Expresión que quiere decir que a veces es mejor callarse que meter la pata. Esto es muy adecuado para las disputas en familia, donde si te descuidas acabas siendo el culpable al tratar de calmar los ánimos.
Sin embargo, como siempre digo, hay ocasiones en que no está bien callarse, aunque eso signifique acabar en la diana, ser el blanco de las críticas o incluso enfrentarte a una posible demanda.
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