Viendo el resultado de las elecciones en EE.UU. he llegado a la conclusión de que les daría igual que les pusieran un chimpancé de presidente, con tal de que les permitan seguir abortando. Esta afición claramente demoniaca se ha adueñado de sus vidas como si fuera lo más normal del mundo. Me pregunto qué pensarían sobre ello los antiguos mongoles o los bárbaros, por citar a dos de los ejércitos más sanguinarios que se recuerdan, pero ellos no hacían abortar a las mujeres.
Que ha pasado para que buena parte de la humanidad piense que es lógico y aconsejable matar a tus propios hijos, es algo que espero que se pregunten nuestros descendientes algún día cuando esta locura haya pasado. Supongo que lo mismo que hace que nos parezca admisible hormonar y mutilar a los niños para que cambien aparentemente de sexo, de hombre a mujer o viceversa. Algo que yo creo que ninguna persona en su sano juicio debería admitir.
Pero a esta situación hemos llegado a través de la agenda del nom. Y otras cosas que ya vamos viendo, como que nos insinúen que tenemos que olvidarnos del coche, comer insectos y por supuesto, no tener hijos, porque resulta que respiran y producen Co2. O que nos digan que no utilicemos ya fertilizantes en los campos, que no pongamos la calefacción o que no viajemos. ¿Qué será lo siguiente, que lavemos la ropa en el río, o no nos lavemos más?
Está claro que no estarán satisfechos hasta que no nos suicidemos todos en masa, gracias a la eutanasia, para evitarnos el sufrimiento de tener que vivir sin familias, sin naciones y sin religión: en un mundo dirigido por una élite, que por supuesto podrá seguir gozando de todos los privilegios que nos niegan. Por suerte yo espero ya no verlo. Y en los países subdesarrollados, atrasados y primitivos tal vez puedan seguir diciendo esta frase: nos ha nacido un niño.
Que podamos seguir haciendo elecciones personales, Susana, más allá de la dirección en que va el mundo, un abrazo!
ResponderEliminarEso es importante. Un beso
EliminarCada niño que nace es una patada en los morros de la antigua serpiente, del Mal en estado puro. Decía Chesterton que la Navidad supone una inmensa alegría, sí, pero también un punto dramático en la antigua pero permanente lucha que el Bien y el Mal sostienen desde que el mundo es mundo pues, desde esa bendita noche, satanás ha recrudecido su inquina sobre el ser humano, cebándose sobre todo con la inocencia en estado puro, esto es, con los niños nacidos y por nacer.
ResponderEliminarDesde el asesinato de niños en el vientre materno hasta una permisividad creciente por bestializar a nuestros hijos a través de unas leyes inicuas que los tratan como carnaza de las pulsiones más bajas. Y lo peor, lo más sangrante e impresentable: una muchedumbre que calla, medio entiende, disculpa y ve como rasgos de progreso todo este cúmulo de canalladas. Definitivamente el sol ya está muy bajo en esta sociedad de locos que nos ha tocado vivir, el ocaso de nuestra civilización hace que las sombras sean cada vez más alargadas y los sonidos de este bosque occidental cada vez más siniestros. Y si todavía hay algunos que no han perdido su humanidad, callan para que los demás zombis no los acusen con el dedo o les retiren su favor, ya sea en persona ya sea en las redes sociales. Pocos se significan, y por lo tanto se convierten en cómplices de esta barbarie.
Saludos cordiales.
Los pocos que lo sabemos tenemos la obligación moral de contarlo. Un beso
EliminarHola Susana, estoy con María Cristina, que podamos tomar nuestras propios decisiones. Yo añadiría además, que tengamos derecho a cortar los hilos que nos hacen marionetas.
ResponderEliminarLa libertad es un bien esencial. Un beso
EliminarNo tardará el día en que paguemos con creces todas las atrocidades que se están cometiendo.Besicos
ResponderEliminarYa hemos empezado a pagar. Un beso
EliminarPaso a desearte un Feliz Año Nuevo, amiga Susana.
ResponderEliminarMil besos.
Muchas gracias. Feliz año. Un beso
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