El mundo de pesadilla que anticipó Adous Huxley (1894-1963) en su novela Un mundo feliz [Brave New World, 1932] está más próximo a nuestra realidad cotidiana de lo que os gustaría admitir. Samanta Stephenson, licenciada en Teología y Bioética (ámbito sobre el que mantiene un seguido blog), católica y madre de tres hijos, reflexiona sobre ello en un reciente artículo en Crisis Magazine (los ladillos son de ReL).
El mundo feliz de Huxley ya está aquí
Han desmantelado a la familia, la monogamia está denostada y la promiscuidad es la norma. Los padres se han quedado obsoletos. El gobierno adoctrina y educa a nuestros hijos, y mantiene a la población sometida mediante el uso generalizado de drogas ordenadas por el Estado. La reproducción se ha trasladado al laboratorio: las nuevas generaciones se diseñan genéticamente en distintas clases sociales y se cultivan industrialmente.
Puede que sea el argumento de una novela distópica, pero en los casi 100 años transcurridos desde la publicación de Un mundo feliz, los detalles de la distopía de Aldous Huxley han salido del ámbito de la ciencia ficción para llegar a nuestros titulares.
Aldous Huxley imaginó hace noventa años, en su novela 'Un mundo feliz', una distopía biocientificista que está a punto de hacerse realidad.
Aunque esta descripción podría parecer más una advertencia distópica que una descripción exacta de la sociedad en la que vivimos hoy en día, una constelación de desarrollos recientes en la investigación médica y en la tecnología tienen unas implicaciones impactantes: la ciencia ficción de la fabricación humana a gran escala es una posibilidad teórica y potencialmente inminente.
Hechos incuestionables
En cuanto a la objeción de que la mera repugnancia ante la idea de que los hijos crezcan en laboratorio será suficiente para disuadir de cualquier impulso en esa dirección, hay que considerar las formas en las que la industria de la fertilidad ya ha remodelado nuestras ideas sobre la reproducción humana. Las grandes compañías tecnológicas y otras empresas animan a las mujeres a congelar sus óvulos, congelando la maternidad (una medida apoyada con entusiasmo por la industria de la fertilidad, de la cual las hace dependientes esta "elección").
Mujeres de todo el mundo están siendo utilizadas como incubadoras humanas, reduciendo los vínculos y el significado de la maternidad gestacional a funciones del capitalismo o incluso haciéndolos desaparecer. A pesar de sus costes exorbitantes, de tasas de éxito abismales y de los desgarradores casos fallidos, la fecundación in vitro es cada vez más popular, y con ella viene la aceptación generalizada por parte de la sociedad de la idea de que el ámbito de la génesis de una nueva vida humana está en un lugar distinto al abrazo amoroso de una madre y un padre.
Mientras tanto, los avances científicos convergen para hacer realidad el cultivo de hijos en laboratorio. Los investigadores siguen cultivando embriones en laboratorio para su experimentación, creando incluso sus propios entes "similares a los embriones". La International Society for Stem Cell Research [Sociedad Internacional para la Investigación con Células Madre] flexibilizó recientemente su límite de 14 días en el crecimiento de embriones humanos, un límite que los investigadores y la legislación mundial han admitido desde 1979. Aunque la financiación federal de este tipo de investigación sigue estando prohibida en Estados Unidos, la investigación en el sector privado no está regulada.
La revocación por parte de Biden, a principios de 2021, de la prohibición de la investigación con tejido fetal impuesta por Trump tiene amplias implicaciones. A medida que las intervenciones médicas desarrolladas por medio de esta investigación se expanden más allá de las vacunas, las personas de fe deberán enfrentarse al dilema de cooperar con el mal en el tratamiento de las enfermedades oculares, el Alzheimer, el Parkinson y otras.
Los de arriba y los de abajo
Nos dirigimos a un destino más oscuro que el de la sociedad de niveles genéticos de Huxley, en la que los "sin recursos" simplemente se ven relegados a puestos de servicio. En nuestro escenario, los "ricos" no se benefician de los frutos del trabajo desarrollado sobre los hombros de los "pobres", sino más bien a través de la experimentación y la destrucción de los cuerpos de los vulnerables y no deseados de nuestra sociedad.
Por supuesto, si decidiéramos imitar la sociedad de niveles genéticos de Huxley, el potencial científico para crear y fabricar una clase servil también estaría al alcance de la mano. Los úteros artificiales y la gametogénesis in vitro (creación en laboratorio de óvulos y espermatozoides) están en desarrollo experimental.
Con el desarrollo de la tecnología de edición genética CRISPR ya han nacido "bebés de diseño". Aunque parece más probable que esta tecnología sea empleada por los padres que buscan que su descendencia sea perfecta que por gobiernos que pretendan reestructurar la sociedad, el hecho es que todas estas posibilidades merecen un sólido debate ético antes de ser aplicadas.
Ideas ya culturalmente aceptadas: solo falta ponerlas en práctica
Desgraciadamente, a pesar de la humildad y la prudencia de la comunidad científica en general, siempre hay individuos cuya ambición les lleva a definir el progreso únicamente como medio para conseguir nuevos avances, sin tener en cuenta si esos avances significan realmente un progreso para la comunidad humana. Las bases culturales ya están puestas, y la infraestructura científica ha llegado a las fases experimentales. ¿A cuántas generaciones estamos de que se aduzca que suprimir la gestación en el vientre de las mujeres es la opción "segura" y "responsable"?
Ucrania es uno de los paraísos mundiales de los vientres de alquiler. La acumulación de bebés a la espera del comprador, que saltó a la luz con los confinamientos y cierres de fronteras por el covid, se ha repetido ahora con la guerra. Nuestras mentes ya se han acostumbrado a esto, como a la fecundación in vitro.
La respuesta podría ser que menos de lo que nos gustaría creer. Nuestra cultura ya niega las contribuciones únicas de la maternidad y la paternidad, y el concepto de la familia como comunidad de amor se está socavando aún más. Aplicaciones como Modamily utilizan los métodos de emparejamiento de las aplicaciones de citas para ayudar a los solteros a seleccionar "parejas para la crianza de los hijos", creando arreglos alternativos a la familia tradicional que se adapten a los estilos de vida de esas personas.
La promiscuidad se ha convertido en un valor cultural. Los medios de comunicación cuestionan e incluso difaman la monogamia, y a las mujeres se les vende la mentira de que la anticoncepción es un derecho humano, lo que implica que las relaciones sexuales son una parte vital de la vida de cualquier mujer adulta, independientemente de su estado civil.
Adoctrinamiento infantil
La visión de Huxley de un mundo de promiscuidad en el que el Estado sustituye a la familia en la crianza y educación de los hijos podría no estar tan lejos. Los sistemas escolares públicos de algunos Estados llevan mucho tiempo promocionando los programas de educación sexual como algo necesario, llegando incluso a promover la actividad sexual dentro del plan de estudios, ofreciendo descripciones explícitas de la masturbación a los alumnos de 10 u 11 años y repartiendo preservativos a los estudiantes de primaria.
Después de que el confinamiento debido al covid proporcionara a los padres una visión más profunda de lo que sus hijos estaban aprendiendo en las aulas, a muchos padres han empezado a preocuparles los valores y principios sociales que promueve el sistema de educación pública.
Los confinamientos han tenido una consecuencia imprevista. La generalización de las clases 'on line' ha permitido a muchos padres darse cuenta del adoctrinamiento (en ideología de género o en las distintas formas de la ideología woke) al que estaban siendo sometidos sus hijos sin su consentimiento ni su conocimiento. Eso ha generado en Estados Unidos un movimiento de protesta que ha sido trasladada a las autoridades educativas, con intensos debates que han trascendido a los medios.
A medida que el Estado ejerce un control cada vez mayor sobre la educación de nuestros hijos y sigue prohibiendo que se hable de los valores de base religiosa, los niños del sistema escolar público se convierten en receptores de un adoctrinamiento ideológico con valores que, si no son explícitamente religiosos en sí mismos, alcanzan niveles de fervor religioso aderezados por la ortodoxia laicista más que por los principios teológicos.
Mientras tanto, los padres se encuentran con que el ámbito de su autoridad se reduce a medida que las escuelas fomentan la transición social de género entre los estudiantes, no solo sin el permiso de los padres, sino ocultando intencionadamente la información para la "protección" de sus propios hijos.
Nuestros ya alarmantes niveles de distracción, de distanciamiento unos de otros y de autocomplacencia solo pueden aumentar en los próximos años. Con los miles de millones de dólares que se están invirtiendo en la creación del "Metaverso" (que sin duda apoyará una nueva experiencia pornográfica no muy diferente a la caracterización de Huxley de los sensoramas [feelies]) que se vislumbra en el horizonte, y la rápida difusión del uso de drogas similares al soma, como el CBD [cannabidiol], nuestra capacidad para una reflexión cultural generalizada sobre el tipo de sociedad que estamos creando con su aplicación ya ha disminuido.
https://www.religionenlibertad.com/polemicas/770212852/mundo-feliz-aldous-huxley-ideas-sembradas-adumidas.html
Estuve viendo una serie en la cual dos amorosos padres robot, Madre y Padre, crían a los bebés que llevaron a un nuevo mundo en incubadoras y los cuidan hasta que nacen y son los nuevos humanos. Ya la ciencia ficción resolvió el asunto, un abrazo Susana!
ResponderEliminarEsa es la visión positiva. Un beso
EliminarLa felicidad es dejarnos sordos y ciegos, la felicidad de los que rigen y desgobiernan. Abrazos
ResponderEliminarY criar ellos a los niños según su medelo. Un beso
EliminarGracias por tus comentarios en mi blog. Un beso.
ResponderEliminarLa sociedad abierta es la utopía de utopías. Hay que confiar en la capacidad crítica de las personas
ResponderEliminarYo no confío. Un beso
EliminarInteresante escritora.
ResponderEliminarBuen fin de semana
Un buen artículo. Un beso
EliminarQuerida Susana.
ResponderEliminarConfiemos que este mundo de pesadilla que con propiedad describes cambie y torne para bien.
Felicidades!!!!!!!!!!!
Sigo pensando que el ser humano se extinguirá a manos del propio ser humano. Tal vez a base de trasgredir lo natural.
ResponderEliminarBesos Susana
Es muy probable en el mundo occidental. Un beso
EliminarHace un par de días justo vi una película que trataba sobre un vientre de alquiler y la relación que se establecía entre el padre y la gestante, aquí visto desde la gestante. Buff muy complicado.
ResponderEliminarUn beso
Es algo muy duro. Un beso
EliminarInteresante entrada para leerla dos veces Susana.
ResponderEliminarAbrazos.
Me alegro de que te guste. Un beso
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