Barbie es una película prescindible desde toda perspectiva, la estética, la ética y sobre todo, la lúdica. Y eso a pesar de estar plagada de detalles inteligentes, pero deslavazados, mal cosidos e inoportunos.
Definitivamente no me ha gustado. Esperaba mucho más brillo tratándose de Barbie Girl, y después de una campaña internacional de PR innegablemente extraordinaria. Mi enhorabuena a sus artífices, pero tomate para los guionistas, creadores de un mundo acomplejado donde “los malos de la película” son los hombres, como colectivo, en el marco de un pretendido feminismo, banal y anticuado.
En efecto, en la cosmogonía que nos presenta Barbie, los varones son débiles, mezquinos, serviles, dependientes, obtusos y poco fiables, sin excepción.
Las mujeres, en cambio, somos una especie superior pacífica y feliz, con alta capacidad de trabajo y organización y una clara habilidad e inclinación a la filosofía_ compatible con una hermosa candidez_ la sociología y el análisis que, lejos de tomar venganza de los malvados hombres, les ayudamos a ser menos cretinos y menos lerdos, alumbrándoles el camino.
El argumento está tan poco trabajado y lleno de gazapos y artificios que parece dirigido a cabecitas a medio guisar, supongo que será eso, sin la habilidad de llenar al público adulto que sí han tenido innumerables películas familiares o infantiles.
Barbie habita un mundo en toda la gama de los rosas, rodeada de amigas perfectas como ella donde se lo pasan pipa sin necesitar la compañía ni la ayuda ni el cariño de los hombres, que se exponen como imbéciles menesterosos, poco más inteligentes y relevantes que el pato de goma de la ducha de barbie o el cisne inflable de la piscina seca. Por cierto, que la piscina no tenga agua y que beban sin liquido como ocurre en la realidad de los juegos barbie es un puntazo ocurrente y divertido. El único, diría yo, de toda la película. Sepan que la sala estaba llena, y apenas escuché risas, lástima de esfuerzos, se me cerraron los ojos un par de veces.
La idea de “Barbie feminista” es paradójica. Las barbies del Barbieland, igual que las muñecas a la venta desde que la primera salió al mercado en 1959, pueden optar por ser médico, veterinario, abogado, y un sinfín de profesiones, pero no todas, ojo: no existe Barbie sepulturera ni minera como tampoco hay Barbie Guerra de Siria o Ucrania.
Por supuesto, encontramos Barbies de distintas etnias, Barbie obesa, Barbie silla de ruedas y Barbie síndrome de Down. Eso sí, aún no tenemos noticia de la Barbie menopausia o simplemente vieja.
Volvamos a la peli. De pronto, en medio de un baile larguito y metido con martillo (la película se puede considerar un musical: un musical malo donde sobran todas las canciones y coreografías), Barbie piensa en la muerte. Después le sale algo de celulitis (parece crucial en esta película, con pretensiones metafísicas lastimeras, el “Tener o no tener piel de naranja”, como en Shakespeare el “Ser o no ser”).
Después, los pies de la protagonista (muy bien interpretada, por cierto, aunque no por ello el personaje deja de ser plano y gélido) dejan de tener esa postura rígida sobre las puntas, característica de las muñecas de Mattel. Entonces, por medio de una elipse nada orgánica, Barbie (por la que no logramos sentir nada. No hay profundidad, ni emoción en ningún momento, en ningún personaje) visita el mundo real (delirante de los creadores del filme) en el que las mujeres occidentales vivimos sometidas al patriarcado en pleno sXXI.
Androfobia. En la sociedad descrita por Greta Gerwig (muy atrasada en cuanto a feminismos) plantean un hetero patriarcado siglo XX o anterior. Sinceramente, no conozco a ningún hombre que desee compartir su vida con una mujer florero que no aporte experiencia, dinero ni conocimiento a la familia, que no tenga libertad de movimiento y que se dedique a meter tripa y darle la razón.
Lo que han pasado por alto en este producto disparatado, es que existe de facto un hembrismo creciente y muy radical, que tiene su reflejo evidente en los personajes de Barbie.
Como digo, Kent y sus homólogos no tienen profesión, ni inteligencia, ni casa, y se comportan en todo momento como limítrofes. También son celosos patológicos, como si las mujeres fuéramos seres celestiales, poseedoras de la elevación que nos impidiera experimentar emociones inmaduras y egoístas jamás.
Definitivamente, Barbie propone un mundo donde hombres y mujeres están divididos y enfrentados, donde todo entendimiento, combinación, colaboración pacífica y productiva entre ambos sexos está inhibida si no prohibida. Pero hay más, la agenda aborto está presente con fuerza… La película comienza con las niñas del mundo lanzando muñecos bebé con odio y violencia por los aires; más tarde, aparece el personaje de la Barbie embarazada, a la que califican como bizarra y outdated, así como un concepto fuera de mercado…
Mi recomendación… Ahórrense, amigos, a ustedes y sus hijos, un adoctrinamiento tan grosero. Pero sobre todo _esto es lo verdaderamente importante_ una película tan aburrida. La que avisa no es traidora.
https://www.larazon.es/opinion/barbie-androfobia_2023062964c68c20bcaee00001b18728.html
Gracias por avisar, aunque ciertamente, no tenía previsto picar, a no ser que alguien la recomendara como muy divertida, que ya nos dices que no es el caso, y mira que el tema se prestaba.
ResponderEliminarUn beso!
Esuna lástima. Un beso
EliminarMi nieta fue a verla con amigas y quedó decepcionada también. Una pena desperdiciar a dos buenos actores con una banalidad. Un abrazo Susana!
ResponderEliminarEs que tu nieta sabe. Un beso
EliminarNo tenía ninguna apetencia por ver esa película, pero ahora leyendo este artículo, se incrementan mis ganas de no verla jamás.
ResponderEliminarUn abrazo, Susana
Yo tampoco. Un beso
EliminarDespués de lo que has escrito tengo claro que no iré a verla.Besicos
ResponderEliminarYo hubiera picado si no lo leo. Un beso
EliminarNo la he visto pero mi recomendación y la que deberías hacer tú, es ir a verla, porque no se puede juzgar por lo que opinen los demás, hay que hacer una crítica propia.
ResponderEliminarMil besos.
No quiero darle dinero a quien va contra mis principios. Un beso
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