Diario conservador de la actualidad

El que escandalice a uno de estos pequeños que creen, más le valdría que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar. Si tu ojo derecho te induce a pecar, sácatelo y tíralo. Más te vale perder un miembro que ser echado entero en la “gehenna”. Si tu mano derecha te induce a pecar, córtatela y tírala, porque más te vale perder un miembro que ir a parar entero a la “gehenna”.

lunes, 26 de abril de 2021

El reinicio mundial es un borrón y cuenta nueva

 

Occidente ya no piensa. Está en el psitacismo más absoluto. Francia está alineada con Alemania, que está alineada con Estados Unidos. Nuestras élites globalizadas viven con el horario estadounidense, han sido absorbidas por los mismos impulsos crepusculares. El Time marca el ritmo.

Las élites globalizadas, escribe, estaban preparadas para la posibilidad de una epidemia mundial y habían previsto la respuesta a la misma.

He descubierto algo inaudito: lo que hemos vivido ya se había producido. Fue el 18 de octubre de 2019, en una inusual reunión de poderosos, no mandatarios, fuera de los canales formales de las instituciones multilaterales, celebrada en Nueva York. No se trataba de un simposio, sino de un ejercicio de simulación de pandemia de coronavirus que reunió a las grandes farmacéuticas, las grandes empresas tecnológicas, la gran finanza, la Fundación Bill Gates y el Foro de Davos. Estos nuevos señores conforman una especie de tablero de influencia global, superior a los poderes públicos.

¿Qué ha deducido de esta reunión?

En ese momento, nadie hablaba de Covid. Supongo que sospechaban algo. No digo que «inventaron el virus» porque no soy un teórico de la conspiración. Lo que digo es que acogieron el virus como una señal de buena suerte. Lo esperaban. Desde la creación de la Organización Mundial del Comercio en 1994, las élites de la aldea global han querido construir un nuevo mundo, sin fronteras, de una sola pieza: los unos, por cálculo para abrir un gran mercado global de masas; los otros, por ideología, para sustituir «los muros por puentes», como diría el papa Francisco. Hicieron este mundo sin tabiques, sabiendo que sería violentamente patógeno. Cuando pones 5.000 o 6.000 millones de personas en una habitación, el germen se pasea más fácilmente. Lo sabían, lo esperaban, se prepararon para ello.

En otras palabras, ¿el virus es una bendición para esta élite globalizada?

Eso es lo que dice Klaus Schwab. El fundador y presidente del Foro Económico Mundial de Davos es el primero en presentar la Covid-19 como una «ventana de oportunidades», según sus palabras. Lo ha puesto por escrito en su manifiesto Covid-19: The Great Reset. No se equivoquen: este libro es el equivalente al Manifiesto del Partido Comunista. Dibuja un nuevo paradigma en plena pandemia.

El «Great Reset», lejos de ser una teoría conspirativa, ¿sería por el contrario el proyecto expuesto a plena luz del día de esta élite?

Después de escuchar todos los días en la radio y la televisión a estos teóricos de la conspiración que hablan del gran reseteo en las redes sociales, copiándose unos a otros, quise saber quién era el más enfermo entre los enfermos. En mi búsqueda del paciente cero, encontré uno sano: Klaus Schwab. Es el inventor de esta nueva semántica.

¿Quién es este Klaus Schwab y qué representa?

Desde hace cincuenta años, Klaus Schwab encarna, desde su chalet de Davos, la plataforma culminante del diálogo entre los líderes del mundo, en la intersección de la riqueza y la influencia. Es allí, en Davos, donde se definen las líneas de fuga del capitalismo globalizado; es en Davos donde se aplican los paliativos cuando el capitalismo entre amiguetes va mal; es en Davos donde se viene a buscar la tonsura o la aprobación -por ejemplo, Greta Thunberg, la «Juana de Arco» que escucha voces en Instagram-; por último, es en Davos donde hay que ir a buscar la investidura cuando se quiere irrumpir en la política. En 2016, el joven Emmanuel Macron dejó el casino de Le Touquet para ir a Davos y convertirse así, bajo la férula del Dr. Schwab que le impuso las manos, en «joven líder global». Dos años después, fue Marlène Schiappa. Este año ha sido Gabriel Attal quien ha recibido la unción. Davos es para el capitalismo de vigilancia lo que la segunda Roma fue para la primera bajo Bizancio. Hay que ir a Davos como antes había que ir a ver a los emperadores tambaleantes.

En su libro, Klaus Schwab advierte, y se alegra por ello, que la pandemia no es en absoluto un paréntesis y que el regreso al mundo de antes es una ilusión.

Sus palabras son escalofriantes. Hay que citarlas. «Muchos de nosotros se preguntan cuándo volverán las cosas a la normalidad. En resumen, la respuesta es: nunca». Hay un lado febril en este pataleo. Y Klaus Schwab añade que la Covid debe aprovecharse como una oportunidad para una «nueva normalidad» mediante «la fusión de nuestras identidades física, digital y biológica». Para estar seguro de que lo han entendido bien, mientras el libro se publica el 2 de junio de 2020, al día siguiente, el 3 de junio, se organizó una videoconferencia con la plana mayor del mundo en presencia del Secretario General de la ONU. Explica en qué consiste esta «ocasión propicia»» con, por un lado, la digitalización del mundo y, por otro, la lucha contra el cambio climático. En resumen: todos los gigantes de la digitalización del mundo están de acuerdo con la clase dominante en un proyecto para resetear el mundo, para crear una nueva humanidad bajo el dominio de la inteligencia artificial.

Usted habla de la febrilidad de Klaus Schwab. ¿De dónde viene, puesto que ya se suponía que dominaba el mundo en gran medida? ¿Por qué iba a tener miedo de volver a un mundo que ya gobernaba?

Esta pregunta es decisiva. Me adentré en el pensamiento de Klaus Schwab para entenderlo y esto es lo que encontré. En realidad, lo que está teniendo lugar ante nuestros ojos es un segundo compromiso histórico entre el capitalismo sin entrañas y sus enemigos naturales. El compromiso inicial organizó, cuando cayó el Muro de Berlín, la colusión, esperada desde el cambio de los años 70, entre los ultraliberales y los libertarios. Los primeros exigían libertad de movimiento, los segundos libertad social. Se encontró un punto de acuerdo. Las dos demandas se fusionaron: así nació la especie híbrida de los «burgueses bohemios», los bobos [expresión francesa que viene de bourgeois bohèmes; la izquierda del caviar]. El capital, a su vez, quería circular «sin pausa y disfrutar sin trabas». La globalización del libre comercio fue la realización económica de los ideales culturales y morales de mayo de 1968. Pero este compromiso ha encontrado un obstáculo: el CO2. Contaminó la atmósfera al explotar al máximo los recursos. Así que era necesario un nuevo compromiso…

¿En qué consiste este nuevo compromiso?

Se forjó en 2015, con la Agenda 2030 votada en la ONU, y se selló el 11 de noviembre de 2020, en pleno Covid, con la Cumbre Horizonte Verde. Escuche con atención, lo que voy a decir es monstruoso: estamos asistiendo al nacimiento de un capitalismo digital verde. Hay una razón por la que Greta Thunberg está invitada a Davos. El CO2 es el nuevo virus oficial. Los ecologistas apuestan para que la digitalización del mundo permita encerrar a la gente en sus casas, evitar los coches en la ciudad, hacer que todo el mundo vaya en bicicleta, prohibir que vuelen los aviones, abolir la propiedad, señalar con el dedo a la industria porque contamina y convertir la energía nuclear en eólica, que consume metales raros. El nuevo imperativo categórico es sencillo: digitalizar para descarbonizar. Pero esta alianza entre liberales y ecologistas, en nombre del CO2, es una gigantesca farsa: los gigantescos centros de datos contaminan una vez y media más que la aviación civil. En 2025, será el triple. Por no hablar de los residuos que se devuelven a la naturaleza, que son extraordinariamente contaminantes. El consumo de electricidad de los centros de datos es considerable. Es una farsa que salva la tecnología digital de sí misma. Y por eso tenemos una ley climática y un referéndum climático, para meternos en el túnel del CO2. Los gigantes digitales y los ecologistas se ponen de acuerdo y toda la clase política francesa sigue su ejemplo. Este es el nuevo virus: el CO2. ¿Sabe cuál es la contribución de Francia al CO2 mundial? 0,9%. Pues bien, en nombre de ese 0,9%, nos van a infligir el decrecimiento y el campo de reeducación permanente de los «jemeres verdes».

(...)

https://infovaticana.com/2021/04/24/philippe-de-villiers-el-reinicio-del-mundo-es-realmente-un-borron-y-cuenta-nueva/?fbclid=IwAR0catdl0N0VrRsECxldcgzRMjySadIXQLS7sIkFhTPFJMszzAbi0_ej7Ec

12 comentarios:

  1. Todo esto me cansa mucho.

    Un abrazo.

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  2. Me pasa como a Alfred en el sentido en que no dejamos de escuchar y leer noticias que además son contradictorias y bueno... uf, sí, también me cansa.
    Besos Susana :)

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  3. Por esto veo Pasajero inesperado y me veo en la nave en vuelo al más allá, un abrazo Susana!

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  4. Como todos los textos que hablan del "nuevo orden mundial", aquí se obvia la existencia de China y se asume que Rusia es parte del bloque de occidente. Esto basta para negar posibilidad de éxito al citado plan. Resulta curioso también que se afirme que la "izquierda caviar" sea la partera del nuevo capitalismo. Contradicciones hay muchas aquí. La última aclaración: Francia contribuye muy poco al CO2 porque la mayor parte de su energía es producida en plantas nucleares.
    Saludos.

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    1. China viene a ser la inspiración para el nuevo sistema. Y los demócratas americanos son los encargados de su ejecución. Un beso

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  5. Una entrada para meditar, yo la encuentro oportuna. Pero no espero que el mundo reaccione para remediar lo que está destruyendo...

    Gracias por tu buen trabajo, te lo valoro.

    Besos.
    (Perdona que llegue tarde).












































    l

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  6. Intenso, pero no muy lejano de la realidad. De años que vengo escuchando el Nuevo Orden Mundial, y creo que este era el momento que estaban esperando, que todo el planeta se convierta en una gran aldea global, manejada por los poderosos, pero no me refiero a presidentes, ellos son solo títeres.

    Poderoso en la industria que solo ven a la humanidad como mano de obra de trabajo. No era extraño que en un principio mató a los mayores, gran cantidad de jubilados, que ya no son necesarios para su plan de trabajo.

    Como tu dices, no creo que el virus fue creado, sino que vieron la oportunidad para su plan y esta haciendo uso del virus para manejar a la población, como decimos una "PLANDEMIA"

    No nos queda otra que cuidarnos, mantener la distancia, respetar las normas de salud.

    Excelente texto has traído que nos invita a pensarvy reflexionar lo que está sucediendo a nivel mundial.

    Saludos.

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  7. Yo no estoy muy segura de que el virus no fuera creado. Un beso

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