El que escandalice a uno de estos pequeños que creen, más le valdría que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar. Si tu ojo derecho te induce a pecar, sácatelo y tíralo. Más te vale perder un miembro que ser echado entero en la “gehenna”. Si tu mano derecha te induce a pecar, córtatela y tírala, porque más te vale perder un miembro que ir a parar entero a la “gehenna”.

viernes, 23 de junio de 2023

Familia monosalarial

He visto cosas que no creeríais. Basta haber nacido en 1969 para venir de más allá de Orión. En mi primera adolescencia todavía las chicas en las inaugurales pandillas nos decían, dulcemente desafiantes, que ellas pensaban trabajar, y algunos amigos entraban al trapo, y discutían. Yo, jamás; porque mi abuela había sido empresaria y mi madre era farmacéutica. Pero recuerdo aquellas discusiones burbujeantes de pelar la pava a la puesta de sol. Treinta años después, ellas, las mismas, confiesan que están aburridas de sus trabajos; y ellos, los mismos, ahora sus maridos, les recuerdan que no pueden dejar de trabajar porque no les daría. Es un mundo distinto, más acá de Orión.

Me parece estupendamente –mi abuela, mi madre— que trabajen las señoras. Lo que no me parece excelente es que para mantener un hogar con una mínima holgura tengan que trabajar a la fuerza los dos cónyuges. No es una cuestión de sexos. Un amigo se encargaba con mucho esmero de las tareas del hogar (y escribía libros admirables con poco éxito comercial) mientras su mujer traía el sueldo. Otro, viendo que su cónyuge presumía mucho de carrera laboral y de vocación entregada, le propuso dejar él el trabajo que le espantaba y encargarse de todo lo de la casa para que ella ascendiese más aún en la empresa y se realizase definitivamente del todo. Dijo que no, que si eso ya se quedaba ella en casa.

Expuesto con claridad —por la cuenta que me trae— que soy partidario de la libertad de elección de régimen económico en cada familia y de la más absoluta igualdad de sexos en la elección de cada rol, me extraña muchísimo que no se exija más un sistema socioeconómico que ampare a las familias monosalariales. ¿No queremos diversidad? 

No frivolizo. Sé que hay muchas casas en la que no entra ningún sueldo, y ya quisieran uno o medio; y también que hay muchas otras con un solo sueldo, pero éstas son las primeras que saben que, hoy por hoy, con un sueldo les da muy mal y por los pelos con suerte. En los tiempos de Orión se podía vivir holgadamente con un salario, pero ahora la familia monosalarial ha quedado fuera del alcance de la clase media: o es un mal menor o un privilegio de contadas profesiones extraordinariamente pagadas o de familias con patrimonio.

Antaño hasta aquellas discusiones extraterrestres eran posibles. Hoy se perciben signos de nostalgia de aquel sistema. Aurora Pimentel está haciendo un seguimiento exhaustivo de todos los libros que desde muy diversos posicionamientos ideológicos claman por una vuelta al hogar. Es una aspiración creciente que está en el aire, también entre los más jóvenes.

No me extraña: el sistema monosalarial tiene numerosas ventajas. Con él, la conciliación laboral deja de ser una contrarreloj. Reduce a la mitad los desplazamientos laborales, con lo que limita el impacto ambiental drásticamente. Conlleva un aumento de la natalidad. Probablemente disminuya las crisis conyugales. Lo que es seguro es que produce un reparto social más equitativo de los puestos de trabajo disponibles con más eficacia que lo de disminuir la jornada o los días de trabajo. Contribuye a mejorar la productividad del cónyuge (ella o él) que salga al mercado laboral, pues concentrará sus esfuerzos y se especializará más. La calidad de vida en casa aumentará: menos comida precocinada, menos desorden de horarios, menos discusiones por la logística, más belleza doméstica y atención a los detalles, etc. Leí un estudio económico en que se demostraba el ahorro de una administración racional del hogar. 

Insisto —por la cuenta que me trae— en la voluntariedad de este modelo de familia. Ahora mismo está completamente perseguido. Ideológicamente, porque se le mira mal, muy mal. Y económicamente, porque resulta una utopía. Sin embargo, las cuentas podrían estar claras. Si la presión fiscal media supera el 40%, es normal que se necesiten dos sueldos para sumar un poquito más de lo que antes era uno, porque el otro hay que dárselo al Estado. Luego, viene la inflación con las rebajas, y la escasa subida salarial.

¿No sería interesante proteger a las familias monosalariales? Por respeto a la libertad de elección de su identidad y también porque su existencia conlleva una serie de beneficios sociales. Un país no es más libre por decírselo él a sí mismo todo el día en el espejito mágico de su vanidad mediática, sino porque los ciudadanos tienen margen real para cumplir sus sueños y sus legítimas aspiraciones. Reclamemos ámbitos y legislaciones que permitan la monosalarialidad.

 https://gaceta.es/opinion/familias-monosalariales-20230419-0500/

 

14 comentarios:

  1. No les interesa, menos ingresos para ellos, y los impuestos, son los impuestos

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  2. Soy familia monosalarial, y también monoparental. Así que esas ventajas de las que habla el artículo, no las disfruto. No me quejo, tengo la suerte de estar trabajando, de ser independiente económicamente aunque ello supongo montar horarios a base de quitar horas a la noche. Lo que sí necesitamos es que el mundo deje de estar loco y las cosas tengan un precio justo, que vaya tela. Cada vez un sueldo, da para menos. Besos Susana :)

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  3. En mi familia hubo ese acuerdo, al nacer mi primera hija dijimos con mi marido: ahora yo quedo en casa, nos fue muy bien porque él ganaba lo suficiente, pero reconozco que en la actualidad sería muy difícil mantenernos con hijos con un solo sueldo. Los impuestos se llevan la mitad de lo que se gana, un abrazo Susana!

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    1. La primera vez que hablé sobre este tema me pusieron verde (me criticaron), porque estaba mal visto. Un beso

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  4. Yo he trabajado y mi marido también. He compaginado muy bien el trabajo con la casa y me ha encantado hacerlo, porque siempre me ha gustado el trabajo que hacía.Me hubiera aburrido mucho sola en casa, mientras mi marido trabajaba- Ya desempeñaba ese trabajo de soltera y decidí dejarlo cuando me pareció oportuno.

    Un abrazo

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  5. No termino de entender eso de familia monosalarial. Siempre hemos trabajado mi mujer y yo y gracias a eso y que hemos tratado de no despilfarrar, aunque no nos hemos privado de prácticamente nada, hemos conseguido lo que hoy tenemos.
    En la actualidad ¿somos un matrimonio monopensionista? Cobramos ambos una pequeña pensión de la Seguridad Social ya que nos prejubilaron con 53 años, pero uniendo esas dos pequeñas retribuciones conseguimos tener una jubilación feliz. Todos conocemos el refrán "Un grano no hace granero, pero ayuda al compañero"
    ¿Que pasará cuando uno de los dos fallezca? Eso ya lo verá el último que quede.
    Besos.

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    1. Familia monosalarial sería sí sólo uno trabaja. Pero tenéis dos pensiones de momento. Un beso

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  6. En mi casa solo entra el sueldo de mi marido y no nos va mal, la explicación es que tenemos un piso en propiedad y los gastos fijos son los básicos, luz, agua, telefono ... como no tenemos que apartar cientos de euros para una hipoteca o un alquiler, eso se nota. En su día nos decantamos por un quinto sin ascensor en una localidad de menos 50.000 habitantes aunque trabajábamos los dos y teníamos un dinero ahorrado, creo que esa decisión resultó ser muy acertada.
    Todo lo que has comentado sobre las ventajas de que uno de los dos se quede en casa, si puedes cuadrar las cuentas, es así.
    Besos!!

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    1. Yo me quedé en casa aunque apenas nos llegaba. Por cierto, el artículo no es mío. Es de la dirección URL que pone debajo. Un beso

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  7. Es bueno protegerlas y debería haber legislación para ello. Te mando un beso.

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