El artículo no es mío pero lo suscribo totalmente.
Vivimos
en una sociedad soberbia donde el hombre ha desterrado a Dios para
ocupar su lugar. Ya nada le hemos dejado a la providencia. Ni la vida ni
la muerte. Todo controlado, todo pautado con los demoníacos parámetros
que marca la eficiencia. ¡Maldita palabra de nuestro tiempo!
Y
por ello resulta gracioso que, siendo posiblemente la sociedad más
soberbia que ha pisado la faz de la Tierra, sea la que más veces perdón
ha pedido. No por una cuestión, muy admirable por cierto, de sincero
arrepentimiento, sino por miedo a la turba que ataca y crucifica sin
piedad.
Cada día sale algún político,
artista o periodista pidiendo perdón por no ser lo suficientemente
amigable con el colectivo trans, por no utilizar el lenguaje adecuado
para referirse a elles, o por contribuir a crear estereotipos que
favorecen la racialización de minorías étnicas. Cualquier
tontería inventada por cuatro gatos con algo de dinero y de repercusión
social es suficiente para acojonar al político más valiente, al artista
más transgresor o al periodista más riguroso.
No
importa estar al lado de la ciencia, la historia o la realidad. Frente
al miedo, la mayoría acaba pidiendo perdón. Y ya que está tan de moda
entre los cobardes pedir perdón por miedo, permitidme que me sume, en mi
caso, por miedo a ser cobarde:
Pido perdón por todas las veces que inconscientemente he desdoblado el plural para decir hombres y mujeres, todos y todas.
Pido perdón por todas las veces que no he ido a la puerta de los abortorios a rezar.
Pido perdón por todo lo que he dejado de hacer para combatir la ley trans.
Pido perdón por no dar a conocer suficientemente el terror y el horror que supuso la Segunda República.
Pido perdón por no haber apoyado más y mejor a los monjes benedictinos del Valle de los Caídos.
Pido
perdón por las veces que he comprado el marco mental al lobby LGTBI y
he hablado de familia tradicional en lugar de familia natural.
Y
pido perdón por todas las veces que me he callado por respetos humanos
cuando lo que tenía que haber hecho era hablar para defender la vida, la
familia y la libertad.
Y, por último, pido
perdón si alguna vez he pedido perdón por miedo a un linchamiento.
Quiero que cuando lo haga sea por verdadero arrepentimiento, para
restaurar un mal que haya cometido, y no para complacer a un niño de
cuarenta años caprichoso y ofendidito.
https://www.eldebate.com/opinion/20211229/pido-perdon.html
No es pidiendo perdón como se arregla el mundo, sino haciendo lo que se debe, que cada quien bien lo sabe, un abrazo Susana!
ResponderEliminarPor eso se lamenta de no haberlo hecho. un beso
EliminarHola, Susana!
ResponderEliminarUn gran post. El "perdón" nos libera. Debe ser sincero.
Un fuerte abrazo. 🌷
Y el propósito de enmienda. un beso
EliminarPerdones falsos y sin sentido y si nos ponemos en ese plan tendremos que exigir que se nos pida perdón a las paersonas normalitas que defendemos la ley natutral de la vida, naturaleza y que creemos en Dios pues contínuamente nos están atacando.Besicos
ResponderEliminarEl autor es una de esas personas, pero reconoce haberse callado demasiado. Un beso
EliminarBuen artículo. Personalmente, y al hilo de lo que comenta el articulista, hace tiempo que me arrepentí y pedí perdón por haberme dejado embaucar por toda la patulea que rinde pleitesía al denominado "consenso democrático". Porque un consenso cuerdo sólo puede nacer de una comunidad cuerda y no abducida por un marco mental inducido por unos lobbies de poder que han dejado al personal, esos niños de 40, 50, 60 y hasta de 80 años en un estado mental absolutamente infantil. Pido perdón, pues, por respetar opiniones que son dañinas y destructoras de todo lo bueno y justo que todavía queda en las comunidades humanas. Sí, hace tiempo que no respeto ideas que convierten al ser humano en un títere sin cabeza.
ResponderEliminarSaludos cordiales.
Yo también pido perdón por haberme callado demasiadas veces y por no dar la cara. Aún así me he metido en problemas. un beso
EliminarMuy buen articulo para releer más de una vez.
ResponderEliminarAbrazos.
Hay que leerlo despacio. Un beso
EliminarNo tengo voz pública, pero no tengo que disculparme por ninguna de las cosas que citas porque no las hago, aunque si debería y lo hago pedir perdón a quién puede perdonar de otras muchas cosas. Un abrazo
ResponderEliminarHay pecados por omisión que es de lo que se trata. Un beso
EliminarUna reflexión profunda, pedir perdón está bien, por supuesto, ya que aligera el alma. Comprendo a su autor, y la forma en que lo hace. A veces nos callamos por miedo a herir, otras por no saber demasiado de algún tema, en cualquier caso, si se tiene claro aquello que se quiere expresar, es mejor hacerlo.
ResponderEliminarBesos Susana :)
Has entendido muy bien el espíritu del escrito. Un beso
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