He leído un libro de Juan Manuel de Prada que lo explica muy bien. Se llama Una enmienda a la totalidad. Así he descubiertos que yo no soy conservadora sino tradicionalista. El problema de los conservadores, como Rajoy, es que tienden a conservarlo todo, también las leyes que ha aprobado la izquierda y con las que se supone que no están de acuerdo. Pero con tal de mantener el orden, prefieren construir sobre todo lo anterior.
En cambio, un tradicionalista quiere rescatar la tradición, es decir el legado de nuestro antepasados, y quedarse con lo mejor de cada época. Eso se nota sobre todo en los pueblos, donde la gente sigue con las recetas y costumbres ancestrales y no se avergüenzan de ello. En cambio en las ciudades siempre tenemos que estar a la última, aunque no sea mejor que lo anterior. La tradición es como la buena música. Reune lo que ha pervivido a lo largo del tiempo porque sin duda era una buena elección.
Hola Susana, pues yo también estaba confundida con eso. Besos :D
ResponderEliminarEs que los conservadores ya no son lo que eran. Un beso
EliminarMe gusta todo lo tradicional.Besicos
ResponderEliminarA mí también. Un beso
EliminarPor estas tierras somos bien tradicionalistas.
ResponderEliminarY a la vez hay una aceptación de la modernidad. Ambas cosas conviven
Ojo humano
Siempre que se acepte lo bueno. Un beso
EliminarEstaría bien poder quedarse con lo mejor de ambas posturas, pero como son excluyentes no va a poder ser. Feliz fin de semana
ResponderEliminarNo deberían serlo. Un beso
EliminarEn todas las épocas, a los que ahora se les considera conservadores, fueron tildados de revolucionarios.
ResponderEliminarRespetar las tradiciones no implica seles fiel a rajatabla.
Un beso.
Yo la de los toros desde luego no la quiero. Un beso
EliminarMe apunto también al grupo tradicionalista, Susana, un abrazo!
ResponderEliminarEs la mejor opción hoy. Un beso
EliminarPuede que Juan Manuel de Prada tenga razón.
ResponderEliminarUn abrazos Susana.
Es un hombre muy inteligente. Un beso
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