Josefina* fue una de entre los 2.000 heridos en la cadena de atentados del 11 de marzo de 2004. Sobrevivió, pero las heridas le dejaron graves secuelas que arrastrará de por vida. La explosión no fue más que el punto de partida de una tragedia silenciosa, que se vive entre las cuatro paredes de su casa; la que comparte con su pareja y un menor a su cargo. Un hogar en el que llegar a fin de mes se ha convertido en una heroicidad. Las secuelas le han impedido volver a trabajar y, desde entonces, resulta complicado encajar las cuentas. Ya sea para pagar las facturas o para comprar comida con la que llenar el plato a diario.
Es quizá una de las heridas menos visibles del terrorismo, que en España ha sido protagonista desde hace más de medio siglo. Primero, con ETA como indiscutible protagonista. Después con los golpes asestados por células yihadistas. Tras de sí han dejado un largo historial de sangre, con más de mil asesinatos, además de secuestros, extorsiones y heridos.
El libro Heridos y olvidados, de los investigadores María Jiménez y Javier Marrodán, cifra en 4.800 el número de personas que han sufrido lesiones a consecuencia de los atentados en España. Algunos de ellos pudieron recuperarse de las mismas -al menos, en el plano físico-; otros muchos aún lastran las secuelas de los zarpazos terroristas.
El proceso de control
“El proceso de entrega de estas tarjetas es muy riguroso”, afirma Sara García, la gerente de la AVT. Las víctimas presentan la documentación que acredita su situación de vulnerabilidad. Reciben, además, una valoración y asistencia de un trabajador social, que igualmente certifica las dificultades para acceder a un trabajo digno o a una fuente de ingresos estable. La junta directiva de la asociación estudia toda esa documentación para aprobar la ayuda de la ‘tarjeta-alimentación’.
Todo el proceso está sometido a una auditoría exhaustiva. Por un lado, la AVT presenta informes ante sus empresas asociadas y ante la Administración, donde detalla las razones por las que se han adjudicado las ayudas a las víctimas. Y, por otro, estas envían a la asociación los justificantes de las compras para acreditar el fin al que han destinado los fondos.
La AVT, además, concede ayudas destinadas a pagar algunas de las necesidades más apremiantes de las víctimas: facturas de electricidad o agua, entre otros gastos corrientes. Este programa, unido al de las tarjetas de alimentación, está destinado a los casos más vulnerables. “Es gente que no tiene o que no llega -incide Sara García-. Se trata de ayudas temporales, hasta que esas personas consiguen salir de esa situación de vulnerabilidad”.
Acompañamiento a las víctimas
El objetivo del departamento psicosocial de la AVT es acompañar a las víctimas en las diferentes facetas de su vida. Más allá de estos casos de vulnerabilidad extrema, también hay personas que requieren de apoyo psicológico o de asesoramiento técnico. En algunos casos para lograr pensiones de invalidez; en otros, para acceder a las ayudas que la Administración destina a las víctimas del terrorismo.
La asociación, igualmente, cuenta con convenios de colaboración con empresas del sector privado para facilitar la reincorporación al mundo laboral de las personas que arrastran las secuelas -visibles o invisibles- del atentado. También con un programa de acompañamiento, con personal específicamente formado para atender las circunstancias de una víctima.
El último año la AVT concedió 164 ayudas a gente en situación de vulnerabilidad económica. Personas a las que, como Josefina, el atentado arrastró a una situación de urgencia inmediata. Son las colas del hambre de las víctimas; quizá la secuela menos visible del terrorismo.
*El nombre de Josefina es ficticio para salvaguardar la verdadera identidad de la víctima protagonista del artículo.
https://www.vozpopuli.com/espana/colas-hambre-victimas-terrorismo.html
Por lo que se ve la asociación tiene una forma exhaustiva para llegar a quienes verdaderamente lo necesitan, un abrazo Susana!
ResponderEliminarYa ha habido gente que ha fingido ser víctima. Un beso
EliminarEs indignante la falta de preocupación de los gobiernos y especialmente de este, sobre el estado de las víctimas del terrorismo casi lo mismo que sucede con las ayudas "a la dependencia", es decir, ayuda ninguna, abandono y hasta choteo.
ResponderEliminarLa AVT, como no forma parte de la izquierda masoquista de este país que aún llamamos Spain en los concursos de Eurovisión, es vilipendiada y, como no, si para ellos son tan solo un grupo de fachas.
Nada que hacer, Susana, en este país si no eres de izquierdas y cuanto más a la izquierda mejor, eres un facha.
La estupidez humana no tiene límite y la de unos, mucho más que de otros.
A su pesar, tengamos un feliz viernes, Susana.
Este gobierno sólo da ayudas a los amigos que les votan. Un beso
EliminarQue triste situación la de estas víctimas de terrorismo que veo las ayudas no les sirve para colmar todas sus necesidades lo cual es también muy penoso.Besicos
ResponderEliminarSiempre pensamos en los muertos y no en los heridos. Un beso
EliminarLa asociación, en la hay también muchas víctimas, funciona, entienden a cada uno, saben por lo que han pasado y alguien tiene que darles la mano. Es una labor de la que se habla poco, tampoco se habla de las víctimas, parece que molestan. Un abrazo
ResponderEliminarQuieren borrar el pasado. Un beso
EliminarA todas las víctimas dicen que no llegan las ayudas. Nunca faltan las personas sin escrúpulos que se las apañan para conseguirlas fraudulentamente, si las inspecciones funcionaran debidamente, otro gallo nos cantaría. Eso extensivo a un montón de cosas más muy importantes.
ResponderEliminarBesos.
Los temas importantes no importan. Un beso
EliminarExcelente y noble la tarea de la organización para ayudar a aquellas victimas del desalmado e inclemente terrorismo.
ResponderEliminarTe dejo un gran abrazo, querida Susana.
Y lo hacen sin intereses. Un beso
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