Las cuatro estaciones no las inventó Vivaldi. Tampoco Telepizza. Las cuatro estaciones, como su propio nombre indica, son cuatro: primavera, verano, otoño e invierno; hay una por cada sablazo de Hacienda a las empresas y autónomos. Por ponértelo fácil, primavera es cuando la manzanilla sanluqueña en la caseta, verano es cuando lo del balconing, otoño es lo de la peli con la mantita y la chimenea, e invierno es cuando te partes las piernas en Formigal.
Los titulares sobre el tiempo de esta semana parecen extraídos de la prensa deportiva, pero de la prensa deportiva argentina. La mezcla de forofismo climático y clickbait produce monstruos, monstruos e idiotas. Todas las crónicas climáticas incluyen incomprensibles alusiones a la tesis calentólogas, como si el cambio climático pudiera medirse de un lunes a un martes, y completan la cinta de terror esos mapas térmicos que son ríos de lava, que cualquier día va a prendérsele la chaqueta del traje al hombre del tiempo, y van a tener que entrar los bomberos al plató, desperdiciando un montón de agua que se podría utilizar para limpiar las comisiones verdes de los fpolíticos corruptos
Estamos en verano, época de calor, donde siempre ha hecho calor, mucho calor, un huevo de calor, un calor de mil pares de pelotas de Rubiales. Y, contra todo pronóstico, en estos últimos días, insisto, de verano, está haciendo calor, mucho calor. El sabio Ptolomeo, en el año 120, registró un diario meteorológico en Alejandría llegando también a una asombrosa conclusión que todavía hoy sigue deteniendo rotativas en hora punta en todo el mundo: que los dos meses de calor extremo son julio y agosto. Aquí ocurre lo mismo, por más que no estemos en su zona climática.
No hace más calor que nunca. No está en llamas el planeta. No hay olas históricas de calor. No hay nada que el hombre pueda hacer para cambiar el clima global. No hay ningún apocalipsis en marcha, si exceptuamos el agujero económico que los climatólogos y los políticos chorizos nos están causando al alimón. No hay más que un verano, otro, en el que, si tienes sensación de estar pasando más calor que nunca, tal vez sea porque los incompetentes del Gobierno legislaron la prohibición del aire acondicionado por debajo de 27 grados en los espacios públicos, lo que significa que ya no hay maldita manera de encontrar oasis refrescantes en el transporte, el centro comercial, o la estación.
Vendrá septiembre con su cara larga y su canción de Los Enemigos. Vendrá octubre con su brisa helada al anochecer. Vendrán las lluvias y las nevadas. Y vendrán otras primaveras, otros veranos, otros otoños, y otros inviernos. Como toda la vida de Dios. Y el fin del mundo habrá sido mentira otra vez.
https://www.libertaddigital.com/opinion/2023-08-25/itxu-diaz-ciencias-para-asustaviejas-7044026/
Y que se dejen de jorobar! Un abrazo Susana!
ResponderEliminarNo lo harán. Un beso
EliminarRecuerdo los calores de cada verano en mis muchos años de existencia al igual que los fríos inviernos.Besicos
ResponderEliminarCono los de este año. Un beso
EliminarNo sé si estaría totalmente de acuerdo, Susana, con el mensaje que trasmites, pero no veo evidencias claras en ningún sentido. Este mundo parece que se mueve por algunos poderosos intereses como si fuéramos fichas de un gran tablero de ajedrez o de un poderoso juego de internet de guerra entre personajes de otro planeta. Las Fake news están a la orden del día y cada vez que leo una noticia no tengo la total seguridad de que sea cierta, hemos ganado en formas de comunicación a través de las nuevas tecnologías, pero hemos perdido en seguridad y fiabilidad de casi todo lo que se nos informa.
ResponderEliminarNo me extiendo más, Susana.
Un abrazo de domingo.
Precisamente por eso hay que intentar que triunfe el sentido común. Yo tengo cincuenta y siete años y he vivido muchos veranos como éste. Un beso
EliminarHola Susana!
ResponderEliminarsi, esta plagado de noticias sensacionalistas, de clickbaits y noticias sesgadas y alarmistas, en realidad el clima esta bien, no pasa nada que no pasara desde siempre. El mundo sigue girando maravillosamente.
Un beso y buena semana.
Para el mundo somos hormigueros. Un beso
EliminarHormiguitas
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