La victoria de Donald Trump, con la inestimable colaboración de un presidente zombi y del peor candidato que pudo presentar el Partido Demócrata, y la ola de victorias conservadoras en Europa, con el voto joven haciendo gala del más descarado anti-Wokeísmo, parecen ser el beso de la muerte a una izquierda que vendió su alma al diablo despierto sin pensar que esa victoria imaginaria acabaría diluyéndose ante la tozuda realidad, de la naturaleza y del sentido común.
Al fin y al cabo, en el día a día, la principal preocupación de la gente no es salvar el planeta, ni amputarse los testículos ni pagar impuestos para que otros lo hagan, ni ensuciar el lenguaje con pronombres idiotas, ni enfrentar a mujeres contra hombres, ni restablecer las leyes bárbaras del indigenismo. La mayoría de la gente sólo quiere vivir mejor, pagar menos impuestos y ser razonablemente libres de elegir lo que quieran hacer con su vida.
https://spectator.org/the-year-the-woke-stupidity-bubble-burst/
Pero, desgraciadamente, el movimiento woke tiene su agenda y no significa que no vuelva, se reinventará e insistirá en su absurdo.
ResponderEliminarUn saludo.
Se nota que entiendes del tema. Un beso
EliminarEl problema es que la gente grande ya está desilusionada de la política y no va a votar, los jóvenes se entusiasman con la novedad de los espejitos de colores, un abrazo Susana!
ResponderEliminarEs cierto. Tienen que votar todos. Un beso
EliminarOjalá así sea, mi muy querida Susana.
ResponderEliminarAbrazos bien grandes.
Dios lo quiera. Un beso
EliminarDa que pensar. Te mando un beso.
ResponderEliminarHay mucho fondo. Un beso
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