Es uno de los milagros permanentes más grandes que el buen Dios ha querido regalar a la humanidad. Se trata de una imagen con casi 494 años de historia: la de la Virgen de Guadalupe, que el 12 de diciembre de 1531 se imprimió instantáneamente, en presencia del obispo español Juan de Zumárraga (1468-1548) y otros siete testigos, en la tilma (una especie de manto hecho de fibras de agave) que llevaba el indio San Juan Diego Cuauhtlatoatzin (1474-1548). El milagro ocurrió en el momento en que el santo abrió la tilma, en la que guardaba rosas de Castilla, recogidas en la cima del Tepeyac (Ciudad de México) según las indicaciones que le había dado la Virgen María: esas rosas debían ser la «señal» para convencer al obispo de la autenticidad de aquellas apariciones marianas, que habían comenzado tres días antes. Pero en realidad hubo dos señales: las rosas de Castilla (fuera de temporada y fuera de continente...) y la imagen en el manto de Juan Diego, que hoy se conserva en el santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, construido en el lugar de las apariciones.
Se trata de una imagen acheropita, es decir, no hecha por manos humanas. Esta verdad ha sido corroborada por los múltiples estudios realizados a lo largo de los siglos sobre la tilma. Esa imagen y el mensaje de misericordia dejado por la Madre celestial en las apariciones tuvieron un impacto impresionante en la evangelización de México, liberando a los indios de los antiguos cultos aztecas, que se traducían en varios miles de sacrificios humanos al año.
La Nuova Bussola Quotidiana/Brújula Cotidiana ha entrevistado a David Caron Olivares, autor del libro Nuestra Señora de Guadalupe. La imagen ante el reto de la Historia y de la Ciencia, recién llegado de una conferencia sobre el tema celebrada en Italia el 22 de julio en el santuario milanés de Santa Maria alla Fontana.
A lo largo de los siglos se han realizado diversas investigaciones científicas sobre la tilma que lleva impresa la imagen de la Virgen de Guadalupe: ¿qué nos dicen estas investigaciones?
Resumamos algunos de los hechos inexplicables para la ciencia relacionados con la imagen impresa en la tilma del indio san Juan Diego:
El tejido de la tilma sigue intacto y sin haberse deteriorado, a pesar de estar hecha de una fibra vegetal que normalmente se desintegra en pequeños fragmentos en menos de veinte años. Este tejido no sufrió el menor deterioro ni por el contacto con la muchedumbre, ni por el humo de las innumerables velas, ni por el polvo, no obstante a que estuvo expuesto sin ninguna protección por 116 años, pues el primer vidrio protector se colocó en 1647.
La extraordinaria fineza de la imagen, imposible de realizar, incluso por un pintor experimentado, sobre este soporte rugoso sin ningún tipo de preparación previa.
Los colores conservan una luminosidad extraordinaria, cuando deberían haber palidecido, cambiado de tonalidad y craquelado, al no estar protegidos por ningún barniz.
El hecho de que en 1785 se derramara sobre la imagen una cantidad de ácido altamente concentrado y tan corrosivo como el ácido nítrico, sin destruir el tejido
Los reflejos en la córnea y las pupilas de los ojos de la Virgen, de las personas presentes en la oficina del obispo durante la aparición de la imagen en el manto. Estos reflejos fueron revelados por los estudios realizados por científicos especializados en oftalmología en el siglo XX.
Las estrellas en el manto, que corresponden a las constelaciones del norte y del sur que se ven desde México el 12 de diciembre, día de la última aparición.
El hecho de que en 1921 una bomba colocada delante de la imagen la dejara intacta, mientras que el crucifijo que se encontraba en el mismo lugar quedó marcadamente retorcido.
Entre los primeros en profundizar en el misterio de la imagen impresa en el manto de San Juan Diego se encuentran algunos pintores, sobre todo entre los siglos XVII y XVIII. ¿Qué constataron las investigaciones y los experimentos pictóricos realizados sobre la tilma?
La imagen ha sido estudiada por varios equipos de pintores y médicos, particularmente en 1666 y en 1751.
En 1666, siete grandes pintores de la Nueva España inspeccionaron directamente la imagen y emitieron los resultados de su peritaje. Declararon que era imposible que un artista pintara una obra así sobre un tejido tan tosco y lograra tal belleza en el rostro. Una obra sobrenatural, decían. Al mismo tiempo, tres médicos llegaron a la misma conclusión: «Humanamente, no se puede explicar el fenómeno observado».
Los 3 médicos por su parte declararon unánimemente que, debido a la gran cantidad de humedad en la ermita, traída por el aire que provenía del sistema de lagos de México, y a la fuerte presencia de sales en el aire procedentes del río salado de Tlalnepantla (que hoy en día ya no existe), y que, debido a esta humedad, la imagen, expuesta al aire libre, debería haber presentado un gran número de marcas notorias de corrosión.
La conservación del tejido y de la imagen impresa en él son inexplicables, teniendo en cuenta la humedad que los rodea y la atmósfera salitrosa que afecta incluso a los metales; declararían que los colores están impregnados en el tejido, de modo que lo atraviesan y son visibles en el reverso de la imagen, lo que pone de manifiesto que el tejido no fue preparado para pintar sobre él, lo que también hace inexplicable el hecho de que la imagen siga ahí.
Con el visto bueno del Consejo del Santuario de Guadalupe, el 30 de abril de 1751,
Miguel Cabrera y otros seis pintores se dedicaron a examinar minuciosamente la imagen, descolgándola de su marco y retirando el cristal que la protegía. ¿Cuáles fueron sus conclusiones?
a) que la duración del tejido es inexplicable, teniendo en cuenta su antigüedad de 220 años en su época.
b) que la tilma está hecha de un tejido de origen vegetal
c) que el tejido no tiene preparación, no fue preparado previamente para pintar sobre él, y que la imagen es visible por el reverso.
d) que el dibujo y los rasgos de la Guadalupana están impecablemente proporcionados y dibujados
Este gran pintor mexicano, Miguel Mateo Maldonado y Cabrera, fundó la primera academia de pintura de México en 1753 y escribió en 1756 un importante tratado titulado Maravilla americana y conjunto de raras maravillas observadas según las reglas del arte y la pintura, en el que evoca la perfección de la imagen desde el punto de vista artístico. Mostró cómo el artista utilizó los defectos de la tela para representar el rostro: «La boca es una maravilla, tiene labios muy finos y el labio inferior cae misteriosamente en un defecto o nudo de la tela, para dar la gracia de una leve sonrisa».
Hay quienes se muestran escépticos sobre el origen milagroso de la tilma, subrayando la presencia de algunas intervenciones humanas secundarias, como el plateado de la luna, el dorado de los rayos solares y de las estrellas, el blanco de las nubes. ¿A cuándo se remontan estas intervenciones? ¿Y por qué no restan valor al hecho milagroso que ocurrió el 12 de diciembre de 1531?
Algunas de estas intervenciones son contemporáneas a la aparición milagrosa de 1531, otras son posteriores. Si bien es difícil precisar fechas exactas para cada una de ellas, se sabe que se realizaron retoques y repintes en distintos momentos a lo largo de los siglos.
Ahora bien, estas intervenciones humanas no restan valor al hecho milagroso de la aparición de la imagen por varias razones fundamentales:
La imagen original es inexplicable: Los estudios científicos más rigurosos sobre la tilma, a lo largo de los siglos, han encontrado características que desafían cualquier explicación humana o técnica conocida para la época, como: la durabilidad de la tela, la ausencia de pinceladas, los reflejos en los ojos que corresponden a los que se producirían en un ojo humano, etc.
Las intervenciones humanas se limitan a ciertos detalles y son superficiales, sin afectar la esencia o el misterio de la imagen principal. Es decir, lo que se considera milagroso es la existencia misma de la imagen y sus propiedades inexplicables en el tejido de agave, no los pequeños retoques posteriores que se le pudieron añadir por razones de devoción o embellecimiento en épocas posteriores.
En resumen, los escépticos pueden señalar las intervenciones humanas, pero estas son elementos secundarios que no alteran ni desmienten las propiedades extraordinarias y científicamente inexplicables de la imagen original en la tilma, que sigue siendo el centro del milagro de Guadalupe.
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https://brujulacotidiana.com/es/la-tilma-de-la-virgen-de-guadalupe-inexplicable-para-la-ciencia
Los milagros no tienen explicacion, un abrazo Susana.
ResponderEliminarPero sí tienen pruebas. Un beso
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