Diario conservador de la actualidad

El que escandalice a uno de estos pequeños que creen, más le valdría que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar. Si tu ojo derecho te induce a pecar, sácatelo y tíralo. Más te vale perder un miembro que ser echado entero en la “gehenna”. Si tu mano derecha te induce a pecar, córtatela y tírala, porque más te vale perder un miembro que ir a parar entero a la “gehenna”.

domingo, 14 de julio de 2024

Entender los tiempos, por Itxu Díaz

La publicidad de los 90, las estrategias empresariales de los 90, e incluso los neologismos que empleaban los snobs en los 90, ya no sirven, e incluso parecerían ridículos hoy. Nadie lo duda. Sin embargo, hay todavía un amplio grupo de políticos empeñado en repetir estrategias, actitudes y hasta discursos de 1992, nostalgia del año de la Expo. Tengo para mí que el éxito o fracaso político de Alberto Núñez Feijóo va a depender de esta cuestión: deshacerse cuanto antes de los boomers nostálgicos de la política felipista, y levantar la vista sobre el mundo que le rodea para comprender qué cosas preocupan a una inmensa mayoría de votantes hoy.


En las últimas elecciones europeas, la nueva derecha creció en toda Europa, con resultados asombrosos en lugares como Francia, Austria, Bélgica o Alemania. Un estudio detallado de las razones por las que en estos lugares ascienden opciones alternativas al centro-derecha tradicional, o a la derecha democristiana cansina, sería muy útil para el PP, porque las circunstancias que han provocado ese vuelco en muchos lugares de Europa pronto se darán aquí.


El centroderecha europeo es europeo pero no es centroderecha. Ursula von der Leyen, Angela Merkel, y por supuesto Emmanuel Macron, no solo no tienen nada de derecha, sino no que tampoco tienen nada de centro, a menos que consideres que hablar en voz baja y no insultar demasiado al adversario es centrismo. Por lo demás, no ha habido nada más radical que Von der Leyen en política ecologista de extrema izquierda, nada más progresista y ruinoso que la política de inmigración que Merkel, y nada más socialista y déspota que Macron, quien, por otra parte, antes de presumir de centrista, militaba con entusiasmo en el Partido Socialista francés.


La traición de la derecha a sus votantes, de la que habla Federico en El retorno de la derecha, no es un fenómeno exclusivo de España, sino genuinamente europeo —aunque sea por razones diferentes a las nuestras—, y con epicentro en los democristianos alemanes, probablemente la mayor estafa política de la historia moderna. Estas derechas centristas europeas se han aprovechado durante años de la inexistencia de alternativas reales dentro del conservadurismo liberal; hasta que han aparecido nuevos partidos. Con el voto de millones de conservadores cautivos, abusaron de su posición para pervertir los valores tradicionales de la derecha, avergonzándose a menudo de ellos, y abrazando con entusiasmo todas aquellas tonterías progresistas, al menos aquellas que no eran abiertamente criminales.


sí, han pretendido ser los más ambientalistas, lo más pro inmigración, los más pro europeístas, los más woke, pasando por alto lo que las grandes corporaciones americanas, que llevan la delantera en esto, están empezando a entender: go woke go broke.


El PP ha tenido varios líderes bastante más audaces que la mayoría de los democristianos europeos, y confío en que Feijóo ingrese en esa reducida élite que aún puede salvar el centro-derecha en Europa. Se trata, en fin, de entender los tiempos, de saber leerlos. Por supuesto, la economía es importante, pero no es lo único importante. La famosa batalla cultural es importante, pero no es lo más importante. Y otras ocupaciones habituales del PP, como la lucha contra la corrupción, por ejemplo, es esencial, y es un deber moral, pero sabiendo antes que resulta irrelevante en las urnas, como llevamos comprobando desde el felipismo.


Lo que la tendencia europea sugiere es que las preocupaciones de la gente común están lejísimos de los debates habituales de Bruselas. A la mayoría de ciudadanos le molesta que el Gobierno les reste libertades –las restricciones lisérgicas e improvisadas de la pandemia—, que le haga la vida más difícil –los tapones de las botellas—, o que ponga en riesgo su vida –la insistente negación de la correlación entre inmigración ilegal e inseguridad—. Una creciente masa de votantes está hasta las narices de pagar la cuenta de los lunáticos salvadores del planeta, gastando un dineral en coches eléctricos o pagando multas millonarias por circular por el centro de su ciudad, mientras que los países realmente contaminantes se ríen de los pactos verdes europeos. La mayoría de la gente está orgullosa de su patria y recela del globalismo, y las tonterías de Antonio Guterres, o las cenas VIP del Club de Davos, le producen sarampión.


Feijóo, en fin, debería comprender y analizar estos cambios sociales y actuar en consecuencia. Insistir en el error, seguir respaldando a ciegas a enloquecidos ambientalistas o a las mafias migratorias, como han hecho sus colegas europeos, le traerá la misma suerte que a ellos más pronto que tarde. Pero la diferencia entre Macron y Feijóo, por ejemplo, es que el de Os Peares es menos soberbio y más inteligente. Eso, y que nunca se casaría con su profesora de teatro.


 https://www.libertaddigital.com/opinion/2024-07-05/itxu-diaz-entender-los-tiempos-7144726/

5 comentarios:

  1. jajaja, me encantó el final! Pero Macrón y su profesora parece que la llevan bastante bien, a no ser que uno no se entere de los entramados hogareños, en fin, mejor humor que realidad a veces, un abrazo Susana!

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    1. En todo caso, fue pederastia. Un beso

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    2. Ignoraba que él hubiera sido tan chico, creí que se conocieron siendo ya mayor de edad. Pido disculpas si me causó gracia.

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  2. Hola Susana!. He venido a leerte. Corresponde. Tu tienes la diferencia de hacerlo.
    Permíteme no opinar por ser éste un tema que no se debe reducir a una mirada y menos hacerlo no siendo europea.
    Te dejo un cordial saludo.
    Muy buena semana!!

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  3. Gracias por tu visita. Buena semana. Un beso

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