Diario conservador de la actualidad

El que escandalice a uno de estos pequeños que creen, más le valdría que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar. Si tu ojo derecho te induce a pecar, sácatelo y tíralo. Más te vale perder un miembro que ser echado entero en la “gehenna”. Si tu mano derecha te induce a pecar, córtatela y tírala, porque más te vale perder un miembro que ir a parar entero a la “gehenna”.

martes, 30 de septiembre de 2025

Volver a empezar

 Supongo que cada día es una nueva oportunidad para volver a empezar. Pero yo ya me siento mayor para probar cosas nuevas y prefiero mantenerme dentro de los márgenes de lo cotidiano. Cuando era jovencita pensaba que nunca era tarde, que tendría toda la vida para aprender ruso o chino, o mudarme de país o cambiar de profesión.

Un gran error. La verdad es que a partir de los cuarenta años ni el cuerpo ni la mente responden igual. Pero sobretodo es que ya no tienes motivación para volver a empezar. A mí realmente me asombran las mujeres que se animan a ser madres con estas edades. Si yo no hubiera tenido los hijos tan joven, creo que no los hubiera tenido. Tal vez ésa es la razón de lo que pasa. 

https://www.cesarvidal.tv/videos/desmintiendo-el-cambio-climatico-25-09-25

lunes, 29 de septiembre de 2025

Sobrepoblación. Nunca en la historia hubo tantos recursos en el mundo, por Miguel Puga

 Desde que los humanos fueron conscientes de que los recursos son escasos y de que conforme hay un mayor número de habitantes en el planeta, mayor será la necesidad de utilizar bien esos recursos, se han ido fomentando y dando pie a diversas teorías en torno a la supuesta "sobrepoblación" del planeta. Según esta teoría, dado que los recursos son finitos, cuanta más gente viva en el planeta más escasos se volverán estos recursos, hasta llegar a un punto donde no haya suficientes bienes para todos.

Este tipo de corrientes son, afortunadamente, cada vez menos pronunciadas y están cada vez más marginadas en todos los ámbitos, incluido el ámbito académico, ya que es cada vez mayor la evidencia de que los recursos no sólo no es que estén disminuyendo en los últimos años o décadas, sino que más bien están aumentando. En este artículo lo vamos a ver.
Del cordero al oro pasando por los cerdos: los recursos se disparan desde los 80Miguel Puga

Hace un tiempo ya hablamos en este medio sobre el Índice de Abundancia de Simon (SAI), un índice que cuantifica y mide la relación entre recursos y población, y que convierte la abundancia relativa de 50 productos básicos y de la población mundial en un valor único. Pues bien, según este indicador, los recursos se han vuelto un 518,4% más abundantes entre 1980 y 2024. Este índice comenzó a usarse en el año 1980 con un valor base de 100, situándose este valor en el 2024 en 618,4. Estas cifras vienen a mejorar las que vimos el año pasado, que fueron analizadas en este artículo.
¿Qué cambios se han producido entre 1980 y 2024?

El Índice de Abundancia de Simon (SAI) utiliza "precios temporales" para medir los cambios en la abundancia relativa. Estos precios indican cuánto tiempo debemos trabajar para ganar el suficiente dinero como para comprar un determinado producto, de tal modo que si trabajamos menos este año que el anterior para poder comprar algo, nuestro nivel de vida ha aumentado.

Así pues, los precios temporales de los productos básicos individuales cayeron, en promedio, un 70,4% entre 1980 y 2024, con caídas que oscilaron entre el 2,9% para las naranjas y del 85,2% para el cordero, por ejemplo. Esto quiere decir que el ciudadano promedio ha visto aumentar su abundancia personal de recursos en un 238,1% con variaciones que han oscilado entre el 2,9% ya mencionado para las naranjas, y del 573,6% para el cordero. En la siguiente tabla vamos a ver cuánto de abundantes se han vuelto los 50 productos básicos de esta cesta y cuánto ha caído su precio desde 1980 hasta 2024.
Relacionado

Productos individuales, variación porcentual del precio en el tiempo y variación porcentual de la abundancia, 

Así, entre 1980 y 2024, el precio medio en el tiempo de los 50 productos básicos que se miden en este índice cayó un 70,4%. Es decir, por el tiempo necesario para conseguir el dinero suficiente con el que comprar una unidad de esta cesta de productos básicos en 1980, se obtendrían 3,38 unidades en 2024. Otra forma de decirlo es que la abundancia de recursos aumentó un 238,1%. Además, durante el mismo periodo de tiempo, la población mundial creció en 3.682 millones de personas, pasando de 4.444 millones a más de 8.126 millones, un aumento del 82,9%.

Entre los productos básicos que se han vuelto más abundantes en estos 44 años, tenemos algunos como el cordero (573,6% más abundante), el azúcar (527,6% más abundante) o el algodón (527,3% más abundante). Por otro lado, las naranjas, el cobre y el oro serían los productos que menos abundantes se habrían vuelto, con crecimiento de "sólo" el 2,9%, 38,8% y 48,1%, respectivamente.

Otro dato interesante que nos aporta este indicador es que podemos ver qué productos se han vuelto más abundantes entre el año 2023 y el 2024, y cuáles se han vuelto más escasos. En la siguiente imagen lo podemos observar:
captura-de-pantalla-2025-04-23-185455.png

Como podemos ver, entre 2023 y 2024 hubo 20 productos básicos que se volvieron más escasos, como el cacao o el caucho, mientras hubo otros 30 productos básicos que se volvieron más abundantes, como es el caso del carbón o el maíz.

En resumidas cuentas, vemos que no son ciertas aquellas teorías que nos hablan de una escasez de recursos cada vez mayor en nuestro planeta, ya que los recursos se han vuelto más abundantes y cada vez se mejora más la forma de sacarles el máximo provecho a estos. El avance de la tecnología y el ingenio del ser humano son claves para que hayamos podido ver este incremento sin parangón de los recursos de que disponemos.
- Seguir leyendo: https://www.libremercado.com/2025-04-27/sobrepoblacion-nunca-en-la-historia-hubo-tantos-recursos-en-el-mundo-7246144/

domingo, 28 de septiembre de 2025

Sobre la guerra, por Fernando López-Mirones

 Es necesario volver a recordar lo que aprendimos en la plandemia.

   Necesitan a la opinión pública para hacer cualquier cosa.

   Necesitan engañar a al menos la mitad de la gente.

   Cuando sacan una nueva campaña, primero la difunden en sus medios de propaganda, y después ponen a sus algoritmos a “escucharnos”. En un solo día tienen reportes de si la gente lo está creyendo o no.

   Y solo siguen adelante si detectan mediante nuestros teléfonos móviles que al menos la mitad lo cree y lo teme.

   No le quepa la menor duda de que saben más de nosotros que nosotros mismos, porque ellos analizan emociones en todos los teléfonos móviles del mundo en décimas de segundo: emociones.

   Así supieron que las vacunas no tenían más recorrido, así supieron que el CCA no lo estaba creyendo la gente.

   Lo están haciendo en este instante con usted. Cada vez que publica, escucha, comenta o habla con amigos de una posible guerra con palabras de CREENCIA, usted está votando para que ocurra.

   Cuando usted critica la nueva política de EEUU, lo saben, por eso el marmolismo es tan peligroso, les da cancha.

   Pero detecto que esta realidad que para mí es tan evidente, la mayoría de ustedes no la acaban de asumir. Estamos en uno de esos reality de televisión en los cuales los protagonistas están en islas rodeados de cámaras y sin embargo a menudo se olvidan de que están siendo observados.

   El apoyo a una idea o persona u otra, es dar votos literalmente para que triunfe o no.

   La fuerza de la opinión pública es la mayor del planeta Tierra, es por eso que se esfuerzan tanto en engañarnos. Si lo que pensamos les diera igual, simplemente ejecutarían sus planes sin nosotros, por la fuerza. Pero el hecho de que intenten crear narrativas para que la gente inocente pique, es una demostración fehaciente del inmenso poder que tenemos las personas una a una.

   Por eso hay que tener cuidado con el marmolismo, porque para los algoritmos es un dato que apoya al globalismo.

   Cuando detectan oposición decidida y burla a la política europeda, paran las máquinas.

Si ahora están intentando la siguiente temporadas de esta serie macabra con la guerra mundial, es porque los algoritmos les han informado de que hay un porcentaje de gente que se lo cree. En esa porción hay convencidos pero también marmolillos. Apostaría a que en España muchos de ellos son vacunados católicos del PP, un colectivo que se ha quedado entre dos aguas; creen de verdad que el enemigo es El Gorrión Supremo, que la Comisión Europeda, la OMS, la OTAN y el Vaticano actual son organismos independientes.

   Este perfil es al que debemos tratar de traernos, porque les faltan piezas. Los que apoyan al PSOE convencidos los debemos dar por perdidos, tienen una disonancia cognitiva de caballo y un sesgo de reconocimiento tan graves que no tienen cura, pero son muy pocos.

   Los tibios de derechitas son la cantera, son el refugio woke imprescindible para los planes de NOM. Creen que la economía funciona abierta, creen que la política depende de los votos, creen que la OMS dice la verdad, no piensan que haya ningún poder supranacional con plan alguno, se pasan la vida hablando de política pequeña sin ver que están en la rueda de un hámster, en un laberinto de ratones.

   Pero están colindantes al negacionismo, les falta un muerto más en la familia, un buen argumento, un click en su mente. Les invito a trabajarse a este colectivo, que lo hay en todo los países, clase media acomodada que cree en el sistema porque les va bien dentro de él; que critican pero poco. Son ellos los que cambian las tornas, y lo hacen por el mercado, la economía y los negocios, ellos nos pueden ayudar si les convencemos de que su vida seguirá siendo buena con el cambio que viene de EEUU. Ahora mismo tienen miedo, corremos el peligro de que cualquier día maten a Trump o lo venzan, y habremos perdido una oportunidad de oro de darle la vuelta a todo.

   Lo que están haciendo en EEUU es anti woke, y nos interesa aunque solo sea para sacar a las ratas de Europa; después ya veremos.

Un aullido. 

https://t.me/s/elaullido

viernes, 26 de septiembre de 2025

Sigamos matando a los niños, que vamos por el buen camino

Resulta que hoy es 25 de marzo, una fecha importante en el calendario, por lo menos en el nuestro, cuyas fechas señaladas no coinciden a menudo con las de los gobiernos, los partidos y los medios de Babilonia. De este modo, sucede para empezar que hoy es San Dimas, el «buen ladrón», el primer santo, el primer salvado, por designación directa de Jesús nada menos, por un acto de fe sincera en el último minuto. Al otro lado estaba Gestas, el otro ladrón, criminal o lo que fuera, que en la misma situación, el mismo momento y el mismo lugar perdió su oportunidad, cada uno sabrá en qué espejo por tanto se prefiere reflejar. Parece que Dimas casualmente estaba a la derecha de Jesús y Gestas a la izquierda, pero más allá de lo anecdótico la salvación no depende de un posicionamiento geográfico sino moral. Dimas creyó y se salvó. Pero el 25 de marzo todavía tiene algo más.
 

 Hoy 25 de marzo se celebra también en el calendario católico la Anunciación del Señor. La explicación es sencilla, basta echar cuentas para ver que estamos a 9 meses de la celebración de la Navidad. O sea, que celebramos en esta fecha la concepción de Jesús, lo que nos lleva a la siguiente cuestión.

Hoy 25 de marzo es el Día Internacional de la Vida, una fecha que interesa recordar porque pasa bastante desapercibida. ¿Cuándo hace falta de verdad un día para conmemorar el nosequé? Pues precisamente cuando es necesario ese recordatorio. Todos los días la agenda política se llena de orgullosas celebraciones, conmemoraciones y aniversarios que todos los partidos, todos los parlamentos y todos los medios bombean y platillean, en general de manera innecesaria. Es decir, cuando todos los partidos, todos los gobiernos y todos los medios celebran con gran alharaca el día de lo que sea, es que eso ya es discurso dominante, cuestión indiscutida y recordatorio por tanto institucionalmente redundante e innecesario. Lo que necesita que se le ponga un foco encima es precisamente lo que pasa más desapercibido. De hecho, ¿cuántos gobiernos o cuantos partidos políticos en España hacen hoy una referencia en sus cuentas a que es el Día Internacional de la Vida? ¿Cuántos partidos son en España efectivamente provida? Para ser precisos hay un partido que sí ha hecho mención hoy en las redes sociales a este aniversario y la defensa de la vida, justo es decirlo.

El Día Internacional de la Vida es por tanto una ocasión que no debemos dejar pasar para señalar y denunciar lo evidente. Que en Occidente hemos normalizado establecer una serie de plazos y supuestos en los que queda suspendido el derecho a la vida de los seres humanos. De algún modo nos hemos convertido en alumnos aventajados de los nazis, que sortearon el derecho a la vida de todas las personas determinando que los judíos no eran personas. Nosotros hemos determinado con la misma alegría que los no nacidos no son personas, o que los seres humanos de menos de 21 semanas, o de 23 semanas o de cualquier otro plazo arbitrario (cada país tiene el suyo, y cada país lo va cambiando con el tiempo) no son seres humanos, y por tanto podemos eliminarlos. No nos damos cuenta, o no nos interesa darnos cuenta, de lo grave que es dejar en manos del gobierno la creación de una ventana dentro de la cual queda suspendido el derecho a la vida. No es ya la ventana concreta, que por supuesto, sino el mero hecho de dejar que el gobierno pueda suspender el derecho a la vida en cualquier ventana de tiempo o supuesto. Los mismos gobiernos que dicen que es muy progresista no aplicar la pena de muerte al Bretón de turno, legalizan la pena de muerte con el triple agravante que cita Milei en el caso del aborto: que al niño lo mata su propia madre, que el niño es inocente y que el niño se encuentra completamente indefenso. Lo que pasa es que en esta sociedad un Bretón encarcelado nos molesta mucho menos que hacernos cargo de un niño no deseado.

Por alguna extraña razón el derecho a la vida se ha convertido además en enemigo declarado del feminismo, cuando dar vida es precisamente una característica diferencial de la mujer y cuando la mitad de las abortadas son niñas, cosas del feminismo. La mentira fundamental al respecto es que la mujer tiene derecho a decidir sobre su cuerpo y sobre la maternidad. Una vez más no se pueden decir más falsedades ni más graves con menos palabras. A lo que existe derecho es a la vida, no a matar. Una mujer puede decidir no quedarse embarazada, pero cuando está embarazada ya es tarde para decidir ser o no ser madre, lo que se decide entonces es matar o no matar al niño. Por lo demás, cuando una mujer aborta no decide sobre su cuerpo sino sobre la vida de un niño. El niño está dentro de su cuerpo pero no es su cuerpo, sino otro cuerpo, tan evidente como que de otro modo habría pensar que una mujer embarazada tiene dos cabezas o dos corazones o cuatro brazos. Total, que como hoy en día resulta por lo visto muy necesario recordar lo evidente, que tengan ustedes un muy feliz Día Internacional de la Vida.

 https://www.navarraconfidencial.com/espana/sigamos-matando-a-los-ninos-que-vamos-por-buen-camino/

jueves, 25 de septiembre de 2025

Viajes

 En el viaje de fin de curso estuve en Italia. Cuando nos casamos fuimos de viaje de novios a Marruecos y aquello fue como viajar en el tiempo. Èramos jóvenes. Hoy ya no lo haría. El verano siguiente nos fuimos de tienda de campaña hasta Hamburgo atravesando media Europa y vuelta. También estuvimos en Londres y Lisboa. Luego ya nos dedicamos a tener hijos.

Con los niños pequeños, aparte de por España, estuvimos varias veces en Francia y Portugal. Por el trabajo de mi marido pudimos visitar Polonia y  Estonia. El fue a más lugares. Después hemos vuelto a Roma y también fuimos a Budapest por nuestro treinta y cinco aniversario. Tenemos ganas de conocer Irlanda. Ah, y también fuimos a Suecia con mi hija mayor y a EEUU tres veces. 

La verdad es que no tenemos interés en irnos más lejos o a lugares más exóticos y peligrosos. Por mi ya hemos cumplido.  

miércoles, 24 de septiembre de 2025

Liberalismo y desencantamiento sexual, por Javier Bilbao



«Nada grande acontece en la vida de los mortales sin una maldición», cantaba el coro de Antígona, y no cabe duda de que el sexo es algo grandioso. Pero también, por ello, tan cautivador que nuestros ancestros idearon mil tabúes, fosas y cercos para impedir a los jóvenes incautos acercarse a un monstruo atávico que podía devorarlos. Tiempo después parecía que el peligro había pasado y las siguientes generaciones se rieron de toda aquella parafernalia: «¡qué supersticiosos e ignorantes eran nuestros abuelos!», proclamaban, encarando la senda del progreso, la modernidad y la emancipación del individuo de toda atadura que limitase su voluntad, no sin antes dormir un rato el sueño de los justos. Cuando despertaron, el dinosaurio todavía estaba allí.

Remontémonos, como ejemplo de lo anterior, a un año tan fecundo en protestas contraculturales como 1968. Eran días en los que empezó a verse la tradición como una imposición, cualquier encauzamiento o limitación de nuestros deseos como una tiranía que era necesario derribar. Los mismos roles de género eran opresivos y carecían ya de significado para los jóvenes contestatarios, por eso, cuando en septiembre de aquel año se celebró en Nueva Jersey el concurso de Miss América, se congregaron a su alrededor manifestantes feministas que arrojaron a un «cubo de basura de la libertad» objetos que simbolizaban la opresión de las mujeres: tacones, maquillaje, revistas femeninas y sujetadores. Como inciso señalaremos que una periodista comparó entonces aquella protesta con la quema de tarjetas de reclutamiento de los objetores a la guerra de Vietnam, naciendo así el mito de que las feministas quemaban sujetadores.

La cuestión es que aquella manifestación fue convocada por la New York Radical Women, grupo fundado por Shulamith Bath Shmuel Ben Ari Feuerstein, en adelante conocida como Firestone, una figura central del feminismo de la segunda ola y autora de obras tan influyentes como La dialéctica del sexo: en defensa de la revolución feminista. Su tesis es que las mujeres no podrían liberarse del patriarcado si no renunciaban a la reproducción, la familia y el amor romántico. Solo fuera del rol de esposa y madre podría toda mujer disfrutar de una plena libertad sexual, sin restricciones, donde «una pansexualidad sin trabas reemplazaría probablemente a la hetero/homo/bisexualidad (…) es posible que llegue pronto el día en que quede establecida como norma una saludable transexualidad». Fantaseaba con un futuro en el que las tecnologías reproductivas sustituyeran a las mujeres en su embarazo, deshaciendo todo vínculo familiar hasta el punto de que «si el niño escogiera la relación sexual con los adultos, aun en el caso de que escogiera a su propia madre genética, no existirían razones a priori para que ésta rechazara sus insinuaciones sexuales, puesto que el tabú del incesto habría perdido su función». Siguiendo sus propios planteamientos Firestone se distanció de su familia y nunca quiso formar una propia, de manera que, en los últimos años de su existencia, víctima de la esquizofrenia, vivió sola en pésimas condiciones sin nadie a su alrededor que la ayudase. Encontraron su cadáver por los malos olores que denunciaron los vecinos tras cerca de un mes descomponiéndose; se cree que murió de hambre. No parece envidiable el modelo de vida que tanto teorizó…

Weber habló del «desencanto» del mundo como consecuencia de la racionalidad ilustrada. De manera análoga, el sexo, después de la década de 1960 al menos en el ámbito occidental, ha perdido ese carácter sagrado/maldito. Se intenta ver ahora como un producto de consumo, un entretenimiento trivial, un mero ejercicio gimnástico desprovisto de cualquier vinculación… pero las costuras de ese remiendo no tardan en saltar por los aires. Aquí llega entonces Louise Perry, en cuyo libro Contra la revolución sexual propone que «en algún punto del incómodo espacio entre el liberalismo sexual y el tradicionalismo debe ser posible encontrar un camino virtuoso», puesto que «el desencanto sexual es una consecuencia natural del acento liberal en la libertad por encima de todos los demás valores».       

¿Y qué es el desencantamiento sexual? Consistiría, según nos dice, en que el porno es al sexo lo que McDonald’s a la comida, OnlyFans es para el mercado del matrimonio como un historial delictivo para el mercado laboral, Tinder es equiparable a un servicio de comida a domicilio de internet, pero con personas, y en ámbitos como la prostitución y el sadomasoquismo el concepto de «consentimiento» no pasa de mero espejismo liberal. La revolución sexual ha traído consigo el fin del matrimonio y un aumento de la promiscuidad, constata, lo que beneficia a algunos mujeriegos y daña a la mayoría de las mujeres, que deben «mutilarse emocionalmente para satisfacer a los hombres», pretendiendo que el sexo carece de vínculos afectivos profundos para no parecer anticuadas.

Algo de todo esto hemos podido contemplar en los últimos tiempos en aquellas denuncias anónimas que se han realizado contra algunas personalidades públicas por su supuesto comportamiento sexual o en el caso concreto de Errejón y Mouliaá. Si bien lo primero carece de todo valor legal y lo segundo está aún en los tribunales, al margen de la culpabilidad o inocencia de los señalados, que es algo que no nos corresponder decidir, sí es fácil detectar una situación general en la que una parte actuó en un mundo de desencantamiento sexual («quiero meterla en caliente») y la otra no, («quiero vivir una historia romántica»), sintiéndose esta de una u otra forma agredida/utilizada. Por eso, dice Perry, las feministas liberales caen en una contradicción insalvable cuando consideran a las prostitutas simples «trabajadoras», pero luego verían como un atropello gravísimo que en una oficina un jefe propusiera sexo a una subordinada a cambio de un ascenso. Si el sexo y la desnudez son algo inofensivo y mostrarlo públicamente mero arte, entretenimiento o una forma de expresión individual ya sea en anuncios, desfiles del Orgullo o con poses mostrando el escote o el culo en redes —belfies, llaman a esto, distinguiéndolo de los selfies—, entonces será más difícil al mismo tiempo pretender que un avance no deseado, proposición o comentario inapropiado sea una ofensa que deba castigarse con severidad. «Vamos, solo es sexo», se responderá. De ahí los encontronazos entre las mujeres feministas y los hombres aliados feministas, incapaces unos y otras de entender que existe una diferencia biológica entre ambos sexos al margen de esa estructura patriarcal que denuncian.

En definitiva, sería más fácil encontrar un punto de encuentro entre hombres y mujeres si comprendiéramos que partimos desde lugares diferentes debido a nuestra naturaleza. Pero la revolución sexual del 68 en adelante, considera Perry, consiste fundamentalmente en decirle a las mujeres que para ser libres deben comportarse como los hombres. Una escala de valores que configura nuestra época y que, además, les arrebata algo fundamental de sí mismas, dado que «si valoras la libertad por encima de todo lo demás, deberás renunciar a la maternidad, pues es un estado que limita la libertad de la mujer en casi todos los aspectos posibles, no solo durante el embarazo, sino también durante el resto de su vida. Siempre tendrá obligaciones con respecto a sus hijos y ellos siempre tendrán obligaciones con respecto a ella».

Un enfoque que dificulta también combatir los crímenes sexuales, dice la autora, poniendo como ejemplo una campaña de la policía británica que aconsejaba a las mujeres salir juntas por la noche y proteger a sus amigas: «los carteles fueron objeto de una petición para su retirada, argumentando las feministas que quienes tienen el mayor poder para evitar violaciones y acoso sexual no son las amigas ni los transeúntes, sino los propios perpetradores: los violadores. Aunque esta afirmación es cierta, surge un problema esencial: a los violadores no les importa lo que digan las feministas». Algo similar podríamos añadir de la campaña española de «sola y borracha, quiero llegar a casa»: no es un conjuro que pueda hacerse realidad si se grita mucho y muy fuerte.

Hay sin embargo consejos razonables de autoprotección que sí pueden evitar ocasiones de peligro, pero que al parecer no pueden darse por considerar que cuestionan la libertad de las mujeres. La autora concluye dándole algunos a sus lectoras más jóvenes, como por ejemplo «emborráchate o drógate en privado con amigas en lugar de en público o en compañía mixta»; «no uses aplicaciones de contactos para ligar»; «abstenerse de tener sexo con un novio nuevo durante, al menos, unos meses»; o «el matrimonio monógamo es, de lejos, la base más estable y fiable sobre la que construir una familia».

Consejo este último que dirige también a los varones, a los que recomienda dejar de ver porno, pues eso les desanimaría a buscar novia (¿no será más bien al revés, que encuentran en él consuelo a la falta de pareja?), evitar la prostitución, la promiscuidad, las prácticas degradantes hacia sus parejas como el sadomasoquismo y, en general, contener su deseo y ser fieles (que su ropa no huela a leña de otro hogar, que diría Mocedades). Todo lo contrario de aquello tan querido en círculos progresistas de menospreciar a ciertos hombres jóvenes llamándolos «incels», como si cada mujer conquistada fuera un trofeo en una vitrina. Louise Perry sigue así lo que reivindicaba Mary Wollstonecraft —madre de la autora de Frankenstein, para quien no la ubique— en Vindicación de los derechos de la mujer: «el poco respeto que el mundo masculino presta a la castidad es, estoy convencida, la gran fuente de muchos de los males físicos y morales que atormentan a la humanidad, así como de los vicios y locuras que degradan y destruyen a las mujeres». La maldición de aquello tan grande que acontece a los mortales…
 

 https://ideas.gaceta.es/liberalismo-y-desencantamiento-sexual/

martes, 23 de septiembre de 2025

Idiomas

 Durante todo el verano he estado pensando si seguir estudiando idiomas. Es algo que me gusta mucho pero también me cuesta. Me da mucha pereza. Llevaba dos años en inglés, pero no sabía si volver a francés o a alemán. El francés son dos días hora y media. El alemán un día dos horas. Al final me he decidido por alemán porque se me estaba olvidando.

Yo pensaba meterme en el nivel medio bajo para no tener que trabajar tanto, por la cabeza ya no me da para mucho. Pero puede ser que no haya bastantes plazas para abrir grupo.  En ese caso,  tendría que ir al grupo de medio alto que es justo a medio día, de doce a dos. Un poco incómodo pero en fin. Al final me quedé con el medio bajo.

lunes, 22 de septiembre de 2025

La esclavitud blanca, por Bernard Durán

 Cuando se habla de esclavitud, enseguida nos viene a la cabeza el terrible tráfico de esclavos llevado a cabo por europeos, fundamentalmente portugueses, desde el África occidental hacia el Nuevo Mundo y que ponen de relieve obras muy conocidas, como La cabaña del tío Tom, series como Raíces o películas como Lo que el viento se llevó, basada, a su vez, en la famosa novela de Margaret Mitchell. Pero, por desgracia, la esclavitud ha existido, desde la edad antigua, en la mayor parte de las civilizaciones. Me gustaría centrarme, en esta ocasión, en otro tipo de esclavitud mucho menos conocida por el gran público. La que ha afectado a europeos.

En este apartado tenemos que referirnos, por un lado, a la acontecida desde la Grecia clásica hasta prácticamente bien entrada la Edad Media y por otro, la que va desde los siglos XVI al XIX y que es la conocida como «esclavitud blanca», aunque, hablando con propiedad, ambos tipos lo son. La diferencia es que, en la primera, unos pueblos europeos esclavizarán a otros, mientras en la del segundo tipo, musulmanes, fundamentalmente turcos y norteafricanos, esclavizarán a cristianos europeos.
El mercado de esclavos, de Gustave Boulanger (1882)

El mercado de esclavos, de Gustave Boulanger (1882)

La esclavitud clásica formaba parte intrínseca de la guerra y la conquista. Todas las tierras y propiedades del pueblo conquistado, incluyendo sus ciudadanos pasaban a formar parte del pueblo dominante. Estos últimos solían correr dos tipos de suertes. Podían ser ejecutados o ser vendidos como esclavos. De hecho, existen esclavitudes clásicas tremendamente célebres, como la del pueblo hebreo narrada en el libro del Éxodo, aunque la veracidad de esta haya sido puesta en duda por no pocos especialistas.

En Europa ha sido constatada desde época micénica. De hecho, era considerada normal en la cuna de la civilización occidental, la Grecia antigua, algunas de cuyas principales ciudades basaban su prosperidad económica precisamente en la mano de obra esclava. Es especialmente notable el caso de Esparta, que esclavizó a sus vecinos laconios y mesenios, los célebres ilotas, a los que obligaban a trabajar para ellos, mientras estos se dedicaban a ejercitarse para la guerra y la caza, lo que llevó al político ateniense Critias, (Siglo V a.C.), a decir que, en ningún otro lugar, «los libres eran más libres, ni los esclavos más esclavos».
Tráfico de esclavos en el campamento de los eslavos orientales, pintura de Serguéi Ivanov
La lucha contra la esclavitud en la Europa cristiana de la alta Edad Media

Alejandro Rodríguez de la Peña

La otra gran civilización europea clásica, la romana, fue igualmente una sociedad tremendamente esclavista. La férrea resistencia que le presentaron algunos pueblos, como el caso de Numancia, se explica porque sus habitantes eran conscientes que si eran derrotados serían, en el mejor de los casos, convertidos en esclavos y de hecho Roma tuvo que hacer frente, a lo largo de su historia, a varias revoluciones protagonizadas por estos. La más famosa fue la del gladiador tracio Espartaco, sofocada cruelmente por Marco Licinio Craso, quien, a su vez, paradojas del destino, encontraría una cruel muerte en Persia, tras ser derrotado en la batalla de Carras.

No todos los esclavos estaban abocados a una vida miserable. Algunos llegaron a ser tremendamente célebres destacando como gladiadores en el circo romano o como aurigas en las carreras de cuadrigas, ese fue el caso, entre otros, del esclavo hispano Flavio Escorpo. Los esclavos también podían ser objetos de manumisión o bien podían comprar su libertad y aunque tenían más limitaciones que los «ingenuos» o aquellos que nunca habían sido esclavos, algunos libertos llegaron a prosperar y a acumular grandes riquezas.

En la Edad Media se mantuvo la esclavitud en Europa, fundamente con africanos, pero, salvo excepciones, se evitó la de europeos, ya que, con el cristianismo, esta fue evolucionando hacia otro estamento social denominado «servidumbre». Es cierto que, en ocasiones, la situación de vasallaje y sometimiento a un señor determinado podía no distar mucho de la de un esclavo, pero a pesar de sus muchas limitaciones, los siervos, no podían ser vendidos y tenían cierto grado de libertad según los casos.

Las dos áreas geográficas que sí mantuvieron la esclavitud de europeos fueron justamente los extremos norte y sur del continente. Por un lado, los vikingos, que en sus razias capturaban a otros europeos para venderlos como esclavos y por otra, Al-Ándalus, que se nutría de mamelucos, eunucos, sirvientes y esclavas provenientes de reinos cristianos.

El propio Abderramán III era rubio y de ojos claros por ser hijo y nieto de las mujeres norteñas del harén de la corte, muchas de ellas, originalmente, esclavas cristianas. En el resto del territorio europeo solo era posible la esclavitud de caucásicos, en el caso de paganos de tierras orientales o católicos excomulgados.

De todas formas, la época más trágica de la esclavitud blanca tuvo lugar entre los siglos XVI al XIX por parte de la Berbería, (las regiones costeras de los actuales Marruecos, Argelia, Túnez y Libia), auténtico refugio de piratas y traficantes de esclavos que actuaban contra embarcaciones comerciales e incluso atacaban áreas costeras del mediterráneo con galeras. A partir del siglo XVII y con la ayuda de navegantes renegados holandeses e ingleses, los berberiscos aprendieron a navegar con velas cuadras y comenzaron a hacer incursiones en las islas británicas, Países Bajos e incluso Islandia.
Plano de la ciudad y del sitio de Argel; utilizado durante la expedición española de 1775
Argel, 1775: el nuevo intento de España de acabar con la piratería en el Mediterráneo

Antonio M. Carrasco

Se calcula que, durante esos siglos, los corsarios berberiscos llegaron a esclavizar a más de un millón de europeos, incluyendo a personajes célebres como Cervantes, quien protagonizó varios infructuosos intentos de fuga. Salvo aquellos de clases sociales más elevadas que podían ofrecer un rescate, la mayoría pasaban a llevar una vida profundamente miserable.

Los hombres que no morían decapitados, por malos tratos, por desnutrición o por enfermedades, eran destinados a trabajos muy duros o enviados a galeras, condenados a remar hasta que esta se fuese a pique en un combate o falleciesen por agotamiento. Las mujeres simplemente eran vendidas a los harenes de ricos y nobles y encerradas en vida como esclavas sexuales y los niños recibían instrucción militar para convertirse en «jenízaros» o soldados de elite.
Un comerciante de La Meca (derecha) y su esclavo circasiano

Un comerciante de La Meca (derecha) y su esclavo circasiano

La Berbería, aunque oficialmente bajo autoridad otomana, funcionaba con diversos sultanatos autónomos, aunque era Argel el principal centro de la piratería mediterránea. Algunos de los más afamados piratas, fueron, igualmente, grandes navegantes y estrategas, como los Barbarroja, Turgut Reis (Dragut), Kurtoğlu, Kemal Reis o Murat Reis. (Por cierto, Reis en turco significa almirante).

Por supuesto, las potencias mediterráneas no se quedaron de brazos cruzados frente a la amenaza berberisca, de tal manera que fueron muy numerosas las incursiones cristianas en el norte de África. Con Carlos V algunas resultaron exitosas como la toma de Túnez en 1535, otras resultarían victorias pírricas para Barbarroja, fue el caso de la derrota de la Santa Liga en Préveza (1538) en donde el vencido Andrea Doria consiguió salvar parte de la flota, o Castelnuovo, las auténticas Termópilas españolas, porque en ese enclave montenegrino, capturado por los tercios, se enfrentaron en 1539 más de 50.000 turcos contra 3.000 españoles.

Francisco Sarmiento y sus hombres pagaron con su vida el rechazar la honorable capitulación ofrecida, pero se llevaron por delante, prácticamente, la mitad del enorme ejército de Barbarroja. Sin embargo, el desastre de la jornada de Argel, (Carlos V, 1541) debido a los temporales y a una mala planificación, resultó un gravísimo revés para Occidente.

Con Felipe II tendrán lugar dos eventos fundamentales, que no pondrán fin al problema, pero supondrán un cierto bálsamo durante las siguientes décadas. La victoria cristiana en el asedio de Malta en el que se enfrentaron, de nuevo, un ejército de 50.000 otomanos frente a 7.000 defensores y en donde fallece, junto a 30.000 de sus hombres, el temible Dragut y la célebre victoria de Lepanto. Por su parte, Felipe III toma la decisión de expulsar a los moriscos, entre otras razones, porque muchos de ellos colaboraban abiertamente con los berberiscos. En cualquier caso, las razias y la trata de esclavos cristianos continuaron, con mayor o menor intensidad, hasta la conquista francesa de Argel en 1830. El mismo siglo que puso fin a la horrible lacra de la esclavitud en América, contempló el final de la, más desconocida, pero no menos cruel, esclavitud de los europeos en el imperio otomano.

https://www.eldebate.com/historia/20250408/esclavitud-blanca-asi-capturaban-musulmanes-cristianos-europa-entre-siglos-xvi-xix_285986.html

domingo, 21 de septiembre de 2025

Los aranceles de Trump

 José Gefaell es analista de datos y experto en economía. No es por eso por lo que merece la pena leerlo, es porque es libre y dice lo que cree es verdad con independencia, y eso es muy raro, él nos lo explica aquí:

“Como en anteriores crisis (Lehman, COVID), casi la totalidad de los medios y políticos vuelven a decir que “hay consenso entre los expertos”, en este caso respecto a que los aranceles de Trump son injustificados e inaceptables. Yo no comparto ese análisis. Vuelvo a recibir por ello graves insultos, incluso de algunos que consideraba amigos, que ni se dignan a contra-argumentar.

Los globalistas y las grandes corporaciones del Foro Económico de Davos odian la política de Trump de reindustrialización y su lucha contra la deslocalización. Porque son la puntilla al globalismo. Tampoco les gusta a muchos que no tienen nada que ver con el globalismo, pero a los que no les interesan los cambios radicales en el statu quo, y mucho menos si vienen de Trump.

La deslocalización es desde hace décadas la gigantesca trampa de los globalistas para permitir la economía extractiva. Es una trampa no solo porque el resultado es mayores beneficios para las grandes corporaciones y menores para los trabajadores. Lo es también porque con la deslocalización viaja la innovación y los países acaban perdiendo sus ventajas competitivas y hasta su identidad de producto.

Es así como China se ha convertido en la factoría del mundo (en occidente no producimos ni lápices) y en una máquina de copiar la innovación de las corporaciones que han deslocalizado (algunas de ellas ingenuamente) y han externalizado en China su producción. Finalmente, tras mucho copiar, China se ha convertido también en una máquina de innovar.

Por tanto, la deslocalización y desindustrialización no solo hace que los países pierdan sus ventajas competitivas, sino que a la larga las pierden también las corporaciones que subcontratan su producción en países que exigen el libre comercio, pero lo bloquean en sus mercados, como China.

Como muestra del resultado de la deslocalización y de las políticas globalistas, un botón:

Desde diciembre 2007 hasta diciembre 2024, el poder adquisitivo medio ajustado (crecimiento real de los salarios medios, descontando la inflación) ha sido extraordinariamente negativo en la zona Euro y negativo en EEUU:

Zona Euro: -14,6%
EEUU: -2,1%

Sin embargo, en ese mismo periodo la revalorización de las grandes corporaciones, especialmente las americanas (que han deslocalizado su producción claramente sin trasladar los beneficios a sus empleados), ha sido la siguiente:

EURO STOXX: +11,3%
S&P 500: +300,6%

En la imagen de abajo, un tuit de Elon Musk de mayo de 2023 sobre Georges Soros, uno de los principales promotores del globalismo que busca la dilución de las naciones.”
José Gefaell en X.
Un aullido
PD. La censura aquí no me deja compartir la foto del tweet de Musk. Pero dice simplemente que Soros le recuerda cada vez más a Magneto (para amantes de Marvel como yo).
https://x.com/ChGefaell/status/1909359806856798656
https://t.me/s/elaullido?before=13954

viernes, 19 de septiembre de 2025

Imbéciles sin fronteras, por Pérez Reverte



Asombra y a menudo acojona, o por lo menos a mí me pasa, el modo en que la simpleza más frívola, la estupidez más elemental, querido Watson, triunfan en sociedad. No se trata sólo de esta España nuestra, y eso tiene una doble lectura. Creo. Por un lado, mirando los periódicos, la tele o Internet, consuela comprobar que en todas partes cuecen habas y que la gilipollez no tiene fronteras. Que igual de tonto puede ser un chino que uno de Murcia. Sin embargo, por otra parte eso descorazona mucho, pues cada vez le deja a uno menos lugares posibles donde refugiarse cuando todo acabe por irse al carajo.

Como ven, hoy me desayuno apocalíptico. Pero es que hay temporadas que lo apocaliptizan -o como se diga- a uno. Llevo un tiempo forzado por la perra vida a moverme en ambientes donde el porcentaje de tontos por metro cuadrado es superior a la media, y eso castiga mucho el hígado. Lo que más me revienta es que yo mismo, por imperativos casi legales, me veo forzado a asumir las reglas de estolidez ya establecidas, y no soporto la cara de imbécil que veo si me miro en un espejo. Pero es lo que hay. Por eso hoy me desahogo aquí, dándole a la tecla.

Sobre tonterías ajenas -las mías no se las voy a contar a ustedes- les refiero la penúltima. Acabo de recibir carta de un lector afeándome que use la frase enfermedad histórica. No ya cáncer, como cuando hace poco una lectora con esa dolencia me recriminó, muy destemplada, escribir cáncer de la sociedad, o cuando otra, también señora, criticó que utilizase la palabra autismo político para definir la cara de pasmado, la parálisis facial -otra enfermedad, por cierto- con que Mariano Rajoy se ha enfrentado en sus cuatro años de legislatura, entre otras cosas, a la insultante arrogancia del ex presidente Mas y sus compadres. Ahora, ese lector bienintencionado me pide que reflexione sobre lo mal que pueden sentirse los enfermos de cualquier clase y estado cuando se topen, en mis textos, con esa desafortunada expresión: enfermedad histórica, enfermedad social. Lo maltratados -supongo que se refiere a eso- que van a sentirse, no ya los que tienen la poca suerte de padecer cáncer, sino también los diabéticos, los asmáticos, los alopécicos, los que están en diálisis, los que tienen hemorroides o los que pillan un catarro. Lo mucho que se van a cabrear conmigo, todos ellos. La de novelas que voy a dejar de vender. Lo que se van a ciscar en mis muertos.

Por cierto. Ya que hoy hablamos de estupideces, hay una que no deseo pasar por alto, porque se refiere a mi colega y camarada de armas Javier Marías. Y hay varios cantamañanas que han estado dándole la brasa al rey de Redonda, reprochándole que en fecha reciente criticara unas declaraciones de Pablo Iglesias sobre el posible envío de soldados españoles a combatir el yihadismo en África, en las que el líder de Podemos advertía «Ojo, que nuestros soldados podrían volver en cajas de madera». Y a eso respondía Javier, con absoluta sensatez, que volver en cajas de madera es, precisamente, uno de los inconvenientes naturales que tiene ser soldado, desde que el mundo y las guerras existen; y que objetar eso es como recomendar que los bomberos no apaguen incendios porque las llamas pueden quemarlos, o que los policías no se enfrenten a atracadores ni asesinos porque los malos pueden pegarles un tiro.

Pues, en fin. Oigan. Tan lógicos razonamientos han sido vituperados en las redes sociales, llamando a Javier militarista, a sus años y con su currículum, por decir que los soldados están para ser soldados como su propio nombre indica, no para causas humanitarias. Lo que demuestra, como tantas otras cosas, que cada vez nos alejamos más de la realidad real de las cosas, para introducirnos gozosamente en un mundo idiota donde de la obviedad hacemos una noticia, y además discutimos sobre ella. Imaginen un mundo en el que si, por ejemplo, nos invade un ejército islámico desde el sur o de donde sea -lo del norte empieza a ser posible- no podamos defendernos porque nuestros líderes opinan que bajo ningún concepto deben morir soldados en combate. O un mundo donde no puedan usarse palabras para definir cosas, porque esas palabras -ocurre con casi todas- también tienen lectura peyorativa. Textos, en fin, donde soldado (protestarían los antimilitaristas), divorcio (protestarían los divorciados), ruina (protestarían los arruinados), mugre (protestarían los mugrientos) y millones de otras palabras quedaran proscritas, para no irritar a nadie. Ni siquiera imbécil podría utilizarse, para no ofender a los millones de imbéciles en que nos estamos convirtiendo todos.    
 

 https://www.perezreverte.com/articulo/patentes-corso/1075/imbeciles-sin-fronteras/

jueves, 18 de septiembre de 2025

Los cristales

 No sabía que zarandear a un bebé puede llegar a matarlo. Tampoco sabía que los cristales en la comida eran tan peligrosos. Así que la primera vez que encontré cristales pensé que había sido un accidente. La segunda ya empecé a atar cabos.

Soy fan de las series de misterio pero nunca me hubiera pasado por la cabeza que alguien pusiera cristales en la comida, menos aún sabiendo que de ahí iban a comer dos de mis hijos. Siempre me quedará la duda.

miércoles, 17 de septiembre de 2025

Yo tampoco quiero ser madre, por Carla Restov

No quiero ser mamá. Me da pánico. No quiero esa responsabilidad de por vida. Yo busco libertad», defendía la celebrity Lola Índigo recientemente en un podcast de gran alcance.

Este no es un capricho millennial. Es el eco de una generación entera de mujeres a las que se nos enseñó que el poder maternar es una cárcel, y la independencia, la única forma válida de éxito. Pertenezco a una generación que ha renunciado a lo materno en nombre de una libertad que, paradójicamente, nos ha dejado más solas, más cansadas y más vacías.

La cultura del «yo primero» ha colonizado nuestras vidas. Hemos crecido viendo a mujeres poderosas huir de cualquier atadura: hogar, esposos, hijos. Nos educaron para ser inatrapables. Y así, con una libertad sin vínculos, fuimos rompiendo uno a uno los lazos que podían dar algún tipo de sentido a nuestra existencia.

Hace no tanto que la maternidad empezó a convertirse en amenaza para una supuesta vida lograda y realizada. Dar vida se volvió una renuncia, un freno, un riesgo para todos aquellos sueños y aspiraciones que supuestamente compartíamos con las chicas de las portadas de revistas para mujeres.

Si lo pienso bien, y analizando un poco lo que vivo y lo que veo a mi alrededor, no es tanto que haya miedo a la maternidad sino que hay pánico al pensar en criar solas, amar sin garantías y perder el control de la propia vida. La maternidad ha quedado aplazada, disfrazada, externalizada, convertida en proyecto individual, programada entre ciclos hormonales, congelada, tercerizada y transformada en producto casi de lujo.

Una cosa es no querer ser madre y otra muy diferente es que la cultura te empuje a no querer desearlo.

Bajo una falsa idea de libertad y empoderamiento, nos convencieron de que nuestra esencia femenina no tenía nada que decir sobre el deseo de plenitud que nos habita. Como si ser mujer fuera un defecto que había que corregir para estar «a la altura».

La libertad que nos vendieron era falsa… Nos dijeron que ser libres era poder irnos cuando quisiéramos. No deberle nada a nadie. No depender. Pero lo que no nos contaron es que la libertad, si no es un medio para el amor, puede ser muy tramposa. Que el deseo, cuando no se orienta y se convierte en entrega, se pudre y esclaviza. Que la independencia total es el camino más corto a la soledad total.

Se nos llenó la boca con palabras como empoderamiento, disfrute, plenitud. Y sin embargo, cada vez más mujeres están rotas, cansadas y vacías. El cuerpo no miente. El alma tampoco. Algo no encaja.

¿Cómo voy a dar vida si no sé que la mía vale?

Este es el núcleo del problema. Muchas mujeres no se han sabido hijas. No se han sentido amadas sin condiciones, sin méritos. No han sido miradas como un don, sino como una carga, una molestia, un proyecto a perfeccionar.

Y si yo no me sé hija, ¿cómo voy a querer ser madre?

Si no me han amado así, ¿cómo voy a imaginar poder amar así?

Si no me recibieron con alegría, ¿cómo voy a acoger a otro?

Me parece muy difícil desear tener hijos si no te sabes amado, si no has visto en los ojos de tus abuelos, de tus padres, un brillo especial por verte llegar, si no has comprendido que tu vida es un milagro que merece ser compartido.

No querer tener hijos no es otra cosa que la consecuencia de una sociedad donde nadie se sabe amado por sí mismo. Si yo no me supiera amada, probablemente tampoco querría ser madre.

Quizá, por tanto, la falta del deseo de ser madre en nuestro tiempo es la consecuencia de la falta de raíces que nos ayuden a ver la belleza de extender nuestra vida más allá de nuestro ombligo. En definitiva, es falta de identidad, de mapa y de horizontes. Si falla lo más humano, si mi vida en el fondo es miserable ¿por qué iba a desear que alguien más viviese por mi causa?

Y por supuesto, en la época del Tinder, las masculinidades frágiles y el falso empoderamiento a base de un apartatito a pilas y viajes «solo-trip» a playas paradisíacas, ¿qué vínculos verdaderos van a empujarnos a querer ser fecundas? ¿Bajo qué marco de seguridad?

Una mujer que no se sabe querida solo podrá amar a medias. Y nadie puede querer engendrar desde la herida de una existencia insustancial. Yo probablemente tampoco querría ser madre bajo ese marco. Pero, gracias a Dios, se me ha descubierto otra forma de ser mujer, otra forma de ser persona.

El drama es doble. Porque no es solo que las mujeres estemos heridas. Es que los hombres están en ocasiones muy ausentes. Emocionalmente inmaduros, incapaces de compromiso, encerrados en sí mismos y en carreras profesionales que les impiden poder ocupar su vocación de entrega por amor.

Sin hombres a la altura, sin hogar.

¿Cómo entregarme si no hay nadie que sostenga? ¿Cómo querer dar vida si no tengo con quién compartirla? No se rechaza al hijo. Se rechaza la precariedad afectiva en la que nacería y también la precariedad afectiva sobre la que nos hemos acostumbrado que nuestras relaciones se sostengan. Necesito enamorarme de un hombre, admirarle, y desear querer tener un hijo con él para que, precisamente, se parezca a él y pueda, también en su libertad, elegir cómo servir al Bien con sus dones únicos.

Pero las mujeres, faltas de identidad, desconectadas de nuestra naturaleza, sin sabernos amadas y conformándonos con ser mendigas de lo afectivo, tras habernos creído la mentira de que la falsa independencia, la carrera profesional de éxito y los viajes a Formentera nos llenarían, llegamos a los treinta y muchos o a los cuarenta, con la sorpresa de un despertador que te recuerda que quizá quieras un hijo.

Pero ya es tarde, ya no lo puedes enfocar como don, sino como respuesta tardía a un vacío acumulado. Con esperma comprado, sin padre, sin historia, sin hogar. Como si el hijo pudiera dar sentido a una vida sin vínculos. Y con un hijo que llegará al mundo para tratar de llenar un vacío, cuando debería ser todo lo contrario: el fruto del amor de sus padres.

No hay plenitud sin fecundidad.

Nos vendieron placer y nos dieron aislamiento. Nos dijeron que cuidar era perderse. Que amar era debilidad. Que depender era peligroso. Pero se descubre siempre que la única libertad verdadera es la que permite esclavizarse por amor. La que da. La que engendra. La que se entrega.

Y esto no va solo de hijos biológicos. Va de una forma femenina de estar en el mundo. De acoger. De sostener. De mirar con ternura. Lo materno es más grande que un embarazo y ese don innato se ha amputado de raíz también en lo psicológico y emocional.

Hoy hay muchas mujeres que habrían querido ser madres y no pudieron. Pero hay otras muchas que podían y no quisieron, porque alguien les dijo que no era el momento, que no era sensato, que no era «libre».

La gran pregunta.

A todas nos llegará el día en que no podremos ser madres.

Y entonces tendremos que hacernos una pregunta real: ¿De verdad fuimos más libres que nuestras abuelas?

Ellas, muchas veces sin opciones, dieron la vida entre pañales, escasez y silencios.

Nosotras, con todas las opciones del mundo, estamos empezando a lamentar tardíamente haber renunciado a lo único que nadie más puede hacer por nosotras: dar vida. Y con ella dar la posibilidad de que una persona inédita pueda renovar la faz de la tierra. Nuestras abuelas quizá entendieron no que la mujer «vale» por dar vida pero que serlo significa dar vida.

Tal vez, al final, no era libertad.

Era miedo disfrazado.

Y detrás del miedo, un anhelo nunca escuchado. Y una cultura que en apariencia abraza la vida propia y su libertad pero que en el fondo rechaza la vida verdadera y la libertad que la llena.

Yo, como Lola, probablemente tampoco querría ser madre así. Por eso doy gracias cada día por que se me haya descubierto otra forma de ser mujer, otra forma de ser persona. La que encaja de verdad con lo que mi corazón desea y no con lo que el mundo enfermo me propone. Doy gracias por saberme amada sin necesidad de demostrar. Por saberme don, y querer serlo. Y por cruzarme con hombres auténticos, nobles y seguros, que me hacen desear que un día mis hijos se parezcan a ellos.

 https://www.eldebate.com/familia/20250601/tampoco-quiero-madre_302530.html

martes, 16 de septiembre de 2025

Mis plantas

 Los seres vivos son mi pasión, desde los insectos a las ballenas. Sin olvidar a las plantas. Me han dolido mucho los incendios de este verano, sobretodo porque eran provocados en su mayoría por intereses económicos.

En el piso tengo unas veinte plantas y en el pueblo más de cuarenta. Tengo predilección por los cactus y las crasas. Eso me obliga a ir  regar en verano dos veces por semana. Las tengo cariño aunque algunas no duren mucho.

lunes, 15 de septiembre de 2025

Bruselas destina millones a organizaciones islamistas en Europa, por Unai Cano

 El eurodiputado de los Demócratas Suecos, Charlie Weimers, ha criticado que la Comisión Europea liderada por Von der Leyen sigue dotando de partidas millonarias a organizaciones vinculadas a la Hermandad Musulmana tras conocer cuáles son sus planes en Francia. A su juicio, resulta «intolerable» que Bruselas mantenga el flujo de financiación hacia grupos como Islamic Relief o Femyso bajo el paraguas de proyectos de integración y programas juveniles, cuando ya se han desvelado sus verdaderas intenciones.

Weimers ha anunciado que en las próximas semanas presentará un informe detallado en el que revelará cómo las instituciones europeas están subvencionando indirectamente el avance del islamismo político, y propondrá medidas concretas para frenar ese apoyo. El político sueco, firme defensor de una política migratoria restrictiva, afirmó que esta situación representa una amenaza directa para los valores democráticos del continente.

La reacción de Weimers se produce después de que el Gobierno francés rompiera esta semana su largo silencio y reconociera oficialmente que la Hermandad Musulmana representa un riesgo para la cohesión nacional. Las autoridades galas han alertado de que este movimiento promueve una islamización progresiva a través del aumento demográfico, el adoctrinamiento social y la creación de estructuras paralelas.

En respuesta a estos hallazgos, el gobierno sueco ha decidido tomar cartas en el asunto. El ministro de Integración, Mats Persson, anunció que se constituirá un comité de expertos para analizar la penetración del islamismo en la sociedad sueca. Persson subrayó que, al igual que Francia, Suecia se enfrenta a serias dificultades en materia de integración y necesita herramientas eficaces para desmontar los entramados sociales que socavan el modelo democrático liberal.

El investigador y analista sueco Magnus Ranstorp, reconocido por sus estudios sobre radicalismo, calificó esta medida como «crucial», y recordó que durante años se han minimizado los avisos sobre el avance del islamismo, silenciando incluso a quienes trataban de advertir sobre su expansión.


https://gaceta.es/europa/el-gobierno-de-suecia-revela-que-bruselas-destina-millones-a-organizaciones-islamistas-vinculadas-a-la-hermandad-musulmana-20250525-1719/

domingo, 14 de septiembre de 2025

El covid. El sueño más íntimo del tirano, por Jose Javier Esparza

 

El sueño más íntimo del tirano no es que le obedezcas; es que le ames. Y que le ames de verdad, plenamente, más que a cualquier otra cosa. Así se satisface la voluntad del tirano.

El sueño del tirano no es simplemente que le obedezcas porque eso, en realidad, puede obtenerlo cualquiera y de la manera más rutinaria: ante un semáforo, por ejemplo. El amor es otra cosa; el amor es la entrega voluntaria de la voluntad (la redundancia es deliberada). Como el sueño del tirano es que le ames, te exigirá hacer las cosas más extravagantes: ponerte una mascarilla en una playa desierta y abierta a los cuatro vientos, permanecer encerrado en casa durante días, mantenerte a dos metros del prójimo, inocularte sustancias experimentales sin más garantía que la voluntad del tirano (del amado)… Y como el amor no es tal si no es pleno y exclusivo, el tirano no quedará satisfecho con eso, sino que además te pedirá la prueba suprema de que le amas sólo a él: denunciar al prójimo, señalar al que no ama suficiente al tirano, delatar a esa persona que tienes al lado y que no ama suficiente porque no ha entregado, como sí lo has hecho tú, su voluntad.

Todo lo que vivimos en 2020 y 2021 fue esencialmente eso: un gigantesco ejercicio de tiranía. Resultó especialmente palpable en las sociedades occidentales, aquéllas que hasta poco antes se preciaban de haber conquistado cotas de libertad personal y bienestar nunca antes conocidas por la humanidad. Y lo más terrible es que muchos, la mayoría, cayeron en la trampa y se dejaron tiranizar. La utilización política del coronavirus demostró hasta qué punto es frágil la libertad. Demostró también que finalmente la libertad, como decía Jünger, no es algo que derive de códigos o leyes, sino que es una potencia que anida en el corazón de las personas. Y no en todos los corazones, al parecer, existe el nido adecuado.

Semejante grado de sumisión jamás se habría obtenido por las vías convencionales: la represión, la policía, la ley, etc. No, con eso sólo se consigue la obediencia, ese automatismo de pararte en el semáforo. Un grado de tiranía tan eficaz y refinado sólo podía alcanzarse a través de algo que suscitara el mayor de los miedos: perder la salud y aún la vida. Pero, sobre todo, frente a un enemigo invisible e imbatible: el virus. Nadie ve al virus, sólo sus efectos. El virus aparece y se multiplica exponencialmente (se viraliza) de manera implacable, irrefrenable. Ante su fuerza arrolladora, al ciudadano común no le queda otro parapeto que escuchar a «los expertos». Este es el momento que el tirano aprovecha: «Ten fe en mi, yo te redimiré». Porque yo soy el que dirige a los expertos, el que vela por el triunfo de la ciencia, el único que tiene recursos (mascarillas, vacunas, policías) para frenar al virus. Y tú, pobre ciudadano expuesto a mil peligros, ¿cómo no vas a entregar tu voluntad?

Frente a la viralizacion de la enfermedad, el poder cuenta con otro instrumento viral: el de la información. Yo te diré lo que está pasando, yo te diré por qué, yo te diré cómo debes comportarte. Desconfía de quien haga demasiadas preguntas, de quien no siga las consignas: es un enemigo de la ciencia, es un enemigo de tu vida, es un… «negacionista». Es mucho peor que un enemigo político: es un enemigo de la humanidad y, por tanto, debe ser excluido, apartado, castigado sin miramientos. Es el Mal (lo cual faculta al tirano para ser reconocido como el Bien). Ese que se atrevió a levantar un dedo a modo de objeción ya no es un ciudadano, ya no es una persona: es un aliado del virus. Es el contrario del amor, es el que debe ser odiado.

Ahora, cinco años después, uno mira atrás y constata hasta qué punto se abusó de nosotros, hasta qué punto el poder utilizó la emergencia sanitaria para desplegar un ejercicio de tiranía como nunca nadie había imaginado (también sabemos hasta qué punto los «malos» eran en realidad los buenos). Conocemos ya todas las mentiras: era mentira lo del pangolín, era arbitrario el confinamiento, eran ridículas las mascarillas, era catastrófico el parón económico, como era mentira el efecto redentor de las vacunas y tantas otras cosas que, sí, eran mentira. Pero el tirano logró su propósito: que millones de personas le amaran y, aún más, que todavía hoy, cuando ya conocemos las mentiras, le sigan amando, siquiera sea con ese amor turbio y sórdido que profesa al viejo amo quien ha sido esclavo demasiado tiempo. Por decirlo así, la pandemia fue el comienzo -sólo el comienzo- de la más honda domesticación de las masas. La pandemia hizo realidad, en efecto, el sueño más íntimo de cualquier tirano.
https://gaceta.es/mundo/el-sueno-mas-intimo-del-tirano-20250314-0442/

sábado, 13 de septiembre de 2025

La quema programada y voluntaria de España, por José Vicente Pascual

en toda la provincia, y en Zamora y en Palencia, en Orense, en Cáceres… El campo sin desbrozar —si desbrozas te multan—, arde muy bien. Provocar incendios es muy sencillo, y si se utilizan artefactos incendiarios el resultado es contundente, espectacular: sólo en la provincia de León, 17 incendios activos, nivel 2.


Abandono, miseria, miedo. Faltan efectivos. Los hidroaviones rusos que se utilizaban otros veranos y que resultaban eficientes para las tareas de extinción llevan dos años y medio inactivos por las sanciones económicas a Rusia. Otros hidroaviones ahora tan necesarios, por expresa determinación del gobierno, siguen en la misma situación: parados. El abandono, la miseria y el miedo están garantizados: dejad vuestros hogares, abandonad el campo, no se puede luchar contra «el cambio climático» desde el medio rural, hacinaos en las grandes ciudades, alquilad una habitación con derecho a cocina y meted allí a la familia, en un barrio que hace años era solamente un suburbio marginal y ahora es ejemplo de multiculturalidad; vivid de las ayudas que el gobierno os irá dando en cuentagotas, integraos en el nuevo proyecto de vida: miseria, miedo, abandono.


Tienen declarada la guerra a nuestro campo. Francia y España son los dos grandes productores agro ganaderos de Europa, pero las élites han dictado sentencia de muerte contra el agro y la ganadería. Dejad el campo, dicen, vaciadlo, olvidad vuestras tierras calcinadas, venid al nuevo paradigma, el rebaño sin ayer ni futuro, sin historia ni identidad, sin cultura ni tradición, que sobrevive y dura lo que puede con la mano extendida suplicante a la caridad del poder.


Lo dice muy bien dicho mi amigo Antonio Nadal: «Sánchez ya prepara las elecciones —incluso adelantarlas— con el fuego como bandera. Una vez más construirá sobre una tragedia la base de su renovado frente popular. ¿Engañara a gran parte de la población? Por supuesto. Y esa parte espera anhelante. Esto, por ahora, no tiene solución».


Vuelvo a jugarme la boca. Hace unos meses comenté a mi mujer: «Están jodidos, van a preparar algo gordo». Lo gordo del verano ya está. A ver qué será lo gordo del otoño. Lo gordo, los incendios, la España quemada, es la respuesta de Sánchez al cerco judicial que sufre su entorno, a la exposición por la prensa valiente de la corrupción escandalosa en su gobierno y en su partido, al clamor de las encuestas que le vaticinan desastre electoral. No hay pena para él ni para Zapatero, su director espiritual de visita en Lanzarote —otra casualidad—: España arde, la culpa es del PP, de Vox y de Ayuso, de los «negacionistas» del cambio climático y de los que no quieren vivir de la sopita boba del Estado. España arde y ellos tocan la lira desde Canarias.


Me juego la boca: son ellos. Están quemando España y son ellos. Es el mal y son ellos.

 https://elmanifiesto.com/9174-2/

viernes, 12 de septiembre de 2025

Mi hermana no era un niño, José Antonio Méndez



Soy el menor de cuatro hermanos y el único varón. Con esas credenciales y nacido en los primeros 80, tenía todas las papeletas para haber sido el niño mimado, el consentido, el retoño de una madre amante y el juguete de tres madres postizas que velasen por mis caprichos. Oh, qué bello porvenir se me podría aventurar, qué almibarada existencia de caballerete, digna de una novela, qué sé yo, de Martín Vigil –o de Wodehouse– se me podría haber supuesto. Pero qué va, qué va.

Aunque no me habría importado serlo, la diferencia de edad con mis hermanas –7, 8 y 9 años mayores que yo, respectivamente– hicieron que aquello de ser el consentido fuese una quimera. Tan pronto como pude valerme por mí mismo, mis hermanas, en plena adolescencia reivindicativa, me espabilaron para que me hiciese la cama, pusiera o recogiese la mesa, fregase los cacharros, fuese a hacer recados al súper, barriese y fregase, y arrimase el hombro tanto o más que ellas en las labores domésticas.

Además, en mi colegio de monjas me enseñaron a coser, y aprendí con tal destreza y gusto que pronto le hacía trajes a mi marioneta de Macario, túnicas a las figuritas del belén (alguna aún lo conserva) y hasta jaimas de camuflaje para que mis G.I. Joe y mis Playmobil acampasen en el pasillo.

Antes de lanzar a mis Action Man a combatir los monstruos y dinosaurios que se agazapaban entre el tocadiscos y las macetas del salón, los aprovisionaba con la minúscula comida de mis cocinitas. Fruslerías apetecibles de vivos colores que me embelesaba mirar durante horas. Incluso yo mismo me enfundaba el mandil de mi madre para prepararle postres a mi familia, las más de las veces imposibles de digerir sin sufrir un coma hiperglucémico.

Como al fútbol no me aficioné hasta los diez años (otro día tal vez les cuente qué aconteció para tan feliz catarsis), en los recreos jugaba siempre con un par de niñas y otro crío torpe para el balón. Lucía, Eva, Óscar y yo éramos detectives, adivinos, magos, cocineros o exploradores... pero evitábamos los golpes, el contacto rudo y la abundancia de testosterona que chorreaban algunos de mis compañeros de patio.

Y nadie, se lo garantizo, nadie, me sugirió a mí, ni a mis padres, ni a mis profesores, que aunque varón por cromosomas, tal vez podría ser una niña.

De la infancia de mis tres hermanas, por ser mayores que yo, sólo me han llegado anécdotas que no pude presenciar, pero que atesoro como recuerdos en color sepia de los que hubiese sido testigo.

Una de las más celebradas en las reuniones familiares es aquella que narra cómo la mediana de las tres, de genio vivo y malencarado, se plantaba ante niñas varios años mayores que ella, con los brazos en jarra y su ensortijado pelo rizado, para impedirles el paso a la piscina de nuestra casa de veraneo. Algo así como una insolente portera de discoteca, chillona, canija y amenazante como una mantis, que daba pellizcos bajo el agua a las que lograban colarse. Semejante actitud barriobajera y nada femenina llevaba a la señora Remedios, vecina meticona y asaz desagradable, a reprobarla diciéndole que ella era un niño y no una niña.

A lo que mi hermana, que sabía lo que tenía entre las piernas y, sobre todo, conocía por boca de mis padres lo que eso significaba, es decir, lo que ella era de verdad, respondía secamente: «Señora, yo no soy un niño, soy una niña».

Más de treinta años después de estas cosas que les cuento, yo estoy casado y tengo cuatro hijos, más otro que me precede en el cielo, y mi hermana, aunque conserva sus resabios de mal genio, es una mujer femenina y educada, feliz esposa y madre de otros dos varones y una niña.

De haber nacido en nuestros días de desnorte existencial y ceguera ideológica, no me cabe duda de que mis padres o nosotros mismos nos habríamos topado con algún esbirro del mal, con algún orco woke, con alguna pérfida sirena progre, tan coprófaga como caníbal, que habría intentado seducirnos con su veneno diciéndonos que no éramos lo que somos, que estábamos atrapados en un cuerpo equivocado, que la verdad biológica no existe o no cuenta. O peor, que no somos nada en realidad, porque podríamos elegirlo a nuestro arbitrio tantas veces como quisiéramos.

Y con ello, ese orco, ese nigromante, esa sirena malévola como las que hoy pululan subvencionadas por los colegios, por los platós, por los ministerios y por las redes sociales, habría arruinado nuestras vidas e impedido, por extensión, que nuestros cónyuges hubiesen formado dos familias felices y fecundas de las que han nacido siete chavales maravillosos.

Ocultar a un hijo su identidad biológica, como han hecho dos señoras perturbadas que se están haciendo famosas con su cuenta en Instagram y sus cameos por los medios del régimen, no es educarlo en libertad: es un secuestro ideológico. Y maltrato infantil.

Mentir a un niño, en un aula, sobre el sexo al que pertenece, u ofuscar su entendimiento sólo porque vive su feminidad de un modo más brusco o su masculinidad de un modo más delicado, no es respeto a la diversidad: es coacción. Y maltrato infantil.

Decirle a un niño que es una niña, o a una niña que es un niño, o que pueden serlo hoy pero mañana no y pasado sí y al otro de nuevo, no, es manipulación. Y es maltrato infantil.

Porque lo que hacen estos monstruos, peores que aquellos que combatían mis Action Man entre el tocadiscos y las macetas del salón, no es un juego de niños y tiene un nombre que debemos desenmascarar cuanto antes: violencia. Pura violencia. Maltrato infantil.

 https://www.eldebate.com/familia/20250523/mi-hermana-no-nino_299757.html

jueves, 11 de septiembre de 2025

Hacia los sesenta

 Aunque aún no es mi cumpleaños, me ha dado por pensar que estoy ya cerca de lo sesenta. Y la verdad es que no sé cómo se me han pasado los últimos diez años que no me he dado ni cuenta. Empecé con el fallecimiento de mi madre después de cinco años de entrar y salir del hospital. A continuación mi hija mayor se fue al extranjero por casi siete años. La pequeña la siguió por un año.

El chico estaba sin estudios ni trabajo ni novia, hasta que hace un par de años empezó a trabajar de profesor de ajedrez. Al poco volvieron mis hijas. Una con pareja y otra la encontró aquí. Y en muy poco tiempo los tres se fueron a vivir con sus parejas. Ahora la pequeña se casa. El mayor nos ha hecho abuelos, y se nos murió el gatito.

Parece como si el tiempo se hubiera puesto en marcha de golpe tras un gran impasse. Mi marido se jubiló. Yo dejé la gimnasia por las rodillas. Ambos estudiamos idiomas. Hemos viajado mucho. Y sigo con este blog que ya està batiendo récord de permanencia, más de cuatro años. Veremos lo que la próxima década traerá consigo.

miércoles, 10 de septiembre de 2025

Las advertencias de seguridad en los manuales, por Itxu Díaz

 Hace un par de noches, estábamos desempaquetando algunos electrodomésticos de cocina y aparatos en casa. Te sorprendería la cantidad de advertencias disparatadas en los manuales en estos días. No utilizar la olla a presión para fines distintos de los previstos es una clara invitación a ceñirse a cocinar y no construir bombas caseras. No toques la olla con las manos cuando esté caliente, declaran en mayúsculas audaces. Podrías quemarte. aclaran después, y agradezco el aviso porque pensé que era para evitar intimidar a la olla.

    No sé cómo lo ves, pero no puedes esperar mucho de una sociedad que sumerge a las aspiradoras en el agua.

De todas las advertencias de seguridad en este manual de ollas a presión, la más llamativa es: No perforar la olla a presión mientras se cocina. A veces, en la tranquila oscuridad de la noche, me pregunto qué cementerio alberga al usuario que inspiró esta advertencia.

Leí varios manuales de usuario y no puedo ayudar, pero ofrezco algunas sugerencias a los fabricantes para prevenir peores resultados. Los consejos de seguridad para mi aspiradora arrojan una luz importante sobre los hábitos y capacidades intelectuales de los humanos del siglo XXI: "Nunca sumergen la aspiradora en el agua". Dada la evidencia, deben agregar: "Recuerde, su aspiradora no es una tableta efervescente". Conociendo la terquedad de los usuarios, tendría sentido también tener en cuenta: "No tragarse la aspiradora". Y por último, no tienen otra opción que concluir: Si usted ha decidido tragar la aspiradora, apaga de antemano.

Abrumado por tantas advertencias exóticas, me acerqué a un profesional, un experto en la fabricación de este tipo de electrodomésticos, para preguntarle si alguna vez conoció a un cliente que disfrutaba empolsar su aspiradora en la bañera o lanzando la tostadora a la piscina. Su respuesta me dejó aturdido: "No uno, varios". Apenas la semana pasada, una señora se quejó de que su aspiradora no funcionaba bien después de poner el 50 por ciento de sus partes en el lavavajillas. Es obvio que esta señora tampoco leyó las advertencias de seguridad para su lavavajillas. Gracias a ella, pronto encontraremos una nueva advertencia en el manual del lavavajillas: No intentes colocar la aspiradora, en todo o en parte, en el lavavajillas.

Por otro lado, encuentro incompletas las advertencias de seguridad para el hierro. Nunca dejes el aparato desatendido mientras estás encendido. Bastante justo. A menos que quieras mudarte y no puedas encontrar una excusa. Recuerda que tu aparato El hierro emite vapor. Nunca dirijas el vapor a la gente o a los animales. Depende. Tal vez quieras deshacerte de ellos o, al menos, plancharlos. No pongas colonia, agua de lluvia u otros líquidos en el tanque de agua de hierro. Este es preciso, firme y creativo. Echo de menos una aclaración sobre el petróleo: la peor manera de planchar es poner aceite en lugar de agua en el hierro. Puedo confirmarlo. Lo hice una vez. Estaba borracho. Fue hace años. Mi ropa todavía huele a pepitas.

La fabricante de yogures. Probablemente te estás preguntando por qué quería hacer yogur. Lo entiendo. Me pregunto lo mismo. Pero el hecho es que tengo uno. Como en algunos casos anteriores, el manual indica claramente: "No se recomienda utilizar el fabricante de yogur para fines distintos de los previstos por el fabricante". Bien. Estoy en condiciones de añadir una aclaración útil: no importa cuán enganchado estés en los documentales de National Geographic, no trates de usar el fabricante de yogur como incubadora para huevos de pollo común. No te hagas ilusiones. No funciona. Tu fabricante de yogures definitivamente no es una gallina. Yo también lo he intentado. Estaba sobria. Fue hace años.

Me dijeron que la mitad de estas advertencias de seguridad provienen de varias regulaciones existentes, y la otra mitad de las experiencias de los usuarios anteriores. No sé cómo lo ves, pero no puedes esperar mucho de una sociedad que sumerge a las aspiradoras en el agua, utiliza licuadoras como trituradoras de papel, o trata de secar su loro en el microondas. Podrías argumentar que estas son excepciones, pero leo los periódicos, observo las miradas y actitudes de la gente en la calle, y no estoy seguro de que te creo. Estás loco. Y somos muchos.

El microondas, finalmente, es probablemente más peligroso que todos los electrodomésticos anteriores. Sin embargo, apenas viene con advertencias de seguridad. Pero sí incluye uno, sublime: Antes de comenzar el microondas, asegúrese de colocar la comida que desea cocinar dentro. Maravilloso en su esencia, pero algo confuso en su redacción. Para futuras versiones, sugiero a los fabricantes escribirlo de esta manera: Para sacar el máximo provecho de su microondas, no trate de calentar la comida colocándola delante, al lado o encima del microondas: haga un esfuerzo para ponerla dentro. Notarás la diferencia.

Hablaremos otro día sobre las advertencias de seguridad para medicamentos. Sólo leerlos te hace sentir mal. Quien escriba estos manuales e inserciones debe tener una opinión bastante baja de la condición humana. Y como usuario, nadie lo obliga a trasladar toda la responsabilidad al fabricante. Es como lo que dijo Chesterton citando de la memoria que para entrar en una iglesia, te quitas el sombrero, no tu cerebro. Bueno, lo mismo pasa con el uso de electrodomésticos en casa.

 https://spectator.org/the-craziest-safety-warnings-in-manuals/

martes, 9 de septiembre de 2025

Save your tears for another day

 Guarda tus lágrimas para otro día. Es una expresión inglesa que significa que, incluso en los peores momentos hay que tener serenidad, porque no serán los últimos. Por desgracia es muy cierto. Recrearse en el pasado es algo que puede paralizarte. A mí me ha pasado varias veces. Llorar poe el pasado es sano siempre que se controle.

Dicen que hay que ser fuerte, aunque sólo sea por los tuyos que te necesitan. Es más fácil decirlo que cumplirlo. Esta frase da nombre a una canción famosa. Desde luego la vida te da razones de sobra para llorar, pero también para sonreír afortunadamente. 

lunes, 8 de septiembre de 2025

Por qué la izquierda está mentalmente enferma, por Itxu Díaz

  fumador, depresión, insomnio y narcisismo son trastornos que requieren tratamiento de acuerdo con la OMS, no hay razón por la que el socialismo no debería hacer la lista. Un nuevo estudio explora si los conservadores son mentalmente más saludables que los progresistas. Realizado por investigadores de las universidades de Tufts y Yale con 60.000 participantes, revela un sorprendente hallazgo: Los conservadores reportaron entre 20 y 25 por ciento más autoevaluaciones positivas de su salud mental en comparación con los liberales. No hay sorpresas allí.

Supongo que difícilmente escandaloso que las personas que promueven el aborto, la eutanasia, la mutilación de los menores, los órganos sexuales, el laicismo, el multiculturalismo, los altos impuestos, la homosexualidad, el ambientalismo, las tasas verdes, las pajas de papel, el gran gobierno, el islamismo, el antisemitismo, el feminismo, la envidia y que idolatran la socialdemocracia europea están mentalmente enfermas.

Por otro lado, algunos podrían sorprenderse al encontrar que las personas que defienden los valores familiares tradicionales, depositan sus esperanzas en Dios y confían en Su misericordia, practican libremente la caridad, promueven los valores humanos, traen a los niños al mundo, trabajan honestamente para ganarse la suya sin pedir limosnas, apoyan la vida, se enorgullence de su nación y cultura, aman los bajos impuestos y al pequeño gobierno, y aprecian la libertad y un estilo de vida históricamente representado por los Estados Unidos son más felices.

Una pregunta interesante es si los liberales son más tristes porque son liberales, o más liberales porque son más tristes. En mi opinión, no es una cuestión de causalidad, sino más bien un círculo vicioso, como en ciertas enfermedades. Si tu vida es ideal defender la matanza de bebés, nunca dormirás bien sin escuchar sus voces en la nuca. Si lo tuyo es cortarte las bolas, bombearse de hormonas, y exigirte llamarte, no puedes mirarte al espejo sin sentirte disociado de ti mismo. Si crees que obligar a Occidente a hacer enormes sacrificios salvará al planeta, mientras que el resto del mundo, como India y China, no importa menos, estás completamente loco. Y si, como mujer, tu objetivo es llegar a la vejez sola, rodeada de juguetes sexuales y comida para gatos, déjame advertirte: Estás en extrema necesidad de terapia.

Si crees que robar a aquellos que trabajan más duro y más eficazmente para dar a los que menos producen es heroico, tu alma está podrida. Y si te atreves a negar que una porción significativa de los subsidios de esos robos, llamados impuestos, alienta al receptor a permanecer perpetuamente improductivo en lugar de incentivarlos, tu enfermedad se llama incompetencia, y tienes cero comprensión de la naturaleza humana.

Aquí está otro punto interesante. La izquierda cree que los humanos son inherentemente buenos, así que cada vez que ven las noticias, sus expectativas de felicidad están destrozadas, y su frustración se encona en sus corazones decepcionados. La derecha, sin embargo, no confía en la bondad natural de la humanidad primero, porque conocemos mejor, y en segundo lugar, porque la tradición cristiana nos recuerda una inevitable inclinación hacia el mal. Como resultado, los conservadores no están al menos sorprendidos por el salvajismo humano. De hecho, sabemos que cada persona es capaz de las atrocidades más horrorosas. Probablemente por eso valoramos la libertad ligada a la responsabilidad o, en su defecto, la libertad vinculada a la ley y al orden. Y la educación en valores, que ayuda a domar a la bestia dentro de nosotros.

No importa cómo se mire, el socialismo, como el comunismo o lo que sean los demócratas ahora, está enraizado en una mentira y se ahoga en una pila de engaños. Es una amenaza para la salud mental. Es un sistema que no funciona desde Cuba hasta Rusia Soviética - para que sólo pueda generar frustración, por no mencionar la pobreza, que tampoco ayuda exactamente al equilibrio mental.

No estoy sugiriendo remotamente que enviemos a todos los socialistas a la psicóloga, ya que eso también arruinaría nuestras economías. Pero no haría daño dejar de tratar el socialismo como un movimiento ideológico legítimo y empezar a verlo como un desorden con graves consecuencias sociales y psicológicas, a menos que quieras llamar al tabaquismo una contribución interesante y original a la respiración humana.

 https://spectator.org/why-the-left-is-mentally-ill/

domingo, 7 de septiembre de 2025

La Francia de Macron, Arnaud imatz

 

El lunes 31 de marzo, el Tribunal de lo Penal de París declaró a Marine Le Pen culpable de malversación de fondos públicos en el juicio contra los asistentes parlamentarios europeos del Rassemblement National. Fue condenada a 4 años de cárcel, de los cuales 2 años pueden convertirse en prisión firme, a una multa de 100.000 euros y a la inhabilitación para ejercer cargos públicos durante cinco años, con ejecución provisional desde que se dictó la sentencia, es decir, con aplicación inmediata, a pesar del recurso. Para justificar este veredicto, el tribunal consideró que «el riesgo de reincidencia» estaba «objetivamente caracterizado» (un riesgo previsto para los grandes delincuentes), al igual que «la importante perturbación del orden público democrático» (un concepto desconocido del derecho penal). Una condena jurídicamente sólida según la gran prensa, y bien acogida por ella, pero sin embargo muy discutida y cuestionable. Parece haberse violado el principio de derecho según el cual ninguna ley es retroactiva cuando es más severa que la anterior. Y peor aún, en los alegatos del tribunal aparecen dos delitos inexistentes: «enriquecimiento partidista» (es decir, del partido) y, cumbre de mala fe partidista, una supuesta «hostilidad a las instituciones europeas».

La verdadera cuestión de fondo que hay que plantearse aquí, y que es mucho más importante que el mero asunto de Marine Le Pen, es si el poder judicial es o no independiente en Francia. Desgraciadamente, la respuesta es no. Un estudiante de primer año de Derecho sabe que en Francia hay dos poderes, el ejecutivo y el legislativo, y una autoridad judicial (digo autoridad, no poder), teóricamente independientes. Pero existe una enorme brecha entre la teoría y la práctica. Los fiscales (el “Parquet”), que deciden sobre los procesamientos, siempre han estado en manos del gobierno. Están supervisados por el fiscal general, que a su vez recibe órdenes del Guardián de los Sellos, el ministro de Justicia. A través de ellos, el gobierno puede presionar, y lo hace (aunque, oficialmente, lo niegue sistemáticamente), sobre todo en los casos más delicados.

A ello se añade, desde hace tres décadas, el «gobierno de los jueces» (o de la magistratura), expresión utilizada actualmente en Francia para describir la peligrosa involución de la justicia. A lo largo de los años, los jueces han adquirido un poder real, aprovechando la ceguera y la complacencia del Parlamento. La élite o casta política, económica y mediática francesa pretende naturalmente ser el baluarte del Estado de derecho y de la democracia. Pero en realidad esto no es más que una caricatura del derecho y de la democracia, una interpretación elitista y claramente demófoba del derecho y de la democracia. Porque en una democracia, la política no puede estar sujeta al derecho. La política está por encima del derecho. En una democracia, la política significa el recurso al pueblo, único juez supremo. Por tanto, es fácil comprender por qué el referéndum, instrumento clave de la democracia directa, previsto en la Constitución de 1958 y expresamente deseado por el General de Gaulle, fue evitado cuidadosamente durante más de veinte años. De Gaulle convocó cinco referendos. Sus cuatro primeros sucesores en la presidencia organizaron apenas cinco. El último, en 2005, condujo al rechazo de la ratificación del Tratado por el que se establecía una Constitución para Europa. Esta voluntad popular fue luego abiertamente violada cuando el Parlamento francés adoptó una ley que autorizaba la ratificación del Tratado de Lisboa (2008), procedimiento obviamente elegido para evitar el riesgo de que el pueblo votara de nuevo mayoritariamente a favor del No. Este ataque flagrante a la democracia es terriblemente grave, si no mortal. Todos estos pseudoprogresistas, que han odiado al pueblo y vomitado al patriotismo, durante décadas, deberían meditar las edificantes palabras del auténtico socialista que fue Jean Jaurès: “La patria es el bien de los que no tienen nada”.

Pero a esta traición de las élites políticas, o «representantes de la Nación», hay que añadir la creciente politización de los jueces. Un buen tercio de los jueces franceses son militantes que pertenecen al Syndicat de la Magistrature, un sindicato claramente enraizado en la extrema izquierda, como demostró hace diez años el asunto «Mur des cons» (una valla publicitaria en los locales del sindicato titulada «Mur des cons» — Muro de los gilipollas, con fotos de personalidades de la derecha y de padres de víctimas de sórdidos casos, todos estigmatizados como «gilipollas»).

Significativamente, la presidenta del Syndicat de la magistrature fue condenada simplemente a pagar 5.000 euros de multa a las víctimas y, sin embargo, fue luego ascendida… Más recientemente, en junio de 2024, en un comunicado oficial, el mismo Sindicato hizo un llamamiento contra la llegada al poder de Marine Le Pen. De forma igualmente significativa, la presidenta del tribunal que condenó a MLP demostró abiertamente su adhesión a la figura sulfurosa de Eva Joly, una juez conocida por su carrera política en el seno de la izquierda radical en el partido Écologie les Verts.

La supuesta postura apolítica de los jueces no es, por supuesto, más que humo y espejos propagandísticos. ¿Algunos ejemplos? Recordemos la extrema rapidez con la que la fiscalía se ocupó del asunto Fillon en marzo de 2017, en plenas elecciones presidenciales, en un momento en el que el candidato de la derecha y del centro, François Fillon, era el favorito. El objetivo era bloquearle el paso, costara lo que costara, en favor del candidato social-demócrata Macron. Retirado de la política desde 2016, el expresidente francés Nicolas Sarkozy se ha visto implicado en varias causas judiciales. Desde hace años, jueces de izquierda y de extrema izquierda, que le detestan, intentan condenarle.

¿Otros ejemplos? Richard Ferrand ex miembro del ala izquierda del Partido Socialista, amigo y presidente del partido de Macron, fue inculpado por toma ilegal de intereses, malversación de fondos públicos (cerca de 2 millones de euros) en favor de su amante y por sospecha de empleo ficticio. El caso se archivó por «prescripción», y en febrero de 2025 Ferrand fue nombrado por Macron nada menos que presidente del Consejo Constitucional.  Sólo cabe esperar que elija a sus asesores mejor que sus predecesores. En 2021, Olivier Duhamel, diputado socialista, presidente de la Fondation nationale des sciences politiques (2016-2021) y consejero del presidente del Consejo Constitucional (1983-1985), fue acusado de violación, agresión sexual e incesto a una menor, antes de que el caso fuera convenientemente sobreseído por prescripción de los hechos.

Igualmente, edificante es el caso del actual primer ministro François Bayrou. Presidente del Modem, un partido centrista pro-Macron, y entonces ministro de Macron, Bayrou fue absuelto por el Tribunal Penal de París el 5 de febrero de 2024, a pesar de que los cargos eran similares a los que llevaron a la condena de Marine Le Pen. En su caso, como en el del MLP, no se trataba de enriquecimiento personal, sino de la utilización de fondos europeos destinados a pagar a asistentes parlamentarios que trabajaban principal o secundariamente (¿quién sabe?) para el partido. En su caso, sin embargo, Bayrou fue absuelto y cinco diputados de su partido fueron condenados a dos años de inelegibilidad, aunque en suspenso. Por último, desde 2017, Jean-Luc Mélenchon, líder de LFI (La France insoumise), también es objeto de una investigación de la Oficina Europea de Lucha contra el Fraude (OLAF), que sospecha que utilizó a sus asistentes parlamentarios para su actividad política en Francia cuando era eurodiputado. En otras palabras, estas prácticas estaban muy, muy extendidas entre los eurodiputados, y en particular entre los partidos de la oposición que no se benefician de otras fuentes de financiación, a menudo ocultas. A este respecto, cabe señalar que una de las formas de destruir el FN (ahora RN) era hacer que los bancos franceses le denegaran cualquier crédito. De manera más general, el método de cerrar inesperadamente la cuenta bancaria de un partido de la oposición o de una asociación cultural, en particular antiinmigración, se ha convertido en moneda corriente en Francia. Y eso sin mencionar las fuertes multas (decenas de miles de euros) impuestas por delitos de opinión (incitación al odio, la violencia o la discriminación), como en el caso arquetípico del político que más criticó la inmigración incontrolada, Éric Zemmour, procesado quince veces y condenado nueve.

En cambio, no se puede investigar la financiación de las campañas electorales del socialista Macron. Por lo tanto, es comprensible que este sistema judicial de geometría variable esté desacreditado a los ojos del ciudadano medio. A pesar de todas las vergonzosas explicaciones de los avezados abogados del sistema, el ciudadano medio no ve ninguna diferencia entre el acoso judicial a Donald Trump, Nicolas Sarkozy o el caso de Calin Georgescu y el del MLP. En cuanto a la libertad de expresión, el ciudadano medio ha comprendido que existe, pero para la casta político-económica-mediática, no para él.

En vísperas de su condena, Marine Le Pen obtenía entre el 34% y el 37% de las intenciones de voto en la primera vuelta de las próximas elecciones presidenciales. Está claro que la justicia no habría tenido tanta mano dura si sólo se le hubiera atribuido el 13% del líder de la extrema izquierda islamófila, Mélenchon. La LR (la derecha conservadora convencional) ya sueña con recuperar a los votantes de RN, pero el sistema está tan decrépito y la cólera popular es tan profunda que es difícil ver cómo podrían conseguir captar de nuevo a este electorado. Un signo de los tiempos: el día después de que el tribunal fallara en contra de MLP, RN recibió más de 10.000 nuevas afiliaciones.

¿Podría la ejecución jurídica y política del MLP beneficiar al joven presidente de RN, Jordan Bardella? Es demasiado pronto para decirlo. Primero tenemos que esperar el resultado de la apelación de Marine Le Pen. Las apelaciones suelen resolverse en un plazo de dos años, ya que los tribunales están muy congestionados. Pero el Tribunal de Apelación de París dice que tiene previsto «examinar este caso en un plazo que debería permitir dictar sentencia en el verano de 2026», es decir, varios meses antes de las elecciones presidenciales de 2027. ¿Qué pasaría si Macron disolviera la Asamblea en junio de 2025 (un año después de la última disolución)? Pues MLP no podría presentarse a las elecciones legislativas. ¿Qué ocurriría en el improbable caso de que Macron dimitiera antes del verano de 2026? Tampoco podría presentarse. Por último, ¿qué pasaría si MLP fuera condenado de nuevo en apelación? No lo sabemos.

Si MLP fuera definitivamente descartado, la opción Jordan Bardella podría, por supuesto, pasar a primer plano. Pero el principal hándicap de Bardella es su juventud e inexperiencia. También es criticado por un buen número de soberanistas por su falta de ofensividad en la batalla política y cultural, y por haber traicionado, como su mentora Marine Le Pen, todos los fundamentos del movimiento al abandonar la idea del Frexit, y sobre todo por haberse alineado con las posiciones belicistas de los europeístas partidarios de la «UE-RSS» y de la OTAN, mientras que él se proclama defensor de la Europa de las naciones. Pero dicho esto, en este momento, Bardella sería probablemente considerado un mal menor en comparación con los viejos candidatos del sistema que todos, injusta o justamente, encarnan ahora la demofobia, la corrupción y la decadencia a los ojos de la mayoría.

https://ideas.gaceta.es/la-francia-de-macron-modelo-de-democracia-o-republica-bananera/?scroll-event=true

sábado, 6 de septiembre de 2025

Australia ofrece veinte mil dólares por abortar niños de más de veinte semanas

 Australia ha extendido los beneficios por maternidad a mujeres que interrumpen su embarazo después de la semana 20 de gestación, una decisión que ha generado un profundo debate social y ético. La medida permite acceder a prestaciones económicas incluso en casos de aborto avanzado, lo que ha sido interpretado por diversos sectores como un incentivo encubierto para estas prácticas.

El programa gubernamental contempla dos vías de compensación: un subsidio único de 4.255 dólares australianos (aproximadamente 2.400 euros) por «nacimiento sin vida» o una baja parental remunerada que asciende hasta los 20.147 dólares (cerca de 11.300 euros). Ambas opciones están disponibles para embarazos interrumpidos a partir de la semana 20, ya sea por aborto provocado o muerte fetal espontánea.

Esta política, impulsada bajo el mandato del primer ministro Anthony Albanese, ha sido duramente criticada por organizaciones provida y sectores cristianos. Para ellos, el nuevo sistema transforma lo que antes era un respaldo económico al nacimiento en una ayuda que puede servir para costear interrupciones voluntarias del embarazo en fases muy avanzadas.

Uno de los casos que más polémica ha generado es el de una mujer que, tras someterse a un aborto tardío, comentó con entusiasmo a una partera que utilizaría el dinero recibido para pagarse unas vacaciones en Bali. El testimonio ha reavivado el debate sobre el uso y la finalidad real de estas prestaciones.

La jurista y activista provida Joanna Howe ha alzado la voz contra este modelo, al que acusa de «subvencionar el infanticidio intrauterino». Según explica, en muchos de estos procedimientos se utiliza una inyección letal de digoxina o cloruro de potasio para provocar la muerte del feto, seguida de una inducción al parto. «Es el acto intencionado de provocar la muerte de un bebé sano en etapa muy avanzada y luego alumbrarlo sin vida», denuncia.

Howe también pone el foco en un dato alarmante: en Australia Meridional, donde esta legislación ya se aplica, el 80% de los abortos practicados después de las 20 semanas se realiza a fetos sin malformaciones ni patologías. A su juicio, el Estado ha pasado de promover la vida familiar a facilitar el aborto como alternativa social, incluso más rentable para algunas beneficiarias.

Desde el centro Pregnancy Advisory Centre, dependiente del Gobierno del Sur de Australia, se ha publicado una guía oficial para tramitar este tipo de ayudas. El documento incluye instrucciones sobre cómo completar el formulario necesario, que debe ser validado por el médico responsable del aborto y entregado a Centrelink —el organismo de servicios sociales— en un plazo no superior a 52 semanas desde el procedimiento.

El texto advierte que el lenguaje empleado puede resultar sensible o perturbador, dado el contenido emocional del proceso. Se solicitan detalles como la fecha de la intervención, la firma médica y la confirmación expresa de ciertos criterios

https://gaceta.es/mundo/australia-ofrece-hasta-20-000-dolares-por-abortar-bebes-de-mas-de-20-semanas-es-un-acto-deliberado-de-matar-a-una-persona-sana-20250724-1152/

Sociedad

 Aunque es uno de los temas de los que escribo, la verdad es que yo soy muy poco sociable. Me cuesta relacionarme incluso con mis compañeros...