La vicepresidenta comunista del Gobierno y Ministra de los Trabajadores Fijos Discontinuos Intermitentes, Alternos, Entrecortados, Jodidos y Esporádicos, ha estado en Santiago de Compostela. Preciosa catedral, inigualables restaurantes, peligrosos albariños. Durante siglos, el viejo y bellísimo Hostal Parador de los Reyes Católicos ha sido escenario de todo tipo de actos, huéspedes, y discursos, incluidos los más delirantes, si bien sus nobles piedras pueden jactarse también de haber logrado evitar a algunos huéspedes especialmente locuaces, como aquel día en que lograron driblar la siempre temida perorata de Fidel Castro, que en su visita a Galicia de 1992 quiso alojarse allí y no pudo, porque los trabajadores del hotel –justicia poética— estaban de huelga.
Así, había esperanza en que las meigas del Parador lograran librarnos de la intervención de la de Sumar en tan ilustre edificio, pero de esa vana esperanza se pasó a la resignación, primero, y al estupor, tan pronto como la muchacha inició su alocución en un lenguaje incomprensible para todos los presentes que a algunos célebres exorcistas vaticanos les hace ya sospechar de un posible caso de posesión diabólica-ecosostenible, porque no había en todo Santiago pinganillo alguno que lograra traducirla al cristiano.
Según La Moncloa, la cita, convocada bajo un manido "El futuro del trabajo y el diálogo social", que es el típico título que lo escuchas, cierras los ojos, y se te aparece Cándido Méndez con 30 años y en blanco y negro, reunía a un centenar de especímenes clasificados entre "autoridades europeas" (Perezoso Moteado, Folivora maculosus), "interlocutores sociales del continente" (Zampagambas Común, latro domesticus), directivos de "organizaciones internacionales" (Chupasoros Ensobrado, Cimex lectularius) y "expertos" (Cerebro Transparente de Semillas, Ferdinandus Simonis).
Allí, tragando muchísima saliva en lugares donde no correspondía signos de puntuación, y entre frases a las que fue necesario practicarles la autopsia en el lugar del crimen, Yolanda pidió una Unión Europea que sea "modelo de derechos feministas y laborales" y que impulse un "nuevo paradigma de justicia social y de género", sea lo que sea eso. Para entonces el respetable ya había comenzado a cabecear, mientras alguno de los presentes, como dicen los jóvenes ahora, literalmente flipando ante las solicitudes random de la vice, preguntaba si se encontraba en la sala el camello al que atribuirle semejante discurso alucinógeno.
Pero el gran hallazgo de Yolanda, el que causó no pocas lesiones cerebrales en los presentes, varios desvanecimientos, y multitud de consultas urgentes a la Wikipedia, fue lo de sus "jóvenes climáticos", extrañísimo término de un inexistente colectivo que se acuñó en 2016 dentro de la organización Y2Y del Banco Mundial, una de esas instituciones que perdió el poco prestigio que le quedaba hace diez años, cuando se destaparon una sucesión de escándalos y corruptelas, sin contar la connivencia con las grandes dictaduras comunistas. A Yolanda le sonaba de algo, y lo soltó sin siquiera encomendarse al Apóstol Santiago. La prueba de que el término fracasó es que nadie lo había vuelto a utilizar.
Ya metida en materia lisérgica, se vino arriba, quizá el clásico golpe eufórico post-albariño, vino muy traidor en ayunas, y exigió a las empresas que se afanen en conseguir "transparencia algorítmica", que imagino que es un diagrama de flujo vestido con lencería de sex-shop, momento en el cual todo Santiago de Compostela y parte de los municipios aledaños estalló en una colosal carcajada perfectamente audible en la Estación Espacial Internacional, quizá porque no sabían que aún quedaba la traca final de su intervención: "el diálogo social es la llave para asegurar que la planificación ecológica pone la justicia social en el centro" a lo que los presentes, ya puestos en pie, corbata en la frente, cinturones al suelo, y chaquetas volando por el cielo del hostal, respondieron al unísono tras "en el centro": "¡y pa dentro!".
Mi agradecimiento más sincero a la de Fene por este maravilloso y brillantísimo homenaje al inolvidable Hunter S. Thompson, una intervención que pasará a la historia de los sucesos paranormales que desde tiempo inmemorial se vienen produciendo de tarde en tarde en el magno Hostal de los Reyes Católicos de Santiago de Compostela.
https://www.libertaddigital.com/opinion/2023-09-23/itxu-diaz-el-viaje-de-yolanda-en-santiago-7051841/
Acá tenemos a uno que se está yendo, (ojo que va para allá!) que copia y pega con esta señora, un abrazo Susana, muy divertido el artículo!
ResponderEliminarYolanda no tiene desperdicio. Un beso
EliminarUna delicia, Susana, tenías razón, valía la pena.
ResponderEliminarFeliz noche