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El que escandalice a uno de estos pequeños que creen, más le valdría que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar. Si tu ojo derecho te induce a pecar, sácatelo y tíralo. Más te vale perder un miembro que ser echado entero en la “gehenna”. Si tu mano derecha te induce a pecar, córtatela y tírala, porque más te vale perder un miembro que ir a parar entero a la “gehenna”.

lunes, 8 de diciembre de 2025

Cuando el mundo dió la espalda a los cristianos de Siria, por Manu Torralba

En menos de seis meses se cumplirán diez años del comienzo de la guerra de Siria, donde se cuentan más de 600.000 muertos, unos 5,6 millones de refugiados y más de 6,9 millones de desplazados internos. Desde que estalló el conflicto en marzo de 2011, los cristianos han sido uno de los grupos más perseguidos, viendo cómo su número ha disminuido de forma dramática en un país que llegó a ser hogar de comunidades cristianas de raíces milenarias.

En el sur, la región de Suwayda continúa marcada por enfrentamientos entre distintos grupos étnicos y religiosos. Estos choques, además de provocar numerosas víctimas, han sembrado un clima de inseguridad que afecta de lleno a los cristianos, que históricamente habían convivido allí junto a otras minorías. La guerra ha hecho que la coexistencia pacífica se rompa y que la violencia sea el lenguaje predominante.

Fuentes locales, a través de la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), relatan que la iglesia capuchina de Cristo Rey en Suwayda se ha convertido en un improvisado refugio. Allí sobreviven unas 250 personas —entre 60 y 70 familias procedentes de aldeas cercanas— en condiciones de extrema precariedad. Entre los muros de este templo, que ahora funciona como albergue, se intentan proteger de los bombardeos continuos. La mayoría de los que han buscado acogida son cristianos que perdieron sus hogares.

El complejo religioso tampoco ha escapado de la violencia. Un proyectil impactó recientemente en el monasterio, destruyendo ventanas y dañando los tanques de agua. La comunidad considera un milagro que en aquel momento nadie resultara herido dentro del templo, pues muchas familias se encontraban refugiadas en su interior. Estos episodios son una muestra de la fragilidad con la que vive cada día la población civil en Siria.

No se trata de un hecho aislado. Otras iglesias de distintas confesiones también han sido objetivo de ataques. La parroquia greco-melquita de San Miguel, en Al-Sura, sufrió graves destrozos durante un bombardeo. Estos incidentes han supuesto no solo la pérdida de lugares de culto, sino también la destrucción de espacios que eran puntos de encuentro y de cohesión comunitaria.

El arzobispo siro-católico de Homs, Jacques Mourad, ha denunciado en repetidas ocasiones que la pobreza y la incertidumbre marcan el día a día de los cristianos en Siria. Lo que antes era un país con diversidad cultural y religiosa se ha transformado en un lugar donde muchos buscan salir para encontrar seguridad. Ya no son únicamente jóvenes que huyen para evitar el servicio militar; ahora familias enteras intentan emigrar, pues no desean que sus hijos crezcan bajo la amenaza constante de milicias radicales.

El prelado señala que las sanciones internacionales han golpeado duramente la economía siria. Más de una década de restricciones han dejado a gran parte de la población en la miseria. La mayoría ha perdido su trabajo, los precios se han disparado y resulta casi imposible costear necesidades básicas como calefacción, gas o electricidad. Mourad ha reconocido que todos los días se acerca gente a pedirle ayuda para comprar pan, un gesto que resume la magnitud del drama.

A pesar de este panorama, el arzobispo ha subrayado que existen signos de esperanza. En los últimos meses se ha hablado de un posible levantamiento de algunas sanciones, lo que podría abrir la puerta a la reconstrucción económica. Si esto sucede, sostiene, podrían crearse empleos, restablecerse salarios y ofrecer nuevas oportunidades, reduciendo así la espiral de violencia y venganza que alimenta el conflicto.

Las historias personales reflejan la crudeza de esta situación. Una religiosa portuguesa relató el caso de una madre con una hija discapacitada que, ante la falta de electricidad y combustible, se vio obligada a quemar ropa usada para calentar a la niña. Estos testimonios revelan hasta qué punto la población más vulnerable se enfrenta a un invierno sin recursos básicos.

Desde el inicio del conflicto, la fundación Ayuda a la Iglesia Necesitada ha promovido más de 1.237 proyectos en Siria. Muchos de ellos han estado orientados a cubrir necesidades de primera emergencia, como alimentos, medicinas o calefacción. Otros se han centrado en apoyar a sacerdotes y religiosas que, a pesar de las adversidades, han permanecido al lado del pueblo sirio, sosteniendo tanto el cuerpo como el espíritu de comunidades que luchan por no desaparecer.

La supervivencia del cristianismo en Siria depende hoy de la solidaridad internacional y del esfuerzo de quienes permanecen en el país. La ayuda externa se ha convertido en un pilar imprescindible para mantener la esperanza y para que, en medio de tanta destrucción, siga existiendo la posibilidad de un futuro mejor.

https://www.vozpopuli.com/internacional/cuando-el-mundo-dio-la-espalda-a-los-cristianos-de-siria-diez-anos-de-una-guerra-sin-fin.html 

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