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El que escandalice a uno de estos pequeños que creen, más le valdría que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar. Si tu ojo derecho te induce a pecar, sácatelo y tíralo. Más te vale perder un miembro que ser echado entero en la “gehenna”. Si tu mano derecha te induce a pecar, córtatela y tírala, porque más te vale perder un miembro que ir a parar entero a la “gehenna”.

viernes, 21 de noviembre de 2025

Demasiado tiempo frente a la pantalla, por María Martín

La tecnología ha comenzado a moldear nuestra forma de vivir, de pensar y de relacionarnos.

Como bien ha expresado Catherine L’Ecuyer, investigadora en educación y autora de Educar en el asombro, el exceso de estímulos digitales está robando a los niños su capacidad de maravillarse, de contemplar, de aburrirse creativamente.


Los padres nos enfrentamos a un desafío contracultural: defender el alma de nuestros hijos del secuestro digital.


La sobreestimulación apaga a la persona

La normalización de las pantallas ha dejado huellas preocupantes: niños incapaces de sostener una conversación, sin contacto visual, desconectados de la realidad, emocionalmente planos. Bestias aburridas, como advierte con crudeza la experiencia cotidiana.


L’Ecuyer lo explica con claridad: el problema no es la tecnología en sí, sino el lugar que ocupa. El niño necesita el silencio interior, la pausa, el vacío que da origen al deseo profundo, al interés genuino. En cambio, las pantallas lo anestesian, le roban la posibilidad de explorar el mundo real y su interioridad. Se habitúa al placer inmediato, al golpe constante de dopamina que no deja lugar a la espera ni al sentido.


¿Y el asombro?

La educación católica siempre ha entendido que el niño es una persona completa, no un objeto de programación. El alma infantil está abierta al misterio, al bien, a la verdad y a la belleza. Pero esa apertura necesita un clima de respeto, de silencio, de presencia amorosa.


Con el continuo uso de pantallas estamos acostumbrando al niño a no estar consigo mismo ni con los demás. La tecnología se convierte en una barrera entre su alma y el mundo.


El aburrimiento es necesario

El aburrimiento no es el enemigo. Es una puerta de entrada al juego creativo, a la imaginación, a la búsqueda interior. Como diría L’Ecuyer, «la atención voluntaria nace del deseo, y el deseo necesita vacío para nacer».


Los niños necesitan experimentar el tedio para activar su mundo interior. Pero las pantallas ocupan ese espacio y convierten el vacío fértil en ruido constante.


Niños que no se aburren, se vuelven aburridos. Se desconectan del entorno, de la conversación, de la vida real. Su rostro se apaga, su alma se atrofia.


Padres 

Muchos padres dicen: «Solo quiero una cena tranquila». Lo entendemos. Pero educar es formar personas íntegras capaces de vivir en comunidad. Si un niño de tres años no aprende a esperar, a compartir la mesa, a mirar a los ojos… ¿qué tipo de adulto será?


Se trata de recuperar el sentido original de la tecnología: una herramienta.


L’Ecuyer insiste en que educar es un acto de esperanza. No se trata de controlarlo todo, sino de dar lo mejor con lo que tenemos. Establecer límites claros al uso de pantallas, fomentar el juego libre, la lectura, la conversación, la naturaleza… son decisiones sencillas que benefician la educación de nuestros hijos.


Consejos prácticos para padres 

Elimina radicalmente las pantallas durante las comidas familiares. Recupera la conversación.


Fomenta el juego libre y el aburrimiento. Es allí donde nace la creatividad.


Modela con tu propio ejemplo un uso moderado de la tecnología.


Busca espacios de silencio y naturaleza. El alma necesita respirar.


Acompaña con ternura, sin miedo a poner límites. La autoridad nace del amor.


No permitamos que la cultura de la distracción robe lo más precioso: su alma, su capacidad de amar, de pensar, de maravillarse. Volver al asombro es volver al corazón del hombre, al corazón de Dios.




 https://www.forumlibertas.com/demasiado-tiempo-frente-a-la-pantalla/

10 comentarios:

  1. personalmente seguro que paso demasiado tiempo frente a una pantalla, es el monitor del ordenador, el libro electrónico y el móvil, pero en casa cuidamos mucho ese tiempo que dedican y a qué los menores. Un abrazo

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    1. Yo procuro no coger el móvil con mi nieta, aunque es pequeñita aún. Un beso

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  2. No hay que negar que la tecnología puede ayudar a aproximarse a la cultura, como siempre es cuestión de los padres llevar de la mano a sus hijos. Lo mismo que se puede acceder a una infinidad de juegos es posible el acceso a música, literatura, cine y pintura. Los padres podrían leer un poco con sus hijos, ver películas, en fin comentar con ellos. Esto es controlar las pantallas en vez de que las pantallas controlen su vida.
    Un saludo

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    1. Muchos padres usan la pantalla de niñera para no tener que ocuparse de sus hijos. Un beso

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  3. Me acordaste de una canción que decía “ los muchachos de antes no usaban gomina “

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  4. Un buen consejo, todo en esta vida tiene sus límites y no estoy nada de acuerdo que menores suplan afecto por móviles.
    La tecnología no es la causa , es el ser humano quien debe poner esos límites
    Pero el problema es que los mayores últimamente no está dispuesto a desarrollar con sus menores ese tiempo que antes si empleaban , ahora es, toma el móvil y te entretienes yo necesito mí espacio...
    No echemos culpa a los avances tecnológicos, somos todos responsables de nuestras acciones y sabemos o debemos descernir nuestra responsabilidad.
    Un besote feliz fin de semana 😘

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    1. A mí nieta no le dan nunca el móvil. Su madre lo tiene muy claro. Un beso

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