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El que escandalice a uno de estos pequeños que creen, más le valdría que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar. Si tu ojo derecho te induce a pecar, sácatelo y tíralo. Más te vale perder un miembro que ser echado entero en la “gehenna”. Si tu mano derecha te induce a pecar, córtatela y tírala, porque más te vale perder un miembro que ir a parar entero a la “gehenna”.

viernes, 7 de marzo de 2025

Por qué todos tenemos una silla llena de ropa, por Itxu Díaz

  vivido en una docena de casas en diferentes ciudades. He conocido a gente de docenas de países diferentes, chicos que comen insectos, gente que no tiene teléfonos móviles, solteros adictos a Tinder y hermosas familias numerosas con casas llenas de niños clasificados por altura y color de pelo.

He llegado a la conclusión de que el sillón mullido es el verdadero nexo cultural de Occidente, lo que une a las naciones, lo que hace a todos los hombres iguales.

He viajado hasta los confines de la Tierra y he vuelto. He bebido millones de libros que han viajado a través de siglos y culturas. Y puedo asegurarles que no hay secreto mejor guardado, ni tabú más grande, ni misterio más universal: ¿por qué demonios todo el mundo tiene siempre una silla llena de ropa en un rincón del dormitorio? ¿Y por qué se la ocultamos a los demás? ¿Nos avergonzamos de ello?

En esas charlas entre amigos, bendecidas con vino, siempre salen a la luz los secretos más oscuros. Se oye hablar de infidelidades, corrupción, conspiraciones políticas y cosas por el estilo. Pero nunca se ha oído a nadie confesar que tiene una maldita silla con una montaña enorme de ropa al lado de la cama, y ​​que no es una obra de arte contemporáneo.

Esta semana he estado reorganizando mi casa. Ya sabéis, he movido muebles, camas, sofás, he reorganizado todos los armarios y he reorganizado mi estantería. Cuando he acabado, la casa estaba impecable, parecía nueva, estuve tentada de sacarle fotos y subirlas a Instagram como si fuera la reencarnación de Marie Kondo. Pero, tras apenas cinco minutos, he entrado a toda velocidad en mi reluciente habitación, he girado la cabeza y ¡ahí estaba! La silla con una pila de un metro de ropa enredada estaba allí.

Estaba allí en el pasado. Hay una trampa explosiva a la entrada de mi habitación que solo se activa con la presión de un tacón femenino, y que emite una pregunta inmediata: “¿Por qué tienes toda esa ropa ahí?” Harta de la pregunta, como socióloga me he visto en la necesidad de realizar un estudio. Aunque el origen de la silla es incierto, la mayoría de la gente afirma que crece verticalmente por tres razones: “Me la pondré mañana”, “no está limpia pero tampoco está sucia”, “ya ​​no es de mi talla, pero tal vez adelgace”.

La silla representa un limbo en nuestros hábitos de higiene. Es temporal pero eterna. No somos capaces de prescindir de ella, ni entendemos por qué se reproduce en cuanto salimos de casa. Personalmente, a estas alturas de mi investigación, me inclino a creer que la silla se pone en modo Toy Story cada vez que no la estamos mirando. Por este motivo he instalado una cámara web que graba las 24 horas del día, los 7 días de la semana, enfocando la silla (seguiré informando).

Si tienes una pila de ropa en una silla (y la tienes) y quieres deshacerte de ella, tengo malas noticias: es imposible. No puedes dejar esa ropa en el armario porque tú y yo sabemos que no está completamente limpia, y la ropa que no está completamente limpia puede contener microorganismos letales y contagiosos que podrían hacer que toda la ropa limpia del armario se vuelva casi limpia, y entonces tendrías una silla con ropa casi limpia y un armario con ropa casi limpia, y todas las mañanas cuando te vistieras tendrías picores por todo el cuerpo.

Colgarlos en el perchero no es una opción. Hay abrigos en el perchero. La ropa casi limpia que entra en el territorio del perchero sería algo así como si un terrorista de Hamás, armado hasta los dientes, caminara por Jerusalén. Los abrigos están en el perchero y no en un armario porque no están limpios ni sucios, simplemente están . Pero la ropa en la silla no es así, a veces está limpia, pero hoy no.

La solución definitiva es tirar todo lo que hay en la silla en un cesto para “ropa intermedia”, pero: ¿qué clase de psicópata no diagnosticado tiene un cesto para “ropa intermedia”?

Hace poco que he empezado una terapia para el conocimiento mutuo entre la silla y yo. Abrazo la silla por la mañana, golpeteo cariñosamente el montón de ropa al pasar junto a ella e incluso hago promesas que no cumplo: “¡Pronto te compraré una mesa para que te haga compañía!”. Todos sabemos que, si le compro una mesa, además de la silla con un montón de ropa, tendré una mesa con un montón de ropa.

El verdadero significado de la silla

Utilizando elaboradas técnicas de análisis sociológico, he llegado a la conclusión de que el sillón repleto de ropa es el verdadero nexo cultural de Occidente , lo que une a las naciones, lo que hace iguales a todos los hombres y, en definitiva, una fuente de orgullo como el himno nacional, el ejército y nuestra bandera. Créanme. El sillón repleto de ropa no es un fracaso. Es una declaración, una declaración a la altura de la Independencia de 1776, una declaración definitiva: “Tengo cosas más importantes que hacer”.

 https://spectator.org/why-we-all-have-a-chair-full-of-clothes/

18 comentarios:

  1. Maravillosa reflexión sobre esa silla que todos tenemos ¡me ha encantado! y tanto es así que acabo de darle una palmadita a la mia.
    Mil besos, guapa.

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  2. No tengo esa silla, ni me lo hubieran permitido ni yo la he consentido, y defiendo que tambien tengo cosas más importantes que hacer por eso no empiezo a llenarla y cada prenda va a su sitio. Abrazo

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  3. Tengo la solución, quitar la silla! Un abrazo Susana!

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  4. Bueno, en casa tenemos ropa y otras cosas en una silla para indicar que en esa silla es peligrosos sentarse. Mi esposa ocupa los percheros y yo la ropa casi limpia la dejo en el suelo, tenemos diferentes ideas de la ropa sucia. Para mí sólo está sucia cuando la lanzas al techo y se queda pegada (todavía no me ha pasado).
    Un saludo

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  5. Confieso que yo también tengo una silla o mejor dicho dos en el dormitorio, contando la de mi esposo, donde se acomodan pijamas y chándales de andar por casa. Para el resto soy muy maniática del orden, camisas para planchar en sus perchas, ropa limpia a los armarios y el resto de todo tipo en los cajones ordenada por categorías, tamaño y colores. Me encanta abrir los cajones a contemplar esa degradé creciente. Me encanta el orden y ordenar me relaja. Estupendo artículo el que compartes hoy. Saludos

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  6. Los que llevan hábito o uniforme , no la necesitan, porque ya saben lo que se pondrán mañana.
    Lo que nos iguala a todos, según dijo el sr. Colt ( no se donde lo he visto ni si será verdad, pero es una buena frase), es su invento ( comerciante que era, el hombre)
    Abrazooo

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  7. Ah que maravilla de historia y que bien contada, felicidades y saludes de mi silla a la tuya

    Paz

    Isaac

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  8. Creo que lo mejor seria darle la vuelta y colocarla en alguna mesa. Problema resuelto!

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