Diario conservador de la actualidad

El que escandalice a uno de estos pequeños que creen, más le valdría que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar. Si tu ojo derecho te induce a pecar, sácatelo y tíralo. Más te vale perder un miembro que ser echado entero en la “gehenna”. Si tu mano derecha te induce a pecar, córtatela y tírala, porque más te vale perder un miembro que ir a parar entero a la “gehenna”.

jueves, 31 de julio de 2025

Nunca llueve a gusto de todos

 Es algo evidente, más en estos tiempos de supuesto cambio climático. Cuando llueve porque llueve demasiado, cuando no porque no llueve suficiente. Cuando hace sol, nos vamos a morir de calor y cuando no, de frío.

El caso es que hay gente empeñada en amargarnos la vida, o más bien en mantenernos en un estado de alerta permanente que a nuestros abuelos les hubiera tenido riendo un buen rato.

El dicho se refiere a cualquier situación similar. A que siempre hay alguien en desacuerdo.

miércoles, 30 de julio de 2025

Una economía fuerte necesita una demografía fuerte, por Itxu Díaz

n a corto plazo, el panorama es claro: hasta que la pandemia golpeó, la economía de la era Trump tuvo un buen desempeño, con bajo desempleo, crecimiento del PIB y un mercado bursátil en auge. Cuando los demócratas cruzaron de nuevo el umbral de la Casa Blanca, las familias estadounidenses comenzaron a perder poder adquisitivo. Sin duda, las políticas de Trump ya están resultando beneficiosas en contraste con la crisis de inflación desencadenada por Biden, mientras que los diversos efectos de las controvertidas guerras arancelarias se harán muy pronto. Pero, una vez más, en esta serie de artículos, nos interesa el largo plazo.

    Tal vez la máxima prioridad económica a largo plazo para una administración conservadora... es lograr una revolución natalista.

Una verdadera política económica conservadora a largo plazo debería considerar tres pilares: la economía, el empleo y la industria, y la demografía. El tercero es quizás el más importante porque, estrictamente hablando, es el que menos depende de la voluntad política del gobierno. Lo que quiero decir es que, por ahora (y rezamos a Dios que se mantenga así), Trump no puede apretar un botón rojo para repoblar a Estados Unidos con bebés fabricados industrialmente.

Revitalizar a la población requiere iniciativas pro-vida y pro-familia, incentivos económicos, una cultura que apoya la maternidad (lo opuesto exactamente a lo que se promueve actualmente en Netflix y otras plataformas despiertas), un robusto mercado laboral y restaurando la seguridad en las calles. Puede sonar tonto, pero nadie quiere criar niños en vecindarios que se asemejen a Vietnam durante la Ofensiva Tet de 1968.

La generación del baby boomer está entrando en la jubilación en masa, sobrecargando los servicios sociales y de salud mucho más que las generaciones anteriores: después de todo, estas personas se divirtieron mucho, y la medicina moderna les permite seguir divirtiéndose por unos años más. En otras palabras, ellos están llegando a la jubilación con sus hígados en ruinas y un profundo deseo de seguir disfrutando de la vida. Por otro lado, la población en edad de trabajar está creciendo mucho más lentamente que las jubilaciones.

Una verdad que los demócratas pro-aborto odian escuchar: no hay manera de sostener una economía de un país si no tienes gente disponible para trabajar. Las tasas de natalidad están cayendo, lo que no hará más que empeorar la situación. Esta tendencia no es fácil de revertir porque la propaganda cultural anti-maternidad de izquierdas ha impregnado cada rincón: desde programas de televisión hasta discursos de influencer, desde el empoderamiento femenino hasta la guerra contra los hombres, por no mencionar la promoción de una masa creciente de jóvenes castrados por un cambio de sexo imposible, los jóvenes que, por razones que no impresionan a Einstein, no están disponibles para repoblar la nación. (MÁS: Manual de Instrucciones para la Cuaresma)

Tal vez la principal prioridad económica a largo plazo para una administración conservadora que quiere dejar un futuro mejor para las próximas generaciones es lograr una revolución natalista. Debemos invertir la tendencia cultural, fortalecer a la familia como el pilar de la sociedad, como dijo Juan Pablo II y comprometerse decisivamente a llenar a Estados Unidos de los estadounidenses. Ya sabemos que, como en Europa, hay muchos trabajos que los trabajadores ya no quieren hacer, pero para eso, hay un recurso extraordinario que Estados Unidos, hasta hace poco, ha manejado magistralmente: inmigración legal. Y el primer requisito para promover la inmigración legal es eliminar la inmigración ilegal.

Durante su primer mandato, Donald Trump heredó una tasa de desempleo de 4.7 por ciento y logró bajarla a 3.5 por ciento. Joe Biden, por su parte, se jactó de lograr la mayor caída porcentual de la historia, pero asumo que recuerda que empezó de los cierres de pandemia, cuando la tasa de desempleo alcanzó el 14,8 por ciento, el punto más alto desde la Gran Depresión. Lo verdaderamente catastrófico es que, después de reabrir el comercio y la vida social, la tasa había caído bruscamente, una tasa que los demócratas empeoraron con su obsesión por mantener todo cerrado indefinidamente.

Pero, como vimos durante la pandemia, la tasa de desempleo es un indicador a corto plazo. Los conservadores deben decidir dónde quieren dirigir sus industrias, y Trump parece haber tomado las manos ya el partido: revitalizar la producción interna y reducir la dependencia de la manufactura extranjera.

En cuanto a la economía, como mencioné en el artículo anterior, el objetivo esencial a largo plazo es reducir la deuda y controlar el gasto. El plan inmediato para adelgazar al gobierno es Muskás DOGE, el alter ego del enfoque de motosierra de Javier Mileiés. Pero, junto a esto, se necesita urgentemente una desregulación masiva para permitir que las economías vuelvan a fluir libremente. (MÁS de Itxu Diaz: Por qué los conservadores necesitan una visión de largo alcance)

Hay algo que funciona se pregunta por una economía de una nación, ya sea a corto o largo plazo: bajar los impuestos. Un conservador que no está a favor de bajar los impuestos es un conservador a corto plazo, orientado a los resultados, uno que sólo piensa en su próxima reelección. Confío en Trump. Afortunadamente, Trump no tiene ese problema y puede centrarse exclusivamente en las generaciones futuras.

La desventaja de la política económica a largo plazo es que a menudo genera malestar y produce malos resultados a corto plazo. Hay una cosa más que el gobierno puede hacer: educar. Dile a tus ciudadanos que estás tomando medidas, por primera vez, con el objetivo de dejar un país mejor para sus nietos. Si lo explicas bien, tal vez decidan no tirar huevos a la Casa Blanca después de todo y volver a su trabajo diario. 

https://spectator.org/a-strong-economy-needs-a-strong-demography/

martes, 29 de julio de 2025

Musulmanes en Europa. Convivencia o claudicación, por Alejandro Espinosa

n diciembre de 2024 un refugiado saudí de 50 años, Taleb Jawad Al-Abdulmohsen, arrolló al público de un mercado navideño en Magdeburgo (Alemania), matando a dos personas e hiriendo a otras 70. A pesar de su modus operandi se nos pretendió hacer creer que era un crítico con el islam. En enero de este año, un afgano de 28 años con un cuchillo mató a un niño y a un adulto en un parque del centro de Aschaffenburg (Baviera).

En febrero, un solicitante de asilo afgano de 24 años arremetió con su coche contra una manifestación en Múnich dejando, al menos, 28 heridos, incluidos varios niños. Ese mismo mes de febrero, otro solicitante de asilo sirio de 23 años apuñaló hasta la muerte a un niño de 14 años e hirió a otras cinco personas en Villach (Austria). También en febrero, Wassim al M., refugiado sirio de 19 años, apuñaló a un ciudadano español de 30 años en Berlín mientras que la policía alemana detenía a un checheno que pretendía atacar la Embajada israelí en la capital del país. También el mes pasado en Mulhouse (Francia) un argelino de 37 años armado con un cuchillo mató a un ciudadano portugués de 69 años e hirió a dos policías al grito de Allah Akhbar. Estaba en una lista de vigilancia para la prevención del terrorismo (FSFRT).

Los ataques yihadistas cometidos por lobos solitarios en Occidente aumentaron en 2024 un 38% y afectaron a más países que años anteriores. En España, un 70% de los yihadistas detenidos o muertos entre 2013 y 2017 era de origen marroquí. Esos terroristas fueron principalmente marroquíes o ya españoles de segunda generación, un tercio de los cuales tenían la nacionalidad marroquí. Un 40% de los detenidos por terrorismo islamista en 2024 en nuestro país tenía menos de 25 años.
Una cadena humana recuerda a las víctimas del atropello de Magdeburgo y rechaza a AfD
Una cadena humana recuerda a las víctimas del atropello de Magdeburgo y rechaza a AfD
THE OBJECTIVE

En España, un tercio de todos los presos foráneos en nuestras cárceles son marroquíes: la principal nacionalidad extranjera en prisión a pesar de que sólo suponen un 2% del total de la población en nuestro país. Esto, sin contabilizar a los nacionalizados o ya nacidos en España con aquel origen.

En Cataluña, casi la mitad de los jóvenes encarcelados en esa comunidad autónoma en septiembre de 2024 eran marroquíes, y el 75% de los reclusos entre 18 y 22 años eran inmigrantes. Según fuentes de la Guardia Urbana de Barcelona, un 80% de los detenidos en la ciudad condal son extranjeros y, de ellos, la mayoría son magrebíes.

    «Los disturbios de Salt revelan el estado de caos, impotencia y delincuencia al que últimamente estamos sometidos en nuestro país»

Hechos recientes como los deplorables disturbios ocurridos en Salt (Gerona) por ciudadanos magrebíes, revelan el estado de caos, impotencia, desorden, delincuencia y deterioro al que últimamente estamos sometidos en nuestro país, y lo que será nuestro futuro inmediato. Un imán marroquí dejó de pagar su hipoteca hace cinco años, y cuando las autoridades procedieron a su desahucio, hordas de compatriotas suyos se enfrentaron a la policía, destruyeron mobiliario urbano, y asaltaron la comisaría de policía. Ni salvajes disturbios como éste, ni el asalto a una comisaría de policía por parte de ciudadanos norteafricanos, es extraño en Cataluña. Tampoco en Francia, Bélgica o Países Bajos, donde esos actos vandálicos son el pan nuestro de cada día por cualquier motivo u ocasión en barriadas voluntariamente automarginadas que odian al país en el que viven, mayoritariamente pobladas por musulmanes norteafricanos. En España, muchas veces hemos visto escapar a la policía de bárbaros agresivos y hostiles que les perseguían y se les enfrentaban, particularmente en Cataluña y Levante.

Casi 27.000 delincuentes marroquíes han sido indultados por su rey en los últimos cinco años debido al hacinamiento en sus cárceles, algunos incluso estaban condenados por yihadismo. Ya nadie ignora en España que una grandísima mayoría de ellos vienen a nuestro país, donde todo les resulta más fácil: una nueva vida, las garantías procesales por su nueva delincuencia, y un alojamiento carcelario a todo lujo en el caso muy probable de que vuelvan a delinquir en España.
El imán okupa de Salt no puede acceder a una vivienda social porque cobra «demasiado»
El imán okupa de Salt no puede acceder a una vivienda social porque cobra «demasiado»
Laura Fàbregas

No queda ahí la cosa. Las comunidades musulmanas en Occidente nunca parecen estar satisfechas en los países libres occidentales a donde masiva y voluntariamente huyen cuando escapan de los suyos. En nombre de una libertad religiosa que ellos no practican, reclaman comida halal en cárceles, colegios y comedores públicos; más profesores de islam en las aulas; más cementerios islámicos; más mezquitas e imanes, no pocos de ellos salafistas radicalizados. Conquistan una mayor presencia pública a través de asociaciones, organizaciones, ONG y otros grupos creados y financiados desde el exterior para su promoción, difusión y reclamación de derechos supuestamente vulnerados. Cada vez hay mayor número de periodistas o activistas oportunamente bien colocados en medios de comunicación denunciando la discriminación, un inexistente racismo y los falsos discursos de odio; pero a favor del multiculturalismo y de una falsa integración.

    «Las mujeres, los homosexuales o los judíos son considerados de forma muy diferente a la que contemplan nuestras leyes»

Sectores fundamentalistas han conseguido promocionar el velo entre sus fieles como un sello de identidad voluntario cuando -en realidad- es una fortísima presión inconsciente desde niñas, y un elemento más del constante desafío al que someten a los Estados occidentales en donde viven e intentan imponerse. La educación es un escenario principalísimo para la islamización: los malos resultados y el abandono escolar entre los estudiantes musulmanes son proverbiales; muchas veces llegan a la escuela sin hablar el idioma local porque lo ignoran en sus casas y en sus barrios; asignaturas como la Historia y el nivel educativo se adaptan para no ofenderles; los padres más conservadores prohíben a sus hijos la asistencia a clases de música, arte, ballet o ajedrez porque son manifestaciones del demonio…

Muchos otros no tienen un verdadero interés en el éxito educativo de sus hijos por sus orígenes modestos o por la desafección hacia el país en el que viven y donde los engendraron, abocándoles a un fracaso vital desde niños. Pero sí son muy activos exigiendo más ayudas y servicios públicos o la liberación de Palestina a casi 5.000 kms. de aquí. Minorías como las mujeres, los homosexuales o los judíos son considerados de forma muy diferente a la que contemplan nuestras leyes. Continúan los matrimonios forzosos de menores, la mutilación genital y los asesinatos por honor. Su deliberada segregación en guetos y costumbres los separa del resto de nuestra sociedad. Manifestaciones de ocio, deporte, política, implementación de la sharía… resultan antagónicos con nuestra pacífica convivencia y consenso en las últimas décadas y siglos. Todo debe ser aceptado rotundamente, algunas veces en contra de nuestra legislación, si uno no quiere arriesgarse a acusaciones de racismo, cancelación, o incluso violencia física.

España aún está a tiempo de hacer una búsqueda proactiva de extranjeros afines, colaborativos y pacíficos que deseen venir a participar de nuestra sociedad en vez de a socavarla.

 https://theobjective.com/opinion/2025-03-22/musulmanes-europa-convivencia-claudicacion/

lunes, 28 de julio de 2025

Cuando el río suena

 Agua lleva. Significa que cuando sospechas algo es porque hay indicios, aunque no los detectes conscientemente. Pero están.

Esa intuición general a veces es muy sutil. Por eso es muy difícil convencer a alguien de fuera de que ocurre algo. Hay que esperar a que sea evidente.

Sobre la dependencia: https://www.cesarvidal.tv/videos/el-abandono-de-las-personas-dependientes-en-espana-09-07-25

domingo, 27 de julio de 2025

La unión europea permite la competencia desleal del tomate marroquí, por Agustín Benito

 

Marruecos superó en 2023 y 2024 a España en exportaciones de tomate a la Unión Europea. Desde 2016 sólo aumentaron cuota en el mercado comunitario de tomate Turquía y Marruecos, un 171,35% en el caso turco y un 47,18% en el marroquí, mientras España bajó su cuota un 34,2% y los Países Bajos un 21,11%, según un informe que elaboró Hortoinfo.

El sector en España señala que la falta de rentabilidad y la imposibilidad de hacer frente a la competencia desleal de terceros países —permitida por Bruselas— pone «muy difícil» la situación. «Estamos indefensos», manifiesta, antes de criticar el «acuerdo comercial» de la UE con Marruecos firmado hace más de una década.

Hace unos meses, la Comisión Europea de Ursula von der Leyen destacó la «sólida amistad» entre la UE y Marruecos después de que el Tribunal de Justicia de la UE tumbara los acuerdos comerciales en materia de agricultura y pesca entre la UE y Marruecos por considerar que ambos se llevaron a cabo «sin el consentimiento del pueblo del Sáhara Occidental». «La UE reitera la importancia de la asociación estratégica con Marruecos, que ha durado mucho tiempo y que hemos profundizado en los últimos años creando una sólida amistad y una sólida relación que deseamos llevar al siguiente nivel», agregó la Comisión.

El país alauí ha convertido en los últimos años el Sáhara Occidental en una maraña de invernaderos con el tomate como uno de los productos dominantes. Según estimaciones de la Federación Española de Asociaciones de Productores Exportadores de Frutas y Hortalizas, salen de allí uno de cada cinco tomates que produce Marruecos. Buena parte del control lo tiene Les Domaines Agricoles, la «empresa agro» más grande del país, que pertenece a una sociedad holding de Mohamed VI.
Los agricultores españoles, contra el Pacto Verde

La no aplicación del Pacto Verde Europeo, apoyado por Partido Popular y Partido Socialista, es una reivindicación del campo español a las autoridades nacionales y regionales. El PSOE ahora quiere celebrar una votación en el Congreso para refrendar el «apoyo español» a dicho pacto.

Los socialistas señalan que el Pacto Verde suscrito en 2019 es «la estrategia de crecimiento» de la Unión Europea en un contexto de «transición ecológica» que busca «alcanzar la neutralidad climática». Es un programa que presentó la primera Comisión Europea de Úrsula von der Leyen y aprobado por el Consejo Europeo y apoyado por populares, socialistas, liberales y verdes.

En este contexto, el PSOE ve necesario que desde el Congreso «se lance un mensaje nítido de apoyo a los objetivos perseguidos por el Pacto Verde europeo». «Debemos garantizar el compromiso de España con una transición ecológica justa y equilibrada, fundamental para alcanzar los objetivos climáticos (…) y restaurar la biodiversidad desde posiciones basadas en la evidencia científica (…). Hay seguir trabajando en la Unión Europea para lograr una transición justa en un contexto de emergencia climática», concluyen los socialistas.

https://gaceta.es/europa/el-tomate-marroqui-supero-en-2024-al-espanol-en-la-ue-estamos-indefensos-por-la-competencia-desleal-que-permite-bruselas-20250408-0245/

sábado, 26 de julio de 2025

Bisexualidad y generación Z, por Alfonso Siena

La última encuesta del CIS confirma lo que veníamos sospechando: casi la mitad de las chicas menores de 25 años en España se consideran bisexuales u homosexuales, y la cifra sigue aumentando a pasos agigantados.

No hablamos de un leve incremento, sino de un fenómeno sociológico sin precedentes. Según este estudio, casi uno de cada cuatro jóvenes entre 18 y 24 años se identifica como bisexual, cifra cuatro veces mayor que en generaciones anteriores.
¿Qué está sucediendo realmente?

En primer lugar, se trata de un fenómeno que apunta directamente a un cambio cultural profundo.

    La Generación Z ha crecido rodeada de referentes en televisión, redes sociales y plataformas como Netflix que visibilizan y, en ocasiones, celebran este tipo de orientación sexual.

Series como «Adolescencia» ha naturalizado la bisexualidad hasta convertirla en algo más que una moda pasajera: es ahora una declaración generacional.

Los jóvenes están viviendo un verdadero ataque identitario.

    La heterosexualidad femenina, según el CIS, ha caído del 93,4% al 83,8%, mientras la bisexualidad se ha duplicado en muy poco tiempo, alcanzando ahora un 7,5%.

Y si bien algunos analistas apuntan a un componente de moda o «contagio social», sería ingenuo ignorar que algo más profundo está sucediendo en nuestra sociedad.

Este cambio no es únicamente un asunto de preferencias sexuales, sino que refleja también el trabajo ideológico de décadas de impulsar una ruptura frontal con los valores fundamentales y las estructuras familiares.

Sin embargo, detrás de esta  ficticia euforia por la ideología de género, muchos jóvenes manifiestan profundas inseguridades e incertidumbres.

Preguntas frecuentes entre los jóvenes como «¿has probado con chicas?» o «¿y si hacemos un trío?» revelan una sociedad pérdida que aún no sabe muy bien donde esta la verdadera libertad.

Por otro lado, también está la cuestión política. En un contexto donde los chicos jóvenes se decantan mayoritariamente por opciones políticas como VOX o PP, las chicas están abrazando posiciones de (PSOE, Sumar), alineadas con esta obsesión de la identidad sexual y feminismo como elemento de ruptura y afirmación personal. La bisexualidad, por tanto, podría interpretarse también como una forma de resistencia política frente a los valores fundamentales.
¿Hacia donde vamos?

La juventud está buscando desesperadamente identidad y pertenencia, encontrando en la bisexualidad un refugio que, paradójicamente, los separa aún más de lo que son,

    El concepto de entrega y compromiso desaparece en esta nueva concepción de sexualidad fluida, poniendo en riesgo la estabilidad emocional futura de muchos jóvenes.

Esta explosión identitaria está enmascarando una profunda crisis existencial.  Estamos confundiendo libertad con evasión.  ¿Realmente saben estos jóvenes quiénes son, o están simplemente probando identidades como quien se cambia de ropa?

El CIS revela además un dato preocupante: muchas jóvenes aún no han tenido experiencias reales con otras mujeres, pero están convencidas de que deben explorar esa posibilidad.

Aquí se asoma otra cuestión: la presión social y mediática está empujando a muchas mujeres a identificarse con etiquetas sexuales que no responden a su verdadera esencia. El simple deseo de ser vistas, reconocidas y aceptadas en esta sociedad les lleva a abrazar la ideología reinante. Aún sabiendo que corren el riesgo de convertirse en mero postureo generacional.

 https://www.forumlibertas.com/bisexualidad-generacion-z/

viernes, 25 de julio de 2025

Por qué odian a Rusia, por Damiàn Galeron


 

Torre Pacheco. Un síntoma

 “”Torre Pacheco, el antirracismo selectivo y la estrategia marroquí. 


Por Taleb Alisalem (Escritor saharaui)


Un anciano ha sido agredido en Torre Pacheco. El agresor, un joven marroquí. El hecho, grabado. Las reacciones, inmediatas. La narrativa, predecible. La izquierda mediática se lanza a denunciar el “auge del racismo”, “la extrema derecha” y “la islamofobia”. Los mismos de siempre, con los mismos adjetivos, con el mismo guion.


Pero aquí no hay ningún auge. Lo que hay es hartazgo. Lo que hay es un Estado, Marruecos, que ha hecho de su emigración una herramienta de presión política, y una parte de su diáspora una extensión blanda de su aparato de control. Y lo que hay, sobre todo, es una izquierda cobarde, domesticada y selectivamente ciega. Ve racismo en un tuit crítico, pero no ve supremacismo en los vídeos de marroquíes ondeando su bandera en suelo español tras agredir a un anciano.


Sí, se han ondeado banderas marroquíes en Torre Pacheco. No por nostalgia. Por territorio. Por dominio. Por desafío. Por supremacismo colonial. 


Hay algo que no se quiere decir en voz alta, pero que muchos en silencio ya piensan, el proyecto integrador está roto. Y lo han roto quienes no vinieron a integrarse, sino a expandirse. Marruecos no ha exportado ciudadanos, ha exportado agenda. No ha mandado familias “necesitadas”, ha desplazado una ideología. La misma que ocupa mi tierra, el Sáhara Occidental, que oprime a su propia prensa y que alimenta en Europa una red clientelar de obediencia, chantaje y tribalismo.


¿Y qué hacen los colectivos “antirracistas”? Lo de siempre, callar. Callan cuando saharauis son amenazados. Callan cuando activistas son perseguidos por marroquíes en España. Callan cuando en las calles de Barcelona la criminalidad tiene rostro y nacionalidad, pero denunciarlo es “fascista”“Nazi” y “ultraderecha ultraderecha. Callan, porque el problema no es el racismo, sino quién lo sufre. Y si no eres útil a su causa ideológica, no mereces ni una línea de apoyo.


Es curioso cómo funciona la indignación selectiva.

Si un español reacciona ante la agresión de un anciano, es un nazi.

Si un marroquí agrede, es un caso aislado.

Si un barrio se defiende, es extrema derecha.

Si ondean banderas marroquíes del régimen del dictador Mohamed VI en suelo español, es “expresión cultural”.


HIPOCRESÍA con mayúsculas.


Lo que está ocurriendo no es nuevo. Forma parte de un modelo calculado, victimizar a la comunidad marroquí cada vez que alguien osa denunciar lo obvio. Mientras tanto, se criminaliza toda crítica, se anestesia la conciencia y se vacuna a Marruecos de cualquier responsabilidad. Y si alguien se atreve a hablar claro, lo llaman “ultraderecha” “Nazi”…  Así se ha construido el nuevo totalitarismo moral, o te callas, o eres el enemigo.


Y mientras tanto, España arde.


Arde en la confusión. Arde en barrios donde la ley ya no es la Constitución, sino la ley del más violento. Arde en discursos institucionales que prefieren proteger sensibilidades ajenas antes que los derechos de sus propios ciudadanos. Arde mientras Marruecos gana terreno, simbólico, económico, político y ahora también callejero.


Torre Pacheco no es un caso aislado. Es un síntoma. Un espejo. Una advertencia. Y quien no quiera verlo, que mire mejor. Porque la bandera marroquí que ondearon está noche, no representa a un pueblo, representa a un régimen. Y ese régimen ha aprendido a infiltrarse no con tanques, sino con víctimas. No con soldados, sino con relatos. Y lo está consiguiendo porque Europa ha perdido el coraje de llamar a las cosas por su nombre.


Pues bien, yo no lo he perdido.


Sí, hay violencia importada.

Sí, hay lealtades extranjeras antes que cívicas.

Sí, hay una manipulación sistemática del victimismo para proteger a un Estado agresor.

Y sí,  me puedes vomitar tu odio y falta de argumento en forma de “nazi” “ultraderechista” para dejar evidente de dónde procede el autoritarismo nazi. De ti.””


https://x.com/talebsahara/status/1944162370554573201?s=46

jueves, 24 de julio de 2025

Sembrar discordia

 Consiste en hacer comentarios que parecen inofensivos pero ponen a unos contra otros. Hay gente que es especialista en este arte sin que se note.

Yo, como soy màs inocente que una lombriz nunca me espero esta clase de maniobras. Supongo que me falta algún mecanismo en el cerebro.

miércoles, 23 de julio de 2025

Trump ha ganado la batalla cultural, por Ignacio Foncillas

 rump, con DOGE y su empuje anti-woke, ha transformado radicalmente el paisaje político y social estadounidense, arrebatando a la izquierda el monopolio histórico del discurso público. Al atacar frontalmente al movimiento woke y utilizar hábilmente las redes sociales para diseminar sus mensajes, Trump ha redefinido el debate público, situando a los demócratas en una incómoda defensiva permanente.
El dominio histórico de la izquierda

Los medios tradicionales, tanto en EE. UU. como en Europa, han estado siempre marcadamente alineados con las ideas progresistas. Según recientes estudios de los doctores Rozado y Kaufmann, el trato preferencial hacia la extrema izquierda frente a la extrema derecha es evidente y profundamente arraigado en todo el espectro periodístico norteamericano. Este sesgo mediático, respaldado intelectualmente por los departamentos de ciencias sociales de las universidades de élite, financiadas masivamente con subvenciones federales, ha creado un entorno en el que desafiar el consenso progresista es la antesala de una exclusión social y académica casi total.

Al mismo tiempo, el partido demócrata ha sido extremadamente efectivo en promocionar su agenda a través de financiaciones estratégicas en elecciones locales, que en Estados Unidos tienen un impacto sobredimensionado en la vida diaria de los ciudadanos. Con este enfoque significativo en las elecciones locales a estamentos como consejos educativos, elecciones de fiscales progresistas y «boards of trustees» de condados, se aseguran que su agenda es promovida y se perpetua a través de las políticas educativas y los sistemas de subvención.

A nivel internacional, la estrategia se centra en la financiación opaca de organismos internacionales como la OMS o la UNESCO, supuestamente objetivos, que a través de informes teóricamente académicos y aparentemente neutrales -- financiados principalmente por fondos federales – validan sus puntos de vista como verdades irrefutables. Basta observar cómo estos informes son usados para imponer políticas energéticas restrictivas en Europa o cómo las directrices de la OMS condicionaron las decisiones sanitarias durante la pandemia, o promover políticas migratorias que han generado profundas crisis sociales en países como Alemania o Suecia.
Trump, el Reagan loco de la era digital

Trump rompe el discurso público pro-demócrata, con dos mecanismos extraídos directamente de los utilizados por Reagan 40 años atrás. Resaltar, con ironía y sorna, los excesos de las políticas prevalentes, usando casos que aquí se conocen como 80-20 (donde la gran mayoría de la población ya está de acuerdo con el mensaje). Ejemplos abundan. Desde la participación de atletas trans en deportes de mujeres o relatar el desperdicio del gasto público (USAID) promocionando políticas LGTB en países remotos (véase la ópera transgénero en Colombia que recibió 15 millones de la administración americana), deportación de criminales de pandillas violentas extranjeras (Tren de Aragua, M13, etc.) o las promesas de reindustrialización de la América del midwest, resaltando las «inequities» del actual sistema de aranceles, que ha resultado en la exportación de millones de puestos de trabajo americanos al lejano oriente y a México. Todos sus ejemplos están cuidadosamente dirigidos hacia grupos concretos de votantes clave. Economía para la clase trabajadora, inmigración para la clase media preocupada por la seguridad, gasto público para el votante republicano tradicional, los excesos trans para los padres de familia con hijas.

Al tiempo que se limita el discurso, los operativos de Trump repiten estos ejemplos machacadamente sin dejar que los periodistas les distraigan del mensaje, y forzando así, que ese sea el titular del telediario, el periódico, o el medio al que este destinada la bomba guiada. Asimismo, su uso magistral de las redes sociales elimina intermediarios, obligando incluso a sus adversarios a debatir en terreno incómodo. Esta arma, que no estaba disponible en la época de Reagan, ha permitido a Trump amplificar su mensaje de un modo inimaginable hace solo 6 años. Los demócratas, incluso estando en profundo desacuerdo con Trump se ven obligados a tratar temas que siempre han esquivado hábilmente. ¿Cómo se puede defender que un chico trans de 16 años compita con chicas de su edad? ¿Cómo se justifica el despilfarro de las innumerables agencias independientes del gobierno federal? ¿Cómo se explica, mientras nuestros hijos vuelven en sacos de plástico de defender guerras que no nos atañen, que los europeos no se gasten un duro en su propia defensa? La respuesta a estas preguntas es casi irrelevante. Desde el momento que se convierten en el centro de la conversación en la plaza pública, la batalla está ganada. A modo de ejemplo, vamos a adentrarnos en un área específica. La racionalización del estado a través de DOGE.
DOGE

La batalla por la racionalización del estado, liderada por Elon Musk, está siendo librada, afortunadamente para Trump y Musk, al tiempo que tiene que prorrogar la financiación por parte del senado del gobierno federal. Los demócratas estaban entre la espada y la pared. Si aprobaban la renovación del gasto, perdían una bala de oro para frenar la ofensiva del marciano Musk. Si la negaban, parecían ellos los malos, al tiempo que le daban a Trump un arma nuclear, dado que, cuando se paraliza el estado administrativo, es potestad exclusiva del ejecutivo decidir que funciones son esenciales para operar y por tanto quedarían exentas del parón administrativo. Dicho de otro modo, darían la victoria a DOGE paralizando al gobierno. La decisión del senador Schummer era como la decisión de Sophie. Hiciera lo que hiciera, le entregaba una victoria simbólica a Trump. Opto por prolongar el gasto.

Esta encrucijada generó fisuras dentro del partido demócrata, emergiendo voces centristas que ahora plantean una defensa pragmática del gasto público eficiente, algo impensable hace pocos años, y un enfado nada disimulado del ala extrema del partido. Trump ha cambiado para siempre el eje del debate, obligando a justificar cada dólar gastado.

No se sabe quién ganara en esta batalla por el alma del partido demócrata. Pero, de lo que no cabe duda es que, en este debate, Trump, pase lo que pase, sale como ganador. Ha cambiado el debate. Ya no se pueden refugiar los demócratas en el discurso clásico. Tienen que justificar porque cada dólar gastado es para beneficio del ciudadano medio americano. Y eso, no deja de ser, lo que persigue Musk. Lo mismo pasó con Reagan con su famosa definición del «Taxpayer’s dollar». El dinero de los impuestos dejo de ser dinero público, para ser dinero del contribuyente. Había que justificar porque se le quitaba al que ganaba la pasta. Solo entonces era aceptable su gasto. Trump, como Reagan en su día, comprende que quien controla la conversación pública, domina la política real
Lecciones urgentes para España

España puede extraer valiosas lecciones de esta victoria cultural. Giorgia Meloni en Italia demuestra cómo se pueden aplicar estas tácticas sin el tono histriónico de Trump. La derecha española debe abandonar su absurda búsqueda de aceptación mediática y asumir que jamás ganará el favor de la prensa tradicional, dominada por la izquierda.

La sociedad española, más conservadora y liberal de lo que admite públicamente, es un terreno fértil para batallas culturales claras y contundentes. Temas como las políticas LGTBI, el extremismo ecológico que destruye sectores productivos o el insostenible tamaño del estado asistencial son vulnerabilidades claras del progresismo español. El español medio tolera ampliamente las elecciones individuales, pero rechaza profundamente la imposición ideológica, el despilfarro público y la dependencia económica externa.
El desafío interno: superar el estatismo de la derecha española

El principal obstáculo para la derecha española sigue siendo su propio estatismo latente. PP y Vox comparten aún la convicción errada de que el estado, debidamente gestionado, es la solución definitiva. Esta mentalidad, heredada de una élite burocrática proveniente de altos cargos públicos, limita su potencial transformador.

Para vencer, la derecha española debe asumir una agenda libertaria: reducir el estado, racionalizar el gasto público, enfrentar con valentía la inmigración descontrolada y plantear soluciones valientes en seguridad y vivienda. PP y Vox, coordinados estratégicamente, podrían complementar sus propuestas y captar así el apoyo mayoritario necesario para desbancar a la izquierda. Solo así, podrán gobernar con un mandato, y no meramente de prestado, como hacen cada vez que las pifias de la izquierda son de tal calibre que hasta sus adictos se quedan en casa en vez de ir a votar.

Trump ha mostrado el camino: quien redefine el debate, gana. España debe tomar nota, antes de que sea demasiado tarde.

 https://www.eldebate.com/internacional/20250323/trump-ganado-batalla-cultural_281338.html

martes, 22 de julio de 2025

La realidad de Torre Pacheco, por Unai Cano

 

Una joven vecina de Torre Pacheco, municipio de Murcia, se ha puesto en contacto con LA GACETA para denunciar la escalada de violencia que están sufriendo los vecinos a manos de bandas organizadas de origen magrebí. En su testimonio, cargado de miedo, indignación y desesperación, la joven relata el clima de inseguridad que vive junto a su familia, especialmente su madre, a quien describe como una mujer mayor con lesiones que, de ser agredida, podría no sobrevivir.

“No salgo de casa sin mirar en todas direcciones, siempre voy con mil ojos”, explica. “Mi madre hace lo mismo: evita esquinas, se abre hacia la carretera para no ser sorprendida. Vivimos en alerta constante”, dice. El temor no es infundado. Ayer miércoles, un anciano fue brutalmente agredido a primera hora de la mañana mientras caminaba por las calles de Pacheco, como hacía a diario por recomendación médica. “No era un robo. No le quitaron nada. Sólo lo apalearon por diversión”, afirma.

El ataque, que ha corrido de boca en boca entre los vecinos, aún no ha aparecido en los canales oficiales de información, ni siquiera en la página de la Policía Local o los perfiles institucionales del Ayuntamiento. “Aquí se tapa todo. Como gobierna el PP, no interesa remover el tema. Pero pasan cosas. Todos lo sabemos”, denuncia la joven, que sospecha incluso que las familias de las víctimas evitan hablar por miedo a represalias.

En su relato, también cuenta cómo en una ocasión unos adolescentes simularon una pelea con piedras en un parque para, según ella, atacar a los hijos de familias españolas que se encontraban en medio. “Una de las piedras pasó rozando la cabeza de mi hijo”, recuerda con rabia. “Me fui directa hacia el crío que la había tirado, le iba a pegar. A mí me da igual que tenga 15 años. Nos tenemos que cubrir como hacen ellos entre ellos”, sentencia.

La joven describe una situación en la que, asegura, los ciudadanos españoles se sienten cada vez más arrinconados en su propio municipio: “Esto ya no es Torre Pacheco, esto es Torre Marruecos. Sales a la calle y no ves ni un español”. Afirma que muchas mujeres mayores evitan llevar joyas a la vista por miedo a los tirones y que los robos en plena luz del día son habituales. Incluso cuenta que en su gimnasio han entrado varias veces a robar mientras los clientes entrenaban.

Además, advierte de una creciente tensión social: “El día menos pensado en Roldán va a estallar algo. Allí hay muchos gitanos que están hartos también, y eso va a reventar”.

Por ahora, los vecinos intentan protegerse como pueden. Algunos buscan piedras con filo cuando pasean. Otros evitan salir solos. Pero todos, dice, comparten la misma sensación: “Nos estamos quedando solos. No nos sentimos protegidos. Y lo peor es que nadie quiere hablar por miedo. Pero esto lleva pasando mucho tiempo. Lo de ayer solo ha hecho que explote lo que ya era una olla a presión”.

https://www.google.com/amp/s/gaceta.es/espana/jovenes-denuncian-la-inseguridad-en-torre-pacheco-tras-la-agresion-de-magrebies-a-un-anciano-esto-es-torre-marruecos-sales-y-no-ves-un-espanol-20250710-1625/amp/

 Sabéis cómo funcionan los tanques? Con gasoil.

¿Y los vehículos blindados? Con gasoil.
¿Y la artillería autopropulsada? Con gasoil.
¿Y las tiradoras móviles de misiles? Con gasoil.
¿Y los misiles? Con exo-tetrahidrodiciclopentadieno (que también produce CO2 cuando arde).
¿Y los barcos de guerra? Gasóleo.
¿Y los aviones de combate y de transporte militar? Queroseno.
¿Y los helicópteros? Gasolina.

Cualquier ejército tiene mucha más "huella de carbono" que nada que tú puedas usar. La fabricación de armas es extremadamente contaminante y gasta cantidades de energía inconcebibles... y no precisamente "energía verde". La fabricación de acero para blindar vehículos militares es seguramente el proceso industrial que más CO2 vierte en la atmósfera.

Ahora quieren gastar 840.000 millones de euros tuyos y míos en una de las actividades más contaminantes y que más CO2 generan del mundo mientras te prohíben circular con tu coche diésel.
(Leído en facebook)

lunes, 21 de julio de 2025

Tirar la piedra y esconder la mano

 Algo muy habitual por desgracia. Se refiere a disimula tus malos actos. Hay poca gente que actúe abiertamente y sin tapujos.

Otros van de falsos, es decir, fingiendo ser tus amigos, tus compañeros. Es una lección muy dura de aprender en la vida.

Sobre la democracia: https://www.cesarvidal.tv/videos/estan-dejando-los-jovenes-europeos-de-creer-en-la-democracia-08-07-25

domingo, 20 de julio de 2025

La venganza y la supervivencia de Israel, por Yacob Rabkin

 Sabemos que la justificación de la destrucción de Gaza se basa en la interpretación sionista del genocidio nazi. De acuerdo con el discurso dominante israelí, al igual que los nazis se hallaban animados por el odio a los judíos, lo mismo ocurre con los palestinos. El ataque de la resistencia palestina del 7 de octubre no puede explicarse, en esta lógica, más que por hostilidad congénita. Ninguna otra explicación es admisible, y los que señalan con el dedo la asfixia de Gaza por parte de Israel desde 2006, sin siquiera atreverse a hablar de la Nakba de 1947-49 y del sistema de apartheid que caracteriza a la sociedad israelí desde sus orígenes, se ven reducidos al silencio, incluso son perseguidos. Cuando los israelíes señalan que el número de judíos asesinados por Hamas en una sola jornada es el más importante desde el genocidio nazi, esta macabra comparación sugiere que estas masacres no tienen otra explicación que el mismo odio gratuito.
De Arganzuela a Tetuán: la destrucción de Gaza sobre el mapa de Madrid

De Arganzuela a Tetuán: la destrucción de Gaza sobre el mapa de Madrid

Esta sensibilidad tiene poco en común con la sabiduría judía que proclama después de una tragedia: «¡Examina tus propias acciones!». «La pacificación de los nativos» se ha intensificado después del 7 de octubre, aun sin que se haya modificado el carácter de las políticas del Estado de Israel con respecto a los palestinos. La Hasbara (propaganda) israelí pone de relieve el ataque de Hamás, al igual que el discurso estadounidense que ha justificado sus guerras en Medio Oriente por los ataques espectaculares en Nueva York y Washington, el 11 de septiembre de 2001. Sin embargo, en ambos casos, Hamás y Al Qaeda, habiéndose formado con la ayuda de Israel y Estados Unidos respectivamente, reaccionaban a las políticas perseguidas por esos dos Estados. Esto a menudo se conoce como «causas profundas», en particular, en el caso de Israel, el asedio de Gaza, que limita drásticamente el acceso por parte de más de dos millones de personas a la alimentación, al agua, a las medicinas, a los materiales de construcción, etc., desde hace dieciséis años. Israel, junto con las autoridades egipcias, controla las entradas y salidas terrestres, aéreas y marítimas. Pero estas causas profundas de la frustración y la desesperación palestinas apenas aparecen en los principales medios de comunicación israelíes y occidentales como si todo hubiera comenzado el 7 de octubre de 2023.

    El fantasma de las acusaciones de antisemitismo pesa sobre el trabajo de los periodistas cuyas carreras corren el riesgo de sufrir en caso de que su discurso, o incluso su terminología, se desvíen demasiado de aquel que favorece a Israel

El control del discurso sobre la situación de los palestinos se lleva a cabo de diferentes maneras y sigue siendo excepcionalmente eficaz. El fantasma de las acusaciones de antisemitismo pesa sobre el trabajo de los periodistas cuyas carreras corren el riesgo de sufrir en caso de que su discurso, o incluso su terminología, se desvíen demasiado de aquel que favorece a Israel. Con el fin de evitar tales desviaciones, la cadena CNN, por ejemplo, obliga a sus periodistas que cubren los acontecimientos en Israel y Palestina, o incluso sus ecos en otras partes del mundo, a validar sus materiales en la oficina de CNN en Jerusalén. Este sistema es conocido como Segundos ojos de Jerusalén (Jerusalem Second Eyes). De este modo, no sólo se asegura la conformidad de la cobertura de CNN con el discurso israelí dominante, sino respecto de las instrucciones de la censura militar llevada a cabo por Tsahal. CNN a veces contrata como periodistas a ex empleados de la oficina de prensa del ejército israelí. La complicidad de los medios mainstream en esconder la tragedia de Gaza está bien documentada y ya no provoca ni discusión.

Israel presentó el ataque del 7 de octubre como una amenaza para su supervivencia. Por supuesto, una incursión puntual, aunque intrépida y brutal, no constituye tal peligro. Pero Hamás ha sacudido la confianza de los ciudadanos en la capacidad del ejército para protegerlos. Esto socava fuertemente la relación de los israelíes con el Estado sionista que se supone es el pináculo de la historia judía y el final de su secular inseguridad. La población israelí, con algunas excepciones, reaccionó con un decidido deseo de aterrorizar, o incluso expulsar y exterminar a todos los habitantes de Gaza. En diciembre de 2023, tras dos meses de bombardeos que ocasionaron 18.000 muertes entre los palestinos, incluidos más de dos tercios de las mujeres y los niños, el 57% de los israelíes (sin incluir a los ciudadanos palestinos de Israel) consideraban como «insuficiente» la fuerza desplegada por Tsahal contra Gaza. Los bombardeos masivos e indiscriminados son actos de venganza más que una respuesta estratégica. La furia ciega de los soldados de Tsahal se manifestó cuando mataron a tres rehenes israelíes saliendo con el torso desnudo y con banderas blancas. Los habían tomado por palestinos que, según los soldados, no merecían ninguna merced.

    La aniquilación de Gaza ha puesto de relieve el carácter de Israel como colonia de asentamiento, víctima de su propia práctica de exclusión y de opresión

La aniquilación de Gaza ha puesto de relieve el carácter de Israel como colonia de asentamiento, víctima de su propia práctica de exclusión y de opresión. Numerosos judíos deploran esta práctica porque contradice todo lo que el judaísmo enseña, en particular, sus valores fundamentales: humildad, compasión y beneficencia. Se dan cuenta de que los judíos, que en su gran mayoría habían rechazado el sionismo hacía más de un siglo tal vez tuvieran razón.

Cuando Israel afirma ser el Estado de todos los judíos del mundo, los transforma en rehenes de sus políticas y sus acciones. Cuando colocan banderas israelís en frente de instituciones judías, incluso hogares para ancianos, como es el caso en Montreal, encienden la ira y alimentan el antisemitismo. Cuando las organizaciones de la comunidad judía apoyan incondicionalmente cualquier acción de Israel, actúan como agentes de ese Estado y no como representantes de los judíos. Para ser más precisos, representan a los judíos cuya identidad se ha convertido en una fe política: los que creen en Israel, tenga razón este Estado o se halle en el error.

    Cuando Israel afirma ser el Estado de todos los judíos del mundo, los transforma en rehenes de sus políticas y sus acciones

Este «israelismo» sustituye a la identidad tradicional, tanto más fácilmente que esta nueva identidad es mucho menos exigente. La identidad tradicional se basa en una obediencia a la Torá y sus preceptos, afecta tanto los ámbitos privados, como los alimentos y las relaciones íntimas, los comportamientos públicos, por ejemplo, la no utilización del coche el día del Sabbat. Por otro lado, el israelismo no impone ninguna obligación moral o ritual que transmita un sentido de pertenencia.

De acuerdo con el intelectual israelí Boaz Evron (1927-2018), «esta identificación moral con la política de poder equivaldría a la idolatría», tanto más cuanto que, según él, «el sionismo es, en verdad, una negación del judaísmo». El teólogo estadounidense Marcos Ellis afirma que «el orgullo colectivo implica la culpabilidad colectiva», que los seguidores del israelismo sin embargo rechazan como una manifestación de antisemitismo. Por supuesto, culpar y atacar a los judíos por las acciones del Estado de Israel es un error y un acto antisemita que refuerza la creencia sionista fundamental de que los judíos sólo pueden estar seguros en Israel.

Las masivas protestas mundiales no han afectado hasta la fecha ni la violencia vengativa de los israelíes en Gaza ni el suministro de armas estadounidenses y europeas para apoyarlo. Pero la tradición judaica anima a los judíos conscientes de sus valores a perseverar, incluso en circunstancias aparentemente sin esperanza: «No es tu deber terminar el trabajo, pero no tienes la libertad de renunciar a él…» (Pirke Avot 2:16).

Según la estimación de la revista médica Lancet, casi doscientos mil palestinos han muerto en Gaza, principalmente, repetimos, mujeres y niños. Muchos más están heridos. Miles estarían sepultados bajo los escombros. Dos millones de personas han sido desplazadas, mucho más que a lo largo de toda la historia de las expulsiones de palestinos desde el comienzo de la colonización sionista. Mientras Israel ataca hospitales y la infraestructura civil, las enfermedades infecciosas y la hambruna amenazan con cobrarse aún más víctimas. Los bombardeos intensos de Gaza han devastado la zona: hospitales, escuelas, centrales eléctricas se hallan en ruina.

    La impunidad con la que Israel se ocupa de los palestinos tiene sus raíces tanto en las tragedias de los judíos en Europa como en la arrogancia colonial inspirada por la experiencia imperialista europea

El nombre del asalto a Gaza, «Espadas de Hierro», refleja bien la elección secular de los sionistas de vivir por la espada en lugar de coexistir con los palestinos en pie de igualdad. Ein berera, «no tenemos otra opción», la excusa israelí habitual para desencadenar la violencia ya no convence a nadie. La impunidad con la que Israel se ocupa de los palestinos tiene sus raíces tanto en las tragedias de los judíos en Europa como en la arrogancia colonial inspirada por la experiencia imperialista europea. De hecho, la suerte de los judíos ha sido más trágica en Europa que en cualquier otra parte del mundo. La judeofobia propia de la doctrina cristiana se transformó en antisemitismo racial que seguía siendo respetable, como las otras variantes del racismo, hasta mediados del siglo XX.

Israel ha gozado de un alto grado de impunidad, incluso rechazando el Estado sionista decenas de resoluciones de la ONU. Israel se apoya en el firme sostén diplomático y militar de los Estados Unidos y sus satélites, que se han vuelto cada vez más descarados desde la disolución de la Unión Soviética y el emplazamiento de un mundo unipolar. Lo demuestra la colaboración de las fuerzas armadas de los EEUU y sus vasallos, tanto occidentales como árabes, en repelar los cohetes iraníes lanzados contra Israel en abril 2024.
Palestinos caminan entre la destrucción del campo de refugiados de Yabalia, en el norte de la Franja de Gaza. | Efe

El apoyo occidental se manifiesta ahora en el suministro de municiones para la guerra en Gaza, la presencia de buques de la marina de guerra que protegen a Israel y los vetos de EEUU en el Consejo de Seguridad. Israel y Estados Unidos van de la mano. Europa, aunque más crítica con Israel en el plano retórico sigue la línea americana, como lo hace en el conflicto en Ucrania. En ambos casos, las cancillerías parecen haber abdicado de su independencia y su capacidad de acción.

La impunidad de Israel también refleja la impotencia del resto del mundo. Mientras que los gobiernos musulmanes y árabes denuncian y protestan contra la guerra genocida de Israel contra Gaza, ninguno de ellos ha impuesto o incluso propuesto sanciones económicas y mucho menos militares. De hecho, al menos cuatro países, Jordania, Egipto, Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos (EAU), incluso han ayudado a Israel a mantener las comunicaciones interrumpidas por los hutíes, que, en solidaridad con los palestinos, atacan los barcos con destino a Israel. Estos países colaboran con el Estado sionista mediante el establecimiento de enlaces por carretera que permiten «rodear a los hutíes» abasteciendo al país por vía terrestre. Turquía, a pesar de las condenas apasionadas de su presidente, deja transitar por su territorio el 40% del petróleo que consume Israel. Y en plena guerra contra Gaza, Marruecos y los Emiratos continúan colaborando con el Estado sionista en materia de producción de armamento. Menos de una docena de países han suspendido las relaciones diplomáticas o retirado temporalmente su personal diplomático de Israel. Ninguno ha cortado puentes. Rusia y China, así como la mayoría del Sur Global expresan su consternación por las víctimas civiles en Gaza, pero se limitan en hacer las declaraciones.

Las reacciones occidentales manifiestan, desde luego, un doble rasero. Las sanciones económicas drásticas impuestas a Rusia contrastan con el suministro de armas y, a lo sumo con las tímidas llamadas a la moderación en respuesta a las acciones israelíes en Gaza. En unos pocos meses, Tsahal ha superado el récord de dos años de Rusia en Ucrania en cuanto al volumen de explosivos lanzados, número de personas muertas y heridas, y la proporción civiles/militares entre las víctimas. Los sermones occidentales sobre la inclusión y la democracia son poco susceptibles de pesar mucho en el resto del mundo. En enero de 2024, muchos medios de comunicación occidentales no transmitieron en directo la sesión de la Corte Internacional de Justicia cuando se presentó la lista de los abusos cometidos por las FDI en Gaza como evidencia de genocidio, pero transmitieron la defensa de Israel en su totalidad al día siguiente. Para los gobiernos occidentales, como para los medios de comunicación que les sirven, las vidas palestinas no cuentan tanto como las vidas israelíes. Es un vestigio del racismo colonial occidental.

    Esta insensibilidad de las reacciones de la clase dirigente contrasta con la indignación que las masacres en Gaza provocan entre la población de una gran parte del mundo

Esta insensibilidad de las reacciones de la clase dirigente contrasta con la indignación que las masacres en Gaza provocan entre la población de una gran parte del mundo. Importantes manifestaciones hacen un llamamiento a los gobiernos para que pongan fin a la violencia. En respuesta, la mayoría de los gobiernos occidentales han intensificado las medidas tendientes a restringir la libertad de expresión. La oposición al sionismo se ha equiparado con el antisemitismo; el Congreso de los Estados Unidos incluso aprobó una resolución a estos efectos en diciembre de 2023. Acusaciones de antisemitismo se dirigen contra los estudiantes, a menudo judíos, que organizan manifestaciones pro palestinas. Los debates televisados sobre lo que constituye el «antisemitismo genocida» en los campus universitarios como Harvard distraen la atención de lo que parece ser un verdadero genocidio en Gaza. El antisemitismo se ha convertido en un arma de distracción masiva.
Por qué Netanyahu quiere volver a la guerra en Gaza

Por qué Netanyahu quiere volver a la guerra en Gaza

Las manifestaciones a favor de los palestinos han sido prohibidas en varias capitales europeas donde el boicot comercial o cultural a Israel había sido ilegalizado desde hace años. Esta presión de los gobiernos, los tribunales, la policía, las empresas de medios de comunicación, los empleadores y las administraciones universitarias, crea un sentimiento poderoso de frustración en el seno de la población.

La parcialidad occidental hacia Israel sufre de un déficit democrático: a diferencia de la clase dirigente, la mayoría de los ciudadanos de los países occidetales consideran que el Estado de Israel es un peligro para la paz internacional. El apoyo a Israel tiende a aumentar en función de los ingresos y se transforma en una cuestión de clase social. Indica una distancia creciente entre los dirigentes y los dirigidos, el riquísimo uno por ciento y el resto del mundo. Queda por ver si la frustración popular ante la hipocresía de los gobiernos por su apoyo a la guerra en Gaza puede algún día entrañar un cambio político que amenace la impunidad de Israel.

Mientras tanto, la hipocresía se manifiesta en el trato diferencial de la guerra en Ucrania y en Gaza. Los EEUU y sus vasallos han impuesto miles de restricciones a la economía rusa, han cortado lazos aéreos y terrestres, prohibido transacciones financieras y deportistas rusos, cerrado los McDonald y los IKEA y anulado conciertos de músicos rusos. Además, han abastecido Ucrania con miles de millones de dólares, incluyendo armas sofisticadas. En Gaza también, las armas occidentales siguen llegando, pero no a los palestinos sino a Israel con la misión de destruirlos. Ningún país occidental ha impuesto restricciones a Israel y muchos han ilegalizado incluso la mera sugerencia de tales restricciones, como el BDS (Boicot, desinversiones y sanciones).
GAZA (-), 14/04/2025.- A Palestinian child looks on among the rubble of destroyed buildings in the Jabalia refugee camp, northern Gaza Strip, 14 April 2025. More than 50,900 Palestinians have been killed in the Gaza Strip, according to the Palestinian Ministry of Health, since Israel launched a military campaign in the strip in response to a cross-border attack led by the Palestinian militant group Hamas on 07 October 2023, in which about 1,200 Israelis were killed and more than 250 taken hostage. EFE/EPA/HAITHAM IMAD | Efe

La Corte Penal Internacional emitió órdenes de detención contra el presidente ruso, pero después de meses de «genocidio plausible», está todavía por hacer lo mismo para el primer ministro israelí. La Corte Internacional de Justicia, por su parte, ordenó a Rusia parar sus actividades militares en Ucrania, pero se abstuvo de imponer lo mismo a Israel en Gaza, donde la gran mayoría de las víctimas son civiles.

    A diferencia de los israelíes, los judíos de la diáspora están cada vez menos apegados al nacionalismo judío

El ataque de Hamas también galvanizó el compromiso sionista para manejar la guerra de la información. Las autoridades israelíes cuentan con una red de poderosos apoyos, incluidos los líderes de empresas de alta tecnología, que se encargan de que Internet amplifique las voces pro-Israel y sofoque o suprima el discurso pro-palestino. Por ejemplo, la línea aérea Air Canadá despidió rápidamente a un piloto por haber escrito en su red social «¡Que arda Israel en el infierno!» en otoño del 2023. La censura conduce a la autocensura, porque las posiciones adoptadas obstaculizan la búsqueda de empleo y amenazan las carreras de los sospechosos de simpatías pro-palestinas.

A diferencia de los israelíes, los judíos de la diáspora están cada vez menos apegados al nacionalismo judío. Poco después del inicio de la operación israelí contra Gaza, cientos de manifestantes judíos bloquearon la estación central de Nueva York para exigir un alto el fuego inmediato. Una semana antes, judíos envueltos en chales de oración habían organizado una sentada en una sala del congreso de los Estados Unidos en Washington. Después de haber exigido el final de la violencia, abrieron sus libros de oraciones y comenzaron a recitar las palabras antiguas que han sostenido a los judíos durante generaciones. Unos días más tarde, los judíos desplegaron pancartas en las que se leía «Los palestinos deben ser libres» al pie de la estatua de la Libertad en Nueva York. Los judíos ultraortodoxos tomaron parte activa en las manifestaciones de apoyo a los palestinos en el mundo entero. Una parte importante de los manifestantes pro palestinos detenidos en Alemania en el curso del invierno de 2023/24 eran judíos.

Aunque incongruentemente, estos judíos son acusados de antisemitismo. Aún más incongruentemente, la misma acusación se dirige a los ultraortodoxos antisionistas con levita negra. Mientras que la pretensión de Israel de ser el Estado de todos los judíos los expone a la desgracia y al peligro, los numerosos judíos que apoyan a los palestinos están rehabilitando el judaísmo a los ojos del mundo. Intelectuales judíos de primer nivel están denunciando a Israel y se encuentran entre los opositores más constantes del sionismo.
Breve historia del conflicto entre Israel y Palestina

Breve historia del conflicto entre Israel y Palestina

Desde finales del siglo XIX, los críticos del sionismo han insistido en que el Estado sionista se convertiría en una trampa mortal para los colonizadores como para los colonizados.

Voces críticas, dentro y sobre todo fuera del Estado de Israel, piden a los israelíes que reconozcan que «la experiencia sionista ha sido un trágico error». Cuanto antes se ponga fin a ella será mejor para toda la humanidad. En la práctica, esto significaría garantizar la igualdad para todos los habitantes entre el Jordán y el Mediterráneo y transformar la etnocracia existente en un estado de todos sus ciudadanos. Sin embargo, la sociedad israelí se halla condicionada a ver tales llamadas como una amenaza existencial y un rechazo al «derecho de Israel a existir». Nada, ni siquiera la matanza indiscriminada de civiles palestinos parece sacudir esta convicción exclusivista.
Las medidas policiales y de presión social contra toda manifestación de empatía por los palestinos en Gaza se intensificaron durante el ataque israelí desatado en octubre de 2023. Estas medidas se implementaron primero contra los ciudadanos palestinos de Israel, y después siguiendo la lógica propia de cualquier represión inicialmente limitada a una minoría, se han extendido a los ciudadanos judíos. Un profesor de historia ha sido arrestado por publicar los nombres de algunas víctimas de los bombardeos de ejército israelí. Incluso si los israelíes son los más sofisticados en términos de medios de comunicación, siguen estando mal informados, o incluso poco interesados, en los miles de muertos y heridos que Tsahal inflige a los palestinos. Como muchos de los alemanes y otros europeos que no querían ver el genocidio perpetrado durante la Segunda Guerra Mundial, la sociedad israelí ha dado la espalda al sufrimiento de los palestinos centrándose en las víctimas del atentado del 7 de octubre.

Extracto de Israel: violencia perpetua. Rechazo de la colonización sionista en nombre del judaísmo, publicado por Icaria editorial.

Israel se entiende a menudo como la realización del sueño secular de volver a la patria histórica, es decir, como la culminación triunfal de la historia judía. Sin embargo, los fundadores del movimiento sionista pretendían romper con el pasado para construir una nueva sociedad y crear un hombre nuevo. Y, como demuestran la sociedad y la política israelíes, el resultado ha superado todas las expectativas al alejar al judío israelí de la tradición y los valores del judaísmo.

Yakov Rabkin es historiador especializado en las relaciones entre el judaísmo y el sionismo, es una voz reconocida internacionalmente. Sus trabajos, elogiados por figuras como Edgar Morin, Shlomo Sand y Noam Chomsky, ofrecen una visión única sobre cómo el sionismo ha transformado el judaísmo al instrumentalizarlo con fines políticos, explorando las repercusiones de este fenómeno tanto en Palestina como en el mundo. Autor del aclamado La amenaza interior. Historia de la oposición judía al sionismo, traducido a más de quince idiomas, Rabkin ha sido finalista de prestigiosos premios literarios y reconocido globalmente. Sus estudios profundizan en temas como el sionismo cristiano, la oposición judía al sionismo y las tensiones entre religión y modernidad.

https://www.elindependiente.com/opinion/2025/04/21/la-venganza-y-la-supervivencia-de-israel/#comment-78238

sábado, 19 de julio de 2025

Wokismo y pantalones Skiny Fit, por Gonzalo Cabello de los Cobos

En la última década hemos sido testigos de una caza pública despiadada contra una especie concreta: el Hombre Blanco Heterosexual (HBH). Desde los albores de la paranoia woke, este grupo perseguido ha sido discriminado con total impunidad y colocado en el centro de su diana. La retahíla ya la conocen: machirulismo, patriarcado, privilegios, señoro… etc.
Wok

Lu Tolstova

Ingenuo de mí, al principio pensé que toda esta persecución mediática, política y social quedaría simplemente en palabras. Y aunque muchos cayeron por el camino bajo el peso de esta nueva inquisición, jamás imaginé que el asedio llegaría a ser tan feroz… y certero. Y así, sin darnos cuenta, de las palabras los 'wokistas' pasaron a los hechos.

Nuestros usos y costumbres fueron atacados sin piedad, despreciando sin misericordia todo lo que representábamos. La idea era erradicar un modelo que, según sus dogmas, era inherentemente tóxico. Y así ha sido hasta hoy.

En la actualidad, sentarse con las piernas abiertas en un autobús no es solo una molestia, es violencia. Tanto es así que, en 2015, el diccionario de Oxford incorporó el término manspreading para describir esta supuesta opresión espacial masculina. Decirle «guapa» a una mujer es acoso. No ver el fútbol femenino es machista. Creer que la igualdad es más justa que el feminismo que criminaliza al hombre es ser facha. Y así, un sinfín de ejemplos.

Poco a poco, entre acusaciones y prohibiciones, nos han ido llevando a un lugar donde las palabras han dado paso a acciones concretas y lo que hace relativamente poco parecía una pequeña falta hoy se ha convertido en una realidad perseguida, en ocasiones, por la ley.

Yo lo veo, por ejemplo, en la ropa. Y sí, ya sé que las modas cambian y que bla, bla, bla. Me da igual. No hay más que salir a la calle para darse cuenta de que los chavales de hoy visten más como sus madres que como sus padres. Es un hecho que no pueden negar: la masculinidad comienza a ser un recuerdo del pasado.

Y esto no es fruto del azar. No. Ha sido una estrategia cuidadosamente diseñada por los 'wokistas' para transformar nuestra sociedad en un entorno «más femenino». Y no, no me refiero a esos iluminados que, por moda, van sin calcetines en enero, esos son idiotas, sino a toda una generación de chavales que, de manera inconsciente, toman decisiones moldeadas casi exclusivamente por lo que ven en la televisión y en sus redes sociales, donde la cultura woke impone su narrativa de forma absoluta.

Si Timothée Chalamet y Jaden Smith se visten como mujeres, es que no será tan malo, ¿no?

Ahora que está tan de moda la serie Adolescencia de Netflix, tomen buena nota de lo que sucede cuando dejas a tu hijo solo frente a un ordenador sin la tan necesaria supervisión paterna. Pero esa no es la cuestión ahora…

Me ha costado muchos párrafos llegar a lo que de verdad me importa: los pantalones.

Yo, como HBH de manual, suelo ir de compras una o dos veces al año. Antes de salir, ya sé exactamente lo que quiero: llego a la tienda, cojo lo que necesito, lo pago y trato de huir lo más rápido posible. Pero últimamente he tenido serios problemas con mis pantalones.

Desde que mi madre dejó de comprármelos, hace más años de los que me gustaría, siempre acudo a la misma tienda o a alguna similar para reponerlos. Cada dos años, más o menos, adquiero siete u ocho pantalones, suficientes para resistir hasta la próxima tortura consumista.

Pero mi última aventura fue un auténtico fiasco. Como siempre, tras hacerme con ocho pantalones, los llevé a casa. Esa misma tarde acudí a mi china de confianza para que me subiera los bajos y esperé un par de días hasta recogerlos. Todo iba según lo previsto. De hecho, tanta era mi confianza que, antes de estrenarlos, incluso tuve la brillante idea de deshacerme de los viejos: error fatal.

Cuando llegó el momento de probarme mis nuevos pantalones, para mi horror y sorpresa, descubrí que entre mi piel y la tela de esas cosas horrendas no había ni medio centímetro de relajación. La compresión era mucha.

Confuso, le pregunté a mi mujer por el asunto, insinuando que algún deficiente debía haberme vendido unos pantalones defectuosos. Ella, con ternura conyugal, me respondió recalcando lo que consideraba evidente: el deficiente era yo por no mirar las etiquetas antes de comprar ocho pantalones. Pero, a ver, ¿cómo iba a fijarme en algo que jamás había mirado en más de 30 años de pantalones sanos y cómodos?

Uno a uno, fui revisando las etiquetas, solo para descubrir, con una creciente sensación de desolación, que todos ellos decían Slim Fit, que en el idioma de Cervantes viene a ser algo así como «corte ajustado». Todos. Excepto uno marrón que me había gustado para el campo y que llevaba la terrorífica inscripción Skinny Fit, que se pegaba tanto a mis piernas que tardé más de cinco minutos en poder quitármelos.

Con la desidia propia de un buen HBH, tiré los Skinny directamente a la basura, no creo justo que ningún mortal lleve puesto semejante espanto, y decidí que, a pesar de mi error, no iba a gastar un dineral en otros ocho pantalones nuevos. A fin de cuentas, podía aguantar dos años más hasta la siguiente tanda. Pagué mi estupidez con más estupidez. Suele pasar.

Ya, por fin, puedo confesarles que hace tres días se terminó mi condena. He pasado dos años aguantando pantalones Slim Fit de forma estoica, aunque los odiase profundamente. He cedido al 'wokismo' de forma tacaña y consciente, permitiendo que mis muslos se notaran más de lo estrictamente necesario, y más o menos he sobrevivido.

Ahora ya lo sé. Los pantalones de hombre vienen en todas las formas y estrecheces imaginables, y la única que me gusta, la de toda la vida, la que deja circular la sangre sin estrangular la hombría, es muy escasa y cuesta tres veces más que un Skinny wokista.

No hay duda, querido lector: la guerra contra el Hombre Blanco Heterosexual también se libra en los probadores

 https://www.eldebate.com/opinion/en-primera-linea/20250321/wokismo-pantalones-skinny-fit-historia-violencia_280760.html

viernes, 18 de julio de 2025

El pensamiento sistémico y la insurrección de la verdad

La insurrección de las particularidades es el título del nuevo ensayo de Chantal Delsol, publicado en enero en Francia. Se trata de un análisis implacable de la postmodernidad y de su potencial totalitario, por parte de una de las pensadoras francesas más relevantes de las últimas décadas, profunda analista de la cultura y de las corrientes sociopolíticas contemporáneas.

En español solo se ha publicado una obra suya Populismos: una defensa de lo indefendible (Ariel, 2015).
Chantal Delsol, 'Populismos. Una defensa de lo indefendible'.

Ariel

Christophe Geffroy en el número 377 (febrero de 2025) de La Nef:

Desde la publicación de L'âge du renoncement [La era de la renuncia] (Cerf, 2011), Chantal Delsol ha acumulado una obra amplia e impresionantemente erudita sobre la posmodernidad. En esta su primera obra sobre el tema, defiende la tesis de un retorno al paganismo, que ha sido durante mucho tiempo la norma de la humanidad, tras el retroceso del cristianismo y de la noción de verdad que le es consustancial.

En Les pierres d'angles [Las piedras angulares] (Cerf, 2014) -una de sus obras más notables- demuestra que todo lo que más apreciamos -la inalienable dignidad humana, la democracia y la libertad de pensamiento, el universalismo, el progreso- se lo debemos al cristianismo, y que al negar esta contribución y su origen nosotros mismos estamos socavando los cimientos que sostienen lo que tanto apreciamos.

Luego, en La haine du monde [El odio del mundo. Totalitarismo y postmodernidad] (Cerf, 2016), fustiga el prometeísmo del hombre emancipado de todo límite, promovido por una pequeña minoría todopoderosa, el arraigo convertido en el mal absoluto y toda crítica desechada por la burla.
El matrimonio homosexual significa que no hay límites; y sin límites no hay civilización.

Mientras el mundo gira
El matrimonio homosexual significa que no hay límites; y sin límites no hay civilización.

Por último, en Le crépuscule de l'universel [El crepúsculo de lo universal] (Cerf, 2020), muestra cómo la cultura occidental, que se pretende universal -caracterizada por el individualismo liberal, el globalismo y la democracia de los derechos humanos-, creyó haber ganado definitivamente la partida tras la caída del Muro de Berlín. La realidad es que se ha visto contestada y combatida no sólo por potencias autocráticas como Rusia, China y los países musulmanes, sino incluso en Europa por gobiernos populistas o iliberales.

Insurrection des particularités [La insurrección de las particularidades] (Cerf, 2025) continúa el libro anterior desarrollando la tesis central de esta importante obra: "La modernidad ha destruido progresivamente la posibilidad misma de lo universal, sustituyéndola por el producto de voluntades particulares" (p. 12).
Chantal Delsol, 'Insurrection des particularités'.

La moral posmoderna

Como comprendió Tocqueville, la búsqueda desenfrenada de la igualdad es el resorte principal de la mentalidad moderna. Esta noción, desconocida en otras civilizaciones, procede del cristianismo, que defiende la igualdad ontológica de todos los hombres ante Dios. La Revolución francesa primero y el marxismo después retomaron esta idea "secularizándola" en la igualdad social, intención noble pero profundamente irreal. Pero como la necesidad de igualdad es inextinguible, se extenderá por todas partes y afectará tanto a las obras y los talentos como a los valores. A partir de ahora -y aquí estamos con el wokismo- todas las culturas o religiones son iguales, "ya no sufren la jerarquización que antes confería la cultura de los derechos humanos, [...] y emitir un juicio sobre el grado de civilización o de barbarie es un delito punible" (p. 27).

El dogma de la igualdad prohíbe cualquier jerarquía o superioridad, por lo que la sociedad se desdobla en una miríada de individuos, todos ellos brillantes, y cada uno de los cuales es libre de perseguir sus deseos y anhelos, incluso los más absurdos: tal es la moral posmoderna. Lo que lleva a Chantal Delsol a afirmar que "los avatares del difunto marxismo están por todas partes en nuestras culturas infectadas de utopías estériles" (p. 51). Sin embargo, esto conduce a una situación demasiado alejada de la realidad, por lo que es necesario recurrir a la coerción para imponer esta utopía: "Así, paradójicamente, la inclusión se ve obligada a excluir constantemente a todos sus oponentes" (p. 52).

Otro legado del marxismo (y del nominalismo) es que la lucha es el único factor para entender nuestras sociedades. "La modernidad occidental inaugura la era de la lucha" (p. 68). Pero, a diferencia del marxismo, ya no se trata de construir un paraíso aquí abajo; la lucha se convierte en un fin en sí misma. "A partir de ahora, lo bueno es la igualdad y lo malo la dominación" (p. 67), que debe combatirse allí donde exista. "El particularismo de la modernidad tardía es la consecuencia de una transformación de la moral. El bien ya no es la búsqueda de la conexión, el amor y la paz, sino la búsqueda de la igualdad mediante la venganza contra la dominación" (p. 76).
La académica Chantal Delsol apunta al Renacimiento como el inicio de la decadencia de la Cristiandad, que desde mediados del siglo XX vive sus estertores. Foto: Captura KTO.

Personajes
Chantal Delsol: «La ecología se ha convertido en una religión para sustituir al cristianismo»

La posmodernidad también vio surgir lo "sistémico", que favorece el desarrollo de las particularidades al tiempo que atenúa cualquier responsabilidad personal, ya que los males son el resultado de sistemas u organizaciones deficientes o de categorías nocivas como tales (ayer el burgués, hoy el hombre blanco heterosexual). "El pensamiento sistémico contemporáneo representa la continuidad del pensamiento marxista, pero al mismo tiempo la continuidad de la modernidad en general. El pensamiento sistémico expresa una gran esperanza de pureza: la idea de haber localizado por fin el mal, de haberlo aferrado como una mariposa a una tabla, sugiriendo que vamos a librar al mundo de él" (p. 120).

Esta evolución repercute en la política y en el funcionamiento de la democracia: "Estamos pasando de la democracia como soberanía del pueblo a la democracia como reino de las particularidades" (p. 123). Ya no son las elecciones las que hacen la democracia, sino la obediencia a las exigencias de las particularidades: las minorías, a veces minúsculas, hacen la ley mediante la intimidación de las víctimas, y su legitimidad deriva precisamente de su condición minoritaria o de los malos tratos infligidos a sus antepasados.
La razón desaparece, reinan las pasiones

Al abordar el estatuto de la ciencia y su pérdida de credibilidad, Chantal Delsol constata el retroceso de la razón y, más aún, el borrado del deseo y la sed de verdad que han caracterizado durante mucho tiempo a nuestra civilización cristiana, allanando el camino a un mundo basado en los sentimientos, las emociones y las pasiones, donde sólo la subjetividad de los individuos tiene algún valor. "El alejamiento de la verdad, que da paso a los discursos individuales, refleja un profundo rechazo del mundo tal como es y de la realidad misma. Un deseo de rehacer, cada día y cada uno a su manera, este mundo imperfecto e invivible" (p. 191).

Este mundo, que queremos reconstruir en cualquier momento, ya no se basa en la herencia y la transmisión, la historia y el apego al pasado que dan lugar al "fascismo": "El ser humano deja de imitar a sus predecesores o antepasados y elige modelos entre sus semejantes. En otras palabras, se rompe la cadena del tiempo" (p. 241).

Es fácil comprender el movimiento Childfree, ya que todo se detiene después de esta generación, ¡que aspira a la inmortalidad! ¿Por qué tener hijos cuando sólo te interesa tu propio yo, cuando no tienes nada que transmitir, cuando aspiras a una vida en la Tierra lo más larga posible, aunque pienses que el futuro es sombrío o incluso apocalíptico?

El miedo a la "catástrofe" climática, muy bien analizado por Chantal Delsol, contribuye al odio a sí mismo tan extendido en Europa, un odio comprensible cuando se culpa al hombre de todos los trastornos que afectan al planeta: el mundo natural sigue siendo así el único legítimo, el único que merece la pena proteger, incluso del propio hombre.
Ante la crisis de la sociedad Occidental y la pérdida de la influencia de la Iglesia en la vida pública, la filósofa francesa Chantal Delsol considera la existencia de cristianos como un signo de esperanza y llama a vivir la virtud y la familia cristiana.

Personajes
Occidente será «una sociedad ecologista y politeísta: lo sagrado estará en los árboles y animales»

"La tentación de la nada es el principal síntoma de la posmodernidad. [...]. Esperamos la catástrofe bajo muchas formas" (p. 290), escribe Chantal Delsol. El cambio climático no es la única "catástrofe" que alimenta el miedo omnipresente en nuestras sociedades posmodernas; también está la "superpoblación" mundial, el riesgo de conflicto nuclear, los excesos de una tecnología desbordante que se ha vuelto loca... Este mismo exceso demuestra que "la catástrofe esperada está en la mente de la gente, no en la realidad" (p. 291). Y Chantal Delsol concluye que lo que le ocurre al "occidental de la modernidad tardía" es que " ha renunciado a la necesidad de dar sentido a la existencia. El catastrofismo contemporáneo no anuncia una catástrofe, sino que expresa la llamada del no-ser" (p. 291).

Para cualquiera que reflexione sobre la modernidad y la posmodernidad, la obra de Chantal Delsol es ahora verdaderamente esencial.

 https://www.religionenlibertad.com/cultura/250314/chantal-delsol-implacable-analisis-pensamiento-sistemico_110944.html

jueves, 17 de julio de 2025

La cabra tira al monte

 Este dicho significa que la gente es como es y el que tiene malas intenciones las sigue teniendo. Es decir, que es muy raro cambiar con el tiempo.

Algún caso ha habido, especialmente entre los Santos. Sin embargo no conviene confiar en alguien que ya te la ha jugado en otras ocasiones.

Más sobre Gaza: https://www.cesarvidal.tv/videos/haaretz-destapa-asesinatos-de-civiles-por-el-ejercito-israeli-en-gaza-30-06-25

miércoles, 16 de julio de 2025

Pavor en el hormiguero por Juan Messeschmidt

(,,,) Si a algo se puede comparar la Unión Europea es al Sacro Imperio Romano Germánico, con sus innumerables estados alemanes e italianos, unos diminutos, otros apenas medianos, sometidos a una egoísta oligarquía feudal, mal avenidos, débilmente vinculados por una vaga fidelidad a la figura del emperador e incapaces de articularse como un sujeto histórico coherente y poderoso. Sería interesante, y seguramente revelador y muy útil, que algún historiador competente estudiara a fondo estas sejemanzas.


Por otra parte, el éxito económico ha envanecido a Europa hasta hacerle perder el sentido de la realidad.

La naturaleza no ha favorecido a Europa con generosos recursos energéticos ni con abundancia de metales preciosos ni de materias primas. El auge económico europeo empezó muy lentamente en la baja Edad Media gracias al intercambio comercial con Oriente, teniendo a Bizancio y al Islam como intermediarios. El papel hegemónico de Europa a escala mundial se alcanzó gracias a la conquista de América y al control de rutas comerciales en el Mediterráneo, el Índico, el Pacífico y el Atlántico, un proceso de dominio que llegó a su cumbre en el siglo XIX, con el sometimiento total de África y Asia al poderío colonial europeo. Sin las materias primas llegadas de ultramar y sin los mercados abiertos en otros continentes, la revolución industrial difícilmente hubiera podido tener lugar y llevar a Europa al zénit de su poderío.


Tras la Segunda Guerra Mundial, la tutela estadounidense permitió a una muy debilitada Europa alcanzar una prosperidad económica notable, así como seguir teniendo un acceso privilegiado a los mercados del “tercer mundo”. La descolonización fue en bastantes países más formal que real: un buen ejemplo es el de Francia, que tanto por medio de las finanzas (en buena medida gracias al franco africano) como de la fuerza militar ha seguido controlando la economía y la vida política y social de buena parte de sus antiguas colonias.


Pero con el fin de la Guerra Fría y el advenimiento de la globalización las cosas han entrado en un proceso de cambio profundo, de modo que el “sur global” ha ido ganando terreno y saliendo de la postración postcolonial: la India, el Brasil, Sudáfrica, el Irán, Indonesia, etc. se perfilan como potencias económicas, políticas, tecnológicas y militares cada vez más sólidas. Ello significa que se convierten en temibles competidores de Europa. Pero Europa parece querer ignorarlo. Sobre todo los dirigentes políticos británicos, franceses y alemanes están arrogantemente convencidos de que Europa en general, y sus naciones en particular, siguen siendo grandes potencias mundiales, al menos si a su lado están los Estados Unidos.


Pero desde el final de la Guerra Fría para los Estados Unidos el valor de Europa no ha dejado de disminuir.

No se trata de la mala voluntad de tal o cual presidente norteamericano, es un hecho geopolítico y económico sin más. Por mucho que la mitología política pretenda hacernos creer otra cosa, los Estados Unidos son una gran potencia hegemónica como casi todas las que ha habido a lo largo de la historia: es decir, una nación dura, con unas ambiciones, unas ansias de poder y unos intereses propios que sus gobiernos anteponen a cualquier otra consideración o escrúpulo.


Con un acceso cada vez más difícil a sus antiguas colonias y con una tutela estadounidense en proceso de extinción ¿puede la Unión Europea, sola y precariamente unida, hacerse la ilusión de ser una gran potencia y de estar en condiciones de mantener su prosperidad?


Existió durante mucho tiempo la posibilidad de que este socio fuera Rusia


Si al finalizar la Guerra Fría Europa no quería caer en la irrelevancia ni perder su riqueza, debía, por lo que respecta al interior, lograr su unidad política y social, con todas las consecuencias que ello conlleva; y por lo que respecta al exterior, tenía que hallar un socio que le proporcionara lo que le falta: materias primas, energía, y, a ser posible, protección militar y acceso a grandes mercados extranjeros. Existió durante mucho tiempo la posibilidad de que este socio fuera Rusia, que cumple con estos requisitos y es un país europeo que ha llevado la cultura y la civilización occidentales hasta los últimos confines del Extremo Oriente. Pero la Unión Europea se empeñó en rechazar esta alianza.


Ahora Europa se ha quedado sola: los Estados Unidos le dan la espalda, en el “sur global” no está bien vista, con China está enemistada, con Rusia en pie de guerra. Sería hora de reflexionar, de reconocer los errores cometidos y de corregir el rumbo. En vez de ello Bruselas y los gobiernos europeos se muestran incapaces de asumir una posición verdaderamente unitaria frente al exterior, patalean contra Donald Trump y al mismo tiempo, contradictoriamente, intentan hacerlo volver al redil de la OTAN, mientras adoptan una posición cada vez más hostil hacia Rusia, sin intentar siquiera un gesto que pueda ganarles las simpatías del sur global o aflojar la tensión con China.


Sus medidas para preservar el medio ambiente son caras y mucho más retóricas que eficaces


Europa no tiene una diplomacia unificada. Tampoco unas fuerzas armadas mínimamente coordinables. En la carrera tecnológica se está quedando atrás. Carece de grandes recursos energéticos y de abundantes materias primas. En importantes sectores ha sufrido una fuerte desindustrialización. Su sector agrícola pasa por malos momentos. Tiene una población densa y en acelerado proceso de envejecimiento. Sus medidas para preservar el medio ambiente son caras y mucho más retóricas que eficaces. Tiene serias dificultades con la inmigración. Crecen en continente la corrupción y la delincuencia. Su sistema político pasa por una severa crisis. Los ciudadanos de la Unión Europea están hartos, descontentos, decepcionados y, sobre todo, muy confundidos y asustados. Renunciamos aquí a hablar de lo más hondo, su decadencia cultural, moral, espiritual…


Hace veinte años alguien me dijo que el futuro de Europa era, con suerte, transformarse en una especie de Disneylandia para turistas chinos. Si no cambiamos ya mismo de rumbo, del parque de atracciones europeo no quedará otra cosa que un gigantesco túnel fantasma.

https://www.forumlibertas.com/europa-estados-unidoso-pavor-en-el-hormiguero/

martes, 15 de julio de 2025

Hacia el vertedero de la historia, por Juan Manuel de Prada

 Habría que empezar recordando que, aunque los aspavientos de la prensa sistémica nos hagan creer lo contrario, Estados Unidos y Rusia no han entablado todavía ninguna negociación de paz sobre la guerra de Ucrania. Vuelve otra vez a demostrarse que la intemperancia y facundia de Trump, ese Atila de la paz, sirven sobre todo para alimentar el fuego de las pasiones antagónicas que benefician a sus enemigos. Estados Unidos y Rusia sólo han iniciado contactos para restaurar un ‘diálogo’ que llevaba mucho tiempo roto. Para ello han acordado restablecer las relaciones diplomáticas, noticia en princípio muy halagüeña; pues, salvo los belicistas frenéticos y sedientos de sangre, todos deberíamos celebrar que las dos principales potencias nucleares tengan abiertas vías de comunicación y entendimiento. Trump prometió a sus votantes que sacaría a Estados Unidos de una guerra que estaba vaciando las arcas públicas y que, lejos de debilitar a Rusia, la ha fortalecido económicamente, abriéndole mercados en Asia y África ante las sanciones con efecto bumerán impuestas por el gagaísmo bideniano (que sólo han servido para empobrecer a Europa). Y ahora se propone cumplir su promesa electoral, para alegría de sus votantes, cobrándose además el dineral que se han llevado crudo el títere Zelenski y sus mafias satélites.

Este propósito tan plausible de acabar con una guerra que sólo ha servido para empobrecernos debería ser motivo de moderada satisfacción para cualquier persona que no tenga arrasadas las meninges con el napalm de la propaganda (otra cosa es que ese propósito se haga realidad, pues ya hemos explicado que a Rusia la mueven razones incomprensibles para el pragmatismo yanqui). Pasma que ‘progres’ y fachas (pero ya hemos explicado que ambas facciones son simbióticas) se hayan puesto como la niña del exorcista en cuanto se ha apuntado tímidamente la posibilidad de una resolución para tan odiosa guerra que, si se mantiene artificialmente mediante el envío de armamento, concluirá inevitablemente con una catástrofe nuclear. Rusia no va a ser derrotada por muchas armas que se envíen a Ucrania (si se viese desesperada, haría lo mismo que Sansón hizo con los filisteos); y la prolongación de la guerra no hará sino empeorar la situación.

Desde luego, las declaraciones del bocazas Trump no ayudan a mantener la calma, pero, aunque estentóreas y chulescas, son fundamentalmente ciertas, en especial las acusaciones que lanza contra Zelenski, salvo aquella que le
atribuye la responsabilidad de «haber comenzado la guerra contra Rusia». La guerra la inició Estados Unidos en 2014, mediante la operación de falsa bandera de Maidán, y Zelenski -como antes Poroshenko-no han sido sino títeres (aunque hayan aprovechado la coyuntura para hacer perrerías a la población rusa del Donbass) a las órdenes del tío Sam, que ha empleado a los ucranianos como carnaza de sus intereses geoestratégicos. Entretanto, la patulea al frente del pudridero europeo (con Francia y Alemania al frente), aparte de permitir el incumplimiento de los pactos de Minsk, ha tragado sin rechistar los sapos más indigestos, desde el encarecimiento de los alimentos básicos hasta la voladura del gaseoducto Nord Stream, por citar sólo un par de fechorías perpetradas o permitidas por el tio Sam. Es normal que Trump no conceda protagonismo a los títeres, pues unas negociaciones de paz no son un teatro de guiñol.

Y ahora resulta que la patulea al frente del pudridero europeo, que ha tragado los sapos más indigestos, se pone estupenda cuando Trump anuncia su propósito de acabar con la guerra en Ucrania y lo acusa, además, de lanzar un «ataque frontal» contra los «valores occidentales». ¿A qué valores se refieren? ¿Al sopicaldo penevulvar, tal vez? ¿Al hundimiento demográfico? ¿A la religión climática? ¿A la sumisión a las invasiones bárbaras? ¿A los concursos de Eurovisión? El pudridero europeo ha renegado de todos los ‘valores’ (aceptemos esta palabreja inane) que fundaron su civilización, para después prohibirlos. Por lo demás, si los capataces del pudridero europeo deseaban tener presencia en esas anunciadas negociaciones de paz, les habría bastado con advertir a Trump que, si los excluía, las tropas americanas tendrían que abandonar de inmediato las bases militares que se hallan en territorio europeo. Todas las colonias del pudridero europeo cargan con esta servidumbre (prueba evidente de su condición colonial) que, en esta coyuntura, habría podido erigirse en magnífica moneda de cambio ante el ninguneo de Trump. Pero la patulea del pudridero europeo nada ha dicho de las bases, prueba inequívoca de que sólo son siervos que reclaman un poco de casito. Ocurre, sin embargo, que el amo ya no los quiere, son como esa criada a la que el señorito, una vez hollados todos sus orificios, echa de casa, porque se ha puesto fondona y celulítica.

Así que la pataleta de estas criadas rechazadas la vamos a pagar en nuestras sufridas costillas el pueblo sometido, mediante exacciones brutales («flexibilidad fiscal», en la jerga cínica de estos chupasangres) que se destinarán…. a la compra de armamento en gran parte procedente del complejo industrial-militar estadounidense. No se me ocurre forma más eficaz de profundizar en la irrelevancia y la humillación. Nos van a expoliar salvajemente para que la juventud ucraniana siga muriendo despedazada por las bombas, en defensa del sopicaldo penevulvar, la religión climática, las invasiones bárbaras y los concursos de Eurovisión. El destino del pudridero europeo es el vertedero de la Historia.

 https://noticiasholisticas.com.ar/hacia-el-vertedero-de-la-historia-por-juan-manuel-de-prada/

lunes, 14 de julio de 2025

Cría fama y échate a dormir

 Es algo muy habitual. Alguien consigue un éxito, merecido o no, y ya vive de ello por años. Si alguien tiene fama de buena persona, ya lo es para siempre.

Lo mismo al contrario. La mayoría se quedan con las primeras impresiones. Da igual lo que digas o lo que pienses tú al respecto 

domingo, 13 de julio de 2025

Mi kit, por Itxu Díaz



Escribo desde la despensa de la cocina, donde he instalado una trampilla forrada con papel de aluminio que da paso a un pequeño búnker oscuro con las dimensiones justas para refugiar a un columnista inquieto, talludito, y con levísimo sobrepeso, en posición de alabanza moruna, alcanzando la cavidad hueca del contorsionado tórax al suelo el espacio preciso para ciertos enseres de primeros auxilios, entre los que se incluye el hambre atroz y la sed africana. Escribo, en fin, presa del pánico, lo que alegrará enormemente a Ursula von der Leyen, la única gobernante cuyo nombre es onomatopeya de bombardeo, cuya principal afición es mantener a todo el mundo atenazado de temores a todas horas.

He colgado en la ventana un palo de escoba con un pañuelo blanco, por si los pútines, he insonorizado la cocina con un pedido industrial de papel higiénico, y he guardado en el congelador unas 500 barras de pan que yo mismo he amasado y horneado, tal y como aprendimos en el Curso de Iniciación a la Histeria Colectiva impartido a pachas por von der Leyen y Tedros Adhanom durante la pandemia de 2020. Grandes recuerdos de aquella célebre promoción de lunáticos y delatadores de visillo. Todavía recuerdo las juergas, el cante jondo, y las borracheras a chupitos de gel hidroalcohólico escondidos y amontonados en el ascensor de casa, con el QR tatuado en la frente por si el presidente de la comunidad nos pedía el santo y seña.

He quemado todos los libros que pudieran significarme, empezando por los míos, he pegado mi propia esquela por las parroquias del barrio para perderme la pista, y he comprado tres linternas, una de las cuales puede funcionar incluso en medio de un holocausto nuclear, según Yung Yi, el comerciante de la esquina que me las ha vendido a precio de muela de oro, sin parar de sonreír, sospechosa risita, con todo el teclado al aire, a Lang Li, su crush, presente durante la ardua negociación en el bazar.

Dentro del refugio he instalado una pequeña plantación de cereales, vagamente iluminados con un sistema de luces que también me vendió el chino, y que presuntamente favorece su crecimiento en circunstancias de extrema oscuridad; asunto que me ha obligado a responder demasiadas preguntas al vecino policía de la unidad antidroga al que he invitado a conocer mi bunker, que me miraba fijamente, y se mesaba la perilla achinando uno de sus ojos, durante mis apuradas explicaciones sobre el zulo, las macetas y las luces.

He comprado —en el chino— también un traje NBQ resistente a todo tipo de amenazas nucleares, biológicas y químicas, y me lo he enfundado en el probador de la tienda, resultando que, por su grueso tejido y extrañas costuras, aunque me queda mono en conjunto, me amplía de manera vergonzante mis más íntimos atributos, provocando cierta hilaridad entre las dependientas del establecimiento. Muy serio, he mirado a los ojos a una de ellas, la más carcajeante, y le he dicho con voz institucional: «Señora, en este momento singular de la historia, no estamos para bromas». Y al girarme hacia el probador todo digno, chof chof con las aletas, y cerrar la puerta de un portazo, me ha quedado el agigantado hueverío atrapado entre Pinto y Valdemoro, aprendiendo al instante a recitar versos de Shaaban Robert, célebre poeta tanzano considerado el padre del suajili.

El mayor reto en el diseño del búnker han sido las canalizaciones propias de la civilización posterior a Roma. La vida digna está bastante relacionada con el asunto de que las aguas circulen arriba y abajo en espacios cerrados, de la manera más discreta y encapsulada posible. Tras considerar opciones, me he decidido por horadar la pared del bunker hacia el patio exterior, con el milimétrico diámetro exacto que requiere la sagaz puntería a distancia de la que alardeo desde mis años escolares en la práctica del desaguado natural, última ventaja biológica de la masculinidad en tiempos de feminazismo morado. En cuanto a la dirección contraria, a saber, la venida de líquidos hidratantes, he optado por un dispositivo de alta tecnología formado por un monopatín, un gran depósito de agua mineral, y una cuerda. Esto me permite tener refrigerio en el búnker sin necesidad de dedicarle espacio. Me sabe mal decirlo, pero no he sido ingeniero porque no me ha salido de las pelotas.

En cuanto a las comunicaciones, me he llevado la decepción de que, gracias a Bruselas, ya no quedan radios de pilas en todo el continente europeo, salvo en el mercado de negro a precio de mordida de concejal de Urbanismo. De modo que he optado por otra comunicación alternativa que no exige conexión a internet ni alimentación eléctrica. Se trata de Úrsula, una córvida audaz de muy hábil aleteo, implacable tensión en el pico al portar mensajes, y una mala leche cósmica que me facilita además que el búnker no se convierta en el Arca de Noé, con todos los animales del barrio queriendo formar parte de la comuna. Lo único malo de la cuerva mensajera es que es muy suya y, cuando alguien le toca los huevos se ciega, me hace dormir fuera del búnker, y se come todos mis Phoskitos de emergencia.

Por último, como lecturas para calmar los nervios, he incluido en el refugio las obras completas de Greta Thunberg, tres volúmenes de Judith Butler como sujetacubatas, y el célebre libro de autoayuda, financiado por Next Generation EU, Es fácil morirte de miedo si sabes cómo. Lleno de ardor guerrero vegano, recito en verso la Constitución Europea, y beso cada noche la bandera de la UE. Ah, qué maravilla. No veo ya la hora de que caiga el primer pepinazo.
 

 https://gaceta.es/opinion/mi-kit-20250327-0455/

315 católicos secuestrados en nigeria

Más de 300 niños y docentes han sido secuestrados en uno de los ataques más graves registrados en Nigeria en los últimos años. Hombres armad...