Casandra era una vidente condenada por los dioses de manera que dijera la verdad pero nadie la creyera. Hace tiempo que pienso que tengo el mismo problema. Cuando en el 15M dije en mi blog que aquellos manifestantes eran comunistas, me contestaron que no, que había de todo. Con el tiempo surgió Podemos y demostró con hechos que son marxistas de toda la vida. El resto era sólo una tapadera. Cuando dije que Irak no tenía armas de destrucción masiva, el tiempo me acabó dando la razón.
Así con tantas cosas que no podría enumerarlas todas porque no las recuerdo. He tenido montones de polémicas al ir a la contra de las noticias del momento y el sesgo que se les estaba dando. Lo malo es que a veces pasan meses y hasta décadas hasta que se descubre lo que hay detrás. Ahora ya casi nadie discute que el Covid no se contagia en los alimentos y que las vacunas no son tan eficaces como nos vendieron. Para que admitan los efectos secundarios graves todavía falta un tiempo.
El caso es que me paso la vida defendiendo causas perdidas y eso es agotador. Principalmente contra el aborto, la eutanasia y la ideología de género. Y sé muy bien que pasará tiempo, y probablemente yo no lo vea, antes de que mis causas lleguen a buen fin. Así que no es de extrañar que me canse y me desilusione. Sin embargo, algo me impulsa a seguir adelante. No sé si es pura cabezonería o hay algo más. Supongo que éstas son las cartas que me han tocado en la partida de la vida.