Diario conservador de la actualidad

El que escandalice a uno de estos pequeños que creen, más le valdría que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar. Si tu ojo derecho te induce a pecar, sácatelo y tíralo. Más te vale perder un miembro que ser echado entero en la “gehenna”. Si tu mano derecha te induce a pecar, córtatela y tírala, porque más te vale perder un miembro que ir a parar entero a la “gehenna”.

martes, 26 de septiembre de 2023

No es periodismo, Évole, por Eduardo Inda

El fin de los asesinatos de ETA fue una extraordinaria noticia en sí pero nunca se nos ha explicado bien qué pasó, cómo fue, qué se les entregó a cambio para que abandonasen el tiro en la nuca, los coches-bomba, los secuestros, las extorsiones y las palizas. Bueno, las palizas, no, a día de hoy te puede caer una ensalada de palos si circulas con una bandera de España por cualquier localidad del País Vasco o Navarra o si te reconocen como constitucionalista. Sé de qué hablo porque le ocurrió a un servidor en Alsasua con motivo de la entrevista que hice a Pablo Casado en el barucho Koxka en el que propinaron una paliza a dos guardias civiles.

En honor a la verdad tampoco es imprescindible ser un lince para colegir que el fin de los tiros y las bombas respondió a un do ut des de manual: vosotros, ETA, dejáis de matar y a cambio, yo, José Luis Rodríguez Zapatero, os legalizo, os blanqueo y os voy excarcelando como quien no quiere la cosa. Esto último es lo que aconteció con el Tribunal Constitucional digitado por Zapatero otorgando el nihil obstat a la legalización de esa Sortu que era y es lo mismo que Batasuna y Bildu, que eran y son lo mismo que ETA. Los mismos txakurras con distintos collares. Unos mataban y otros relativizaban los asesinatos en las instituciones sufragadas con nuestros impuestos.

Más tarde llegaron las excarcelaciones y ahora los acercamientos de las peores bestias de la banda como Henri Parot, con ocho decenas de víctimas mortales a sus espaldas, o ese más que presunto votante de Pedro Sánchez que es Txapote, el malnacido que secuestró y asesinó a cañón tocante a nuestro santo laico, Miguel Ángel Blanco, a Fernando Múgica y a Goyo Ordóñez, entre otros. Saldrán del hotel rejas más pronto que tarde. Tiempo al tiempo. Lo verán nuestros ojos con una mezcla de rabia e impotencia pero sin una pizca de inocencia. El mérito de esta aberración tiene incuestionables nombres y apellidos: José Luis Rodríguez Zapatero y Pedro Sánchez.

Unos mataban y otros relativizaban los asesinatos en las instituciones sufragadas con nuestros impuestos

Pero como meter en la vida pública a los asesinos materiales o intelectuales de 856 conciudadanos como si nada hubiera pasado cantaba un huevo, se pusieron manos a la obra a una lenta pero incansable campaña de blanqueamiento de ETA que llega a nuestros días con la indigna colaboración de los medios de comunicación de izquierda, extrema izquierda y algunos que se autoadscriben al centroderecha. Por una lado está la hoja de ruta política y por otro la mediática: la segunda limpia el reguero de basura ética, legal y moral que deja a su paso la primera.

Compendio de cuanto afirmo es esa felpudesca entrevista de Jordi Évole al histórico número 1 de la organización criminal, José Antonio Urrutikoetxea, alias Josu Ternera, en NetflixLa plataforma de pago debería haber antepuesto el respeto a los cientos de miles de víctimas de ETA —muertos, heridos, secuestrados, extorsionados y exiliados—, y a los españoles de bien en general, a los descomunales ingresos que generará el morbo de contemplar en acción al hijo de perra responsable de atrocidades como la de esa casa cuartel de Zaragoza de 1987 en la que segó la vida de 11 personas, cinco de ellas niñas. 

Los que mantenemos indeleble en nuestra memoria la imagen de los cinco ataúdes blancos tras el bombazo de Zaragoza ni perdonamos a Josu Ternera ni olvidaremos jamás la indignidad perpetrada por el propagandista de extrema izquierda Jordi Évole. La libertad de expresión es cuasiinfinita pero, como tal, finita. No vale todo. Un malnacido que jamás ha purgado en España sus centenares de crímenes se merece nuestro desprecio, no una charla tan mínimamente crítica o distendida como la que se podría llevar a cabo con Valentí Fuster, el padre Ángel, José Andrés, Rafa Nadal, María Blasco, Penélope Cruz o Juan Luis Arsuaga. 

Un malnacido que jamás ha purgado en España sus centenares de crímenes se merece nuestro desprecio

A mí no me podrá acusar el nuevo amigo del asesino de las cinco criaturas de Zaragoza de no saber de qué hablo porque no he visto pero he oído desde el minuto 1 hasta el 90 esta aberración en forma de tête-à-tête. Y constituye una retahíla de indignas equidistancias entre un asesino en serie y sus víctimas. El colmo de la maldad del charnego indepe de Cornellá lo representa su negativa a llamar «asesino» a su asesino entrevistado. «¿Asesino? No nos corresponde entrar en esas calificaciones», apostilló el periodista en rueda de prensa. Lo califica sencillamente de «militante fanático». 

El atentado de la casa cuartel de Zaragoza, con 11 fallecidos, y el de Hipercor en Barcelona, con 21, deben resultar para Jordi Évole pecadillos fanáticos. Me provoca vómitos escucharlo y más tener que reproducirlo. Especialmente cuando roza el elogio con el capo di tutti capi de ETA: «Es un militante que pone a la organización por encima de todo». El productor de esta entrevista que ningún español decente debería visionar se queda con la cínica condena del asesinato de Miguel Ángel Blanco. Y haciendo las veces de manager de Josu Ternera se permite el lujo de darnos lecciones de deontología periodística: «Ése debería ser el titular».

«¿Asesino? No nos corresponde entrar en esas calificaciones», apostilló el periodista Évole en rueda de prensa

Que Josu Ternera es uno de los grandes representantes del Diablo en la tierra ya lo sabíamos. El sanguinario etarra no se esconde, defiende sus asesinatos o los relativiza al más puro estilo de los jerarcas del nazismo y, consecuentemente, no muestra arrepentimiento ni efectúa el más mínimo acto de contrición. Es despreciable pero no un fariseo. Es malo y lo reconoce. Sus palabras, como era de esperar, son una sucesión de ignominias. Para muestra, un botón: compara los 532 días que pasó bajo tierra José Antonio Ortega Lara con las condenas de prisión de sus correligionarios tras juicios con todas las garantías legales. Ahí va otro: «Los guardias civiles que murieron en atentados de ETA ya sabían su función, ¿no decían todo por la patria?». Vileza nivel Dios, casi tanta como hacer de altavoz de ella. 

Évole puede entrevistar a quien le dé la gana, faltaría más, pero no debe hacerlo a quien se ríe de sus víctimas, a quien jamás ha pedido perdón, a quien banaliza sus atrocidades al más puro estilo Eichmann. Ningún periodista serio y decente se atrevió jamás a facilitar una apología de las cámaras de gas a este indeseable, a Rudolf Hess, a Klaus Barbie, a León Degrelle —el ídolo de Jorge Verstrynge— o, si hubiera tenido posibilidad, al mismísimo Josef Mengele. A los demás apóstoles de Adolf Hitler fue imposible porque, a Dios gracias, fueron ahorcados en el gimnasio del Palacio de Justicia de Núremberg. 

A este respecto no está de más recordar que el Tribunal Constitucional condenó a Degrelle por negar la existencia del Holocausto en una entrevista en la desaparecida revista Tiempo. Los magistrados recordaron que el derecho a la libertad de expresión tiene también su perímetro: permite incluso la mentira o la distorsión de los hechos históricos pero no «los agravios a la dignidad de los afectados». En una democracia de calidad la Fiscalía ya estaría empurando a Josu Ternera por su sinfín de vilezas y la sociedad civil habría puesto la cruz a Évole hace tiempo, concretamente, desde que hizo manitas en directo con otro ex número 1 de ETA, Arnaldo Otegi.

En una democracia de calidad la Fiscalía ya estaría empurando a Josu Ternera por su sucesión de vilezas

En países con un alto sentido de la dignidad, caso de Francia o Alemania, está directamente prohibida la apología del nazismo y los partidos de esta ideología. Y desde luego se persigue sin piedad a quienes trivializan la Shoah o los gulags soviéticos. Aquí Josu Ternera se mofa de las personas que cayeron víctimas de sus órdenes y no pasa nada porque hay que seguir blanqueando a una ETA que, además, ahora es socia preferente del presidente del Gobierno. Concluyo con dos pertinentes preguntas al entrevistador-blanqueador: ¿Harías lo mismo, Jordi Évole, si una de las víctimas mortales de la casa cuartel de Zaragoza fuera tu hijo? ¿Te imaginas cómo se deben sentir los padres —los que sobrevivieron—, los hermanos, los tíos o los primos de esas cinco niñas cuya vida fue arrasada por tu despreciable nuevo amigo? Como tu vesania no tiene límites, imagino que pronto harás un completo a Txapote y a Henri Parot. Pero nunca conseguirás que parezcan hermanitas de la caridad o San Francisco de Asís. Te lo impedirá nuestra memoria histórica.

In memoriam: 

—Silvia Pino Fernández.

—Silvia Ballarín Gay.

—Rocío Capilla Franco.

—Miriam Barrera Alcaraz.

—Esther Barrera Alcaraz.

(Las niñas del cuartel de Zaragoza)

https://okdiario.com/opinion/no-periodismo-evole-infamia-victimas-11613477

 

4 comentarios:

  1. Difícil opinar sin que se organice una gran bola, Susana, pero el trabajo de Évole, como mínimo, traspasa la línea roja.
    Abrazo de martes.

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 Todo lo que he hecho en la vida me ha costado bastante. Desde estudiar a tener hijos o escribir en Internet. Nunca me propuse grandes cosas...