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El que escandalice a uno de estos pequeños que creen, más le valdría que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar. Si tu ojo derecho te induce a pecar, sácatelo y tíralo. Más te vale perder un miembro que ser echado entero en la “gehenna”. Si tu mano derecha te induce a pecar, córtatela y tírala, porque más te vale perder un miembro que ir a parar entero a la “gehenna”.

miércoles, 16 de julio de 2025

Pavor en el hormiguero por Juan Messeschmidt

(,,,) Si a algo se puede comparar la Unión Europea es al Sacro Imperio Romano Germánico, con sus innumerables estados alemanes e italianos, unos diminutos, otros apenas medianos, sometidos a una egoísta oligarquía feudal, mal avenidos, débilmente vinculados por una vaga fidelidad a la figura del emperador e incapaces de articularse como un sujeto histórico coherente y poderoso. Sería interesante, y seguramente revelador y muy útil, que algún historiador competente estudiara a fondo estas sejemanzas.


Por otra parte, el éxito económico ha envanecido a Europa hasta hacerle perder el sentido de la realidad.

La naturaleza no ha favorecido a Europa con generosos recursos energéticos ni con abundancia de metales preciosos ni de materias primas. El auge económico europeo empezó muy lentamente en la baja Edad Media gracias al intercambio comercial con Oriente, teniendo a Bizancio y al Islam como intermediarios. El papel hegemónico de Europa a escala mundial se alcanzó gracias a la conquista de América y al control de rutas comerciales en el Mediterráneo, el Índico, el Pacífico y el Atlántico, un proceso de dominio que llegó a su cumbre en el siglo XIX, con el sometimiento total de África y Asia al poderío colonial europeo. Sin las materias primas llegadas de ultramar y sin los mercados abiertos en otros continentes, la revolución industrial difícilmente hubiera podido tener lugar y llevar a Europa al zénit de su poderío.


Tras la Segunda Guerra Mundial, la tutela estadounidense permitió a una muy debilitada Europa alcanzar una prosperidad económica notable, así como seguir teniendo un acceso privilegiado a los mercados del “tercer mundo”. La descolonización fue en bastantes países más formal que real: un buen ejemplo es el de Francia, que tanto por medio de las finanzas (en buena medida gracias al franco africano) como de la fuerza militar ha seguido controlando la economía y la vida política y social de buena parte de sus antiguas colonias.


Pero con el fin de la Guerra Fría y el advenimiento de la globalización las cosas han entrado en un proceso de cambio profundo, de modo que el “sur global” ha ido ganando terreno y saliendo de la postración postcolonial: la India, el Brasil, Sudáfrica, el Irán, Indonesia, etc. se perfilan como potencias económicas, políticas, tecnológicas y militares cada vez más sólidas. Ello significa que se convierten en temibles competidores de Europa. Pero Europa parece querer ignorarlo. Sobre todo los dirigentes políticos británicos, franceses y alemanes están arrogantemente convencidos de que Europa en general, y sus naciones en particular, siguen siendo grandes potencias mundiales, al menos si a su lado están los Estados Unidos.


Pero desde el final de la Guerra Fría para los Estados Unidos el valor de Europa no ha dejado de disminuir.

No se trata de la mala voluntad de tal o cual presidente norteamericano, es un hecho geopolítico y económico sin más. Por mucho que la mitología política pretenda hacernos creer otra cosa, los Estados Unidos son una gran potencia hegemónica como casi todas las que ha habido a lo largo de la historia: es decir, una nación dura, con unas ambiciones, unas ansias de poder y unos intereses propios que sus gobiernos anteponen a cualquier otra consideración o escrúpulo.


Con un acceso cada vez más difícil a sus antiguas colonias y con una tutela estadounidense en proceso de extinción ¿puede la Unión Europea, sola y precariamente unida, hacerse la ilusión de ser una gran potencia y de estar en condiciones de mantener su prosperidad?


Existió durante mucho tiempo la posibilidad de que este socio fuera Rusia


Si al finalizar la Guerra Fría Europa no quería caer en la irrelevancia ni perder su riqueza, debía, por lo que respecta al interior, lograr su unidad política y social, con todas las consecuencias que ello conlleva; y por lo que respecta al exterior, tenía que hallar un socio que le proporcionara lo que le falta: materias primas, energía, y, a ser posible, protección militar y acceso a grandes mercados extranjeros. Existió durante mucho tiempo la posibilidad de que este socio fuera Rusia, que cumple con estos requisitos y es un país europeo que ha llevado la cultura y la civilización occidentales hasta los últimos confines del Extremo Oriente. Pero la Unión Europea se empeñó en rechazar esta alianza.


Ahora Europa se ha quedado sola: los Estados Unidos le dan la espalda, en el “sur global” no está bien vista, con China está enemistada, con Rusia en pie de guerra. Sería hora de reflexionar, de reconocer los errores cometidos y de corregir el rumbo. En vez de ello Bruselas y los gobiernos europeos se muestran incapaces de asumir una posición verdaderamente unitaria frente al exterior, patalean contra Donald Trump y al mismo tiempo, contradictoriamente, intentan hacerlo volver al redil de la OTAN, mientras adoptan una posición cada vez más hostil hacia Rusia, sin intentar siquiera un gesto que pueda ganarles las simpatías del sur global o aflojar la tensión con China.


Sus medidas para preservar el medio ambiente son caras y mucho más retóricas que eficaces


Europa no tiene una diplomacia unificada. Tampoco unas fuerzas armadas mínimamente coordinables. En la carrera tecnológica se está quedando atrás. Carece de grandes recursos energéticos y de abundantes materias primas. En importantes sectores ha sufrido una fuerte desindustrialización. Su sector agrícola pasa por malos momentos. Tiene una población densa y en acelerado proceso de envejecimiento. Sus medidas para preservar el medio ambiente son caras y mucho más retóricas que eficaces. Tiene serias dificultades con la inmigración. Crecen en continente la corrupción y la delincuencia. Su sistema político pasa por una severa crisis. Los ciudadanos de la Unión Europea están hartos, descontentos, decepcionados y, sobre todo, muy confundidos y asustados. Renunciamos aquí a hablar de lo más hondo, su decadencia cultural, moral, espiritual…


Hace veinte años alguien me dijo que el futuro de Europa era, con suerte, transformarse en una especie de Disneylandia para turistas chinos. Si no cambiamos ya mismo de rumbo, del parque de atracciones europeo no quedará otra cosa que un gigantesco túnel fantasma.

https://www.forumlibertas.com/europa-estados-unidoso-pavor-en-el-hormiguero/

10 comentarios:

  1. Creo que en Europa hay una crisis de identidad. La "multiculturalidad" deseada no satisface a los ciudadanos. La tolerancia se confunde con permisividad y mirar a otro lado. Y basamos la competencia en decir a los demás que no corran tanto que no podemos seguirles. Además falta liderazgo. Y no vamos a cambiar de rumbo.
    Un saludo.

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    1. Son como burros con orejeras mirando hacia adelante. No estudian la situación. Un beso

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  2. No sé si será un consuelo, pero por América pasan cosas similares, sobre todo en lo cultural y moral, un abrazo Susana!

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  3. El mundo esta cada vez peor. Te mando un beso.

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  4. Ya apunto una semejanza: Ambos imperios acosados por el poder de los hijos de Mahoma.

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  5. de europa siempre he valorado su cultura y su interés por la ciencia. de un tiempo a esta parte se ha desarrollado, y muy bien, gracias al turismo, aunque actualmente renieguen de él.

    en cuanto a putin, él encarna al fantasma que los atemoriza, aunque él en estos momentos su único objetivo a cumplir es definir la frontera final con ucrania.

    ¿y ucrania? ucrania es el último patio de juegos -ya vendrán otros- donde los productores de armas prueban sus nuevos juguetes a vender y se enteran de los juguetes que puedan tener otros (sobre todo rusia, el cual parece no querer soltar prenda en este sentido y se dedica a enviar drones hechos en irán, lo que desespera a muchos. estrategia militar le llaman).

    en ucrania toda la periferia aprovechó para deshacerse del obsoleto material militar de la época soviética, el cual inútilmente ocupaba espacio en sus propios países.

    y una vez que se solucione esta "crisis", vendrá otra, y así sucesivamente.

    saludos.

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    1. Creo que tienes razón. Se trata de mantener el armamento al día. Un beso

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