El que escandalice a uno de estos pequeños que creen, más le valdría que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar. Si tu ojo derecho te induce a pecar, sácatelo y tíralo. Más te vale perder un miembro que ser echado entero en la “gehenna”. Si tu mano derecha te induce a pecar, córtatela y tírala, porque más te vale perder un miembro que ir a parar entero a la “gehenna”.

lunes, 27 de febrero de 2023

Hacia la legalización de la pedofilia

 

Hunter Biden, Irene Montero y Telecinco quieren decirnos algo: la pederastia debe ser legalizada. La avanzadilla de la enésima aberración se abre paso ante la apatía general, que se divide entre quienes están a por uvas (hábleme sólo de economía) y quienes se lo toman a risa porque no creen posible nada fuera de sus esquemas. Nada nuevo, por otra parte, entre nuestra cegata derechita episcopal.

Telecinco acaba de anunciar una nueva serie: «Inés, 42 años. Hugo, 15 años. Esto es Escándalo, relato de una obsesión«. Capítulo a capítulo, palabra a palabra, las mayores degeneraciones se abren paso (ventana de Overton) cuando parecían imposibles. Cuántas cosas fueron impensables y hoy son «consenso», que es como los modernos –puro fundamentalismo democrático– llaman a los nuevos dogmas que consideran más antiguos que las tablas de la ley. 

Claro que para colar algo tan burdo la sutileza y la propaganda son fundamentales. Telecinco escoge a una mujer adulta con un menor porque un cuarentón con una adolescente hubiera sido más violento y difícil de digerir. Así, la papilla pedófila entra mejor porque es verdad la máxima leninista de que hay que ir un paso por delante de las masas, pero sólo uno, porque si estás dos entonces nadie te sigue. 

En cualquier época de la historia la cárcel ha sido el destino para quien osara escandalizar a un niño. No parece que vaya a ser así en sociedades hipersexualizadas como la nuestra, donde el adoctrinamiento se ha colado en los colegios a los que asisten monitores para hablar de masturbación a menores de entre 3 y 12 años. El objetivo: normalizar el sexo desde edades tempranas para lograr que después sean más fácilmente manipulables. 

Entre los argumentos empleados por los defensores de semejante barrabasada hay uno usado por Irene Montero: si hay consentimiento, ¿quién se puede oponer a una relación entre un adulto y un menor? La ministra de Igualdad dijo el 21 de septiembre de 2022 en el Congreso que «todos los niños, niñas y niñes de este país tienen derecho a conocer su propio cuerpo, a saber que ningún adulto puede tocar su cuerpo si ellos no quieren y tienen derecho a conocer que pueden amar o tener relaciones sexuales con quien les dé la gana, basadas eso sí, en el consentimiento«.

Dos meses después lo repetiría en la XV Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe celebrada en Buenos Aires. “Los niños, las niñas y les niñes pueden amar a quien quieran y pueden tener sexo con quien quieran”.

La mayoría de la prensa defendió a Montero, de la que dijeron que se habían malinterpretado sus palabras, que si acaso se expresó mal. Hasta el portavoz de la Conferencia Episcopal salió al rescate. «No creo que la ministra de Igualdad defendiera que los niños puedan mantener relaciones sexuales y demás».

Para quienes practican el buenismo creyendo que así impiden el avance del mal habría que explicarles los argumentos que utilizará el mainstream progre para legalizar la pederastia. Ahí van tres: ¿es justo reprimir los impulsos sexuales de alguien en la época en que ya todo vale? Si el pedófilo no es culpable de su inclinación, ¿por qué habríamos de castigarle? El pedófilo es la verdadera víctima de una sociedad que no le comprende, hay que integrar al trastornado porque lo suyo en realidad es un punto de vista alternativo, una opción tan válida como otra cualquiera y no una enfermedad. La pedofilia, en fin, es una orientación sexual más. ¿Nos suena de algo?

Y mientras la pederastia avanza el niño queda desprotegido por este mundo moderno que aborrece la inocencia. Bien lo sabe Hunter Biden, tapado hasta la náusea por el sistema corrupto que representan Zuckerberg y otros tiranos del algoritmo. En 2019 el hijo de Joe Biden perdió su portátil en un bar y meses después los archivos fueron filtrados a distintos medios de comunicación y entregados al FBI. En esos documentos, Hunter hablaba abiertamente de trata de blancas, pedofilia y tráfico de drogas. El día que el New York Post publicó el escándalo Twitter y Facebook censuraron la noticia, borraron los links y suspendieron la cuenta del periódico.

Más allá de la censura, el caso de Hunter Biden demuestra que la pedofilia es una práctica extendida entre ciertas élites que necesitan que aberraciones así sean normalizadas por ley. En el mundo del relativismo el derecho positivo es el rey: la ley por el mero hecho de serla es moral, es buena. De modo que, cansados de las relaciones sexuales convencionales, los poderosos más depravados experimentan con menores, práctica que debemos aceptar. Es, quizá, la deriva lógica de una sociedad hipersexualizada sin freno moral alguno. 

Por eso que Telecinco promueva una serie así no es un acto de osadía, sino la enésima muestra de que la «cultura» y las élites políticas van de la mano.

Cualquier transformación social plasmada en el BOE ha sido previamente normalizada en el cine y la televisión. Las imposiciones van de arriba abajo. Y ahora no va a ser menos. La pedofilia, por tanto, es el vicio de los de arriba y no la reivindicación del pueblo que sale en masa a la calle. 

A estas alturas no debería extrañarnos que los promotores de tal monstruosidad sean quienes basan su acción política en la ideología de género. Entre sus referentes encontramos al sexólogo de la Universidad de Indiana, Alfred Kinsey, que practicó la pedofilia y promovió el sadomasoquismo en la primera mitad del siglo XX. Su metodología no sólo fue fraudulenta, sino delictiva, pues en sus estudios participaron pedófilos encarcelados, más de 300 niños y hasta bebés. 

Así que si alguien merece legalizar la pedofilia en España es Irene Montero. Al fin y al cabo, nadie ha hecho más por los violadores y los pederastas que ella.

 https://gaceta.es/mundo/hacia-la-legalizacion-de-la-pedofilia-el-fin-de-la-inocencia-de-los-ninos-20230109-1118/

sábado, 25 de febrero de 2023

Trans arrepentida

En 2020, Susana Domínguez, de entonces 21 años, volvió a ver al psicólogo que seis años antes había dado luz verde a su tratamiento de cambio de sexo, y había permitido que más tarde la sanidad pública le extirpara el útero. Quería explicarle que ambos habían cometido un terrible error: estaba convencida de que años atrás, en aquellas conversaciones entre ellos, los dos se habían equivocado.

Ella no era un chico en cuerpo de chica, como le había dicho cuando sólo tenía 15 años. Las hormonas y las operaciones habían sido una tremenda equivocación. Susana había tardado seis años en darse cuenta de que quizás sus problemas mentales, que incluían depresión y trastorno esquizoide, la habían incapacitado para tomar la decisión correcta.

En realidad, le contó al psicólogo, ella era y siempre había sido una mujer, pero una mujer con serios trastornos que nada tenían que ver con la transexualidad. Unos trastornos que él, profesional de la salud mental, no había sabido ver a tiempo. «Y entonces el psicólogo me dijo: 'Ya empezamos, ya empezamos'», cuenta hoy Susana. «¡Parecía que le molestaran mis problemas...! Yo era una adolescente con problemas y él mi terapeuta».

El peaje de semejante error había sido enorme. De una sesión a otra, en esos seis años, a Susana le habían quitado sus pechos y su útero, además de recibir una avalancha de hormonas masculinas. Su cuerpo había sido modificado de forma irreversible.

A la vez se había dado otro proceso: pese a no recibir acompañamiento psicológico durante su cambio de sexo, Susana y su madre no habían dejado de buscar ayuda por su cuenta a los malestares de la muchacha, que había sufrido varios intentos de suicidio. Así había emergido la que, creen ellas, podría ser la causa de sus males: rasgos de un trastorno del espectro autista que ese primer profesional nunca advirtió.

Tampoco valoró ese psicólogo del Servicio Gallego de Salud, ni otra psiquiatra previa también de la sanidad pública, los antecedentes genéticos de Susana: al menos seis personas de su familia inmediata -incluyendo su madre y dos hermanos- sufren problemas de salud mental. Sin embargo, el especialista atendió al autodiagnóstico de la adolescente, influenciada por foros de internet, antes que a la evidencia científica.

Para saber más

Éric, un suicidio en el laberinto trans. "Ningún psicólogo trató a mi hijo y ahora está muerto"

Redacción: QUICO ALSEDO Redacción: FOTOGRAFÍAS: GOGO LOBATO

Así que en 2020 Susana, aterrada por el error cometido y sumida en sus problemas mentales, le echó en cara todo esto a este profesional. Y él le contestó, según narra ella a este diario: «Llorabas y me manipulaste. Me manipulaste llorando, pero yo ya sabía que el cambio de sexo no iba a hacerte sentir mejor».

Susana, hoy, relata aquel choque con la realidad: «No sólo eso. También fui a la primera psiquiatra, la que me remitió al psicólogo, dando por bueno que yo era trans. Ahora, años después, ella sólo dice: 'Ay, pero si tú estabas muy segura, estabas muy segura'. Yo tenía 15 años. ¿Cómo me dejaron hacer eso? ¿Cómo podía estar segura de lo que quería?».

Interviene su madre: «Y ahora, ¿qué hacemos? ¿Cómo se arregla esto?». Su hija ya no tiene aparato reproductor, ni femenino ni masculino. Lleva años tomando hormonas masculinas, y ahora deberá tomarlas femeninas para regresar, en la medida de lo posible, a su ser original. Los daños son prácticamente irreversibles.

Reuniendo todas las fuerzas de que son capaces, después de tres años abrumadas por el error cometido y sin una perspectiva científica de solución, Susana Domínguez y su familia han interpuesto ahora una reclamación contra el Servicio Gallego de Salud. En concreto, denuncian un diagnóstico incorrecto de disforia de género -el nombre técnico de ese estoy-en-el-cuerpo-equivocado-, y la ausencia de acompañamiento psicológico a la chica durante su transición de mujer a hombre.

Es la primera de este tipo que se presenta en España, es el paso previo a una potencial demanda en los tribunales y se funda en la obligación del Estado, y de sus médicos y facultativos, de proteger la salud de los ciudadanos y no causarles daños innecesarios.

En el Reino Unido, una mujer, Keira Bell, consiguió en 2020, por hechos similares, una indemnización, cambios legislativos y el cierre de la clínica donde se le cambió de sexo. La Justicia decidió allí que a los 15 años, cuando también Susana comenzó su proceso, Bell no tenía madurez suficiente para tomar una decisión de tal calado.

La desventura de Susana se produjo gracias a que la ley gallega de no discriminación por razón de sexo, que data de 2014, con Alberto Núñez Feijóo como presidente autonómico -y aprobada con los votos de PP; PSOE y BNG-, no recoge nada acerca de acompañamiento psicológico en estos procesos, y permite a los pacientes elegir plenipotenciariamente si quieren cambiar de sexo.

Lo mismo hace la Ley Trans recién aprobada en el Congreso de los Diputados, que extiende ese modelo a toda España y prohíbe explícitamente, contra la opinión de la práctica totalidad de sociedades científicas españolas, que cualquier profesional de la salud mental trate a quien se autodetermine en un sexo diferente al suyo. Sólo establece un acompañamiento, si el paciente lo demanda, para ayudarle con las vicisitudes de la hormonación y las cirugías.

Así se pretende evitar que ningún médico intente curar la transexualidad de nadie. Sin embargo, países europeos como Reino Unido, Francia, Noruega y Suecia ya han dado marcha atrás a legislaciones similares al probarse que, por culpa de esa ausencia de control previo, se permitía acceder a estos tratamientos a menores sin la madurez necesaria y a enfermos mentales que en realidad no eran transexuales.

El propio psicólogo que dio su plácet para que Susana se hormonara y operara escribió en su informe: «Debido a sus rasgos evitativos el trabajo evaluativo y psicoterapéutico se desarrolla con mucha lentitud, no ha comenzado todavía con experiencia de la vida real». Veía su inmadurez, pero eso no le impidió derivarla, tras «menos de 10 sesiones», a una endocrino que comenzó a hormonarla. Y de ahí al quirófano.

El Servicio Gallego de Salud, a preguntas de este diario, se ha limitado a comentar sobre el particular que «se cumplieron todos los protocolos» y que «un comité clínico evalúa cada caso».

Susana llegó a cambiarse el nombre en el Registro Civil, y pasó a llamarse Sebastián haciendo uso de la llamada autodeterminación de género. Hasta ahora, cuando ha querido volver a ser Susana, la ley no se lo ha permitido, al pedirle informes médicos justificativos. La nueva Ley Trans, tras su publicación en el BOE, facilitará estos trámites.

«Estábamos en casa cuando me dijo que se sentía chico», comienza a contar la historia su madre, que prefiere no dar su nombre. «No me lo esperaba para nada, pero le dije que iríamos a la psiquiatra que la trataba ya por depresión y ansiedad. Yo pensaba que la psiquiatra me iba a decir que tenía alguna enfermedad mental, pero la sorpresa fue que me dijo desde el primer momento: 'Tiene usted que aceptarlo. Si ella se siente chico, es que es chico'. Yo nunca había pensado que Susana fuera un chico. De hecho, mi hijo pequeño siempre se ha puesto vestidos y diademas, y siempre se ha pintado las uñas, yo creo que por imitación de su hermana, nunca pensé que fuera transexual... Pero, bueno, le pregunté a la psiquiatra si quizás ése era el motivo de que ella hubiera tenido tantos problemas. Me dijo: 'Seguro, sería eso'».

Susana Domínguez fue derivada así al Hospital Marítimo de Oza, donde el psicólogo ya especializado en Género dictaminó que necesitaba hormonarse. En realidad, cuenta la chica, de hoy 24 años, «todo fue por ver vídeos de YouTube, de gente que había cambiado de sexo y decía que su salud mental había mejorado».

Su madre: «Se pasaba el día llorando, diciendo que necesitaba testosterona y operarse, que sólo eso podía ayudarla... Y me siento muy culpable, porque entonces yo le repetía a los médicos lo que ella me pedía que les repitiera. Y luego, cuando dio marcha atrás, todo el mundo me dice que cómo no me di cuenta del error... Ay, dios».

La endocrina pública, del Hospital Teresa Herrera, comenzó a hormonar a Susana con 16 años. Es decir, siendo aún menor. «A los 18 le hicieron una mastectomía, le quitaron los pechos», cuenta la madre. «Como la sanidad pública no lo hacía en ese momento, la endocrina nos dio dos nombres de cirujanos del hospital que operaban en la privada, y así lo hicimos. Costó 6.000 euros».

Justo entonces se fue al Registro Civil y se cambió a Sebastián. «Yo no pude llamarla nunca así», dice su madre. «Me refería a ella como chico, me daba miedo que le sentara mal seguir tratándole como chica, pero no pude llamarla así».

Año y algo después, en vista de que Susana seguía teniendo menstruación pese a llevar más de tres hormonándose, «la endocrina me recomendó que me hiciera una histerectomía», dice Susana. Así le retiraron el útero y los ovarios en el Hospital Universitario de A Coruña.

Esta segunda intervención fue el gran punto de inflexión en su ánimo: «Empezó a sentirse fatal, sólo quería que la ingresaran». Susana no tenía aún 20 años. «Como no teníamos ayuda, fuimos a un psicólogo privado», recuerda la familia. «Al poco tiempo Susana me dijo que ya no quería ser chico, que era una chica».

¿Cómo cuenta ella esa caída del caballo? «Cuando estaba transicionando me seguía sintiendo mal, a veces pensaba que igual me había equivocado y que igual solo era una chica con problemas mentales. Luego encontré el foro Detrans en Reddit para gente que se arrepiente de transicionar, y me identificaba con lo que ponían. Sentí ira contra ese psicólogo que me hizo los informes sabiendo que esto no me iba a ayudar. Me quería morir».

Cuando Susana se arrepitió, la endocrina llegó a decirme que la convenciera para que siguiera adelante. Imagino que no querían reconocer que se habían equivocado

Interviene aquí Mara Parellada, psiquiatra del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, una especialista en autismo que sugiere un vínculo entre este trastorno y el autodiagnóstico de lo trans: «Estudios sólidos dicen que hay muchas más personas con trastornos del espectro autista acudiendo a clínicas de cambio de sexo que en la media de la población general. Y lo mismo está sucediendo en la atención a personas con autismo: también hay más con disforia de género que entre la población general».

¿Hay nexo científico entre ambos ámbitos? «Directo, ninguno», dice Parellada. Y menciona hipótesis: «El autismo trae una comprensión menor de las convenciones sociales y una propensión a no adherirse a ellas, y el género tiene mucho de convención. También hay más lentitud en el desarrollo de la identidad en bastantes casos. Por otro lado, el autista sufre cierta desadaptación social, lo que puede llevar a buscar esa adaptación de distintas maneras».

«Cuando Susana decidió que no quería ser chico, llamé a la endocrino para decírselo», explica su madre. «Me dijo que la intentara convencer de que siguiera delante, que no cambiara, porque igual era peor. Imagino que no quería admitir que se habían equivocado». La chica dejó de tomar hormonas masculinas y ahora va a tener que tomarlas femeninas toda la vida: ya no puede producirlas naturalmente.

Hasta que no encontraron a la Asociación Amanda, de madres con hijos con disforia de género acelerada, a Susana y su progenitora les costó arrancar. «Ninguna ley autonómica, ni la que se acaba de aprobar, contempla qué hacer en estos casos», dicen en Amanda. «Y la Ley Trans prohíbe terminantemente cualquier abordaje psicológico que no sea afirmativo, so pena de multa de hasta 150.000 euros. Incluso un enfoque no afirmativo de los padres puede hacerles perder la patria potestad».

La reclamación, presentada por el abogado Carlos Sardinero, es por valor de 314.000 euros -a tenor de los baremos sanitarios habituales- que, de atenderse, deberían salir del erario público. En ella se incluye la posibilidad de que las hormonas agravaran los problemas mentales de Susana: los prospectos de estos medicamentos avisan de dichos efectos adversos.

Y ahora, ¿qué se puede hacer? ¿Hay alguna vía quirúrgica para desandar lo andado? «Sólo me han dicho que me pueden poner implantes», se limita a decir. Susana habla poco. Durante la sesión de fotos, en la playa de A Coruña, no cruza palabra con el fotógrafo. Si se le pregunta por escrito sobre sus sentimientos, dice: «Yo estaba muy mal, no podía relacionarme y hacer amigos, me costaba hablar con el psicólogo y aun así hizo los informes para recibir el tratamiento hormonal y las operaciones. Si no sabía ayudarme me podría haber enviado a otro, en vez de arruinarme la vida. La última vez que fui a su consulta se puso a temblar, nos echó y nos dijo que fuéramos a la asesoría jurídica del hospital».

¿Cómo es su vida ahora? «Horrible. Los psicólogos y psiquiatras nunca me han ayudado y sigo teniendo los mismos problemas. La psiquiatra ahora dice que no tengo ninguna enfermedad mental, que lo mío no se cura con pastillas, pero me sigue recetando pastillas y haciendo informes de corta y pega».

Susana Domínguez, en fin, habla más claro sobre aquel psicólogo en su anónimo pero muy activo perfil de Twitter. Donde muchos de estos jóvenes viven una vida paralela que, a veces, creen más real que la verdadera. Donde ella se convenció de que era trans. Ahí Susana escribe: «Aquel tipo violó mi alma». 

https://www.elmundo.es/papel/historias/2023/02/22/63f64bbcfc6c83e24a8b4586.html

 

viernes, 24 de febrero de 2023

Palabrería

Ojeando los canales de televisión, veo muchos programas tipo documental que tratan sobre nada, basándose en nada y no llegan a ninguna conclusión. Me refiero por ejemplo a un estudio que dice que en EE.UU. hay ahora cuarenta asesinos múltiples, por pura estadística, y que, con un algoritmo pueden localizar su zona de actuación y solucionar todos los casos. Naturalmente, esa teoría no se sostiene, pero basta con que sirva para justificar un programa y venderlo.

Los reportajes históricos son puramente especulativos, e incluso algunos de animales apenas tienen material propio. Luego están los artículos periodísticos de pago donde los autores se limitan a encadenar palabras y formar frases sin sentido. Son artistas en llenar líneas sin tener nada que decir.  Eso la verdad es que me da bastante envidia, porque cobran. De manera que existe todo un mercado de la palabrería del que viven multitud de personas, mientras otros muchos escribimos gratis.

Más sobre los medios de comunicación: https://cesarvidal.com/la-voz/editorial/editorial-a-inicios-de-2023-09-01-23

Más sobre la vacuna del covid:https://cesarvidal.com/la-voz/editorial/editorial-las-vacunas-del-coronavirus-a-la-luz-de-los-analisis-de-laboratorio-22-02-23

miércoles, 22 de febrero de 2023

El cambio climático antes del cambio climático

  Uno de los paradigmas que se ha impuesto en el pensamiento actual, y particularmente en los medios de comunicación, es el de que cada catástrofe meteorológica, o incluso geológica, que se produce en la Tierra cada día, es producto del cambio climático que los seres humanos hemos inducido en la meteorología. Como si antes de que ese maldito depredador del planeta que somos los hombres hubiéramos decidido destruir el planeta y su meteorología, el clima fuera paradisíaco en todo el mundo, y sólo lloviera por las noches mientras dormimos; luego hiciera un maravilloso solecito durante el día para que estemos bien; y en todo caso, hiciera un poquito más de frío en invierno y un poquito más de calor en verano, pero sin llegar nunca a resultar desagradable para nadie. Y así, nunca hubo tormentas, ni vendavales, ni granizadas, ni copiosas nevadas, ni olas de calor… todo eso es lo que “nos hemos cargado” entre todos por tener un coche en el garaje.

             Pues bien, aquí tienen Vds. una buena colección de catástrofes climáticas ocurridas antes de ese maldito s. XXI en que los seres humanos nos pusiéramos manos a la obra para destrozar el planeta destrozando el clima. Empecemos.

             En 2.300 a.C. desaparece la llamada cultura del Templo de Malta. La hipótesis más viable sostiene que fue a cambio de un asecamiento tal del tiempo y con él, del campo, que hizo imposible la vida en la isla.

             En 536 d.C. un estallido volcánico, en el Krakatoa según se cree, produce una explosión dos mil millones de veces más potente que Hiroshima y un cambio climático que va a durar un siglo, con un oscurecimiento del planeta que entre otras consecuencias producirá menor condensación del agua y sequedad ambiental, puede que incluso la primera epidemia de peste de la historia.

             En 1134, se produce en Bélgica una marejada ciclónica tan potente que crea todo un canal de 15 kms. de longitud llamado Zwin, el cual no sólo conectará la ciudad de Brujas con el mar del Norte, sino que la convertirá en uno de los puertos más prósperos de Europa. Poco más de un siglo después, la fuerte salinización de la zona bloqueará el canal, creando una reserva natural con una flora y una fauna autóctona, en la que destaca la lavanda de mar.

             En 1163, la llamada Inundación de Santo Tomás rompe los diques del río Mosa, empantana la desembocadura del Rin, y anega los pólderes neerlandeses y la ciudad de Utrecht.

             En 1248, una marea ciclónica inunda el norte de Holanda, Frisia y Groninga.

             En 1287, en Holanda, una tormenta rompe la represa del Zuiderzee: es la que la historia registra como Inundación de Santa Lucía, que produce entre 50.000 y 80.000 víctimas mortales.

             En 1342 tiene lugar la Inundación del Día de María Magdalena, la más grande conocida ocurrida jamás en Europa. Los ríos Rin, Mosela, Danubio, Elba y muchos otros inundan ciudades como Colonia, Maguncia, Fráncfort, Wurzburgo, Ratisbona, Passau, Viena, la región de Carintia y el norte de Italia. Nos es desconocido el número total de víctimas, pero solo en el área del río Danubio sí sabemos que murieron seis mil personas. Los siguientes años vendrán veranos fríos, que provocarán falta de alimentos, y seis años después se produce la temible Peste negra, que mata a un tercio de la población europea.

             En 1530, se produce en Países Bajos la Inundación de San Félix, también conocida como el "Sábado maléfico", que deja un saldo de… ¡¡¡100.000 muertos!!! Dicho sea de paso para todos aquéllos que se asustaron tanto este verano por una inundación en Alemania que creyeron la primera de la historia, y que no sólo no se produjo por la acción del ser humano sobre el planeta, sino que gracias a dicha acción, registró sólo 170 muertos, y no decenas de miles como las que se han venido produciendo hasta ahora en siglos pasados.

             En 1624, la llamada “Inundación de Burchardi” deja un saldo de 15.000 personas ahogadas en Alemania y Holanda.

             En 1651, una marea ciclónica en el mar del Norte inunda la costa de Alemania, produciendo la muerte a más de 15.000 personas.

             Ese mismo año, en otro lugar de Europa a dos mil kilómetros de distancia, el río Segura sufre la llamada “riada de San Calixto” que causa la muerte a más de mil personas en Murcia.

             En 1703 y durante cuatro días, se produce la llamada “Gran Tormenta de 1703”, que afecta a un área de 500 kms. de longitud, desde Gales, sur de Inglaterra, mar del Norte y Países Bajos, hasta el norte de Alemania, con multitud de barcos hundidos y una cifra estimada de 15.000 muertos.

             En 1737, una tormenta vierte casi cuatro metros de agua en Calcuta y deja un saldo de tres mil muertos en una población de apenas 20.000.

             En 1761, en Inglaterra, un tornado arrasa la localidad de Malvern.

             En 1780, dos siglos antes de que comiencen las catástrofes que, como todos sabemos, sólo se producen por el cambio climático y nunca antes habían ocurrido, se produce el llamado “Gran Huracán de 1780”, el huracán con mayor número de víctimas mortales del que se tiene noticia, con 27.000 víctimas mortales, sigue cebándose con las Islas Antillas;

             En 1823, el desbordamiento del río Guadalquivir provoca la inundación total de la ciudad de Sevilla.

             En 1861, Cherrapunyi, en la India, registra el récord mundial de lluvia en un mes, el de julio, 9.300 mms., y también el de lluvia en un año: 26.461 mms..

             En 1887, en el sureste de Irlanda, en el Castillo de Kilkenny, se registra la temperatura más alta alcanzada nunca en ese país: 33,3 °C.

             Ese mismo año, en los estados de Nueva York, Nueva Jersey, Delawere y Connecticut, se produce el terrible “Huracán blanco” de 1888, según se le llamó, que acaba con la vida 400 personas.

             En 1889, unas terribles lluvias rompen la represa South Fork, hecho que produce la muerte de más de dos mil personas. Es laque la historia conoce como La Inundación de Johnstown (Johnstown Flood)o Gran Inundación de 1889 (Great Flood of 1889).

             En 1900 la ciudad bosnia de Mostar registra la temperatura más alta de su historia, 46,º y ello… ¡¡¡80 años antes del cambio climático!!!

             En 1905, Sevilla amanece cubierta con un insólito manto de nieve, fruto de la ola de frío que azota la Península.

             En 1910 el Sena inunda doce barrios enteros de París, llegando el agua a las rodillas y transportándose en barca por ejemplo al Parlamento.

             El mismo año, en Cuba y la Florida, ya en territorio continental norteamericano, el llamado Ciclón de los Cinco Días acaba con la vida de 700 personas y destroza el malecón.

             En 1916, en Sadovo, se registra la temperatura más alta registrada nunca Bulgaria, 45,2 °C… y eso que aún faltaba casi un siglo para que empezara el calentamiento global…

             En 1928, el río Támesis se desborda y origina una de las mayores inundaciones ocurridas nunca en Londres.

             En 1930, en Treviso-Údine, en Italia, un violentísimo tornado mata 23 personas.

             En 1939, en Victoria, en Australia, desatados por las altas temperaturas que ya habían provocado la muerte de 438 personas por el calor, suceden los incendios forestales del llamado Viernes Negro, que devastan 20 000 km² de tierra -para que se hagan Vds. una idea, la superficie de la provincia de Cáceres- y matan a otras 71 personas.

             En 1953, un terrible temporal destruye en Holanda varios diques y provoca 1.835 muertos y 300.000 damnificados.

             En 1954, en Huelva, en la hiperindustrializada España, -ya saben Vds. el nivel al que brillaba la industria española en esos años, y no digamos la provincia de Huelva-, nieva en la que es la primera vez que lo hace en su historia conocida.

             El año 1956 europeo pasa a la historia como el “Año del Frío”, por un frío tal que sólo España, (se trata de un mero ejemplo, afectó a toda Europa), pasó veinte días bajo cero, y el frío mató a los olivos. En el Pirineo se registraron 32º bajo cero y las cañerías de agua estallaron.

             En 1957, la ciudad de Buenos Aires registra la temperatura más elevada de su historia, con 43,3 °C.

             En 1962, la llamada “Tormenta del Día de Colón”, deja en la costa oeste del Pacífico 46 muertos y daños por más de 230 millones de dólares.

             En 1970, un terrible ciclón tropical llamado “Bhola” deja medio millón de víctimas en el hiperindustrializado Pakistán Oriental, hoy Bangla Desh. Tan terrible que, de hecho, producirá una guerra con Pakistán Occidental, hoy simplemente Pakistán.

             En 1982, unos años, pocos, pero unos años antes del comienzo oficial del cambio climático todavía, una violenta tempestad en la isla de Terranova hace zozobrar la plataforma petrolífera Ocean Ranger y produce 84 muertos.

             Todo muy raro, ¿no les parece a Vds.? A ver si todo esto que les he contado no van a ser más que bulos fabricados por historiadores malintencionados para relativizar y desvirtuar el gravísimo cambio climático antropogénico del siglo XXI.

             De momento, propongo que todas estas fechas sean borradas de los libros de historia… y lo que es más importante todavía… ¡¡¡de la Wikipedia!!! mediante un decreto ley de memoria histórico climática con carácter de urgencia.

             Que hagan Vds. mucho bien y que no reciban menos.

 https://www.religionenlibertad.com/blog/912601522/Cambio-climatico-antes-del-cambio-climatico.html

 https://cesarvidal.com/la-voz/editorial/editorial-las-profecias-no-cumplidas-de-la-secta-del-calentamiento-global-25-01-23

lunes, 20 de febrero de 2023

Un Diez por ciento

 Es lo que contamina Europa en el total mundial. El noventa por ciento restante viene de China, la India, EE.UU. y otros países asiáticos principalmente, lo cuales por supuesto no tienen reciclaje propio ni sistemas antipolución. De manera que sacrificarnos nosotros por el supuesto cambio climático, viene a ser como poner en el café nueve cucharaditas de azúcar y una de sacarina. No sirve absolutamente de nada. Eso suponiendo que la contaminación humana sea capaz de perjudicar al planeta.

Con tres partes de agua y una de tierra, lo que realmente afecta al planeta es la temperatura del mar, y luego la posición del sol y la luna. Así como otros fenómenos a nivel global como la vegetación, la cual por cierto se alimenta de noche con co2. Los seres humanos e incluso todos los seres vivos de la Tierra somos apenas una circunstancia para el mundo, el cual seguirá girando unos millones de años más con o sin nosotros. Y el clima seguirá cambiando como siempre lo ha hecho.

viernes, 17 de febrero de 2023

Hemos perdido hispanoamérica

 

En España vivimos ensimismados en un sueño opiáceo y eso nos impide percibir el mal que se está apoderando de nuestra patria. El fútbol y los programas mal llamados del corazón, que suelen ser de vísceras, tienen adormecidos al pueblo que no sabe lo que pasa ni, ¡ay!, está interesado en saberlo. Ocurre lo mismo con Hispanoamérica, tan cerca, tan lejos, donde millones de hermanos nuestros sucumben a diario en las garras del populismo demagógico tras el que se oculta el totalitarismo comunistoide de siempre. Hemos abandonado a quienes comparten con nosotros una misma lengua, una cultura, una herencia y una comunidad de sangre. Viendo la toma de posesión de Lula, el ex preso, el corrupto, el político que representa como pocos lo que de siniestro tiene el sistema que preconiza, he sentido una gran tristeza. Porque aunque pase en Brasil, yo considero a ese país tan español como Portugal en tanto que somos ramas de un mismo tronco añoso, cargado de razones históricas comunes que el Tratado de Tordesillas no puede ni debería borrar.

Millones de hermanos nuestros sucumben a diario en las garras del populismo demagógico tras el que se oculta el totalitarismo comunistoide de siempre

Los vientos cargados de maldad que soplan en esos países, entregándolo a todos aquellos que se miran en los espejos de lo peor que hay en política, como son Cuba o Venezuela, no se distinguen en nada de los que soplan inmisericordes sobre nuestra España. Esa es la realidad. He de reconocer, mal que pese, que buena parte de la culpa es nuestra. España siempre se fijó más en una Europa que se nos ofrecía como modélica, descuidando el inmenso tesoro que tenía en los países que un día formaron parte de la Corona Española. Todavía recuerdo, porque tengo edad suficiente para ello, cuando el presidente Suárez apuntó tímidamente la posibilidad de crear un mercado común entre España y los países sudamericanos. Los primeros en poner el grito en el cielo fueron los expertos de Washington que, como es sabido, siempre los han visto como su patio trasero. Doctrina Monroe, decían, América para los americanos. Lo que se escondía tras esa palabrería sin base era que ellos pretendían monopolizar las riquezas enormes que se atesoran en aquellas tierras, importándoles poco o nada el bienestar y la prosperidad de sus sistemas políticos.

Hemos perdido incluso la referencia de la Corona, lo que significa que España ha perdido también a toda Hispanoamérica

Hay un gag de Les Luthiers en el que se discute acerca de los EEUU y alguien dice que son los promotores de la democracia en Argentina, a lo que otro replica rápidamente «¡Y de nuestras anteriores dictaduras!». Es así. De la gallardía de don Juan Carlos espetándole al tirano Chávez aquel sonoro «¿Por qué no te callas?», ante ese Zapatero cómplice de las infamias más grandes ocurridas en aquellos pagos, hemos llegado a que el Gobierno del felón envíe a Felipe VI a dar la mano a Lula, dándole un aura de respetabilidad inmerecida al mismo. Hemos perdido incluso la referencia de la Corona, lo que significa que España ha perdido también a toda Hispanoamérica. Vivimos unos tiempos terribles en los que el mal parece haber ganado. Pero no es el final, créanme. Siempre hay esperanza.

 https://gaceta.es/opinion/hemos-perdido-hispanoamerica-20230104-0705/

miércoles, 15 de febrero de 2023

Nunca se para de crecer, nunca se deja de morir

 De la canción Me acordé de tí. Fito y los fitipaldis. Una frase que me encanta, con mucho fondo. Desde que nacemos nos queda un día menos de vida. Sin embargo, hay veces que parece que el tiempo no pasa y otras en que corre sin darnos cuenta. Por eso no apreciamos cada día en lo que vale. Y cuando vamos a darnos cuenta ha pasado más de medio siglo. Últimamente me da por soñar que soy jovencita y a mitad del sueño me doy cuenta de que ya no lo soy y me quedo desorientada, porque no sé lo que hacer. Tal vez se deba a que no viví mi juventud.

Pero el tiempo no para por nadie, sigue inexorablemente llevándonos a todos hacia la muerte, aunque no queramos pensar en ello. Y los años que no hemos vivido, los amigos que no hemos tenido, los sitios donde no hemos estado no se pueden recuperar. Por eso, siempre he animado a mis hijos a vivir al día, aunque eso no significa apuntarse a todo sin pensar. Quiero creer que todos tenemos un papel que cumplir, aunque sea insignificante. Sólo así la vida tendría sentido.

lunes, 13 de febrero de 2023

Vocación de padres

 

Llevo tres semanas insoportable, sin escribir casi nada de política. Disculpen, es la Navidad. Hoy que ya la hemos terminado y que ayer nos llenaron de regalos los Reyes Magos prometo poner fin a esta serie de textos y volver a castigarles semanalmente con la vida y milagros de Irene Montero. Si fuera Juan Manuel de Prada, este sábado sería un día ideal para empezar citando a las tres o cuatro lectoras que todavía me soportan. Pero yo tengo padres y tres hermanos, así que cada semana me leen por lo menos cinco. Porque les obligo.

El inicio del año ha sido un poco menos alegre de lo esperado por la muerte de Benedicto XVI, pero también muy inspirador al tener la posibilidad de repasar en profundidad su figura. En parte gracias a La Gaceta, que cubrió este aspecto como pocos medios en lengua española. Aún así, de todos los artículos sobre la profundidad teológica del Papa, el que hizo que me llegara la inspiración en el lugar menos pensado fue el de Javier Villamor, que en una carta en la que pedía perdón a Joseph Ratzinger por lo que él consideraba fallos actuales y de juventud, decía que no acababa de entender dónde debía estar dentro de la Iglesias y dónde debe estar esta. Qué nos queda a los católicos que no nos vemos a veces demasiado reflejados en el actual Pontífice. Y estas palabras me hicieron pensar. 

Porque Javier Villamor tiene, –no me lo invento, tengo enchufe y lo he hablado muchas veces con él– una vocación que a veces no consideramos como tal: la de padre de familia. Yo voy más allá: tengo vocación de madre de familia numerosa, aunque de momento no he tenido la suerte de llegar a serlo. Los católicos rasos valoramos y bendecimos las pocas vocaciones religiosas de la actualidad. Y hacemos bien porque las necesitamos. Los sacerdotes y monjas que rezan por nosotros merecen que cuidemos sus vocaciones como los tesoros espirituales que son. Sin ellos no hay salvación. Pero si ellos son la primera línea de nuestro ejército, la caballería, pongamos por ejemplo, nosotros, las familias católicas, somos su retaguardia. Como poco arqueros. Los que, por tener una vida más mundana, estamos más en contacto día a día con el mal. Y los que, no es poca cosa, guardamos a los que en la Iglesia vendrán después. Los que transmitimos la Fe a nuestros niños en una sociedad en la que tenerla ya no se considera una gracia.

Tener familia es, al menos por un tiempo, no tener nada y ser feliz. Sin dar, ni muchísimo menos, gusto a Klaus Schwab. Es sacrificarse no por resignación sino para dar lo mejor a otros a los que quieres más que a tí. No darte mechas un año entero porque se te juntan dos hijos usando pañales, no hacer nunca viajes de dos porque al cuarto de los niños hay que añadirle una cama nido, o no salir a cenar cuando nos gustaría porque el gas está muy caro pero una casa familiar tiene que estar calentita. Es darle rienda suelta a nuestro instinto milenario de proveer al más débil que nosotros. Es saber que nosotros ya no somos solo un hombre o una mujer que vaga por el mundo, sino que trascendemos al menos durante varias generaciones porque no morimos definitivamente mientras nuestro recuerdo permanece en la memoria de alguien que nos quiso. 

Ser papá –o mamá, que no quiero líos– es tener que hacer de profe, de enfermera, de cocinero o de chófer. Es llegar a las ocho de la tarde con un recién nacido en brazos preguntándote cómo es posible que no hayas conseguido ducharte. Es comprender de golpe en pocos días el porqué de la privación de sueño usada como método de tortura nazi. Es acostarte muchas veces sintiéndote una bruja porque ese día sólo has corregido a los niños. Y es ser incapaz de no volverlo a repetir al día siguiente porque quieres a tu hijo y quieres que aprenda a vivir en sociedad aunque eso te obligue a corregirlo sin parar. Es aprender a toser como un fumador de puros para los momentos en que los angelitos digan en el ascensor que vaya nariz tan grande tiene la vecina o delante de su profesora que por qué ella puede decir culo si tú en casa le haces decir trasero o pompis. 

Es preocuparse ya cada día de lo que te queda de vida. Es volver a no dormir cuando llegan a la adolescencia. Es no hacer cena para ti porque sabes que te tocará hacer de coche escoba. Es asumir que te destrozarán el matrimonio y que por ellos y sólo por ellos tratarás de reconstruirlo después. Es por ellos por lo que aprenderás a saber cuándo rendirte. Y a acompañarlos en el fracaso cuando llegue. Que llegará. Es sentirte orgulloso cuando se van porque aunque tu trabajo ni mucho menos acaba, has triunfado. Es, si todo sale bien, tener una mano que agarre la tuya cuando te vayas de este mundo.

Tener hijos es, creo, lo más sacrificado que hay. Y sin embargo, la opción más preciosa que la vida nos da. Ellos no apreciarán tu labor hasta que tengan los suyos propios. O incluso ni en ese momento. Pero da igual, porque tú sí. Enhorabuena, papás y mamás. Sois lo más que se puede ser.

 https://gaceta.es/opinion/vocacion-20230107-0615/

sábado, 11 de febrero de 2023

Babylon. Una película con moraleja

 Basada en la antigua Babilonia que menciona la Biblia, Babylon es un centro de perdición donde moran el alcohol, las drogas y el sexo descontrolado. Así se ve en las primeras escenas donde todo es diversión. Más tarde te muestra un submundo mucho más tenebroso donde el entretenimiento parece ser la tortura y la muerte. De esto sale huyendo uno de los protagonistas lo más lejos posible, otro se acaba suicidando y la tercera muere joven, posiblemente por sobredosis.

Es el fin del cine mudo y empieza una nueva industria, que rápidamente va cayendo en los mismos vicios. Como la Babilonia de la Biblia, esto sólo lleva a su destrucción física y moral. No es difícil ver el paralelismo hoy con nuestra sociedad, que una vez más se dirige hacia la banalización del sexo, el alcohol y toda clase de perversiones. Así la historia se repetirá una vez más si nunca aprendemos la moraleja. Una buena película con un buen mensaje.

Un ejemplo terrible de depravación: https://cesarvidal.com/la-voz/editorial/editorial-trafico-sexual-de-ninos-en-estados-unidos-03-02-23

viernes, 10 de febrero de 2023

Al lugar donde has sido feliz, no debieras tratar de volver

 Una frase con mucho sentido que me ha hecho pensar. Cuando era muy niña, era relativamente feliz, más que nada porque no podía comparar con nadie. Me pasaba todo el día en casa leyendo y releyendo libros. Así que mi felicidad consistía en estar con un libro en el sofá y ver a mi familia alrededor. Con el tiempo, mis hermanos mayores empezaron a hacer su propia vida y yo seguía allí leyendo. Nada volvió a ser igual, pero supongo que es mejor así, porque eso no era vida.

Esa felicidad que yo creía tener con la enorme inocencia que me caracterizaba, realmente no era más que resignación. Yo no sabía que había niños que salían a la calle a jugar con sus amigos, o sus primos. Niños que iban de paseo o de excursión con su familia. Como yo era la pequeña, mis padres ya no tenían tiempo ni ganas de mucho más. Mi único ocio era salir al campo con el perro. Así que no tiene sentido sentir melancolía por esos tiempos. Lo único que añoro es a mis padres.

miércoles, 8 de febrero de 2023

Quítate Lope que viene Almudena



El cinturón del gran Madrid cuenta con varias ciudades con más población que muchas capitales de provincia. Una de ellas es Parla, que ya suma 131.000 vecinos y ofrece una pirámide demográfica digna de envidia (el 25 % de la población tiene menos de 20 años). Allí acaba de perpetrarse un ejemplo más del entusiasmo con que nuestra izquierda intenta construir un país perfectamente tontolaba.
Las Escuelas Lope de Vega de Parla, que llevaban el nombre del formidable dramaturgo del Siglo de Oro desde 1928, han pasado a denominarse ahora como Centro Cultural Almudena Grandes, por decisión del alcalde socialista de la ciudad. ¡Quítate, Lope, que viene Almudena! La medida supone algo así como retirarle el nombre de una calle a Marlon Brando para dárselo a Pilar Bardem, que en paz descanse. O como equiparar a Groucho Marx con Paz Padilla.
 
Almudena Grandes era una novelista de mucho brío y oficio, que sin duda sabía montar una historia. También era una articulista que hacía una defensa tan desabrida de su ideario izquierdista que con frecuencia incurría en la ofensa hacia quienes no pensaban como ella. Desde luego no era una figura que suscitase el consenso apreciativo de los madrileños (comunidad y capital donde sistemáticamente gobierna la derecha). Tampoco sus cualidades literarias, que existen, resultan tan sobresalientes como para dar su nombre a relevantes estaciones de ferrocarril y edificios públicos.
 
Félix Lope de Vega y Carpio se murió el 27 de agosto de 1635, a las cinco y cuarto de la tarde y después de haber comulgado. El aprecio popular por su figura, que compartían la plebe y las élites, era tal que las honras fúnebres duraron nueve días y las calles de Madrid se atestaron de público al paso del cortejo. Lope había sido una figura pintoresca: niño prodigio, el «Fénix de los Ingenios», de una fecundidad literaria inhumana; el mujeriego de los mil lances galantes, el soldado que incluso participó en la Gran Armada, el literato que conoció la cárcel y el destierro; el sacerdote que abrazó los hábitos a los 52, pero nunca venció su pulsión lujuriosa; el trabajador infatigable que se decía que era capaz de completar una comedia en solo 24 horas). Lope fue un ídolo en vida, un renovador de la dramaturgia, un competente poeta y, en cierto modo, el primer escritor profesional español. Lope es, en resumen, un clásico. Pasados 387 años de su muerte se le sigue representando y leyendo.
Hablemos en serio un instante: ¿alguien se cree que dentro de 387 años merecerán un recuerdo las obras de la autora de Las edades de Lulú? Claro que no. Entonces, ¿por qué se retira el nombre del inmortal Lope a un edificio público de su tierra madrileña para dárselo a una novelista de la esforzada clase media literaria?
 
Pues porque Lope representa el brillo de lo mejor de la historia de España, porque es parte de nuestro gran legado, porque no sirve como símbolo para una izquierda que se avergüenza de su propio país, que se deja mangonear por los separatistas, que no valora la cultura y el idioma españoles. Una izquierda que ha abrazado como sus dogmas el revanchismo guerracivilista, el rencor envidioso hacia los que prosperan y unas nuevas seudo religiones laicas, como el cambio climático, la fascinación con la homosexualidad y una visión histérica del feminismo (que por cierto molesta a muchísimas feministas). Y todo lo que no se atenga a ese catecismo sectario, pues ya saben: es franquismo, o «caspa», o «fascismo». Incluidos Lope, Góngora, Cervantes y Quevedo, nuestros genios del Siglo de Oro, que como es sabido no les llegan ni al tacón a Almudena, Boris Izaguirre, Millás y Pilar Rahola.
https://www.eldebate.com/opinion/20221206/quitate-lope-viene-almudena_77849.html

lunes, 6 de febrero de 2023

La cultura woke o de la cancelación

 Existe en las universidades de EE.UU. y ya está llegando a Europa una ideología nueva que se llama Woke. Consiste en querer borrar literalmente todos los logros de la cultura blanca europea y americana. La excusa es que esas obras se consiguieron a través de la explotación de otras razas del mundo. Por tanto, quieren eliminar buena parte de la historia, la literatura, la música y el arte. Practicamente todo a partir de los griegos, que también eran blancos.

Sólo se trata de un método más para intentar humillar a los hombres de ascendencia europea heterosexuales, considerándolos culpables sin juicio previo de las injusticias que pudieron cometer sus antepasados. De este modo se buscan la disgregación de la identidad nacional y las divisiones internas entre razas, sexos y generaciones. Un paso más hacia la creación de una sociedad sin raíces ni formas de identidad propias.

Víctimas de la cultura de la cancelación han sido desde Rudyard Kipling a Shakespeare, pasando por Monet y acabando con Harry Potter y las películas clásicas de Disney, que ya no son políticamente correctas. Miles de años de cultura borrados de un plumazo, mientras en las universidades sólo pueden estudiar relatos aborígenes. Cientos de profesores sufren el acoso de estos jueces del bien y el mal, que dejan a la inquisición en simples aficionados.


Más información: https://www.religionenlibertad.com/cultura/961520778/mathieu-bock-cote-cultura-woke-cancelacion-occidente.html

sábado, 4 de febrero de 2023

Cincuenta mil visitas

 No es que sea mucho, pero es mi noveno blog y me hace ilusión. A estas alturas de la vida la verdad es que ya no aspiro a mucho más. Bueno, sí, a tener nietos, pero eso está complicado por el momento. Desde que aprendí a escribir creo que no he dejado de hacerlo. En mis largo ratos de aburrimiento escribía en hojas sueltas que luego iba dejando por cualquier sitio. Más tarde tuve una especie de caja fuerte, fácilmente forzable, donde guardaba mis reflecsiones (no me funciona la letra equis).

No fue hasta después de criar a mis hijos que empecé a escribir en internet. De eso hace ya diecisiete años. Entonces descubrí que tenía mucho que decir, que había acumulado cientos de ideas en mi cabeza. Y no tardé mucho tiempo en darme cuenta de que mis pensamientos no eran muy populares. Así que lo que iba a ser un relacs, una especie de diario personal, se convirtió en una batalla bastante dura al principio. Por suerte, con el tiempo todo se calma y ahora puedo celebrarlo.

viernes, 3 de febrero de 2023

La guerra de Ucrania no es la única

 El pasado 24 de febrero todas las miradas se centraron en la invasión rusa de Ucrania y el inicio de la guerra en ese país y sus trágicas consecuencias. Sin embargo, hay otras muchas guerras que están quedando ‘olvidadas’, como las que se viven desde hace años en Siria, Yemen, Etiopía…

 La guerra en Ucrania ya ha cumplido cuatro meses y no parece que se vea cercano su fin. Además no se puede olvidar que en algunas zonas (las provincias de Donetsk y Lugansk, en la región del Donbás) ya se vivía un conflicto entre dicho país y Rusia desde el año 2014.

 Entre las guerras ‘olvidadas’ está la de Siria, que comenzó en 2011 y ya ha cumplido once años con un trágico balance: más de 610.000 muertos, de los que más de 160.681 eran civiles -entre ellos, 25.286 niños-; 2,1 millones de heridos; y 13 millones de personas se han convertido en desplazadas internas en el país o en refugiadas en el extranjero; según la organización no gubernamental Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH). Asimismo, se han llegado a cifrar en más de 200.000 las personas desaparecidas y más de 14 millones de personas siguen necesitando asistencia, pues el 90% de la población siria vive bajo el umbral de la pobreza, apunta la ONU.

 Un conflicto que también ha destruido la mayor parte del país, dejando inservibles millones de viviendas y daños en escuelas y en diferentes instalaciones sanitarias. A pesar de que con el paso de los años, ha disminuido en intensidad y que vivió una cierta ‘tregua’ con motivo de la pandemia del Covid-19, el presidente sirio, Bashar al-Assad, ha logrado dominar gran parte del país, pero las rondas de consultas entre gobierno y oposición, incluyendo mediadores de varios países (Rusia, Turquía e Irán), no han conseguido avances significativos que ayuden al proceso de pacificación y al fin del conflicto, en el que los grupos terroristas (entre ellos, los yihadistas del Estado Islámico) también siguen presentes.

 En Oriente Medio también destaca la ‘olvidada’ guerra de Yemen, que tiene sus raíces en el fracaso de un proceso proceso político que se suponía traería estabilidad al país tras la Revolución Yemení de 2011, que fue parte de la Primavera Árabe y obligó al presidente autoritario Alí Abdalá Salé a entregar el poder a su vicepresidente, Abd Rabbuh Mansur Hadi. Su comienzo se produjo en 2014 y los analistas esperaban que durara unas pocas semanas, pero lleva ya ocho años y en los últimos ha habido una escalada de la violencia, así como la involucración de otros países, como Irán, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, EEUU, Reino Unido y Francia. Este conflicto ha provocado ya 233.000 muertes, incluidas 131.000 por causas indirectas como la falta de alimentos, servicios de salud e infraestructura. Además, de los casi 30 millones de habitantes del país, 24 millones necesitan asistencia humanitaria y de estos, más de 16 millones sufren hambre extrema.

 Y el conflicto entre Israel y Palestina sigue sin llegar a su fin, tras varias décadas. Y cada cierto tiempo surgen nuevos brotes de violencia que hacen que la paz siga siendo una utopía.

 En Asia, destacan las tensiones políticas y étnicas que se viven desde hace años en Myanmar (la antigua Birmania), donde el conflicto interno se remonta a 1948. Uno de sus últimos puntos álgidos se produjo el 1 de febrero de 2021, cuando los militares de Ejército dieron un golpe de Estado y tomaron el control del país, tras unas elecciones generales que ganó por amplio margen la líder Aung San Suu Kyi, derrocando su gobierno democrático e instaurando una Junta Militar. Desde entonces, podrían haber muerto más de 10.000 personas y se estima que hay 220.000 desplazadas, según la ONG International Rescue Committee, a las que se suma que más de 14 millones de personas necesitan ayuda humanitaria.

 En este continente, hace unos meses, en Afganistán acabó la guerra que comenzó con la invasión del país por parte de EEUU culpando a los talibanes de los ataques terroristas del 11-S de 2001. Sin embargo, casi 21 años después, tras miles de muertos, EEUU no logró sus objetivos y los talibanes han tomado el poder obligando a salir por patas a todas las fuerzas internacionales.

 Y de Asia, el viaje por las ‘guerras olvidadas’ llega a África. En Etiopía, ya hay miles de muertos y refugiados, crímenes de guerra, asesinatos de civiles y violaciones masivas, así como millones de personas que necesitan asistencia alimentaria, debido al conflicto que estalló en la región de Tigray en noviembre de 2020. El origen se sitúa en una disputa entre diferentes etnias que llevan casi 30 años intentando convivir y que controlan las diez regiones del país. En Tigray, se celebraron unas elecciones locales que Abiy Ahmed Ali consideró ilegales y estalló uno de los conflictos más cruentos de los últimos tiempos, donde los rebeldes luchan contra las fuerzas gubernamentales. Recuerden que Abiy Ahmed Ali recibió el Premio Nobel de la Paz en 2019 por haber sido quien se convirtió en primer ministro y destituyó a los principales líderes gubernamentales acusados de corrupción y represión, y acabó con una disputa territorial que se mantenía con Eritrea. El conflicto en Tigray está imposibilitando que llegue ayuda humanitaria a varias zonas del norte del país y ya había más de nueve millones de personas en situación de emergencia humanitaria y hambruna el pasado diciembre, además, más de dos millones han huido a Sudán.

 En República Democrática del Congo, el conflicto se mantiene desde 1996, con miles de personas refugiadas, hambrientas y muertas; arrasando campos de cultivo. Se vivió bastante tensión tras la negativa del presidente Joseph Kabila a dejar el poder tras haber sucedido a su padre en 2001 y también ha habido enfermedades (ébola, cólera sarampión) que han afectado a la población.

 En el continente africano también hay diversos grupos yihadistas que intentan dominar distintas regiones en varios países, como Malí, Níger, Nigeria, Burkina Faso, Somalia, Congo y Mozambique. Esto ha provocado no sólo muertos y heridos en atentados y ataques, así como miles de personas que han dejado sus hogares y millones de personas que necesitan ayuda humanitaria. Asimismo, suelen ser habituales los golpes de Estado: los más recientes han tenido lugar en Chad, Guinea-Conakry, Mali, Níger y Sudán.

 En Libia también hay cierta inestabilidad, en la que no contribuye el aplazamiento de las elecciones que tenían que haberse celebrado el pasado diciembre. Se mantiene el enfrentamiento entre dos bandos, que reciben los respectivos apoyos de Rusia y Turquía, países que habían impulsado un proceso de paz apoyado por la ONU, pero la guerra en Ucrania tampoco lo pondrá fácil.

 Y también está el conflicto, aunque no armado, entre Marruecos y el Sáhara Occidental -que tiene el apoyo de Argelia- y en el que de vez en cuando se aviva la tensión. Por ejemplo, en noviembre de 2020 se rompió el alto el fuego pactado: el Frente Polisario bombardeó puestos militares marroquíes y el reino alauí lanzó más de un millar de misiles contra objetivos saharauis.

 https://www.hispanidad.com/publirreportaje/guerra-en-ucrania-no-es-unica-hay-otras-guerras-olvidadas-se-viven-en-siria-yemen-etiopia_12035167_102.html

Más información sobre Ucrania:  https://cesarvidal.com/la-voz/editorial/editorial-la-tragica-realidad-de-los-huerfanos-ucranianos-07-12-22

Más crisis humanitarias: https://cesarvidal.com/la-voz/editorial/editorial-crisis-humanitarias-01-02-23

miércoles, 1 de febrero de 2023

Homosexuales y transexuales

 

 Reconozco que hace años estaba preocupada por el hecho de que los niños pudieran sentirse desorientados al plantearles en el colegio el tema de la homosexualidad. Ahora en cambio, ya me parece lo de menos porque la transexualidad es mucho más preocupantes. Porque al fin y al cabo la homosexualidad es un estilo de vida, mientras que los transexuales sufren cambios en su cuerpo que los convierten en enfermos permanentes. Además, la mayoría se arrepienten cuando ya no tiene remedio.

Me pregunto qué hubieran pasado si hace años nos contaran que, en algún país lejano estaban castrando a los niños y mutilando los pechos de las niñas. Pensaríamos que eran unos salvajes. Eso mismo deben estar pensando ahora el resto del mundo de los países teóricamente civilizados. Solo las feministas se han quejado porque naturalmente un hombre trans no es una mujer y, en el deporte cuenta con ventajas evidentes sobre sus competidoras. 

Pero luego está el tema de que un hombre gay no tiene por qué desear ser mujer, ni una mujer lesbiana tiene por qué ser un hombre. Simplemente puede que prefieran conservar su sexo con tendencias homosexuales, especialmente si se trata de un gay activo o de una lesbiana pasiva. De manera que también se está perjudicando a este colectivo y me extraña mucho que no hayan dicho nada al respecto todavía. 

En cualquier caso, lo que está claro es que la terapia psicológica no le hace mal a nadie, ni le obliga a nada, y es muy aconsejable. Me parece una barbaridad que no permitan acudir a un especialista, cuando sucede muy a menudo que ni siquiera se trata de un caso de disforia, sino de un contagio social o un problema diferente que no se ha tratado a tiempo. Muchos médicos y psicólogos han hecho declaraciones parecidas pero nadie les hace caso. Me temo que tendremos mucho tiempo para lamentarlo.


Fornicar con los reyes de la tierra, por Juan Manuel de Prada

 Durante los últimos meses hemos leído noticias estremecedoras protagonizadas por sacerdotes entregados a formas de vida abyectas. Hemos leí...