Hace seis meses que murió mi gato Suerte. Era negro y grande, muy fiero con el veterinario, muy dulce con nosotros. Me hacía compañía. Le echo mucho de menos y siempre le querré.
No se puede cambiar un gato por otro gato, ni un perro por otro perro. Cada uno es único. Yo sentía su alma junto a la mío y confío en Dios en que volveremos a vernos, con mis seres queridos y también mis animalitos.
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