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El que escandalice a uno de estos pequeños que creen, más le valdría que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar. Si tu ojo derecho te induce a pecar, sácatelo y tíralo. Más te vale perder un miembro que ser echado entero en la “gehenna”. Si tu mano derecha te induce a pecar, córtatela y tírala, porque más te vale perder un miembro que ir a parar entero a la “gehenna”.

sábado, 7 de junio de 2025

El partido popular, escaseces y rumbo incierto

 

En este momento los evidentes despropósitos del Partido Popular, están personificados en Feijóo. Desde el primer momento, desde ámbitos ajenos al Partido Popular y, singularmente, dentro de la propia formación,  las dudas sobre Feijóo,  fueron y son evidentes  no obstante la acreditada lealtad de la inmensa mayoría de los dirigentes populares.

Si se bucea en la historia, desde Cánovas, es obvia la trayectoria más bien penosa y renqueante de la derecha española. Salvo excepciones -en política siempre las hay- esas características, en gran medida, vienen dadas por la carencia de una ideología firme y bien asentada, definida claramente y sin complejos.

Se habla de un cierto complejo de inferioridad y hasta de miedo frente a los postulados pretendidamente progresistas de la izquierda. Aun suponiendo que los males vengan de ahí, esos miedos y esos complejos son consecuencia de la falta de una ideología que plante cara a la izquierda, ejerza el poder sin cortapisas y haga oposición sin precauciones. En definitiva, una ideología sociopolítica con la que afrontar la realidad y que sirva de base intelectual para tomar decisiones, tanto desde la oposición, como cuando se esté en el poder.

Desde la marcha de Aznar (aún sigue sin aclararse el porqué de su precipitada renuncia a un posible segundo mandato) los bandazos se han sucedido de manera ininterrumpida.

Ni las intentonas de Casado, ni los hiposos y “altibajeros”años de Rajoy en La Moncloa, cortaron esa deriva y no solamente no la abandonaron sino que, muy posiblemente, la reforzaron.

Ahora, muchos de esos despropósitos están personificados en Feijóo. Desde el primer momento, desde ámbitos ajenos al Partido Popular, y singularmente dentro de la propia formación, las dudas sobre Feijóo, fueron y son muchas, a pesar de sus años de gobierno en Galicia y de la acreditada lealtad de la inmensa mayoría de los dirigentes populares.

Dudas sobre si es el hombre adecuado para liderar la oposición y el más indicado para conquistar el poder y, si una vez en La Moncloa, poseería las cualidades requeridas para gobernar.

Cunde la idea de que, suponiendo que Feijóo venciera en  unas hipotéticas elecciones adelantadas, no lo haría tanto por “méritos propios” como por fallos del adversario. No ganaría las elecciones Feijóo, las perdería Sánchez.

No es fácil liderar un partido en la oposición, pero se podría hacer algo más que ir constantemente a rebufo de Sánchez; la oposición debería avanzar en propuestas e iniciativas de todo tipo y no limitarse a los intentos de contrarrestar lo que hace Sánchez; no contentarse con una crítica sistemática de esas que se denominan a “toro pasado”, a la que se puede acusar de poco constructiva y que se está mostrando inútil por monótona,  estéril por previsible e incapaz de calar en la ciudadanía.

No es fácil liderar un partido desde la oposición teniendo en sus filas a los llamados barones que se han hecho con el poder en sus respectivas autonomías y que cuentan con un gran predicamento ante la opinión pública y que -con formas más o menos corteses- hacen gala de sus mayorías absolutas y de sus éxitos en la gestión, por más que esos dirigentes, es el caso de Ayuso o de Moreno, expliciten constantemente su lealtad al líder del partido y, por el momento, embriden sus legítimas aspiraciones.

La situación no deja de ser incómoda para quien no consigue gobernar y no acaba de capitalizar, las enormes grietas de la gestión de Sánchez.

No es fácil liderar un partido desde la oposición si no se han elegido demasiado acertadamente los colaboradores inmediatos, bien porque no haya mucho dónde elegir o quizás porque no se ha optado por los más indicados. El resultado es muy pobre, y está a la vista de todos que el staff apenas cuenta con la aquiescencia del partido y mucho menos con la aprobación de los barones que simplemente guardan respeto al líder, pero que no van más lejos y no extienden ese respeto a sus colaboradores.

Colaboradores y dirigentes que no inspiran demasiado entusiasmo, ni dentro ni fuera, o no reúnen las condiciones necesarias para arropar, asesorar, marcar objetivos y dirigir trayectorias.

En cualquier caso, Feijóo debería plantearse un cambio de estrategia, si no de rumbo, que exige un rearme ideológico y una renovación en su equipo más cercano, tanto en Génova, como en la carrera de San Jerónimo e incluso en Bruselas. Si hay elecciones esa decisión es urgente y si no se adelantan, también.

En el PP las cosas no están tan claras, ni las voluntades están demasiado unidas. Lo demuestran  episodios como el de las “obispas” que provocan risas en los ciudadanos o situaciones como la de las votaciones del “decreto ómnibus”, que generan mucha preocupación y alimentan dudas y desconcierto.

Cuando alguien saca los pies del tiesto y tiene alguna ocurrencia desafortunada, la memez de decir que “se trata de una opinión personal y no del partido”, ya no cuela y hasta empeora las cosas. Las opiniones personales de ciertos personajes dedicados a la política, no interesan a nadie y, cuando inciden en la opinión pública es, exclusivamente, en función del cargo que el opinante ocupa en determinada formación política.

Patosos y lenguaraces se dan en todos los sitios y en todos los partidos. Incluso en Bruselas. Pero quienes aspiran al poder tienen que saber detectarlos y, una vez descubiertos, actuar de inmediato y mantenerlos lo más lejos posible.

Y al parecer Bruselas y otros muchos lugares, no están lo suficientemente lejos de Feijóo.

La carcajada… Dice García, al que Sánchez colocó en lo de la Fiscalía, que el novio de Ayuso es un ciudadano como los otros y no se ha actuado con él de forma diferente.

Pues, si se actúa así con todos los ciudadanos, es como para preocuparse.

https://www.elconfidencialdigital.com/opinion/felix-gallardo/partido-popular-escaseces-rumbo-incierto/20250207050000922882.html

8 comentarios:

  1. En mi opinión la estrategia del PP es que no gobierne Sánchez (similar al que no gobierne la derecha), creo que deberían ofrecer cual es su idea de España.
    Un saludo

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  2. Ya nos hemos dado cuenta de que los payasos dejaron de estar en el circo y pasaron a la vida pública, un abrazo Susana!

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  3. El populismo es un mal. Te mando un beso.

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  4. Independientemente del partido que sea, hace años que no hay políticos con un mínimo de carisma. Me recuerdan todos a Groucho Marx diciendo su famosa frase "estos son mis principios y si no os gustan, tengo otros"
    Un besazo!

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