El
cinturón del gran Madrid cuenta con varias ciudades con más población
que muchas capitales de provincia. Una de ellas es Parla, que ya suma
131.000 vecinos y ofrece una pirámide demográfica digna de envidia (el
25 % de la población tiene menos de 20 años). Allí acaba de perpetrarse
un ejemplo más del entusiasmo con que nuestra izquierda intenta
construir un país perfectamente tontolaba.
Las
Escuelas Lope de Vega de Parla, que llevaban el nombre del formidable
dramaturgo del Siglo de Oro desde 1928, han pasado a denominarse ahora
como Centro Cultural Almudena Grandes, por decisión del alcalde
socialista de la ciudad. ¡Quítate, Lope, que viene Almudena! La medida
supone algo así como retirarle el nombre de una calle a Marlon Brando
para dárselo a Pilar Bardem, que en paz descanse. O como equiparar a
Groucho Marx con Paz Padilla.
Almudena
Grandes era una novelista de mucho brío y oficio, que sin duda sabía
montar una historia. También era una articulista que hacía una defensa
tan desabrida de su ideario izquierdista que con frecuencia incurría en
la ofensa hacia quienes no pensaban como ella. Desde luego no era una
figura que suscitase el consenso apreciativo de los madrileños
(comunidad y capital donde sistemáticamente gobierna la derecha).
Tampoco sus cualidades literarias, que existen, resultan tan
sobresalientes como para dar su nombre a relevantes estaciones de
ferrocarril y edificios públicos.
Félix Lope
de Vega y Carpio se murió el 27 de agosto de 1635, a las cinco y cuarto
de la tarde y después de haber comulgado. El aprecio popular por su
figura, que compartían la plebe y las élites, era tal que las honras
fúnebres duraron nueve días y las calles de Madrid se atestaron de
público al paso del cortejo. Lope había sido una figura pintoresca: niño
prodigio, el «Fénix de los Ingenios», de una fecundidad literaria
inhumana; el mujeriego de los mil lances galantes, el soldado que
incluso participó en la Gran Armada, el literato que conoció la cárcel y
el destierro; el sacerdote que abrazó los hábitos a los 52, pero nunca
venció su pulsión lujuriosa; el trabajador infatigable que se decía que
era capaz de completar una comedia en solo 24 horas). Lope fue un ídolo
en vida, un renovador de la dramaturgia, un competente poeta y, en
cierto modo, el primer escritor profesional español. Lope es, en
resumen, un clásico. Pasados 387 años de su muerte se le sigue
representando y leyendo.
Hablemos en serio un instante: ¿alguien se cree que dentro de 387 años merecerán un recuerdo las obras de la autora de Las edades de Lulú?
Claro que no. Entonces, ¿por qué se retira el nombre del inmortal Lope a
un edificio público de su tierra madrileña para dárselo a una novelista
de la esforzada clase media literaria?
Pues
porque Lope representa el brillo de lo mejor de la historia de España,
porque es parte de nuestro gran legado, porque no sirve como símbolo
para una izquierda que se avergüenza de su propio país, que se deja
mangonear por los separatistas, que no valora la cultura y el idioma
españoles. Una izquierda que ha abrazado como sus dogmas el revanchismo
guerracivilista, el rencor envidioso hacia los que prosperan y unas
nuevas seudo religiones laicas, como el cambio climático, la fascinación
con la homosexualidad y una visión histérica del feminismo (que por
cierto molesta a muchísimas feministas). Y todo lo que no se atenga a
ese catecismo sectario, pues ya saben: es franquismo, o «caspa», o
«fascismo». Incluidos Lope, Góngora, Cervantes y Quevedo, nuestros
genios del Siglo de Oro, que como es sabido no les llegan ni al tacón a
Almudena, Boris Izaguirre, Millás y Pilar Rahola.
https://www.eldebate.com/opinion/20221206/quitate-lope-viene-almudena_77849.html
Lo que pude observar de las personas con ideas de izquierda es que no se puede debatirlas con ellos, son cerrados en su discurso, mi hijo del medio es ejemplo, aunque ahora que pasó los cincuenta está más tranquilo, un abrazo Susana!
ResponderEliminarLa ideologí es muy mala. Un beso
EliminarLo interesante hubiese sido poner el nombre de Almudena a un edificio cultural que no tenga ya nombre, claro.
ResponderEliminarSuponiendo que lo merezca. Un beso
EliminarQue se puede esperar de estas personas tan cerradas y obstinadas en destruir lo mejor que tenemos en España...pues se puede esperar lo peor de lo peor, lo que más me preocupa es que no seamos capaces de frenarles y mandarlos bien lejos del país..Besicos
ResponderEliminarLope es eterno y a esta escritora la olvidaremos. Un beso
EliminarMira, no puedo con esas cosas. No dudo que la tal señora Almudena Grandes fuera una buena escritora. que por otra parte no la hemos conocido hasta que ha muerto...
ResponderEliminarNo sigo. Un beso.
Era una escritora erótica. Un beso
ResponderEliminarNo me gusta su talante...
ResponderEliminarUn beso.
Ha dicho barbaridades sobre la guerra civil. Un beso
EliminarNunca leí nada de Almudena Grandes, aunque mentiría si dijera no haber visto alguna película de una obra suya, con "Las edades de Lulu" ya tuve bastante.
ResponderEliminarEl socialismo tiene la obsesión de cambiar los nombres de calles, plazas. colegios y otros edificios públicos, incluso quitando el nombre a personajes ilustres como el que comentas.
Un abrazo.
Yo creo que son ganas de fastidiar. Un beso
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