Me gustaría ser normal

 Cuando era pequeña les sacaba vaios centímetros de altura a todos mis compañeros de clase. Crecí muy rápido y con el tiempo se fue igualando, pero no dejé de ser la rara hasta los catorce años. Bueno, rara no he dejado de ser nunca, porque era muy madura para mi edad. Pero el caso es que yo solo quise una cosa en todo ese tiempo: ser normal, ser como los demás. No lo conseguí evidentemente, pero al menos pensaba ser un adulto corriente y del montón y tampoco lo soy.

Mi gran ilusión sería estar de acuerdo con todo el mundo. Poder ver realities y concursos en las televisión disfrutándolos todos a gusto. Ver películas españolas y reírme de los chistes malos y las actuaciones pésimas. Estar al día de los últimos cotilleos sobre las personas famosas. Interesarme incluso por el fútbol. Y sobre todo seguir la corriente, creerme firmemente todas las consignas, seguir todas las modas y no preguntarme nunca sobre lo que se encuentra detrás. 

Tal vez así, sería una persona sociable. Tendría la agenda completa de teléfonos de amigos y familiares. Sustituiría mis divagaciones por relaciones sociales. No tendria que advertir nunca a mis hijos sobre lo que les espera en este mundo en el que vivimos. Dejaría de ser la antipática, la agorera, la que siempre está preocupada. Me olvidaría del resto del mundo y supongo que sería más feliz. Entonces ya no sería yo misma, pero tampoco creo que muchos me echaran de menos.