
recuerdan que no pueden dejar de trabajar porque no les daría. Es un
mundo distinto, más acá de Orión.
Me parece estupendamente –mi abuela, mi madre— que trabajen las
señoras. Lo que no me parece excelente es que para mantener un hogar con
una mínima holgura tengan que trabajar a la fuerza los dos cónyuges. No
es una cuestión de sexos. Un amigo se encargaba con mucho esmero de las
tareas del hogar (y escribía libros admirables con poco éxito
comercial) mientras su mujer traía el sueldo. Otro, viendo que su
cónyuge presumía mucho de carrera laboral y de vocación entregada, le
propuso dejar él el trabajo que le espantaba y encargarse de todo lo de
la casa para que ella ascendiese más aún en la empresa y se realizase
definitivamente del todo. Dijo que no, que si eso ya se quedaba ella en
casa.
Expuesto con claridad —por la cuenta que me trae— que soy partidario
de la libertad de elección de régimen económico en cada familia y de la
más absoluta igualdad de sexos en la elección de cada rol, me extraña muchísimo que no se exija más un sistema socioeconómico que ampare a las familias monosalariales. ¿No queremos diversidad?
No frivolizo. Sé que hay muchas casas en la que no entra ningún
sueldo, y ya quisieran uno o medio; y también que hay muchas otras con
un solo sueldo, pero éstas son las primeras que saben que, hoy por hoy,
con un sueldo les da muy mal y por los pelos con suerte. En los tiempos
de Orión se podía vivir holgadamente con un salario, pero ahora la
familia monosalarial ha quedado fuera del alcance de la clase media: o
es un mal menor o un privilegio de contadas profesiones
extraordinariamente pagadas o de familias con patrimonio.
Antaño hasta aquellas discusiones extraterrestres eran posibles. Hoy se perciben signos de nostalgia de aquel sistema. Aurora Pimentel está
haciendo un seguimiento exhaustivo de todos los libros que desde muy
diversos posicionamientos ideológicos claman por una vuelta al hogar. Es
una aspiración creciente que está en el aire, también entre los más
jóvenes.
No me extraña: el sistema monosalarial tiene numerosas ventajas. Con él, la conciliación laboral deja de ser una contrarreloj. Reduce
a la mitad los desplazamientos laborales, con lo que limita el impacto
ambiental drásticamente. Conlleva un aumento de la natalidad. Probablemente disminuya las crisis conyugales. Lo
que es seguro es que produce un reparto social más equitativo de los
puestos de trabajo disponibles con más eficacia que lo de disminuir la
jornada o los días de trabajo. Contribuye a mejorar la productividad del
cónyuge (ella o él) que salga al mercado laboral, pues concentrará sus
esfuerzos y se especializará más. La calidad de vida en casa aumentará:
menos comida precocinada, menos desorden de horarios, menos discusiones
por la logística, más belleza doméstica y atención a los detalles, etc.
Leí un estudio económico en que se demostraba el ahorro de una
administración racional del hogar.
Insisto —por la cuenta que me trae— en la voluntariedad de este modelo de familia. Ahora mismo está completamente perseguido. Ideológicamente, porque se le mira mal, muy mal. Y económicamente, porque resulta una utopía.
Sin embargo, las cuentas podrían estar claras. Si la presión fiscal
media supera el 40%, es normal que se necesiten dos sueldos para sumar
un poquito más de lo que antes era uno, porque el otro hay que dárselo
al Estado. Luego, viene la inflación con las rebajas, y la escasa subida
salarial.
¿No sería interesante proteger a las familias monosalariales? Por
respeto a la libertad de elección de su identidad y también porque su
existencia conlleva una serie de beneficios sociales. Un país no es más
libre por decírselo él a sí mismo todo el día en el espejito mágico de
su vanidad mediática, sino porque los ciudadanos tienen margen real para
cumplir sus sueños y sus legítimas aspiraciones. Reclamemos ámbitos y legislaciones que permitan la monosalarialidad.
Acabo de descubrir que no era culpa de blogger, que era yo que estaba haciendo mal el proceso de añadir nuevos blogs a la lista. Así que ya la he actualizado. Siento el retraso. Besos
Esto lo decía mucho mi madre y para mí es como un mantra. Hay mucha gente que habla, teoriza, más últimamente. Se está imponiendo un pensamiento generalizado y es difícil salir de la corriente. Pero yo estoy acostumbrada a vivir al margen, a pensar de forma independiente. Será porque pasé muchos años en soledad sin otra cosa que hacer. Pero, las ideas son una cosa y otra los hechos. Lo que importa realmente de una persona no es lo que opine sino lo que hace.
Se trata de ser una buena persona. Lo único que le digo a mis hijos es que se busquen una buena persona para compartir su vida. Creo que dos ya lo han hecho. Su raza, su nacionalidad, su ideología, en principio no me importan, aunque soy realista, pueden ser algún problema. Pero siendo buenas personas todos podemos entendernos. Las obras son lo que demuestra de qué pasta estamos hechos. No la palabrería, ni las teorías, ni seguir la corriente.
Nacer en la España de 1936 y asegurar que entonces había más libertad que ahora es una provocación intolerable para el mainstream, convencido de que vivimos en el mejor de los mundos posibles. Si la sentencia de que cualquier tiempo pasado fue mejor
es un peligroso ejercicio de nostalgia, de igual manera convendremos en
que resulta un lugar común sostener que vivimos en la era de más
libertad de la historia.
Esta creencia es alimentada, entre otras cosas, por el formidable
desarrollo tecnológico —especialmente al auge de internet y la telefonía
móvil— que ofrece oportunidades inimaginables hace apenas unas décadas.
Sin embargo, como cualquier hallazgo o avance científico, el mal uso (abuso) de la tecnología puede crear monstruos, un leviatán de apetito insaciable que nos controla sin ser controlado.
Ya sabemos que la primera reacción ante el descubrimiento de una
nueva herramienta es el asombro, por eso quienes no escapan de la
euforia encuentran ridículo y conspiranoico reflexionar sobre las
consecuencias de cualquier innovación. En este caso, preguntarnos si la
influencia que la tecnología tiene sobre nuestras vidas no es más que
una falsa apariencia de libertad. O sea, una cárcel virtual en 5G.
Tenemos ejemplos recientes que deberían suscitar debates. Uno de
ellos ha sido la epidemia del COVID-19, que ha acelerado el proceso de
control total. Hace cuatro años era inimaginable que el poder lograra
encerrarnos en casa, imponernos la mascarilla para pasear por la calle,
un pasaporte para tomar café en el bar de nuestro barrio o guardar distancia de seguridad en la cola del supermercado.
Logrado todo ello sin que rechistáramos, quienes mandan pasaron a la
siguiente fase declarando la guerra al dinero en metálico bajo la
coartada de luchar contra la economía sumergida y actividades ilícitas
como el narcotráfico. La prohibición del dinero en efectivo, por tanto, aumentaría el control sobre el ciudadano, del que el poder tendría una radiografía certera de su perfil como consumidor.
Quien nunca rehuyó ningún debate fue Fernando Sánchez Dragó, que reflexionó sobre la revolución tecnológica y sus implicaciones en una entrevista concedida a Actuall en 2016. «Estamos en la época de menor libertad de la historia. Tener una tablet e internet no es libertad. La libertad es interior. Cuando estaba entre barrotes en la época de Franco yo era más libre que los que estaban fuera […]. A mayor número de leyes menos libertad. Cuando un político se entera de que hay un vacío legal corre despavorido: ¡oh, hay un vacío legal! y crea una ley […]. Nunca ha habido menos libertad en el mundo que la que hay en estos momentos«.
Más allá de la provocación —tan propia del escritor— lo esencial es
la refutación de la idea que esgrimen quienes profesan la fe de que el
progreso material siempre implica más libertad. Se podría decir lo mismo
del sistema democrático, pues aunque elijamos a nuestros representantes
los gobiernos jamás han tenido tanto poder sobre el ciudadano como ahora,
nunca han sabido tanto de nosotros ni han tenido un perfil más exacto
acerca de nuestras compras, viajes, amigos, aficiones o tendencias
políticas.
Esta aparente sensación de libertad que desprende la tecnología a
través de las redes, la telefonía, la incipiente inteligencia artificial
o los cada vez más numerosos medios de comunicación no se traduce en
más pluralidad ni en más libertad de expresión. Paradójicamente, las incontables pantallas que pasan ante nuestros ojos cada día difunden un mensaje casi homogéneo. La
explicación parece sencilla: los grandes medios y las «big tech» están
en pocas manos (oligopolio) de magnates (Zuckerberg, Bill Gates, Bezos…)
que reman en la misma dirección.
Al final, como en todas las épocas, hay una élite que decide qué es lo que se puede decir. Quizá los nuestros sean tiempos de mordaza invisible pero sólo hasta cierto punto.
Si en las redes la censura la ejercen los dueños de las empresas
privadas pasando por encima de legislaciones nacionales, la clase
política cada vez disimula menos su pulsión censora. Ahí están las leyes
contra el pensamiento, edulcoradas con el eufemismo de «memoria
democrática», que imponen una visión de la historia con multas al
disidente de hasta 150.000 democráticos euros.
Cabe preguntarse entonces si la manoseada libertad oficial (como
voluntad, autorrealización y autodeterminación, pero nunca orientada al
bien) no es en realidad la golosina con la que nos entretienen mientras
entregamos algo tan sagrado como nuestra intimidad o la libertad de
expresión.
Sánchez Dragó concluyó aquella entrevista mojándose con una reflexión
acerca de si nuestros abuelos fueron más libres que nosotros: «Por
supuesto. Yo he nacido en un mundo mucho más libre que el que dejo. Hoy
están prohibidas las cosas más elementales. La única ley debería ser la
de que la libertad termine donde empiece la del prójimo».
En el
Govern lo decimos alto y claro: basta ya de perseguir, robar y vejar a
Catalunya. Pongamos lo del Barça. Un honrado club de fútbol se gasta 7,5
millones durante años en pagos secretos al vicepresidente de los
árbitros y los medios de Madrit van y deducen que ha sido para
influir en los arbitrajes, para comprar partidos. Qué barbaridad. Qué
nivel de maledicencia. Lo ha explicado perfectamente el bueno del
president Laporta: todo es una conjura del Real Madrid, el equipo
franquista por antonomasia. Y si el Barcelona le concedió tres veces su
medalla de oro al «Generalísimo», y si el «més que un club» fue
rescatado tres veces de la quiebra por Franco, y si los directivos
blaugranas se ataviaban con uniformes del régimen en grandes fastos en
el Nou Camp… todo eso no era más que un modo sofisticado de seguir
avanzando en nuestro hecho identitario sin levantar sospechas.
La verdad es que el acoso español a nuestro pueblo viene de lejos. En el siglo XIX, Madrit nos
impuso un arancel textil que nos concedió el monopolio del algodón en
España. ¡Imagínense el curro que da eso! Y más tarde, Franco nos dio a
dedo la fábrica de la Seat, y el monopolio junto con Valencia para
montar ferias internacionales, y las primeras autopistas del país. Y
luego llegarían los únicos Juegos Olímpicos que se han celebrado en
España, gracias en parte a un enorme esfuerzo del Estado y la Corona. Y
el robo español continuó con Felipe González, que en 1994 vendió Enagás,
monopolio de facto de la red de transporte de gas en España, a la
gasera catalana por un precio inferior en un 58 % a su valor en libros. Y
Repsol, la gran petrolera española, pasó también a manos catalanas. Y
Aznar se plegó a Pujol en el Majestic para llegar al poder. Y todos los
modelos de financiación autonómica se han cortado al dictado de Cataluña
(aunque luego descubrimos que todos eran un robo a Cataluña). Y somos
la comunidad autónoma que más dinero ha percibido de los fondos de
rescate estatales. Y Sánchez nos ha inflado a pasta a lo bestia –en
detrimento de otras regiones–, en un intento de comprar a tocateja lo
que llama con cursilería «la desinflamación». Y el Código Penal se
cambia al dictado de los partidos separatistas catalanes. Y hemos
prohibido el español en los rótulos y en los colegios, saltándonos
incluso la ley para hacerlo, pero el castellano sigue siendo tozudamente
la lengua más hablada en Cataluña, probablemente por culpa de
omnipresente Franco, que no descansa ni un minuto aunque lleve ya 47
años muerto.
En
fin, que no paran de oprimirnos. Un último ejemplo. Los mossos y el
Consell de la República del president Puidgemont han investigado y la
sequía que soporta la Tierra Prometida no es para nada casual. Detrás se
oculta la mano negra de Madrit. Probablemente en algún momento
del franquismo colocaron ventiladores en un punto secreto de la Meseta
para que las borrascas que traen el agua no lleguen como es debido a
Cataluña. Es un tema grave, que vamos a llevar a la próxima mesa
bilateral con Sánchez. Exigiremos un nuevo Estatut para que Cataluña
tenga las competencias de los pantanos desde el Sil al Tajo y que el
Estado opresor nos indemnice debidamente. Y si alguien se pone tonto, un
toque a Sánchez y Conde-Pumpido y se arregla, que para eso los hemos
colocado ahí (y para que en el 2024 nos organicen la «consulta de la
claridad», léase el referéndum, y a partir de ahí, España, si te he
visto no me acuerdo, porque tanta persecución es insoportable).
La
artista española más universal hoy en día, Rosalía, es catalana, como
muchos de los principales comunicadores que triunfan en Madrid, o varios
de los escritores más leídos en España, o los cocineros mediáticos que
admira todo el país. Pruebas irrefutables de la implacable persecución a
Cataluña y todo lo catalán. A por la República, amigas y amigos, que un
tío de Tarragona es distinto y superior a uno de Teruel o de Tarifa y
no pueden continuar ni un minuto más siendo compatriotas desde hace
siglos en un mismo país.
Actriz pelirroja mejicana dice que la discriminan por no ser blanca. Parece ser que se refiere a que sus padres son mejicanos, pero el caso es que blanca es sin duda. A eso le llaman en EE.UU. blackfishing,que viene a ser como engañar haciéndote pasar por negro. Me recuerda a Meghan Markle que también tiene poco de mujer de color. Yo ni siquiera sabía que lo era. O el mismo Obama, cuya madre es blanca. Se empieza a llevar mucho proclamarse persona discriminada.
Yo misma estoy pensando en crear una asociación para mujeres de mediana edad con exceso de peso. Así espero conseguir alguna jugosa subvención. Jeje. Diré que los hombres ya no me miran porque tienen gordofobia de género. Que las mujeres de mediana edad gordas no ocupan puestos directivos. Que el médico me quiere hacer una terapia de reconversión contra mi voluntad. Que yo también soy de color, pálido. Y que exijjo una subvención.
Porque parece que no me actualiza la lista de blogs, o es que muchos han dejado de escribir en junio. Tampoco me muestra los últimos blogs que he incluído.
Además por la mañana no tengo casi visitas o las marca sólo por la tarde. Besos
Por cierto, he publicado otro post hoy a las diez de la mañana
Hace poco un amigo me pasó este listado
de la base de datos IMDB en torno a las películas donde mayor es la
diferencia en el voto según sexo. Entiéndase, no necesariamente las
preferidas por hombres y mujeres, sino las que solo gustan a unos o a otras. En un primer vistazo llama la atención lo mucho que impactó en el público femenino Harry Potter,
saga probablemente muy entretenida pero a la que según temo debí llegar
con la edad y sexo equivocados (lástima que de lo primero aún no se
haya legislado para que uno decida sus años autopercibidos).
Y qué decir
sobre la inclusión de ese ejercicio de reescritura de la historia
llamado Figuras Ocultas, por el que la llegada a la luna no fue
un logro de brillantes ingenieros de pasado nazi sino de mujeres
negras. Bodrio prescindible. Ahora fijémonos en las preferencias
masculinas: ahí están entre otras La cosa, Sin perdón, Hasta que llegó su hora, El submarino, Toro salvaje, Rocky, Casino, Los siete samuráis, La gran evasión
¡Qué impresionante sucesión de obras maestras! Pero apenas empezaba a
regodearme en cierto chovinismo cinematográfico una sombría constatación
me heló la sonrisa… las del listado femenino eran todas posteriores al
año 2000 salvo 3, mientras que en el masculino ocurría lo mismo pero en
sentido opuesto. Dicho de otra forma, el año promedio del estreno de
unas era 2004 y el de las segundas 1974.
Uno ya se barruntaba ser un vestigio de otra época, un dinosaurio al
que ningún meteorito había dado aún su merecido, y esto solo venía a
ratificarlo. El zeitgeist y el BOE, que en España
vienen a ser lo mismo, ya nos mostraban la masculinidad como algo a
superar, objeto de burla y de sospecha, un artefacto que debe
deconstruirse con la cautela que requiere desmontar una central nuclear
soviética pues en su núcleo solo alberga toxicidad. No es sorprendente
que el cine, como arte propio de nuestra época y formidable herramienta
de propaganda, haya hecho de todo ello su blasón. Pero a un precio aún
más alto que el de una entrada, dado que son la calidad, el talento y el
mérito los jirones que han quedado colgando en esa cerca. (...)
Hay quien piensa que existen diferentes tipos de morales. Yo
creo que sólo existe una, la moral universal que coincide
esencialmente con la cristiana. Por tanto, o se tiene moral o no se
tiene. No hay moral a medias, como no se puede medio abortar o medio
eutanasiar a alguien. Yo pienso que la sociedad española en su
conjunto no tiene una moral sólida. Por eso se explica que no se
escandalicen ya de nada y que hasta les hagan gracia los escándalos
políticos.
Pasar de la marihuana a la cocaína o de la
pornografía a la prostitución no es un gran paso. Lo difícil es
empezar. Luego tal vez todo depende de si te han invitado o no a las
fiestas del tito Berni. Una sociedad sin moral ya no se extraña de
nada. Porque la moral no se puede sustituir por la ideología. Detrás
de la moral no queda nada, el vacío absoluto donde todo está
permitido. Por eso, esperar que la gente reaccione ante los
escándalos hoy en día es pedir demasiado.
Tenemos una sociedad anestesiada por las redes
sociales. Los jóvenes se pasan el día en Tik Tok viendo videos sin
sentido y, para colmo, el gobierno chino lo utiliza para
manipularnos. La gente está más interesada por la última serie de
la plataforma que por los problemas reales de los españoles. Así,
cómo se puede esperar que reaccionen. Las familias se están
disgregando y la Fe es poco más que un conjunto de ceremonias.
Mientras tanto, en el mundo sigue habiendo
hambrunas y guerras, provocadas en su mayor parte por intereses
externos. Hay niños que
no pueden estudiar porque trabajan para ganarse la vida. Hay minas
peligrosas donde se juegan la vida para traernos los materiales de
nuestros móviles. Hay gobiernos corruptos que se quedan con la ayuda
a sus países. Pero nosotros vivimos en nuestro mundo de fantasía,
donde somos nuestros propios dioses.
Hijos, los olvidados de la FIV que sufren duelos, carencias y riesgos de por vida: «Es terrorífico»
Cada vez son más los
hijos concebidos por reproducción asistida que sufren las consecuencias
altamente negativas de este método. Entre ellas, afecciones mentales,
asistencia frecuente a terapia, la búsqueda de sus padres ausentes o
hermanos por internet y, en algunos casos, riesgos para la propia vida.
José María Carrera
El caso de Ana Obregón y su
adquisición de un bebé con esperma de su hijo por vientre de alquiler ha
desatado un terremoto mediático. Tanto en su caso como en los de miles
de personas anónimas que recurren a la reproducción asistida, esta se presenta con un halo de optimismo y romanticismo. Se resalta la alegría de los nuevos padres pero se olvida cómo aumentan por miles las vidas inconexas,
repletas de dudas y trastornos psicoafectivos en los niños que fueron
concebidos viéndose negados de por vida de poder conocer a su padre
biológico.
A menudo, cuando estos son adultos, invierten tiempo a partes iguales
entre terapias y consultas y realizándose test genéticos para poder
conocer a alguno de sus muchos hermanos repartidos por el mundo. Y con
suerte, a su figura paterna.
Uno de esos casos es el de María Sellés, una joven de 32 años que fue concebida con esperma de un donante anónimo y que dedica buena parte de su tiempo en buscar a la familia que nunca conoció.
También en ayudar a otras personas que nacieron como resultado de la
reproducción asistida a través de AFID, organización fundada por ella
misma para exigir que la legislación vigente permita conocer la
identidad de los donantes.
En su caso, afirma que su sufrimiento por no saber quién es su padre le ha acarreado problemas añadidos de salud mental.
"Nosotras no somos un sueño. Es terrorífico"
"Siento que me han amputado algo. Me dicen: `Ya tienes a tu madre´.
Es como si te dijeran que como tienes dos brazos, te cortan uno",
lamentó recientemente en declaraciones a La Vanguardia.
También le duele cuando le dicen que fue una hija muy deseada o que
tuvo mucha suerte mientras que se potencia el duelo genético -el que
atraviesan las personas que asumen que no serán progenitores biológicos
de sus hijos- de quienes buscan un bebé mediante la reproducción
asistida, como si los hijos resultantes careciesen de personalidad, dignidad o vida propias.
"En la reproducción asistida todo está enfocado desde la perspectiva de la gente que hace la crianza,
no de los nacidos. Todo se mira para que unos padres que quieran tener
un hijo lo puedan hacer, pero el derecho a tener hijos no existe. El
único derecho real es el de las personas a conocer sus
orígenes. Nosotras no somos un sueño, eso me parece terrorífico, como si fuera comprarse un perro o hacer un viaje", denuncia.
Piensa, por último, en los cuatro hermanos que tiene -quizá más,
dice- y de los que no sabe nada, aunque no pierde la esperanza de
conocerlos algún día.
Precisamente sobre el duelo en pacientes nacidos por reproducción asistida se ha especializado Anna Martín
(nombre ficticio), psicóloga también concebida con esperma de donante
que aborda en su consulta cuestiones relativas al arraigo, el duelo
genético y el trauma generacional, el que se transmite de padres a hijos
y de abuelos a nietos. "Cuando te falta una pieza del puzle te cuesta
sanar. Si tienes esa parte es más fácil hacerlo", asegura.
Todo por… ¿las familias?
Muestra de las palabras de María y que en la FIV los hijos son poco
más que una cifra son las palabras del presidente de la Sociedad
Española de Fertilidad y especialista de la clínica Fertty de
Barcelona, Juan José Espinós.
El propio doctor no se preocupa en ocultar la "drástica reducción" de
los tratamientos que supondría atender las demandas legales de las
víctimas de la FIV para suprimir el anonimato del donante... con la
cuantiosa suma que ello supondría. Teniendo en cuenta que en su página
web afirman tener entre 200 y 1.000 ciclos al año con un precio que
oscila entre 3.900 y 5.900 euros con donantes de esperma, la facturación, en el peor de los casos, podría ascender a los 780.000 euros. Si se realizasen los 1.000 ciclos con donantes, podría aumentar hasta casi los 6 millones.
Juan José Espinós dirige una clínica de FIV en Barcelona. Pese a
los grandes perjuicios que esta técnicagenera en los nacidos, se muestra
contrario a permitirles conocer a sus padres biológicos: se trata de
una demanda que "reduciría drásticamente" sus ingresos.
En palabras del propio Espinós, si se levantase el anonimato “el
efecto sería el mismo que ha tenido en otros países de Europa, como
Francia, Portugal y Reino Unidos, se reduciría drásticamente el número de donantes. Los donantes no tienen ningún interés en formar una familia y quieren preservar su derecho a la intimidad", justifica.
Cuando no conocer a 4 hermanos es ser "afortunado"
Con todo, podría pensarse que María es una chica con suerte, pues
"solo" tiene cuatro hermanos perdidos. Algo insignificante si se compara
a los cientos de hijos que tiene un donante neerlandés de 41 años,
actualmente en juicio por haber engendrado a 550 niños ante el desconocimiento de las clínicas y familias con quienes los tuvo.
"Si hubiera sabido que ya había tenido más de cien hijos, nunca le hubiera elegido.
Cuando pienso en las consecuencias que esto podría tener para mi hijo,
me quedo con mal cuerpo y me entra la incertidumbre sobre su futuro:
¿cuántos hijos más habrá?", se pregunta Eva, la madre que inicia ahora
la denuncia en los tribunales contra el donante.
Podría pensarse que el de la reproducción asistida es un caso minoritario. Lo cierto es que actualmente el 10% de los bebés que nacen cada año en España lo hacen mediante este tipo de tratamientos, siendo muchos de ellos hijos de donantes anónimos.
Concretamente, de los 38.000 ciclos de fecundación in vitro que se
llevaron a cabo en España en 2020, más de 10.000 precisaron de
donaciones de esperma u ovocitos. Se trata de una cifra irrisoria
motivada por el covid: en 2019, los tratamientos de fecundación in vitro
ascendieron a casi 150.000. De los nacidos mediante esta técnica en
2020, un tercio lo hicieron gracias a óvulos donados de otras mujeres, debido a la elevada edad de las mujeres que acuden a estas técnicas.
Consecuencias: terapia, insultos, carencias afectivas o la propia vida
Josep Marqués es "otro" de esos casos en los que no pensaron
antes de concebirle de forma artificial. Hoy, a los 40 años, trata sus
carencias en terapia, su padre -no biológico- nunca le ha dicho que le
quiere -cree que se debe a "una frialdad que quizá viene de ahí"-,
incluso narra como su vida ha corrido peligro precisamente por no conocer a su padre.
"Soy una persona bastante hipocondríaca y una vez tuve un ataque de
angustia y tuvo que venir a buscarme una ambulancia. Me preguntaron por
antecedentes de infarto y me di cuenta de que no sé nada de la historia
médica de la familia de mi padre biológico. Me entró el pánico. El
derecho a conocer el historial médico del donante es básico, es de
cajón", denuncia.
Aún recuerda como desde pequeño se referían a él como "el hijo del
butanero" debido a la ausencia de parecido con su padre biológico.
Explica que, como María, ha comprado un test genético por internet,
se conoce al dedillo la web de My Heritage -para encontrar coincidencias
genéticas- y continuamente piensa en su "otra" familia. "Igual me he cruzado con un hermano y ni él ni yo lo sabemos", lamenta. Por el momento, trata de sobrellevar la situación en sesiones de terapia.
Hay días en que realmente me pregunto si estoy en el lado equivocado de la historia. Vistos los resultados, tal vez resulta que el aborto y la eutanasia es lo mejor que le puede pasar a la humanidad. Y cambiar de sexo, un pasatiempo inofensivo. Yo lo que sé es que a los que defienden eso les va muy bien, mientras que yo no consigo ni el apoyo de los míos.
Tal vez es que estoy en el bando equivocado, luchando contra gigantes que no son más que molinos. O tal vez es sólo que no valgo para esto, que la tarea me viene grande. Lo malo es que tampoco sé hacer otra cosa. Mira que si un día llego ahí arriba y me dicen que he estado haciendo el tonto, que todo ha sido en vano.
Braunstein: la gente corriente ha empezado «una auténtica "guerra cultural" contra el "wokismo"»
Jean-François
Braunstein, en una entrevista en Europe 1 (emisora francesa del grupo
Lagardère) sobre el sectarismo 'woke'.
En su ensayo La religión woke (Grasset), que ya es una referencia en el tema, Jean-François Braunstein, profesor emérito de Filosofía en la Sorbona y autor de La Filosofía se ha vuelto loca, publicado en español, describe, investiga y critica las tesis woke, ofreciéndonos un panorama muy completo.
Elisabeth Geffroy le ha entrevistado al respecto en La Nef (nº 357, abril 2023)
-¿En qué se parece el wokismo a una religión? En términos más generales, ¿cuál es el destino de la racionalidad?
-El término woke significa "despertar" y fue utilizado por primera vez por el movimiento Black Lives Matter para referirse a un despertar a la justicia social. Pero el término también tiene una fuerte dimensión religiosa. Los woke están "despiertos" a una nueva visión global del mundo, muy diferente de la nuestra.
»También recuerda a los "grandes despertares" protestantes estadounidenses de los siglos XVIII y XIX. Entre los woke, el equivalente del pecado original es el "privilegio blanco", pero es un pecado que no tiene perdón. Se trata de separar radicalmente lo puro de lo impuro, condenado como "racista" o "transfóbico". Tras la muerte de George Floyd, los woke han vuelto a los rituales de contrición, como la genuflexión y el lavado de pies a los negros, en reuniones multitudinarias, emotivas y entusiastas.
»Los woke son sectarios. Se niegan a debatir con sus
oponentes, a los que ven como malvados. Durante la toma de la
Universidad de Evergreen en 2017, uno de los estudiantes ordenó a uno de
los profesores que dejara de argumentar, porque "la lógica es racista".
La "cultura de la cancelación" quiere prohibir cualquier cosa de la cultura occidental que no se ajuste a las creencias woke. Los woke también son muy proselitistas, sobre todo en la educación primaria y secundaria.
»Lo más sorprendente es que esta religión se originó en las
universidades occidentales, fundadas desde el siglo XIX sobre la
herencia de la Ilustración: argumentación, libertad académica,
racionalidad. Sin embargo, los woke son críticos decididos de valores de la Ilustración como el universalismo y la razón, pero también de la autonomía individual.
-¿Podría explicarnos por qué el mundo que los woke construyen
y quieren habitar es, en realidad, un mundo imaginario, y su
pensamiento un pensamiento mágico que descarta la realidad?
-La ideología de género postula que lo que distingue lo
masculino y lo femenino no es el cuerpo, sino la conciencia de ser
hombre, mujer o lo que sea. Esta idea de que el cuerpo no es esencial
recuerda a la herejía gnóstica, que explicaba que el cuerpo es el mal del que hay que liberarse.
»Por consiguiente, los defensores del género niegan la biología, pero también la evidencia de nuestros sentidos
cuando nos piden que compartamos el sentimiento de alguien que cree ser
de un género, cuando es claramente del otro. Los transactivistas nos
piden -y piden a la sociedad al cambiar el registro de género con una
simple declaración- que entremos en lo que la filósofa Kathleen Stock llama el "mundo imaginario" del género.
»Del mismo modo, para preservar la idea de que el género percibido prevalece sobre el cuerpo,
hablan de que a las personas se les "asigna" el sexo masculino o
femenino al nacer, como si la elección del sexo fuera arbitraria e
impuesta. Planned Parenthood promueve este mundo de fantasía explicando
que un hombre puede estar embarazado y que el pene no es un órgano
sexual masculino. Las mujeres deben ser borradas porque recuerdan demasiado la diferencia de género.
»Este mundo imaginario del género es tanto más atractivo cuanto que está en total consonancia con el metaverso propuesto por las GAFAM [los gigantes tecnológicos:
Google, Amazon, Facebook, Apple y Microsoft], donde uno puede cambiar
de género con un simple clic. La idea de que sea posible cambiar de
cuerpo a voluntad evoca también las utopías transhumanistas. El compromiso de las GAFAM con estas teorías transgénero y transhumanistas agrava la amenaza de este mundo de fantasía.
-Usted escribe que "el problema es que se
prefiere poner en peligro a la mayoría en beneficio de una ínfima
minoría de activistas convencidos que se presentan como eternas
víctimas". ¿Dice mucho esta frase sobre el wokismo?
-Me refería a las reivindicaciones de una minoría de activistas
trans, en particular hombres que se "declaran" mujeres sin haber
cambiado de sexo y pretenden participar en competiciones deportivas femeninas o ser recluidos en cárceles de
mujeres. El resultado es que el deporte femenino estará totalmente
dominado por estos hombres trans, y las reclusas sufrirán abusos por
parte de estos mismos hombres trans.
»En términos más generales, huelga decir que presentarse como
"víctima", aunque solo sea un "sentimiento" imposible de verificar, es
un arma formidable. Basta con que una "víctima" se declare escandalizada
para que sectores enteros de la cultura occidental queden cancelados. La censura, y sobre todo la autocensura, es la norma en las universidades, en los medios de comunicación y en las GAFAM, donde imperan los woke.
Estas minorías militantes, organizadas y decididas, toman fácilmente el
control de las universidades, o de asociaciones y sindicatos, como Planning familial o Sud Éducation.
Significa que, ante una situación difícil, se toman medidas desesperadas, como meterse al río tras una batalla. Se refiere a salvar lo que se pueda o que ya todo da igual. Acabo de leer que hay unas cuarenta mil personas investigadas por oponerse a la ley trans. Yo debo de ser una de ellas porque he publicado multitud de artículos sobre este tema, especialmente en lo que se refiere a no someter a los niños a terapias experimentales con hormonas.
Como no sería la primera vez que me denuncian, digamos que ya no me preocupa como antes. Y como no puedo hacer nada al respecto, acudo a este dicho. No me voy a dedicar ahora a buscar y borrar todos mis posts, porque además sigo pensando lo mismo. Si no les gusta porque además es algo legal, por desgracia, pues tendré que soportar las consecuencias. Es que hoy en día no se puede escribir sobre casi nada sin meterse en problemas, y cada vez va a peor.
Parece ser que alguien ha dicho que el cambio climático aumenta la violencia contra las mujeres. Muy bueno. Será porque los hombres agobiados por el calor la toman con sus señoras. Da igual, siempre que el citado estudio haya sido subvencionado y les hayan abonado una buena cantidad de dinero. Yo propongo otros estudios: incidencia entre comer ostras y bailar sevillanas. Cómo afecta el cambio climático a los huevos fritos. Los piojos de la cabeza y la resiliencia, o relación entre la hormiga macho y los espárragos de Tudela.
Podría citar otros cientos más. Se ve que el sentido común ya no se lleva. Lo único que interesa es hacer negocio y, por supuesto, reafirmar los dogmas de la izquierda. Así nos tienen distraídos todos los días con dilemas absurdos, mientras aprovechan para hacer su voluntad que es de lo que se trata. Que no seamos conscientes de la crisis económica, la decadencia de la educación, la ruina de los autónomos, la desesperación de agricultores y ganaderos, la destrucción de la familia, etc.
Cuatro años de insultos y división. Cuatro años de un tipo soberbio y narcisista, pasándose por el forro leyes y cortesías, promesas, tradiciones y moralidades. De mentiras. Y cuatro años de brasa constante. Porque el mayor error electoral no ha sido ni su errática gestión, ni su ideología radical, ni su admiración desordenada por sí mismo. El mayor error ha sido lo mucho que nos han dado el coñazo, lo muchísimo.
Que no comas carne. Que no vayas en coche. Que te compres una bici. Que comas saltamontes. Que tengas una novia bien gorda. Que no reces si no es a Alá. Que tus hijos no son tuyos, que son del Estado. Que te salga más barato un crimen sexual que hacer un viaje sorteando radares de Tráfico, los muy feministas. Que la ETA está bien y Vox es Satán. Que no riegues. Que cambies las lechugas por placas solares. Que de ese chiste está prohibido reírse. Que te dejes el dinero que no tienes en comprarte el coche eléctrico que no quieres.
Que ese programa de radio no se puede escuchar. Que no circules por el centro de la ciudad. Que contrates un negro. Que no le digas «negro». Que fiches a una tía en lugar de ese chico, pero que no utilices pronombres femeninos al hablar con ella, por si acaso tiene el día fluido. Que la calefacción a la temperatura que yo te diga, que te calientes con mantas, que ni se te ocurra poner el aire acondicionado por debajo de 27 grados. Que no se puede trabajar al sol y que a la sombra no hay trabajo. Que hay que cerrar todas las centrales nucleares antes de 2030, que luego ya le compraremos energía a quien la tenga abiertas.
Que te pongas mascarilla, que a casa a las ocho o te multa la policía, que no se puede fumar en la terraza, que te vacunes y te tatúes un QR sanitario en el culo hasta para entrar en la funeraria donde yace un familiar al que no se te ocurra acompañar, que se muera solo, que eso está bien, que lo dicen los belgas, que ya les daban matarile antes de la pandemia con la inyección del derecho a que decidan por ti.
Que abortes, que abortes con alegría, y que no se lo digas ni a tus padres; y que te calles, que la niña es del Estado. Que no reces en la calle, que eso es violencia machista si hay una clínica de masacrar bebés en la manzana. Que no hables en español, que discriminas. Que te pongas el pin 2030, el de los buenos. Que solo con consentimiento, explícito, firmado y compulsado. Que el sexo no existe, lo que llaman género, que la biología es aprendizaje cultura, y que serás cancelado como discrepes desde tu cátedra, desde tu foro, desde tu atalaya intelectual, qué sabrás tú.
Que no se te ocurra regalar un balón a un niño, que le expliques a tu hija que los juguetes están de huelga. Que te dejes violar por una obesa. Que te bajes una app para registrar quién hace cada tarea del hogar. Que no te pongas minifalda, que llegues sola y borracha, que todos los hombres son sospechosos aunque se demuestre lo contrario, que las chicas nunca mienten. Que al niño hay que llamarle maltratador en potencia, que a la niña hay que pagarle que se ponga un trozo de grasa o de músculo haciendo de pene, o una prótesis hidráulica con botón de ON/OFF, y que debe parecernos bien que Manolo hoy sea Manola y saque toda la recortada al aire en el baño de abuelitas.
Que a la playa te vistas así, que no cantes las de los 80, que dicen «marica», «negrito», «zorra» y locuras así. Que paguen millones de impuestos las clases medias, que para eso son ricos. Que no discrepes en nada, que te acribillamos, como a Sabina, que ahora es un fascista y sus canciones ya no molan. Que la Montero, la Yoli, y la Belarra son los auténticos modelos femeninos y el motor de prosperidad del país, no como Amancio Ortega, que es un don nadie.
Que hay que mover a los muertos, que hay que tirar monumentos, que hay que reabrir la guerra civil, que hay que tirarse la sangre seca a la cabeza unos y otros. Que estamos inaugurando la democracia, que antes del niño prodigio de los trileros nadie se había subido a un Falcón disfrazado de JFK. Que lo que opinen los españoles es interesante, pero que el que manda es Mohamed. Que hay que traer más inmigrantes sin papeles, que son todos de paz, que los nacionales en el paro se callen y no sean xenófobos. Que Venezuela es la nueva América de la libertad, que Castro es nuestro modelo a seguir, y que Petro es San Petro. Que hay que pagar el cine a los mayores, las vacaciones en tren a los jóvenes, y que hay que dejar de trabajar tanto, que estamos explotando al personal y que lo importante son las pagas por identidades. Que si las matemáticas con perspectiva de género, que si hay que enmendar la totalidad de la gesta española, que si se aprueba aunque no se apruebe, que si la filosofía es peligrosa, que sí, que no, que prohibido, prohibido, prohibido.
Cuatro malditos años dando el latazo a todo el mundo todo el rato. Y alguno en el PSOE todavía se pregunta qué ha podido salir mal.